LAS DOCTRINAS MERCEDARIAS EN CARABAYLLO (1534-1792
El antiguo pueblo de CARHUA AYLLU (familia o Ayllu de los CARHUAS) CARGUAYLLO, hoy CARABAYLLO quedaba a tres leguas de Lima. Desde los inicios del periodo español el pueblo fue dado en encomienda a Francisco Martín de Alcántara, y pronto se estableció allí una doctrina que fue confiada a los mercedarios con el nombre de San Pedro de Carabayllo. El padre Ricardo Cappa, S.J., dice en su Historia del Perú, Madrid, 1888, que los mercedarios eran doctrineros en Carabayllo desde antes de la fundación de Lima en 1535. Dato que se refuerza con lo que afirma el obispo de Panamá, Fray Tomás Berlanga, quien vino a Lima en Agosto de 1535 con el fin de hacer las paces en las diferencias surgidas entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro.
Al año siguiente, desde Panamá, Berlanga informaba al rey, entre otras cosas, que había encontrado en Lima como residentes a dos franciscanos (un sacerdote y un lego) y a cuatro mercedarios. Entre ellos estaría el Fray Miguel de Orenes.
Afirman los cronistas que los mercedarios estuvieron presentes en la fundación de Piura en 1533, entre ellos el padre Orenes y otros más. Ellos habrían quedado en Piura cuando Francisco Pizarro al dirigirse a Cajamarca daba inicio a la invasión y destrucción del Imperio de los Incas. De pronto aparecen varios mercedarios en el Perú, sin que se sepa a ciencia cierta cómo y cuándo llegaron. Como dice el cronista Cieza de León fray Sebastián de Castañeda, conocido como el primo de Pizarro, llegó al Cuzco con el conquistador y en 1534 fundó el convento de la Merced en el sitio que ocupa actualmente.
Por su parte, los padres Miguel de Orenes, Diego de Martínez y otros, desde Piura iniciaron un largo viaje hacia el sur siguiendo la costa. Una vez en Lima en 1534, instalados a orillas del río Rimac en una precaria vivienda llamada "El conventillo", los mercedarios tenía una ermita en Pachacamac, y desde allí "hacían sus correrías apostólicas en los pueblos inmediatos de Surco, Lurigancho, Carabayllo, etc., antes que don Francisco Pizarro bajara a la costa"[1]
El 7 de julio de 1593 el santo Arzobispo Toribio de Mogrovejo dio inicio a sus visitas pastorales en la doctrina San Pedro de Carabayllo que tenía por entonces como cura doctrinero a Fray Diego de Haro, calificado de "buen lenguaraz", es decir, que hablaba bien la lengua de los indios.
A raíz de una peste de viruelas, la población bajó a un total de 513 personas de ambos sexos, de los cuáles 60 eran tributarios y 200 de confesión. Había en la iglesia del pueblo una cofradía de Nuestra Señora del Rosario. En Abril de 1598 el sínodo era de 187 pesos y 200 en 1599. Sínodo era la remuneración que percibía el cura doctrinero.
El 18 de marzo de 1619 el arzobispo ordena que los doctrineros Fray Alonso de Limpias, de Carabayllo, y Fray Bartolomé del Río, delate, (Ate) sean citados para someterse a un examen en la Lengua de los indios[2] . En su relación al Consejo de Indias de 20 de abril de 1619, el prelado dice que en Carabayllo había iglesia con pila bautismal y 150 personas de confesión, las cofradías de Nuestra Señora de la Concepción y la de las Ánimas. Del doctrinero Fray Alonso de Limpias, a quién lo había convocado el 18 de marzo de dicho año para someterlo a examen en la lengua de los indios, dice: "no tiene presentación del virrey, ni sabe la lengua", luego agrega: "Tiene una casa que llaman Hospital adonde no se cura nadie"[3]. Ya se advierte aquí la intención fiscalizadora del arzobispo.
El año 1626 el arzobispo Gonzalo de Ocampo visitó esta doctrina, servida por entonces por el maestro Fray Luis de Vera, en propiedad desde 1621, con presentación real. Tenía por compañero a Fray Juan de Ledesma. En esta ocasión el doctrinero Vera, no quiso ni predicar ni enseñar ni administrar sacramentos en presencia del poblado, y esto -se dice- por instrucción de sus superiores (?). Agrega el arzobispo que "por no turbar fui callando y disimulando".
