LOS CARDENALES DEL PERÚ
El Colegio Cardenalicio nace del presbiterio o senado sacerdotal que rodeaba al obispo de Roma como a los demás obispos de la antigüedad. Desde el siglo VI los presbíteros de las 28 iglesias de Roma reciben el nombre de "presbyteri cardinales" (de cardo, quicio), debido a que venían a ser el quicio y eje de la iglesia.
Con el nombre "cardinalis" o "incardinatus" se designaba a los clérigos incorporados establemente a una iglesia, para diferenciarlos de los que se agregaban temporal o circunstancialmente.. De igual modo, se llamó "diaconi cardinales" a los diáconosencargados de socorrer a los pobres en las siete (más adelante 14) regiones de Roma, y dedicados también de asistir al papa, tanto en la liturgia como en la administración. A los 14 diáconos se añadieron otros 4 "diaconi palatini" que atendían al Papa en su palacio, con lo que suman 46 cardenales. Con ellos, estaban 7 obispos suburbicarios que acompañaban al Papa en sus funciones litúrgicas como el antiguo presbiterio: los de Ostia, Porto, albano, Santa Rufina o Silva Cándida (unida por Calisto II con Porto), Sabina, Túsculo o Frascati y Preneste o Palestrina. Tales obispos, desde Esteban III en el 769, oficiaban por turno ("episcopi cardinales hebdomadarii") en la basílica de Letrán, catedral del papa. Sumando todos, obtenemos la cifra de 53 cardenales en el siglo XI, con los tres órdenes de obispos, prsbíteros y diáconos.
Con el Papa Nicolás II, en el concilio lateranense de 1059, promulgará un decreto por el que regula permanentemente las elecciones pontificias con la participación de los cardenales.
Con Inocencio se les concedió la túnica y el anillo. El capelo rojo fue concedido por el Papa Inocencio IV en 1245 a los no religiosos, y lo extendió a todos el Papa Gregorio XIII. El manto de púrpura parece que data de 1464 con Paulo II. En el colegio cardenalicio entraban cuantos personajes habían contraído mayores méritos a favor de la iglesia, tanto por su celo pastoral como por su magisterio teológico o canónico o grandes dotes de gobierno. No faltaban los que accedían por la nobleza de su linaje o por su influencia entre los reyes y nobles. Entre los cardenales se eligen a los legados a látere, los protectores de las Órdenes religiosas, los más altos dignatarios de la curia (vicecancelario, camarlengo, penitenciario mayor, inquisidor genera ) el número se fue reduciendo paulatinamente llegando a 10 hasta que el Papa Sixto V lo elevó a 70 en 1586 (14 diáconos, 50 presbíteros y seis obispos). De ellos, saldrán los legados papales. Aunque el papa tuvo siempre, por derecho divino, poderes absolutos sin límites, lo cierto es que se valió del Colegio Cardenalicio como de un elemento constitucional -similar al congreo o senado- en la legislación y administración de la Iglesia, no tomando decisiones fundamentales sin consultarles y, si el asunto trascendía, convocarlos en consistorio (causae consistoriales).
Juan XXIII, en 1962, fijó el número en 120 cardenales. Sus prerrogativas y misiones fueron:
1. Cooperar con el Romano Pontífice
2. Príncipe de la Iglesia
3. Acudir a Roma cuando son convocados personalmente o colegiadamente, en consistorio
4. Atender un templo romano como patrono de él
5. Elegir al Papa
En la actualidad la normativa vigente está regulada por la constitución apostólica Universi Domini gregis de 22 de febrero de 1996, donde se estableció que el número máximo de los electores sería de 120. Sin embargo, por segunda vez, Juan Pablo II ha superado la cifra pues ha llegado a 184, que representan a 61
Países; de ellos, 135 tienen menos de 80 años, por lo que pueden ser electores. .
Con la bula Inter Coetera de 1493 de Alejandro VI se concede América a los Reyes con la condición de que evangelizaran. La Santa Sede queda de algún modo marginada delegando en los Reyes la empresa. La
Corona Española, por tanto, es la suprema rectora debido a las facultades otorgadas por el Real Patronato o Vicariato Regio, que degenera en Regalismo sobre todo con los Borbones. A través del Consejo de Indias o funcionarios indianos interviene en todos los aspectos excepto los sacerdotales: selección y envío de misioneros, distribución, alimentación, construcción de iglesias. Es un arma de doble filo pues puede llevar a uno de los extremos: el regalismo o la teocracia. Con la República se hereda prácticamente esta regulación hasta que con el célebre Bartolomé Herrera, ministro de asuntos exteriores de Echenique, se consigue el primer concordato entre el Perú y la Santa Sede.
