jueves, 29 de noviembre de 2018


Leemos en la Exhortación apostólica Ecclesia in America: "La expresión y los mejores frutos de la identidad cristiana de América son sus santos. En ellos, el encuentro con Cristo vivo  'es tan profundo y comprometido [...] que se convierte en fuego que lo consume todo, e impulsa a construir su Reino, a hacer que Él y la nueva alianza sean el sentido y el alma de [...] la vida personal y comunitaria'.  América ha visto florecer los frutos de la santidad desde los comienzos de su evangelización. Este es el caso de santa Rosa de Lima (1586-1617), 'la primera flor de santidad en el Nuevo Mundo' (…) Después de ella, el santoral americano se ha ido incrementando hasta alcanzar su amplitud actual.

Como excelente humanista y psicólogo, a fuer de buen pastor, el papa San Juan Pablo II, en su visita al Perú, proyectó luz sobre el dolor humano, alentando a mirar la cruz de Cristo: "Solo en la cruz puede encontrar el hombre una respuesta válida a la interpretación angustiada que surge en el corazón del hombre doliente. (...) Identificado con Cristo en la cruz, el hombre puede experimentar que el dolor es un tesoro; y la muerte, ganancia; puede experimentar cómo el amor a Cristo dignifica, hace dulce el dolor y redime" (Callao, 4 de febrero 1985, n.4).

El Papa Benedicto XVI a la hora de marcar la identidad de nuestro continente en su magistral discurso de inauguración del V CELAM en Aparecida señaló la cruz como nota distintiva:

 La sabiduría de los pueblos originarios les llevó afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos:

- El amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del perdón y de la reconciliación; el Dios que nos ha amado hasta entregarse por nosotros;

- El amor al Señor presente en la Eucaristía, el Dios encarnado, muerto y resucitado para ser Pan de Vida;

- El Dios cercano a los pobres y a los que sufren

Bastará recordar, bajando desde el norte del Perú hasta el extremo sur de su territorio, las numerosas cruces y cientos de testimonios de esta presencia sagrada del Cristo Crucificado. Veamos cómo viven nuestros santos el misterio de la cruz y de su transfiguración en la luz de Cristo. 

1. ROSA DE SANTA MARÍA. El mismo Catecismo de la Iglesia Católica, auténtica enciclopedia de la cultura católica para nuestro tiempo, recoge dos momentos de la vida de nuestra santa, tomados de la primera biografía, la del P. Hansen, publicada en Lovaina en 1668. El primero alude a su vida de gozosa cruz: "Fuera de la Cruz no hay otra escala por donde subir al cielo" (CIC n.618); el segundo, referido a su amor por los pobres: " El día en que su madre le reprendió por atender en la casa a pobres y enfermos, Santa Rosa de Lima le contestó: 'Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús" (CIC n. 2449). En los últimos años sufre una larga enfermedad, en la cual dice a menudo: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor". Antes de morir le pide perdón por todos los pecados a cada uno de los de su casa. Muere exclamando "Jesús, Jesús sea conmigo" el 24 de agosto de 1617 a los 31 años de edad. Canonizada en 1671 por Clemente X y proclamada patrona de América y de Filipinas, su cuerpo descansa en el convento de Santo Domingo de Lima.

2. MARTÍN DE PORRES. Para Dios no hay profesiones indignas, sino indignos profesionales. Los hombres se fijan en las apariencias, el color de la piel, la estatura, el dinero, el vestido...pero Dios sólo mira al corazón. Nuestro Fray Escoba fue un marginado de su tiempo, el siglo XVI. Era hijo "ilegítimo" del español Juan de Porres y de Ana Velázquez, mujer negra descendiente de esclavos africanos. Al ser mulato y pobre le tocó sufrir en más de una ocasión el menosprecio de la sociedad. Sin embargo, su madre le descubrió el evangelio de Jesús: "El que se humilla será ensalzado". A Fray Martín no le importó ser "simple" lego o donado de la orden de Santo Domingo, sin poder ser sacerdote; tampoco tuvo a mal el estar continuamente sirviendo a los demás, ir de un lado para otro con la escoba, atender a los enfermos, a los mendigos... Dios se sirvió de su persona para unir las razas, para hermanar a los ricos con los pobres...y a todos los hombres con Dios.

