martes, 23 de junio de 2020

MEDALLA CONMEMORATIVA DE LA CONSAGRACIÓN DE LA CATEDRAL DE LIMA EN 1625

¡Qué gusto nos da compartir este excelente descubrimiento del Dr. Ricardo Álvarez-Carrasco y que publica en su artículo "¡La Consagración de La Catedral de Lima a través de una rara medalla conmemorativa, 1625" ¡Acta Herediana vol. 63, ¡N° 1, enero 2020 - junio 2020!

Se trata de la medalla conmemorativa por la consagración de la Catedral de Lima, el domingo, 19 de octubre de 1625. Con la imagen del gigantesco óleo de Matías Maestro que adorna la catedral limeña, presento un extracto del texto del autor sobre la medalla, acompañado de otros dos sobre la ceremonia de la consagración catedralicia.

1.La medalla conmemorativa: "Hace más de una década hallamos una medalla colonial peruana que databa del siglo XVII, que luego de prolijas investigaciones concluimos era muy rara, se trataba de una pieza que conmemoraba la consagración de la Catedral de Lima, el domingo 19 de octubre de 1625. Todos los numismáticos consultados desconocían su existencia y al inspeccionarla ninguno opinó contra su legitimidad; además, se adquirió en circunstancias en las que claramente no había afán de lucro, el comerciante que la poseía carecía de mayor conocimiento histórico y numismático, pero consideramos indispensable continuar nuestra pesquisa documental en diversas fuentes bibliográficas. El ejemplar tiene un aspecto físico e inscripciones que nos dan clara cuenta que se trata de un emprendimiento particular y que la hechura es artesanal, habiéndose grabado sus leyendas mediante un punzón.

La medalla objeto de esta investigación es de plata, aunque no hemos definido su ley en fino, tiene un diámetro de 27 milímetros, un peso de 5,7 gramos, el cospel posee un espesor de alrededor de 1 milímetro, los bordes son algo irregulares, y el canto es liso. Carece de una marca o inicial que identifique a su grabador, y presenta un orificio de aproximadamente 2 milímetros de diámetro, practicado en forma artesanal, seguramente con el propósito de colgarla al cuello. Tiene estampada en el centro del anverso, una puerta de dos hojas, que suponemos es la principal de la Catedral de Lima, la cual está rodeada por la inscripción latina, incusa y semicircular "PHI: REX IV" -Rey Felipe IV- a la izquierda, y a la derecha "FUNDAVIT LIMA" -Fundada en Lima-. Esta leyenda denota que, al momento de la consagración catedralicia, el rey de España era Felipe IV (n.1605–m.1665), quien ascendió al trono el 31 de marzo de 1621, cuando apenas tenía 16 años, y reinó por más de cuatro décadas, falleciendo de disentería a los 60 años de edad.

El centro del reverso está dominado por la inscripción "IHS", epígrafe formado por letras entrelazadas que originalmente abreviaban el nombre de Jesucristo, a las que posteriormente se dio el significado Iesus Hominum Salvator -Jesús salvador de la humanidad-. De la letra central del epígrafe emerge una cruz, y debajo de este conjunto aparece un pequeño corazón del cual surgen tres saetas con las puntas hacia arriba, esta alegoría está rodeada por la inscripción incusa circular "OTU 19 DE 1625" -octubre 19 de 1625 –

Por ello estimamos que el monograma del reverso de la medalla corresponde a la Compañía de Jesús y por tanto es muy probable que haya pertenecido a uno de sus miembros en el Perú, confeccionándose una por una, en un número indeterminado, durante la época de la consagración de la Catedral de Lima.

