LA ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA DEL CARDENAL LANDÁZURI (1913-1997)
P. Serapio Ríos Juárez, TOR
Introducción.
Juan Landázuri Ricketts, nació el 19 de diciembre de 1913, en la ciudad de Arequipa (Perú). Tercero de cinco hermanos[1]. Sus padres: Gustavo Landázuri Villagra y María Rosa Ricketts Murga, lo bautizaron con el nombre de Guillermo Eduardo. En 1932, con escasos 18 años cumplidos, dejó su casa paterna para dirigirse a los claustros franciscanos del Rímac y Ocopa respectivamente y así empezar su formación religiosa y sacerdotal.
El 16 de abril de 1939, Guillermo Eduardo, ya con el nombre de Juan, fue ordenado sacerdote en Ocopa de manos de Mons. Francisco Irazola, Obispo del Vicariato Apostólico de Ucayali. El 13 de junio de 1952 fue nombrado Arzobispo Coadjutor de Lima, en mayo de 1955 XXX Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Siete años después (febrero de 1962), fue designado Cardenal. En diciembre de 1989, Juan Pablo II aceptó su renuncia y el domingo 21 de enero de 1990, se despidió de su pueblo en una Eucaristía con asistencia multitudinaria en la Plaza de Armas de Lima.
El 16 de enero de 1997, falleció en la Clínica Stella Maris (Pueblo Libre, Lima), a los 83 años de edad, 66 años de religioso franciscano, 58 años de sacerdote y 45 años de obispo. Han transcurrido 22 años de su muerte y su memoria cobra actualidad: "Landázuri debe ser retomado en el espíritu y en la acción de una Iglesia viva que contempla a Jesucristo en el rostro de los pobres y confía en ellos para anunciar el Reino de Dios a través de la misericordia"[2].
Es conocida su trayectoria como Arzobispo y Cardenal, pues no solo asistió a las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965) y a varios sínodos de los obispos (ocupando la Co-presidencia en el Sínodo de 1974), sino que también participó de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas de Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992), siendo igualmente Co-presidente en una de ellas[3]. A nivel nacional, fue Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana por espacio de 33 años (1955-1988).
Sin embargo, esta vez no nos referiremos a sus cargos y responsabilidades que ocupó a nivel nacional, latinoamericano y mundial, ni tampoco a su gran admiración que tuvo por Santo Toribio de Mogrovejo, sino más bien a su ser franciscano. Para ello, nos serviremos de sus memorias, redactadas al cumplir sus 80 años; del testimonio de sus hermanos franciscanos y de algunos sacerdotes y seglares que trabajaron con él en el Arzobispado.
Este 16 de abril se cumplen 80 años de su ordenación sacerdotal en Ocopa. Queremos homenajear así a este pastor ilustre, en este año en que también se cumplen 40 años de la Conferencia Latinoamericana de Puebla; y 40 años en que recibió como seminarista a Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio[4], hoy XXXIII Arzobispo de Lima y Primado del Perú.
Espiritualidad cristiana y franciscana en la vida familiar del cardenal.
Landázuri nace en el contexto eclesial denominado por J. Klaiber como la Iglesia militante (1855-1930), en el cual, por un lado, se evidencia un fuerte liberalismo, positivismo y protestantismo; y, por otro lado, una Iglesia mucho más militante y organizada, dispuesta a defenderse de sus amenazas; una Iglesia que patrocina sociedades y partidos políticos con el fin de expresar su posición católica en el Congreso. Así mismo, distintos clérigos y laicos dieron origen a una prensa católica; se afianza la devoción al Sagrado Corazón de Jesús; etc[5].
En cuanto a la familia de Landázuri, se caracterizó por ser "una familia creyente que facilitó el desarrollo de las prácticas cristianas en mi vida. La pequeña pero selecta biblioteca que cuidaba mi madre incluía, entre otros tantos libros, los que recogían las biografías de santos, uno de los cuales caló hondo en mi espíritu: la vida de San Francisco de Asís"[6]. Agrega Landázuri: "He tenido la fortuna de nacer en un hogar bien constituido, donde la bondad de mi padre, la ternura de mi madre, el afecto de mis hermanos, […], me acompañaron durante mi niñez y juventud, dejando una honda huella en el alma"[7]. Recuerda la figura ejemplar de su padre, Gustavo Landázuri Villagra, y sobre todo la profunda fe religiosa de su madre, doña María Rosa Ricketts, "quien sembró una semilla que dio fruto en mi vocación – dirá – por lo que tanto tengo que agradecer a Dios"[8].