3. FRANCISCO SOLANO. Allí San Francisco Solano, el insigne misionero que desplegó su intensa actividad apostólica en diversas regiones de los que hoy son los países de Argentina, Bolivia y Perú, expiró en 1610 "musitando una plegaria hermosa, compuesta por él, que ha corrido por todas partes y que aquí copiamos":           "¿Qué tengo yo, Señor Jesús, que tú no me hayas dado? ¿Qué sé yo, que tú no me hayas enseñado? ¿Qué valgo yo, si no estoy a tu lado? ¿Qué merezco, si a ti no estoy unido? Perdóname, Señor, los yerros que contra ti he cometido, pues me creaste sin que yo lo mereciera, y me redimiste sin que yo telo pidiera. Mucho hiciste en crearme; mucho en redimirme; ¿y serás menos poderoso en perdonarme? Y la acerba muerte que padeciste, y la mucha sangre que derramaste no fue por los ángeles que te alaban, sino por mí y los demás pecadores que te ofenden. Si te he negado, déjame reconocerte; si te he injuriado, déjame alabarte; si te he ofendido, déjame servirte. Porque es más muerte que vida la que no está empleada en tu servicio. Amén".

La cruz de madera que San Francisco Solano cargaba devotamente por los patios del Convento de los Descalzos puede admirarse aún hoy, guardada tras una simple protección de vidrio, en la iglesia de San Francisco, en Lima, a un lado de la capilla de la Virgen María bajo las advocaciones de la Virgen de Aránzazu y de Nuestra Señora de Guadalupe. Desde Lima marcha a Trujillo en calidad de Superior en 1602. En 1604 regresa a la metrópoli. En diciembre de 1605, abandonando su retiro y con un crucifijo en la mano, sale por calles y plazas exhortando a todos a la penitencia por sus pecados y amenazando a los reacios con los castigos divinos. La vista de aquel fraile, espejo de la penitencia, el ardor de su mirada y el fuego de sus palabras, conmueve a sus oyentes. Le siguen hasta la plaza mayor y allí el gentío se hace cada vez más numeroso de tal manera que deben dejar abiertas las iglesias por petición popular de la confesión.

 

4. JUAN MACÍAS. Cruzar el océano, 12.000 kilómetros, para desempeñar el cargo de portero no parece encajar en el cuadro de los grandes misioneros. Pero él ha sido el único misionero extremeño canonizado. Desde la portería del convento, de su prosa ordinaria compone un poema heroico extraordinario. Provee el sustento diario de cuantos se acercan a su puerta en busca de socorro. "Al pedir a los ricos para sus pobres, les enseñaba a pensar en los demás; al dar al pobre lo exhortaba a no odiar"- apuntará Pablo VI.  Destaca su filial devoción a la Virgen María. En 1630 se le apareció Nuestra Señora del Rosario en la capilla de su convento con motivo de un temblor de tierra. El mismo Juan contó que Nuestra Señora del Valle, cuya imagen veneraba en el cuadro que tenía en su celda, le había hablado y concedido cuanto le había pedido. Con el rezo del Rosario invocaba a la Trinidad por medio de María. Su contemplación le llevaba a amar a la naturaleza, al prójimo, su vida consagrada. Dios obró por su intercesión varios milagros entre los que sobresalen las constantes multiplicaciones de alimentos. Al finalizar el mes de agosto de 1645 enfermó de disentería. Su celda era visitada por los pobres y los ricos. A su cabecera se hallaba el virrey, marqués de Mancera. Murió el 17 de septiembre de 1645, contaba 6O años. Gregorio XVI le beatificó en 1837 y Pablo VI le canonizó en 1975.