2.Descripción de la ceremonia. Ismael Portal "Lima religiosa": "Al toque del alba, las campanas de las iglesias dieron la señal para que la nobleza saliese de sus casas, y los estruendos del cañón fueron recibidos por la música de viento. En el cementerio de la Catedral se veían dos magníficos solios destinados al Señor Virrey y al Reverendísimo Arzobispo, y estos los ocuparon a las seis de la mañana. Las puertas se hallaban cerradas y custodiadas por la tropa, para alejar el gran concurso. A la hora dicha, comenzaron las ceremonias, y el Ilustrísimo Señor Arzobispo, después de bendecir el agua, comenzó a hisopear por la parte de afuera la iglesia y cementerio. Después de esto, tocó con el báculo la puerta principal tres veces, entonando el 'Attolite portas principes vestras`, [alzad, príncipes, vuestras puertas] y le fue abierta por un señor canónigo que se había situado en el interior. Entró su Ilustrísima con algunos ministros revestidos de capa magna, y comenzó la orquesta musical a entonar el himno Veni Creator Spiritus [Ven, oh Espíritu Creador], y después las letanías. En el interior se había esparcido del altar mayor al coro, en forma de cruz, ceniza interpolada con arena, en la que escribió o dibujó el Señor Arzobispo el abecedario griego, y después el latino Concluida esta operación, bendijo nuevamente agua con sal, vino y ceniza para la consagración del altar, que comenzó con el entonamiento del salmo ´Deus in adjutorium` [Dios ven en mi auxilio], dio varias vueltas a la iglesia, rociándola con la indicada agua, y después tomó el Santo Óleo del Crisma, y ungió las doce cruces que se habían puesto en las paredes del templo. La conclusión de estas ceremonias fue anunciada a las dos de la tarde con un repique general y salva de artillería; abriéndose las puertas del templo para que entrasen el Virrey y el pueblo, con gran derroche de monedas, ostentando las armas de la Iglesia y las de Su Majestad Católica". (Lima: Imprenta Gil S.A.; 1925:47-52).

3. José Manuel Bermúdez "Anales de la Catedral": "En 20 se Abril [1625] fue la entrada pública del señor don Gonzalo de Campo, Arzobispo de los Reyes… Salió de los Descalzos en carroza acompañado de los capitulares a la iglesia de San Lázaro, muy colgada y muy compuesta; hizo oración, se separaron los capitulares, y apeándose de sus mulas el Deán y Cabildo le besaron las manos y pidieron licencia para volver a la iglesia a recibirle. Llegó a la Universidad, la real Audiencia, y varias personas eclesiásticas y seculares, y subió en una mula bien enjaezada, entre los dos Oidores, más antiguos. Pasó el Puente y torció por las calles por donde pasa la procesión de Corpus, todas entapizadas, hasta la esquina de la Plaza, desde donde siguió por las casas reales donde estaba el Virrey marqués de Guadalcázar en la ventana con sus hijas. Llegó a la iglesia, se apeó en las gradas, donde lo esperaban los curas de la Catedral y parroquias. En la puerta de la iglesia estaba un altar con los paramentos pontificales de que se revistió, asistiendo de gremiales el Arcediano y Chantre; el racionero Castillo con capa, para quitar y poner la mitra, y el racionero Xeria con capa y con el báculo. Llegó al umbral de la puerta primaria donde lo esperaban el Deán con dos racioneros de diácono y sub diácono, con capa y cruz en las manos, en donde estaba un sitial de tela de oro carmesí. Besada la cruz, recibida el agua bendita con que asperjó su ilustrísima a los circunstantes, bendijo al incienso y se le incensó tres veces; entraron en procesión las cruces, religiones y clero con sobrepellices; tomó el Tesorero la cruz, y el canónigo más antiguo señor Menacho la cauda, y los demás canónigos el palio nuevo con fleco de oro que se hizo para este efecto; llevaron a su ilustrísima al altar mayor cantando el Te Deum; estaba expuesto el Santísimo, e hincado y sin mitra dijo el Deán una oración; acabada se volvió a cubrir; sentóse su ilustrísima debajo de dosel en una silla de tela de oro; besóle la mano todo el Cabildo, empezando por el Deán. Acabado todo volvió al altar, bendijo al pueblo, volvió a su silla, desnudóse de los ornamentos pontificales, y salió con el Cabildo y Audiencia a las casas arzobispales, donde lo dejaron. No admitió cena aquella noche ni comida al día siguiente, aunque se las ofreció el Cabildo. Un cuarto de hora después se iluminaron las calles y Cabildo: hubo muchos repiques y fuegos en la Plaza   ruedas, árboles y una parra de fuego hecha con mucho primor. En domingo 19 de octubre, gobernando la Universal Iglesia Urbano VIII, reinando en España Felipe IV, siendo Virrey del Perú el marqués de Guadalcázar, consagró la Santa Iglesia Metropolitana de los Reyes, cuyo patrón es San Juan Apóstol y Evangelista, el ilustrísimo señor don Gonzalo de Campo, cuarto Arzobispo de ella; cuyo acto se empezó entre las siete y ocho de la mañana, y duró hasta las cuatro y media de la tarde. Asistió dicho señor Virrey, con la Audiencia, Cabildo e innumerable pueblo; se hizo la demostración posible de alegría en el día y víspera". http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/anales-de-la-catedral-de-lima-1534-a-1824--0/html/ff391b14-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html