Cerca de la casa de los Landázuri, estaba la Iglesia "La Recoleta", fundada en 1648 como Casa de Recolección. En 1907, tras crearse la nueva Provincia de San Francisco Solano, se dispuso que La Recoleta se integrase a la Provincia de los Doce Apóstoles (1553); pero en 1914, se incorporó a la Provincia de San Francisco Solano[9]. La mamá de Landázuri frecuentaba dicha Iglesia, perteneció a la Pía Unión de San Antonio de Padua (llegó a ser su Presidenta), institución dedicada a la piedad y a las obras caritativas (reparto de pan, ropa, etc)[10].
Llegada la etapa escolar, asistió el primer año a la escuela de las religiosas de los Sagrados Corazones, luego toda la primaria y secundaria en un colegio laico, llamado Instituto Arévalo, donde tuvo como profesores de religión a Juan Gualberto Guevara, futuro Arzobispo de Lima y primer Cardenal del Perú, y al Padre Miguel Ángel Ruíz de Azúa O.F.M., a quien Landázuri lo encontró como guardián en el Convento de Ocopa y luego Provincial[11].
El joven Landázuri: discernimiento y búsqueda: 1931-1932.
Landázuri no pensó en un principio ser religioso. Estando en quinto de media, "pensé en trazarme una meta de servicio a la Patria, ingresar a la Escuela Naval del Perú, ser algún día Oficial de la Armada. Esa fue la primera definición vocacional de mi vida"[12]. Esta afinidad le vino a Landázuri debido a que en vacaciones solían acostumbrar a ir a Mollendo. Después de viajar a Lima junto con otros compañeros y postular a la Escuela Naval, sus compañeros ingresaron, pero él, debido a un problema de miopía, regresó a Arequipa[13].
En Arequipa ingresó a la Universidad Nacional San Agustín, su sueño era estudiar Derecho. Mientras cursaba el primer año de Letras, realizaba prácticas en el estudio de abogado de su primo Luis Barreda Landázuri. Con sus amigos y amigas participaba de las actividades sociales de la ciudad, iban a bailes y fiestas. No estaba dentro de sus planes el ser religioso[14]. Sin embargo, "nada de eso podía satisfacer las ansias y exigencias de su noble corazón. En su interior resonaban aquellas palabras pronunciadas por tantos santos: para mayores cosas he nacido"[15].
De pronto, la vida de Landázuri empezó a cambiar: "Me separaba, casi inadvertidamente, de compromisos sociales, reuniones a las que antes dedicaba algún tiempo. No era porque tales actividades fueran negativas, sino porque me atraía más, en cambio otra llamada"[16]. Las lecturas de la biografía de san Francisco de Asís, de la Biblia, filosofía, historia y espiritualidad, "fueron cambiando poco a poco mi ánimo, descubriendo lentamente la riqueza de la espiritualidad cristiana"[17].
Así nació la vocación sacerdotal y religiosa franciscana: "Se me presentó atrayente y subyugante la vida sencilla, humilde, austera y apostólica de San Francisco de Asís"[18]. Pues "todo lo deja el entusiasta joven por seguir la llamada de Jesús, quiere ser sacerdote de Cristo, para ello se alista bajo la legión franciscana, se abraza de lleno con la hermana la Pobreza del Poverello de Asís"[19].
Jugaron un papel decisivo los religiosos de La Recoleta de Arequipa, miembros de la Provincia San Francisco Solano del Perú. Escogió como director espiritual al Padre Francisco Cabré O.F.M. Iba diariamente al Convento a recibir sus primeras clases de latín. Al cumplir los 17 años, conversó con su padre sobre el propósito de tomar el hábito franciscano. Su padre lo animó a esperar cumplir los 18 años[20].
Su ingreso y formación en los franciscanos: 1932-1939.