El cardenalato se convirtió en una institución del máximo prestigio, de ahí que todas las naciones deseasen un cardenal para aproximar su país a la Santa Sede. Fue el Virrey Pezuela el primero que lo intentó proponiendo al entonces arzobispo de Lima, Mons. Bartolomé María de las Heras, para el capelo, en 1816; la situación inestable de la emancipación lo impidió. Nuevamente en 1860, el delegado del Perú ante la Santa Sede Luis Mesones, elevó la propuesta para el entonces arzobispo de Lima, Mons. José Sebastián de Goyeneche y Barreda; ahora fueron las circunstancias italianas las que lo imposibilitaron. Fue en 1873 Pedro Gálvez quien buscó la dignidad para Monseñor Orueta y Castrillón. En 1923, Rey y Bozz, tramitó el cardenalato para Mons. Emilio Lissón. Hubo que esperar a Monseñor Juan Gualberto Guevara, arequipeño, sacerdote secular, director del mejor periódico del surandino El Deber quien lo obtuvo en el consistorio de 18 de febrero de 1946 con el Papa Pío XII
Juan Gualberto Guevara
Fue el 29 arzobispo de Lima. Nació en Vítor (Arequipa) el 12 de julio de 1882 y se ordenó en Puno el 2 de junio de 1906. Se graduó como Dr. En Derecho Canónico en la Gregoriana de Roma en 1922. Canónigo tesorero del Coro de Arequipa, Director del diario "El Deber" de Arequipa. Consagrado como obispo de Trujillo el 2 de marzo de 1940, fue elevado a la dignidad arzobispal el 23 de marzo de 1943, trasladado a la arquidiócesis primada de Lima el 16 de diciembre de 1945.
Fue creado cardenal por Pío XII el 18 de febrero de 1946, asignándole el título presbiteral de S. Eusebio y como miembro de la Fábrica de San Pedro y de las SS. Congregaciones de Ritos y de la Iglesia Oriental.
Como arzobispo fue ejemplo de trabajador celoso destacándose en el impulso de la Acción Católica, instalando la JOC (Juventud Obrera Católica) el fomento de las vocaciones sacerdotales con el fortalecimiento del Seminario. Después de larga y penosa enfermedad, murió el 26 de noviembre de 1954 cuando estaba dedicado de lleno al V Congreso Eucarístico Nacional y Mariano.
Fue honrado por las condecoraciones de Baylio Gran Cruz de Honor y Devoción de la Soberana Orden de Malta, Gran Cruz de la Orden del Mérito de Bernardo O' Higgins de Chile, Gran Cruz de Isabel la Católica de España y Gran Cruz de la Orden del Cruceiro do Sul del Brasil. El Papa le hizo su legado a Latere en los Congresos de Sucre (Bolivia) y en el IV Congreso Eucarístico Nacional del Cuzco celebrado en 1949.
Tuvo como obispos auxiliares a Federico Pérez Silva, C: M (1946-1952) y arzobispo coadjutor Juan Landázuri.
Juan Landázuri Rikkets
Fue el trigésimo arzobispo y condujo la arquidiócesis por 35 años, desde 1954 a 1989. Sus últimas palabras radiadas por Radio Programas quedarán para nosotros como un Testamento de Esperanza. Ningún rictus de dolor, nada de su cáncer. Sólo le preocupaba la situación de los más necesitados, en ese momento los rehenes de la Embajada del Japón, para los que tuvo palabras de consuelo al tiempo que instó a los terroristas del MRTA a deponer las armas y a buscar la paz. Guardamos también el recuerdo con motivo de su última visita a su tierra, con motivo de la toma de posesión del nuevo arzobispo, Monseñor Luis Sánchez-Moreno; cómo se prodigaba con sus paisanos, no acababa de salir de la catedral pues todos querían saludarle y recibir su bendición.
