MANOLO Y PEPITA, matrimonio en misión en el Callao
Historia de amor de dos esposos misioneros
Manolo y Pepita como los llamamos son un matrimonio en misión que nacieron en Sevilla, España.
Manolo (Manuel) nació en Sevilla, el segundo de nueve hermanos, son cinco del matrimonio de sus padres y cuatro por su segundo matrimonio ya que su madre murió cuando él tenía 12 años, es por ello que son tantos hermanos.
Estudió primeramente Formación Profesional, por lo que estuvo trabajando en una Fábrica de aviones. Más adelante se presentó a Telefónica y era Técnico en Telefonía. Allí trabajó
durante muchos años, empezando desde abajo hasta llegar a Jefe de averías hasta su jubilación.
Pepita (Josefa) igualmente nació en Sevilla, ella es la segunda de tres hermanas, una ya en el cielo. Estudio Perito Mercantil, hasta que se caso fue secretaria de un Laboratorio de Perfumes, llevo una infancia muy sencilla y feliz.
Manolo y Pepita se conocieron a la tierna edad de 12 años y llevaron un largo y muy feliz noviazgo. Me cuentan que se conocieron por medio de un amigo de curso de escuela que los presentó y desde ahí empezaron a salir y conocerse. Llevaron un noviazgo de 12 años, y como ellos lo cuentan fue un milagro que el Señor les conceda vivirlo en castidad.
Han tenido diez hijos durante su matrimonio; cinco que están vivos en esta tierra y otros cinco que han nacido para el cielo.
Como nos cuenta Manolo, él siempre ha estado inmerso en el mundo de la Iglesia, tanto en los Cursillos de Cristiandad, Acción Católica, cursos de teología; en cambio Pepita no ha estado mucho en ese mundo, sino que solo hizo la primera comunión, se confesaba, iba a la misa pero nada más.
Hasta que llegó un momento sus vidas en donde su matrimonio empezó a tener muchas dificultades, fue en ese tiempo cuando por primera vez escucho un anuncio, el anuncio de que Dios los quería inmensamente, fue cuando les anunciaron las catequesis del Camino Neocatecumenal, y como ella lo dice muy alegremente: “Si a mí no se me hubiese predicado y hubiera reconocido que eran mis pecados los que me separaban de mi marido, porque tampoco había escuchado nunca con tanta fuerza que Dios me quería a mí tal como yo era, y que había muerto por mis pecados, por AMOR hacia mí, hoy no sé qué sería de mi vida. Con toda seguridad, hoy estaría separada, no sé qué habría sido de mis hijos.... El Señor me llamó a conversión y gracias a Él llevamos 40 años en el Camino. (Bendito sea Dios).” Incluso su marido que tanto tiempo estaba metido en grupos de Iglesia llego a comprender que tanto lo que se había esforzado para ganarse el cielo estudiando teología, etc., comprendió que Dios le daba gratis el cielo.
En el Camino ellos han sido catequistas durante 30 años allá en Sevilla y otras provincias de España. Hasta que llegó un momento en que se puso en marcha el carisma de la FAMILIA EN MISION en donde aquellos que sentían esa llamada de parte del Señor y se querían poner en sus manos para ser mandados a anunciar el Evangelio a cualquier parte se podían poner de pie.
Durante bastante tiempo fueron a retiros y convivencias de familias, pero el punto está en que en esas convivencias siempre se salía por sorteo, pero a ellos nunca les tocaba. Hasta que el Señor les dio el regalo de salir en el año 2010, donde les tocó por sorteo el Perú.
Ellos dicen esto de lo que el Señor les ha regalado: “ No hay nada mejor que perder la vida anunciando el Evangelio y dar a conocer a la gente el Amor de Dios, que muchos no conocen! Este deseo te surge del agradecimiento que se tiene a Dios y a la Iglesia, a la que estamos encantados de poder servir.”
Fueron enviados al Seminario Diocesano “Corazón de Cristo” de la Diócesis del Callao donde han ayudado en la formación de los futuros sacerdotes organizando un poco los servicios de casa, de alimentación, de gastos de los chicos, compartiendo con ellos sus alegrías, dificultades, siendo ecónomos magníficos. Han podido evangelizar también en la zona de Pachacutec, la Vicaria China, Dulanto y otros lugares del Callao y de Lima.
De su tiempo que han estado en el Seminario ayudando con el carisma que es la Familia en Misión nos dicen: “El tiempo que hemos estado en el Seminario ha sido estupendo, el haberos conocido y compartido vuestras experiencias, ver como el Señor os ayuda, aún en medio de dificultades, a estudiar duro, obedecer a los Formadores, etc. ha sido una verdadera Gracia de Dios, que hoy echamos de menos no poder compartir… Haber podido ayudar a tantos hermanos en sus problemas....”
Actualmente, Manolo y Pepita -terminado el tiempo de misión de ayuda al Seminario- se encuentran ya en Sevilla, muy tristes por no estar en el Perú y con deseos de volver, disfrutando de su matrimonio en medio de la vejez y de la compañía de su familia. Siempre que contactan con el Seminario nos desean un camino lleno de santidad y de lucha por las almas que Dios quiere llevarlas al cielo que es NUESTRA VERDADERA PATRIA.
Jorge Adrian Torero Renteros