1. Postulantado: 1932.
El 4 de enero de 1932, a los 19 años de edad, Landázuri se despide de sus padres, hermanos y amigos y parte para Lima. Después de tres días en el Convento de los Descalzos, Landázuri partió hacia Ocopa. Es así como empieza formalmente su formación. "A decir verdad, al principio me fue duro este cambio de vida. No estaba acostumbrado a estar descalzo, ni a llevar a flor de piel la túnica de jerga hecha en el mismo convento. […] Poco a poco me fui acostumbrando"[21]. Sin duda que es "en el Convento donde se encuentra feliz, contento, dichoso y tranquilo: ha hallado lo que tanto aspiraba"[22].
Además de la disciplina conventual, fue el testimonio de los misioneros mártires que les ayudó a consolidar su vocación: "El eco de sus vidas santas impulsó sin duda la perseverancia de los que en esos años nos formamos para ordenarnos sacerdotes y dedicar nuestras vidas a Cristo en la vocación franciscana"[23].
2. Noviciado: 1933-1934.
El 28 de abril de 1933 empezó el noviciado en el Convento de los Descalzos del Rímac. Según costumbre de su Provincia, debía cambiar su nombre de pila, Eduardo Guillermo. Eligió el de Juan, pensando en San Juan Evangelista. Ese día, Landázuri tomó formalmente el hábito franciscano y las sandalias[24].
Al igual que en Ocopa, la vida ejemplar de muchos religiosos que vivieron en el Convento de los Descalzos le sirvió de estímulo, empezando por la vida de San Francisco Solano, el primer Guardián del Convento. Tuvo como maestro de novicios al Padre Policarpo Bengoechea, conocido por su elevada vida espiritual. Es en el noviciado donde aprendió a lavar vajilla, barrer los claustros del convento, etc. "En el santo Noviciado en medio del retiro y oración, penetróse de las virtudes cristianas y de un ardiente entusiasmo por el Ideal franciscano"[25]. Emitió sus primeros votos el 29 de abril de 1934[26].
3. Votos temporales, solemnes y diaconado: 1934-1939.
De regreso a Ocopa, cursó sus estudios de filosofía y teología. Recuerda con particular predilección al Padre Agustín Arruti, por su bondadosa comprensión hacia los estudiantes, sus dotes personales y su sólida preparación filosófica y teológica. Años también donde aprendió a vivir sin tocar dinero, aprendiendo así a vivir el espíritu franciscano de pobreza. Tanto el ferrocarril de Huancayo a Lima, como los tranvías de Lima y los médicos, no les costaba nada[27]. "En todo tiempo se destacó por su piedad ejemplar"[28].
Después de ocho días de retiro, oración, silencio y mortificación, el 26 de julio de 1937, emitió sus votos solemnes en el Convento de los Descalzos, junto con otros compañeros. A los pocos días, el subdiaconado en Ocopa y luego el diaconado en Huánuco, de manos de Mons. Rubén Berroa.
Los distintos servicios que brindó a su Provincia San Francisco Solano y a la Orden: 1939-1952.
1. Profesor en Ocopa (1939-1943).
Tras su ordenación sacerdotal, el 16 de abril de 1939 y la primera misa en su ciudad natal, el 7 de mayo del mismo año, Landázuri es enviado nuevamente a Ocopa. "A raíz de su ordenación y debido a las singulares cualidades que le distinguían, los Superiores tuvieron a bien incorporarle al número de Profesores de Ocopa, para la enseñanza, entre otras materias, de Derecho Canónico y Teología Moral"[29]. Estaba previsto que en 1940 viajaría a Europa a continuar estudios eclesiásticos. Sin embargo, debido al problema de la segunda guerra mundial, este viaje se postergó de manera indefinida[30].
"En vacaciones, en cuaresma, etc., como buen hijo de Ocopa, a la enseñanza unía la predicación en S. Antonio, La Libertad, Junín o Huánchar, Tarma o Cerro, Concepción, Huancayo, Jauja o La Oroya"[31]. Desde la época de estudiantes de teología, podían realizar labores de apostolado. De dos en dos, iban a los pueblos a enseñar el catecismo, preparar para las primeras comuniones, cantar en las fiestas patronales, jugar con los niños, entre otras actividades, eran coordinadas con el maestro.