Tuve ocasión de saludarle en Lima con motivo de la fiesta del Papa. Le obsequié con un librito sobre santo Toribio Mogrovejo y como agradecimiento me invitó a conversar en su casa. La entrevista no pudo llegar a realizarse por sus achaques, pero a mí me bastó con su sonrisa agradecida. También en Mayorga-Valladolid, la patria del santo arzobispo, se acuerdan perfectamente de su visita en 1964; todos sabemos de la devoción que tuvo por su santo modelo; de él señaló en 1982 que fue "pastor de profunda piedad, de notable competencia en la jurisprudencia, con experiencia vivida en España en puestos de gran responsabilidad [...] Su figura de legislador y organizador, embellecido con los rasgos dulces y bondadosos del Pastor Bueno que da toda su vida por las ovejas, resplandece todavía con vívida luz que marca rutas y pautas a Pastores y fieles en esta hora en que vivimos". Parece un autorretrato de su persona. Conocemos su debilidad por el Santo Arzobispo, como lo demuestra este texto, el envío de imágenes del santo a distintos lugares como a la parroquia que lleva su nombre en Arequipa -por la Apacheta- y por ello no nos sorprendió su deseo de ser enterrado en su capilla, en la Catedral de Lima. Su recuerdo es una invitación a la altura, a subir, pero al estilo de Su Eminencia: "subir bajando"
Nació en Arequipa el 19 de diciembre de 1913. A pesar de llevar en su sangre tantos apellidos ilustres, lo dejó todo y vistió el sayal franciscano en La Recoleta y en Ocopa (provincia misionera de San Francisco Solano) tras pasar por la UNSA. Fue ordenado sacerdote el 16 de abril de 1939 y el 24 de agosto de 1952, por nombramiento del Papa Pío XII, fue consagrado obispo de Lima. A la muerte del Cardenal Guevara fue elegido por el Cabildo como Vicario Capitular el 2 de diciembre de 1954. Será Arzobispo de Lima y primado del Perú desde el 6 de mayo de 1955 hasta el 30 de diciembre de 1989, sustituyendo al primer cardenal de Perú, el también arequipeño Juan Gualberto Guevara. Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana por 33 años entre 1955 y 1988, fue designado Presidente Honorario Vitalicio. Creado Cardenal por el Papa Juan XXIII el 19 de marzo de 1962 recibió el título presbiteral de Santa María in ara coeli. A lo largo de los 34 años como arzobispo acompañó con ejemplar entrega pastoral a su pueblo, por cuyo bienestar espiritual y material trabajó generosamente, por lo que fue distinguido como Gran Cruz de Honor y Devoción de la S.M.O. de Malta. Se preocupó por la educación y los medios de comunicación para los que creó la Oficina nacional de Educación Católica y el Centro de Información Católica. Como Arzobispo de Lima creó la Misión de Lima para auxiliar a las barriadas al grito de "Por Cristo para un Perú mejor"; organizó Cáritas del Perú, colaborando en la ayuda social de Villa El Salvador y en las proximidades del Mercado Mayorista de la capital. Rn 1959 convocó y presidió el XVIII Sínodo Arquidiocesano de Lima. Durante los once gobiernos de la República supo afrontar las relaciones Iglesia-Estado con firmeza y comprensión, sobre todo como mediador de paz cuando surgió la güerilla marxista y maoísta en el Perú; ordenó a 38 obispos y participó eficazmente en las conferencias de Medellín y Puebla. Fue Vice-presidente del CELAM, Co-Presidente de la Asamblea Episcopal de Medellín, Co-Presidente del Sínodo Mundial sobre la evangelización y legado pontificio a los congresos eucarísticos de León (España) y Huancayo. Participó en la preparación, realización y aplicación del Concilio Vaticano II. Colaboró eficazmente al pleno reconocimiento de la independencia y autonomía de la Iglesia en el Perú.