Según otro informe arzobispal, de 20 de Noviembre de 1664, los feligreses de Carabayllo eran 50, "de todas mixturas"[4]
Los años 1643 y 1644 el procurador del convento de la Merced de Lima Fray Lázaro Velásquez presentó queja ante el provisor del arzobispado contra un vecino de Carabayllo, quien a cuatro cuadras de la Iglesia parroquial, había hecho construir una capilla en su propiedad, cuya campana producía confusión entre los feligreses. En respuesta la autoridad ordenó retirar la campana en cuestión. A su vez el afectado pidió reconsideración de la medida[5].
Muchas veces en la convivencia humana, el factor económico es motivo de pleitos y enfrentamientos entre personas e instituciones. Así, el maestro Fray Tomás Jaramillo y Cerda, doctrinero de Carabayllo desde 1640, presentó querella ante el provisor del arzobispado contra Felipe Pradera, cura de Ancón por administrar sacramentos y adoctrinar a los indios de las guacas de la chacra de Copacabana, que desde tiempos inmemoriales es parte integrante de Carabayllo. En respuesta el provisor, por decreto de 10 de octubre de 1654, apoyando al mercedario dispuso que no se innovara la costumbre. A esto se opuso el cura de Ancón acusando a Jaramillo de atender la doctrina con sustitutos que ignoraban la lengua. Jaramillo por su parte pidió se hiciera información y presentó interrogatorio y sus testigos. Además amplió la demanda agregando que 20 indios y familiares vivían en Copacabana con la obligación de pagarle un peso cada uno y que no habían cumplido. El 28 de Junio de 1656 el chantre de la Catedral de Lima don Martín de Velasco y Molina, obispo electo de La Paz decretó imponiendo que los indios de Copacabana cumplieran con pagar un peso al cura de Carabayllo y a sus sucesores[6]. Ante la reiterada acusación de Jaramillo contra el cura de Ancón por invadir y usurpar los derechos de la doctrina de Carabayllo, el provisor por auto de 18 de mayo de 1657, ordenó a Pradera abstenerse de administrar sacramentos fuera de los límites de su parroquia bajo multa y excomunión.[7]
Años después, con fecha de 14 de Mayo de 1682 el Virrey Duque de la Palata presentó a Fray Jacinto de Esquivel para doctrinero de Carabayllo, en el corregimiento del Cercado. Hizo la colación al provisor Don Pedro Villa Gómez, nombrado más tarde arzobispo de Lima[8].
Los Doctrineros de Carabayllo
Hemos dicho que desde 1534 los mercedarios evangelizaban en Carabayllo. Es a partir de 1593 que los nombres de los doctrineros aparecen en documentos en forma permanente como curas de Almas. A veces hay periodos en que no aparece el nombre del doctrinero. Esos vacíos se señalan con puntos suspensivos.
Fray Diego de Haro (7 Julio 1593)
Fray Alonso de Limpias (20 abril 1619)
Maestro Fray Luis de Vera (21 de mayo 1621 – 1626)
Fray Juan de Ledesma, compañero (1621)
Fray Antonio de Saavedra (1626)
Maestro Fray Tomás Jaramillo y Cerda (1640 – 1657)
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Fray Jacinto de Esquivel (14 de mayo 1682)
Presentado Fray Juan de Rivera (27 Agosto 1694 – 1700)
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Presentado Fray Juan de Villena (2 setiembre 1718 – 1721)
Presentado Fray José de Silva Lamista (1º setiembre 1724)
Presentado Fray Juan de Villena (1º. Setiembre1724)
Presentado Fray Juan Villena (29 agosto 1727)
Maestro Fray Iñigo de Messía de Zúñiga (26 agosto 1730 – 21 agosto 1744)
Maestro Fray Francisco Landero de los Reyes (18 agosto 1747)
Lector jubilado Fray Pedro Eusebio Valencia, Ayudante (1751)[9]
En 1792 la doctrina de Carabayllo ya estaba atendida por un sacerdote diocesano. El cambio se haría, sin duda en cumplimiento de la real cédula de 4 de octubre de 1749, por la que se disponía que las doctrinas servidas por los regulares en el arzobispado de Lima debían pasar a manos del clero secular. Años después se publicó la real cédula de 1º de febrero de 1753, dirigida a todos los obispos de América española ordenando la separación general a los regulares de los curatos y doctrinas que habían obtenido y su entrega a los clérigos seculares. Medida que fue el resultado de reiteradas instancias de los obispos, hechas en diversas ocasiones. Su ejecución se llevó a cabo, no pocas veces, en medio de oposiciones y reclamos de los superiores religiosos en defensa de sus derechos por haber fundado dichos curatos y doctrinas con enorme sacrificio.