2. Secretario del Delegado General para la Orden en América Latina (1943-1946).
En 1943, "al crearse la Delegación General para la Orden Franciscana de América Meridional, fue llamado a Lima por el M. R. P. Delegado General, Fr. Antonio Iglesias, con el fin de ocupar una de las Secretarías de dicha Curia, oficio que le ayudó, en gran manera, a perfeccionarse en sus estudios predilectos"[32].
Más tarde, "conocidas a la luz del mundo las bellas y excepcionales cualidades, que bajo el manto de la humildad franciscana se ocultaban, se hizo merecedor en 1946 de que el Excmo. Sr. Cardenal fijase sus ojos y pusiese su confianza en él, a quien se dignó encomendarle serios y delicados asuntos: Asesor eclesiástico de la UNEC como representante del Perú en las reuniones de Pax Romana en Norteamérica, en España, […]"[33].
3. Estudios en Roma y visita a Asís: 1946-1949.
La segunda guerra mundial había terminado, era tiempo propicio para retomar los planes de estudios eclesiásticos en Roma. "Así lo pensaron mis superiores de la Provincia Franciscana y me indicaron que, terminada mi participación en los congresos de Pax Romana, viajara a Roma para iniciar los estudios de Derecho Canónico en el Pontificio Ateneo Antoniano"[34]. Se graduó con la máxima calificación: Summa cum laude (octubre de 1949). Estando en Roma, aprovechó en visitar Asís.
4. Maestro de estudiantes y profesor en Ocopa (1950).
Después de conseguir el doctorado en Derecho Canónico, regresó al Perú. Al llegar a Lima se enteró que lo habían nombrado maestro de estudiantes: "Los Superiores aprovecharon inmediatamente sus dotes de ciencia, prudencia y bondad nombrándole, a 10 de abril de 1950, Maestro de Coristas y Profesor de Derecho Canónico y Teología Moral"[35].
El 23 de abril de 1950 asumió su nuevo cargo: "en emocionante ceremonia, el R. P. Fr. Luis Maestu, después de la bendición eucarística ponía el Coristado en las delicadas y prudentes manos del entonces R. P. Consejero, Fr. Juan Landázuri"[36]. Sus formandos y alumnos, pronto se percataron de las cualidades de su maestro y docente:
"Los que tuvimos la dicha de estar bajo su protección y cuidado, hacemos justicia reconociendo su labor constante y paternal en bien del Coristado de Ocopa. Me contentaré con decir que muy pronto pudimos apreciar las bellas cualidades que le adornaban y las dotes de ciencia y prudencia necesarias para tan delicado cargo. No tenía sino corazón para todos, era padre cariñoso que siempre pretendía infundir en todos y cada uno de nosotros la luz de la ciencia y de la virtud. Era semejante al Apóstol: todo para todos; siempre dispuesto a sacar a cualquiera de la duda. Su porte modesto, respetuoso, sereno, y afable y no menos cariñoso, con la sonrisa en los labios. Sin embargo, era exigente, como no podía menos de serlo, en la observancia de la ley y en el cumplimiento de la disciplina, tan necesaria en entidades como la nuestra"[37].
5. Ministro Provincial (1950-1951).
Sin embargo, una vez más se vio interrumpida su misión, puesto que Landázuri fue elegido "Ministro Provincial de esta Provincia de San Francisco Solano el día 27 de junio de 1950. La provincia lo recibió en medio de satisfactoria alegría y regocijo, porque veía en él excepcionales prendas y garantía de su gobierno acertado y próspero"[38].
6. Definidor General de la Orden para América Latina (1951-1952).
Al igual que el año anterior tuvo que dejar Ocopa, esta vez tuvo que dejar el Perú, debido a que el Capítulo General de la Orden, se llevaría a cabo en abril de 1951, Fr. Juan Landázuri fue elegido Definidor General por la América Latina. "Honra, a la verdad, para nuestra Provincia al ver cómo uno de sus más distinguidos hijos era nombrado columna para regir la Orden, pero también dolor a la vez, ya que se la privaba de uno de sus mejores elementos"[39].
Como Obispo y Cardenal de la Iglesia: 1952-1990.