No tuvo miedo a la Hermana Muerte como su Padre san Francisco por eso declaró: "Creo estar humildemente preparado para el abrazo con el Señor, porque eso es la muerte: el abrazo eterno con Dios Respecto a Santo Toribio: Han sido sus sucesores en la sede limeña los que han evaluado la trascendencia de su figura. Así, el Cardenal Landázuri, en su pastoral con motivo del IV Centenario del Tercer Concilio Limense, en 1983:"Su figura de legislador y organizador, embellecido con los rasgos dulces y bondadosos del Pastor Bueno que da toda su vida por las ovejas, resplandece todavía con vívida luz que marca rutas y metas a Pastores y fieles en esta hora en que vivimos"
En Recuerdos de un pastor al servicio de su pueblo dedica el capítulo XI la "sede de Santo Toribio de Mogrovejo". Tras una rápida semblanza, nos transmite estas confidencias personales "He leído y estudiado varias biografías del santo, porque toda su actuación mueve a emular su amor apostólico a las lamas, su fidelidad a la doctrina de la Iglesia, su fortaleza de ánimo, su magnanimidad en la empresa de predicar el Evangelio y servir a las almas. El Papa Juan Pablo II declaró a Santo Toribio de Mogrovejo patrono del Episcopado Latinoamericano, justo reconocimiento de su labor pastoral por el continente. Yo había llevado el pedido de nuestra Conferencia Episcopal al CELAM en su Asamblea General, que lo aceptó con entusiasmo y lo elevó al Papa. Todos los días he tenido presente el ejemplo de este paradigma de Obispo y he acudido a su poderosa intercesión, confiado en que así las decisiones pastorales tendrían un buen resultado, para bien de todos". (Pp.55-58).
Pidió ser enterrado en la Capilla de Santo Toribio por quien tuvo filial devoción.
Fueron sus obispos auxiliares: Fidel Tubino, José Dammert, Mario Cornejo, Luis Bambarén, Germán Schmitz, Augusto Beuzeville, Alberto Brazzini, Javier Ariz, Alfredo Noriega, Hugo Garaycoa, Miguel Cabrejos.
AUGUSTO VARGAS ALZAMORA.
Hace el número 31 y rige la diócesiis de 1989 a 1998
El Cardenal Vargas nació en Lima el 9 de noviembre de 1922. Hijo de Eduardo Vargas O´Dowling y Luisa Alzamora Bustamante. Fueron sus hermanos Eduardo, Luis, Inés y Maruja. Realizó sus estudios iniciales en el Colegio de Belén y los primarios y secundarios en el colegio La Inmaculada de la Compañía de Jesús. A los 17 años, el 9 de marzo de 1940, ingresó en el noviciado de San Estanislao de Kostka en Miraflores, donde estudió humanidades clásicas, emitiendo sus primeros votos en 1942. Entre los años 1946 y 1949 obtuvo la licenciatura en filosofía en la facultad de San Miguel (Argentina). Ejerce como profesor en el Colegio San José de Arequipa de 1949 a 1951. Fue además diplomado en pedagogía por la Universidad Católica. y comenzó la teología en la Facultad de Granada (España). Recibió la ordenación sacerdotal en Madrid, el 15 de julio de 1955. El 3 de febrero de 1958 hace su profesión solemne en la Compañía de Jesús. Al regresar a su patria, en 1970 fue nombrado director espiritual y luego rector del colegio de la Inmaculada; en 1975 fue nombrado delegado provincial para las obras de educación de la Compañía de Jesús en Perú; fue también consejero provincial y maestro de novicios. En sus actividades apostólicas sobresalió como director espiritual de los jóvenes estudiantes; en particular desempeñando el papel de director de las antiguas Congregaciones Marianas impulsadas por los jesuitas. A menudo llevaba a los estudiantes a visitar los barrios más pobres y degradados de Lima a fin de que pudiesen darse cuenta por sí mismos de los efectos de la injusticia social. Estas visitas a las personas abandonadas, él las consideraba parte de la formación espiritual de los jóvenes.