Creación de la diócesis de Carabayllo
Desde entonces, y con el correr del tiempo, creció la población de la ciudad de Lima, y con ello creció también la necesidad de una conveniente atención espiritual de los fieles. En los últimos decenios del siglo XX la población de Lima Metropolitana creció en forma acelerada, como consecuencia de la fuerte migración de provincianos hacia la Capital. Con este motivo se crearon muchas parroquias en el territorio de la antigua doctrina de Carabayllo. La autoridad eclesiástica, atenta a las necesidades espirituales de los fieles y por razones de una mejor atención pastoral, y con miras al futuro, tomó medidas más trascendentales y definitivas.
En efecto, el cardenal arzobispo de Lima, Augusto Vargas Alzamora, inició las gestiones ante la Santa Sede solicitando la desmembración del arzobispado y la creación de las nuevas diócesis de Chosica, Lurín y Carabayllo.
La diócesis de Carabayllo fue erigida por el papa Juan Pablo II por bula pontificia de 14 de diciembre de 1996. Comprende los actuales distritos limeños de Comas, Carabayllo, Independencia, Los Olivos, San Martín de Porres, Puente Piedra, Ancón y Santa Rosa de Quives. El Gobierno Peruano, por su parte, reconoció la creación de la nueva diócesis por Decreto Supremo 001-97-JUS. Como primer obispo de Carabayllo fue designado el padre capuchino Italiano Lino Panizza Richero, quien gobierna actualmente el flamante obispado con ejemplar dinamismo y entrega.
Como muestra de dicho dinamismo cabe mencionar, con satisfacción, la fundación de la Universidad Católica Sedes Sapientiae, centro de educación superior instalado en la periferia norte de Lima Metropolitana. Cuenta este centro de estudios con la valiosa colaboración de un selecto grupo de profesores italianos. También despliegan allí con entusiasmo su actividad los miembros de Comunión y Liberación, movimiento fundado en Italia por Luigi Giussani. Finalmente en dicha Universidad se da preferencia a la formación profesional de la juventud sobre una sólida base humanística, a la vez con un acertado esfuerzo por responder, con espíritu creativo, a los retos y exigencias de los tiempos y del ambiente, y todo ello con marcada proyección hacia el futuro.
Severo Aparicio Quispe, O. de M.
Obispo Auxiliar Del Cuzco
Presidente de la Academia Peruana de Historia Eclesiástica.
Artículo publicado en Revista Peruana de Historia Eclesiástica, 9, Cuzco 2006, pp.169-174
También, en: BENITO, J.A (Coord.): Pasado, presente y futuro de Lima Norte: construyendo una identidad, Fondo Editorial UCSS, 2007, pp.29-35
[1] Antonio Ybot León, La Iglesia y Los Eclesiásticos Españoles en La Empresa de Indias, II Barcelona, 1963, 678. Pedro N. Pérez, Religiosos de La Merced que Pasaron a la América Española, Sevilla, 1924, 170.
[2] AGI, Lima 301.
[3] AGI, Lima 304.
[4] AGI, Lima 304.
[5] Archivo Arzobispal de Lima (AAL), Mercedarios, Legajo 2.
[6] AAL, Mercedarios, Legajo 2
[7] AAL, Mercedarios, Legajo 3.
[8] Archivo Mercedario de Lima, volumen XIV, 529-532.
[9] Fray Severo Aparicio, La Orden de la Merced en el Perú, Estudios históricos, I, Cuzco, 2001, 91-93