1. Arzobispo Coadjutor y Vicario Capitular (1952-1955).
El día 13 de junio de 1952, fiesta de San Antonio de Padua, se hizo pública la noticia del nombramiento de Landázuri como Arzobispo Coadjutor de Lima. Había ido con el Padre General al Ateneo Antoniano. Preguntado por la noticia que se acababa de oír, expresó Landázuri: "Qué iba a hacer sino admitir el episcopado ya que su Santidad personalmente me mandó decir que estos eran sus deseos; mi lema ha sido la obediencia y solo por obedecer he admitido"[40]. Así mismo, expresó que el "sólo había soñado en enseñar, predicar, pasar por el mundo anunciando la Paz y el Bien como sencillo Misionero de Ocopa… el Señor me ha dado un nuevo y amplísimo campo de apostolado"[41].
Culmina la crónica diciendo que una vez más "Ocopa se honra en hacer manifiesto el cariño y simpatía hacia uno de los más preclaros y beneméritos hijos de este Coristado, con estas modestas pero cariñosas páginas"[42].
La ordenación episcopal se llevó a cabo el 24 de agosto de 1952, en la Catedral de Lima. Acompañaron al Cardenal Guevara en la consagración, Mons. Leonardo José Rodríguez Ballón (Arzobispo de Arequipa) y Mons. Buenaventura León de Uriarte (Vicario Apostólico de Ucayali), ambos franciscanos de la Provincia San Francisco Solano a la cual pertenecía Landázuri. El día 30 de agosto, fiesta de Santa Rosa de Lima, celebró su primera misa pontifical en la iglesia de Santa María de los Ángeles, en el Convento de los Descalzos de Lima, ante cuyo altar había realizado su profesión simple y solemne como religioso franciscano[43]. El Cardenal Guevara lo nombró Vicario General de la Arquidiócesis de Lima.
El 26 de noviembre de 1954, falleció el Cardenal Guevara. El 2 de diciembre, Landázuri fue nombrado Vicario Capitular, a la espera del nombramiento del sucesor del Cardenal Guevara.
2. XXX Arzobispo de Lima y Primado del Perú (1955-1990).
El 6 de mayo de 1955, se hizo pública la noticia de que había sido nombrado Arzobispo de Lima. A lo largo de estos 35 años como arzobispo, le tocó vivir innumerables experiencias eclesiales. A los pocos días de haber sido nombrado Arzobispo, viajó a Río de Janeiro para participar de la reunión de obispos latinoamericanos, que luego daría origen al CELAM. En 1957, inauguró la Misión de Lima y en 1959 dio apertura al XVIII Sínodo Arquidiocesano.
3. Cardenal de la Iglesia (1962).
El 17 de febrero de 1962, se hizo pública la noticia de que el Papa Juan XXIII había designado Cardenal a Juan Landázuri Ricketts. Desde su nombramiento como Coadjutor, llevaba diez años trabajando pastoralmente. Contaba con 48 años de edad, siendo el cardenal más joven[44].
De 1962 a 1965 participó de las sesiones del Concilio Vaticano II. En 1968, Co-presidió la II Conferencia Latinoamericana, celebrada en Medellín. En 1974, fue también uno de los Co-presidentes del Sínodo mundial de los obispos. En 1979, fue a la reunión de Puebla, como Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana. En febrero de 1985 y mayo de 1988, recibió a Juan Pablo II en Perú.
4. ¿Cómo expresó su espíritu franciscano a sus hermanos de la Orden de los Frailes Menores?
Siguió siendo cercano a ellos. Tal como señala Fr. Braulio Romero O.F.M., en el homenaje por los 50 años de ordenación sacerdotal, "Pese a deberse a toda su arquidiócesis y a la Iglesia universal, dignidades y púrpura, ha sabido ser hermano con sus hermanos, los frailes menores y los religiosos y religiosas del padre S. Francisco"[45].
Además de otorgarles parroquias en la Arquidiócesis de Lima, asistió a otros eventos de la Provincia San Francisco Solano, como es el caso de los 250 años de fundación del Convento de Ocopa, a la ordenación de obispos franciscanos, etc. Contó siempre con frailes franciscanos para que lo apoyasen en su labor pastoral, ya sea las visitas pastorales, el Sínodo Arquidiocesano de 1959, tribunal eclesiástico, Vicaría episcopal de Religiosos, docencia en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, etc[46].