El Cardenal fue el primer director en el Perú de la obra "Fe y Alegría". Pablo VI lo nombró obispo titular de Cissi y vicario apostólico de Jaén en Perú el 8 de junio de 1978; recibió la consagración episcopal el 15 de agosto del mismo año. En el año 1982 fue nombrado secretario general del Episcopado peruano. El Papa Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral del vicariato apostólico el 23 de agosto de 1985. El mismo Papa lo nombró Arzobispo Metropolitano de Lima y primado del Perú el 30 de diciembre de 1989; tomó posesión de la sede el 26 de enero de 1990, reemplazando en el cargo al Cardenal Juan Landázuri Ricketts, O.F.M. En la Asamblea de febrero de 1993 fue nombrado presidente "ad interim" de la Conferencia Episcopal Peruana para sustituir por un año a Mons. José Antonio Dammert Bellido, obispo emérito de Cajamarca Fue creado Cardenal por el Papa Juan Pablo II en el consistorio del 26 de noviembre de 1994, con la sede titular de San Roberto Belarmino, poco después fue nombrado consejero de la Pontificia Comisión para América Latina. En la sesión del 24 de enero de 1994 fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal Peruana durante la 71 Asamblea Plenaria. En diciembre de 1998 el Papa Juan Pablo II aceptó su renuncia por límite de edad y el 9 de enero de 1999 entregó el gobierno de la Arquidiócesis de Lima al actual Arzobispo, Mons. Juan Luis Cipriani Thorne. Falleció el 4 de septiembre del 2000. En un comunicado oficial de la Arquidiócesis, el Arzobispo de Lima, el Obispo Auxiliar, Mons. Alberto Brazzini Díaz-Ufano, junto al cabildo de la Catedral "ruegan y agradecen sus oraciones por el Eminentísimo Señor Cardenal Augusto Vargas Alzamora, SJ, XXXI Arzobispo de Lima". Condolencias del Santo Padre Al enterarse del fallecimiento del Cardenal Augusto Vargas Alzamora, el Santo Padre Juan Pablo II envió sus condolencias al Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Juan Luis Cipriani Thorne, y ofreció sus plegarias para que Dios lo acoja en su eterno descanso. Al conocer la triste noticia del fallecimiento del Señor Cardenal Augusto Vargas Alzamora, Arzobispo emérito de Lima -dice el mensaje-, ofrezco fervientes plegarias unido a los fieles de esa comunidad diocesana, donde ejerció con solicitud su ministerio episcopal, pidiendo a Dios que conceda el eterno descanso a quien por varios años fue su diligente Pastor". Recordando su abnegada acción pastoral, y también su fidelidad a Cristo y al Sucesor de Pedro, expreso mi sentido pésame a Usted, al Obispo Auxiliar, clero, comunidades religiosas y fieles de esa amada Arquidiócesis y les otorgo de corazón, así como a los participantes en la Misa exequial, la confortadora Bendición Apostólica, como signo de fe y esperanza cristiana en el Señor resucitado. Ioannes Paulus PP. II".
Obispos auxiliares: Norberto Strotmann y Óscar Alzamora.
Juan Luis Cipriani Thorne
Ocupa el puesto 32 de los arzobispos y comenzó su misión a principios del año 1999. Su lema episcopal tomado del Evangelio de San Juan: "Consummati in unum" (Jn 17, 23). Al momento de su designación pública como nuevo Arzobispo de Lima, el 9 de enero de 1999, monseñor Cipriani se desempeñaba como Arzobispo de Ayacucho. Nació en la ciudad de Lima el 28 de diciembre de 1943. Cuarto de once hermanos, sus padres fueron el reconocido doctor Enrique Cipriani Vargas y la señora Isabel Thorne de Cipriani. Solicitó su admisión a la Prelatura del Opus Dei el 10 de junio de 1962. Realizó sus estudios primarios en el Colegio Inmaculado Corazón y la secundaria en el Colegio Santa María. Se graduó como Ingeniero Industrial en la Universidad Nacional de Ingeniería, en 1966. En la década de los sesenta tuvo una destacada participación en el ámbito deportivo. Salió campeón interescolar e interuniversitario de baloncesto a nivel nacional con la selección de su colegio, primero, y de su universidad, después.
Fue miembro de la selección nacional de baloncesto y logró el primer lugar en el bolivariano de Barranquilla, Colombia; ocupó el segundo lugar en el sudamericano de Lima; y salió campeón en el sudamericano de Montevideo, Uruguay. También participó en los panamericanos de Winnipeg, Canadá. Como ingeniero, laboró en la Compañía W.R. Grace y fue promotor del Instituto Rural Valle Grande. Pero, respondiendo al llamado de Dios, cambió el rumbo de su vida y, aceptando su vocación, realizó los correspondientes estudios de Teología en el Seminario Internacional de la Prelatura del Opus Dei en Roma y en la Universidad de Navarra, España, de donde egresó como Doctor en Teología. El 21 de agosto de 1977 fue ordenado sacerdote en la Basílica de San Miguel de Madrid. En 1988, es ordenado Obispo por Su Eminencia Cardenal Juan Landázuri Ricketts, y el Papa Juan Pablo II lo nombra obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Ayacucho hasta que en mayo de 1995 es nombrado Arzobispo de esa ciudad de la sierra central del Perú.