5. A nivel de Arquidiócesis y Conferencia Episcopal Peruana
El Padre Gustavo Gutiérrez, sacerdote y teólogo, comenta que: "El cardenal Landázuri ha contado en varias ocasiones que siendo muy joven tomó contacto con la figura del pobre de Asís (¿quién no?). Ese encuentro fue capital en la vida de quien un poco más tarde decidiría seguir sus pasos"[47].
Y continúa más adelante: "El espíritu franciscano puso, sin duda, una marca indeleble y fecunda en la vida y obra del cardenal Landázuri, el sayal de fraile franciscano asomaba bajo el color púrpura cardenalicio. Esto ocurría sin ostentación"[48].
"Como es conocido – afirma Gutiérrez - una de las notas capitales de la espiritualidad franciscana es el sentido de la pobreza. […]Así lo experimentó el cardenal cuando decidió, en 1968, con modestia y coraje, dejar la residencia que le había sido ofrecida en su condición de arzobispo, para ir a vivir en una sencilla casa de un barrio de Lima"[49].
Culmina Gutiérrez diciendo que "Las encíclicas sociales y los documentos de las conferencias episcopales latinoamericanas nutrieron y dieron envergadura y profundidad a una preocupación [la miseria en que se vivía en las periferias de Lima] que lo acompañó a lo largo de toda su vida"[50].
En esta misma línea, señala Ricardo Antoncich, SJ, que el interés que tenía el Cardenal por lo social "encontraba sus raíces en su vocación de franciscano. Le gustaba visitar los pueblos jóvenes y decía con mucho humor que también los pobres tenían derecho de ver a su cardenal con los signos de su autoridad"[51].
Ernesto Alayza Mujica manifiesta que la presencia del Cardenal Landázuri como pastor "muestra un decidido y amplio testimonio de los cuidados que tuvo en el ejercicio de tal responsabilidad, presentando siempre el talante del carisma de la autoridad centrada en el servicio a todos. Ciertamente inspirado en la espiritualidad de San Francisco, donde la hermana caridad es la mayor, nuestro cardenal se prodigaba como arzobispo primado en la búsqueda de una Iglesia pobre, misionera y pascual"[52].
Roger Rodríguez Iturri afirma que Landázuri "fue un fiel, devoto y abnegado hijo del Padre. Maestro de la concordia y la paz. ¡Qué manera de pretender y fomentar la armonía! Apóstol, franciscano, macizo pilar de la Iglesia. De una extraordinaria visión de gobierno, aprovechó los singulares talentos con que el Señor lo dotó para retornarlos en beneficio de la Iglesia"[53].
La Provincia organizó su 50 aniversario de ordenación sacerdotal el día 15 de abril de 1989, en el Convento de los Descalzos, contando con la presencia del Ministro General de la Orden, el Definidor General por América Latina, el Gobierno Provincial, los Guardianes de las fraternidades de la Provincia, etc. En la Eucaristía, Fr. Lucas Hernando resaltó los momentos y las actividades más destacadas a lo largo de la vida, vocación franciscana y ministerio pastoral del Emmo. Cardenal, hermano nuestro y pastor de la Iglesia limeña, peruana y universal. Por su parte, el Cardenal agradeció el agasajo y "recordó con gratitud y simpatía su vocación, formación, vida y anécdotas franciscanas en nuestra Provincia, cuyo hijo predilecto es"[54].
Después de enero de 1990, Landázuri se retiró a su residencia en Santa Catalina. En 1993, al cumplir 80 años, preparó su libro de memorias, titulado: "Recuerdos de un pastor al servicio de su pueblo". En él adjunta parte de la carta dirigida por el Ministro General de la Orden, Fr. Hermann Shalück, OFM: "Nuestra Orden le es particularmente deudora por su dedicación y servicio generoso con la que sirvió a los hermanos menores, particularmente en el oficio de Definidor General, cargo para el que fuera elegido en 1951"[55].
A los pocos minutos antes de expirar, recibió la bendición de Fr. Gregorio Pérez de Guereñu, O.F.M., Ministro Provincial de la provincia franciscana a la cual él perteneció. Cuando se abrió su testamento, se supo que quiso ser enterrado con hábito franciscano.
A modo de conclusión.
El domingo 21 de enero del 2018, desde el balcón del palacio arzobispal de Lima, el Papa Francisco, en su discurso a los jóvenes reunidos en la Plaza de Armas, entre otras palabras, les dijo: "No se olviden de los santos que desde el cielo nos acompañan; acudan a ellos, recen y no se cansen de pedir su intercesión. Esos santos de ayer pero también de hoy: esta tierra tiene muchos, porque es una tierra «ensantada»"[56]. En ese sentido, nuestra Iglesia peruana se ha visto enriquecida con abundantes vidas ejemplares, tanto en la etapa colonial, como también republicana.
Tan solo por citar algunos de los más contemporáneos, recordamos el papel de Mons. Pedro Pascual Farfán de los Godos, muy bien titulado por Imelda Vega-Centeno como el obispo de indios, quien gobernó la Arquidiócesis de Lima con gran acierto. Lo mismo se puede decir de Mons. Juan Gualberto Guevara, XXIX Arzobispo de Lima y primer Cardenal del Perú.
Es en este escenario que traemos a la memoria también a Juan Landázuri Ricketts, aquel franciscano peruano y universal, de quien escuché por primera vez el año 2001, en una de mis clases de historia de la Iglesia (en la Confer Perú), de que había jugado un papel protagónico en la Conferencia de Medellín (1968). Me llamó la atención el hecho de que un obispo peruano haya dejado tan en alto el nombre del Perú.
Es justamente investigando sobre la persona del Cardenal Landázuri que he podido conocer un poco más sobre la historia de la Iglesia del Perú contemporáneo, tanto el contexto preconciliar como post conciliar del Vaticano II. Gracias a él también he conocido otros pastores de América Latina, quienes, contemporáneos a él, cumplieron un papel protagónico en sus respectivas diócesis y países. Finalmente, y no menos importante, es que, gracias a Landázuri, he comprendido que el espíritu franciscano es vivible en cualquier contexto y entorno, con la fidelidad creativa que ello supone.
Quiero expresar mi gratitud a Fr. Mauro Vallejo Lagos, O.F.M., por haber acogido con agrado mis inquietudes respecto al Cardenal Landázuri, primero como Director de Estudios del Instituto Superior de Estudios Teológicos "ISET" Juan XXIII, cuando lo presenté un bosquejo de mi tesina que finalmente se tituló "La eclesiología del Cardenal Landázuri", y luego ya como Ministro Provincial, por alentarme siempre a seguir profundizando la vida de este hermano de su Provincia.
De igual manera también mi gratitud a Fr. Alejandro Wiesse León, O.F.M., actual Provincial, por facilitar su Archivo Provincial para recabar mayor información. Sin su apoyo valioso, no hubiera sido posible reconstruir esta dimensión tan importante en la vida del Cardenal: su ser franciscano, expresado en su modo particular de vivir y entender la pobreza, en su búsqueda constante por cultivar el diálogo y la koinonía eclesial, su preocupación el clero, etc.
Fr. Gregorio Pérez de Guereñu, O.F.M., Ministro Provincial de la Provincia San Francisco Solano del Perú al momento de la muerte del Cardenal, tituló su artículo: "El Cardenal Landázuri: sabiduría popular encarnada". Una sabiduría que fue insobornable porque nunca se ha sometido a los juegos de la compra y la venta[57]; un pastor que hoy, en sintonía con el Papa Francisco, seguramente nos hablaría de conversión pastoral, de un no a la autorreferencialidad ni a la mundanidad.
[1] María (quien murió tempranamente), Gustavo, Javier e Isabel.
[2] C. CASTILLO (editor), Caminando en el amor. El Pastor de una Iglesia viva, p. 24.
[3] El Papa Pablo VI lo eligió Co-presidente de la II Conferencia Episcopal Latinoamericana, llevada a cabo en Medellín (1968). No solo fue el encargado de dirigir el discurso de bienvenida a Pablo VI, sino que también dirigió los discursos de apertura y clausura de la mencionada Conferencia.