La Arquidiócesis de Ayacucho fue testigo, a lo largo de diez años, de la abnegada acción caritativa y solidaria de Monseñor Cipriani, quien realizó innumerables esfuerzos en favor de la paz y el desarrollo en esa región de los andes, agobiada por la extrema pobreza y el flagelo terrorista. Dio un gran impulso a las vocaciones sacerdotales en el Seminario de Huamanga, reconstruyó 17 de los 33 templos de la ciudad, alentó la presencia de religiosos contemplativos y asistenciales en beneficio de huérfanos, ancianos y enfermos. Patrocinó un programa de formación profesional de jóvenes en reconstrucción del patrimonio cultural y fue un permanente promotor de la pacificación, repoblamiento y desarrollo de Ayacucho, siempre inspirado en los principios de la doctrina social de la Iglesia.
Monseñor Juan Luis Cipriani tuvo también una muy sacrificada y delicada gestión en favor de la paz y la reconciliación ante la toma de la residencia del Embajador de Japón en Perú por parte de un grupo de elementos terroristas, hecho de repercusión internacional que duró más de 120 días. Esto ocurría a finales de 1996 y principios de 1997. Como representante de la Santa Sede en la Comisión de Garantes, puso constantemente en riesgo su vida, ingresando numerosas veces a la residencia tomada por los terroristas para intentar una solución pacífica. Allí ofreció celebraciones litúrgicas, confesiones y prédicas de la palabra de Dios. Luego de la sorpresiva intervención militar que puso fin a este lamentable suceso, monseñor Cipriani declaró: "Durante los cuatro meses recé, luché y trabajé duro para lograr una salida pacífica. Como padre, yo velaba por sus vidas, quería sacarlos a todos vivos. Ese era mi objetivo".
Como prelado, ha ejercido la docencia en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima -de la cual es actualmente Gran Canciller-, dictando la cátedra de Moral. Fue Director Espiritual en el Seminario de Lima. Capellán y profesor en la Escuela de Alta Dirección y en la Escuela Superior Montemar, en Lima. De 1986 a 1988 ocupó el cargo de Vicario Regional del Opus Dei en el Perú y vicecanciller en la Universidad de Piura. Ocupó el cargo de Presidente de la Comisión Episcopal de Evangelización y Catequesis, entre 1988 y 1991, y Consultor de la Congregación Romana del Clero, de 1990 a 1999. El 24 de marzo de 1999 se le reconoció como Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente es miembro del Dicasterio de la Congregación Romana de Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos y Miembro del Consejo de la Pontificia Comisión Para América Latina.
Monseñor Juan Luis Cipriani ha realizado, asimismo, estudios sobre la antropología en el pensamiento del Papa Juan Pablo II y publicado varios artículos entre los que destaca su serie de estudios sobre "La virtud de la prudencia en Santo Tomás", publicados en la Revista Teológica Limense a mediados de los años ochenta. Participó en el I Congreso Internacional sobre la Reconciliación en el Pensamiento de S.S. Juan Pablo II, en la ciudad surperuana de Arequipa, en 1985, con una intervención sobre "La ruptura del hombre consigo mismo". En 1988 bajo su iniciativa y coordinación se publicó la obra "Catecismo sobre la doctrina social de la Iglesia - Conoce tus derechos". Publicó "La evangelización de Huamanga en los siglos XVI, XVII y XVIII", "La Natalidad a la luz del Magisterio Católico", "Educación
Familiar", texto escolar, "Testigos vivos de Cristo. Desde la catedral de Huamanga". Es autor de la colección Nueva Evangelización, con los títulos "No he venido a ser servido sino a servir", "La institución universitaria: unidad y fundamento", "Para que tengan vida y la tengan en abundancia" y "Nostalgia de Dios"; además es autor de numerosos artículos en revistas y periódicos.