[4] Cf. C. CASTILLO, "Mi experiencia del laicado durante la era Landázuri. Entre testimonio e historia". En: CASTILLO MATTASOGLIO, Carlos, Caminando en el amor. El Pastor de una Iglesia viva, pp. 235-236.
[5] Cf. J. KLAIBER, La Iglesia en el Perú, pp. 44-45.
[6] J. LANDÁZURI, Recuerdos de un pastor al servicio de su pueblo, pp. 16-17.
[7] Ibid. p. 11.
[8] Ibid. p. 11.
[9] Cf. F. SÁIZ, Historia de la Provincia Franciscana Misionera de San Francisco Solano del Perú (1907-2007), pp. 539-540.
[10] Cf. L. ARROYO, La Recoleta de Arequipa, pp. 426-427.
[11] Cf. J. LANDÁZURI, Op. Cit., p. 15.
[12] Ibid. p. 17.
[13] Ibid. 17.
[14] Ibid. p. 18.
[15] OCOPA, N° 31 (1952-1952), p. 38.
[16] J. LANDÁZURI, Op. Cit., p. 19.
[17] Ibid. p. 19.
[18] Ibid. p. 20.
[19] OCOPA, N° 31 (1952-1952), pp. 38-39.
[20] Cf. J. LANDÁZURI, Op. Cit., pp. 21-22.
[21] Ibid. p. 26.
[22] OCOPA, N° 31 (1952-1952), p. 39.
[23] J. LANDÁZURI, Op. Cit., pp. 26-27.
[24] Ibid. p. 30.
[25] OCOPA, N° 31 (1952-1952), p. 39.
[26] Cf. J. LANDÁZURI, Op. Cit., pp. 31-32.
[27] Ibid. pp. 33-34.
[28] OCOPA, N° 31 (1952-1952), p. 39.
[29] Ibid. p. 40.
[30] Cf. J. LANDÁZURI, Op. Cit., p. 37.
[31] Fraternidad Provincial, N° 146 (abril de 1989), p. 36.
[32] OCOPA, N° 31 (1952-1952), p. 40.
[33] Ibid. p. 40.
[34] J. LANDÁZURI, Op. Cit., p. 38.
[35] OCOPA, N° 31 (1952-1952), p. 41.
[36] Ibid. p. 41.
[37] Ibid. pp. 41-42.
[38] Ibid. p. 42.
[39] Ibid. p. 42.
[40] Ibid. p. 42.
[41] Ibid. p. 42.
[42] Ibid. p. 43.
[43] Cf. J. LANDÁZURI, Op. Cit., pp. 46-47.
[44] Cf. J. LANDÁZURI, Op. Cit., p. 89.
[45] Fraternidad Provincial, N° 146 (abril de 1989), p. 40.
[46] Ibid. p. 41.
[47] G. GUTIERREZ, "El Cardenal Landázuri, por una Iglesia servidora". En: CASTILLO MATTASOGLIO, Carlos, Caminando en el amor. El Pastor de una Iglesia viva, p. 86.
[48] Ibid. p. 86.
[49] Ibid. p. 87.
[50] Ibid. p. 89.
[51] R. ANTONCICH, "El Cardenal Landázuri desde el corazón del evangelio". En: CASTILLO MATTASOGLIO, Carlos, Caminando en el amor. El Pastor de una Iglesia viva, p. 142.
[52] E. ALAYZA MUJICA, "El Cardenal Landázuri Ricketts y la evangelización de la sociedad peruana". En: CASTILLO MATTASOGLIO, Carlos, Caminando en el amor. El Pastor de una Iglesia viva, p. 145.
[53] R. RODRIGUEZ ITURRE, "Juan Landázuri OFM, pastor del Aggiornamento". En: CASTILLO MATTASOGLIO, Carlos, Caminando en el amor. El Pastor de una Iglesia viva, p. 197.
[54] Fraternidad Provincial, N° 146 (abril de 1989), p. 4.
[55] J. LANDÁZURI, Op. Cit., p. 174.
[57] G. PÉREZ DE GUEREÑU, "El Cardenal Landázuri: sabiduría encarnada". En: CASTILLO MATTASOGLIO, Carlos, Caminando en el amor. El Pastor de una Iglesia viva, p. 79.