5. TORIBIO MOGROVEJO. Antonio León Pinelo: "No es nuestro el tiempo, es muy breve y hemos de dar cuenta de él...Y he ponderado de la vida de este gran varón que en 25 años que rigió la iglesia de Lima no trató de otra cosa que de su salvación...Fue su vida una rueda, un movimiento perpetuo que nunca paraba. Y si la vida del hombre es milicia en la tierra, bien mereció el título de soldado de Cristo Señor Nuestro, pues nunca faltó a lo militante de su iglesia para conseguir el premio en la triunfante". En la ascética y mística oración y penitencia van a la par. Como afirmaba santa Teresa "oración y regalo no se compadecen". Todos los testigos coinciden en afirmar que Mogrovejo usaba cilicios y disciplinas ordinariamente por la convicción de que el cuerpo debía servir libremente al espíritu. Tal actitud, que tanto cuesta comprender a nuestra mentalidad, era la habitual en los tratadistas y cristianos de la época. Baste con citar el texto de una de las obras más difundidas de la espiritualidad jesuítica, tan cercana al Prelado: "Si queréis ver cuánto habéis aprovechado en la virtud, mirad cuánto os habéis mortificado; qué tan vencidas y domadas tenéis vuestras pasiones y malas inclinaciones". Junto a esta penitencia hay que señalar su austeridad en el comer, vestir y dormir, y que fue destacada por todos los declarantes. Diego Morales destaca, además, su laboriosidad: "Toda su vida fue un continuo trabajo sin descansar, cuidando de las cosas del culto divino". La que fuese cocinera en la casa arzobispal y luego religiosa clarisa, Ana María de Collazos, añadirá sobre su austeridad en el comer: "Era muy abstinente y templado en su comida porque de ordinario en días de carne era un riñón de vaca cocido en agua y ése sin sal, ni otro aderezo más; para guisarlo después en la mesa le echaban los criados un poco de pimienta solamente y en cuanto a los días de pescado solía ser su comida ordinaria: unas habas cocidas con agua, sin sal y una poca de calabaza cocida y frita en aceite, pero también sin sal, y la espolvoreaba también con pimienta y no comía otros guisados aunque los pusiesen a su mesa bastantemente para su provisor el Dr. Valcázar, difunto, y para todas personas que solían comer a la mesa...Continuamente ayunaba y que se abstenía de comer huevos, leche y cosas guisadas con manteca" (II, 177).

5. ANA DE LOS ÁNGELES. En 1985 tuvo lugar la inolvidable visita del Papa Juan Pablo II a nuestra Tierra. En aquella oportunidad, ante miles y miles de peruanos, beatificó, esto es, proclamó bienaventurada, a la primera que en Arequipa ha conseguido ese galardón. Nadie como los santos ha sido más solidario, por eso te recordamos tanto en Arequipa, especialmente los días 10 de cada mes. Guiado por la monumental obra de Dante ZEGARRA LÓPEZ: Monasterio de Santa Catalina de Sena en Arequipa y Da. Ana de Monteagudo (Desa, Lima, 1985) y por la visita a tu incomparable campo de santificación, tu monasterio, vamos a recordar lo más sobresaliente de tu dichosa vida. Aunque no se sabe con exactitud la fecha de su nacimiento, estaría comprendida entre los años 1602 y 1606. Fue la cuarta hija de los ocho del matrimonio formado por Sebastián de Monteagudo (natural de Villanueva de la Jara, Cuenca) y Francisca de León (arequipeña, hija del ex-corregidor Juan Ruiz de León). Vivían en unas casas detrás de las huerta y solares del convento de Nuestra Señora de las Mercedes. Su padre era comerciante, agricultor y dueño de una pulpería en el mismo domicilio, y después cerca de la Plaza de Armas, frente al templo de la Compañía. Era familiar del Santo Oficio o Inquisición. En 1645 sor Ana formaba parte del Consejo de Madres en tiempos del priorato de Sor Juana de Solís y también le tocó ejercer como maestra de novicias. A fines de 1648 fue elegida priora por un período de tres años; tal evento fue motivo de burla y escarnio por parte de algunas religiosas que la consideraban pobre y sin capacidad para el mando. Sabemos sin embargo por el testimonio de la seglar Francisca de Monteagudo que su discurso de aceptación del cargo maravilló a todas. Nos narra Catalina de Cristo que es tal momento tomó las llaves del convento, las puso delante del Crucifijo del Coro y pidió que le dieran otra responsabilidad puesto que consideraba que no tenía ni capacidad de hablar ni de escribir para acometer dignamente las obligaciones de priora. Tan aceptó cuando escuchó la voz del Crucifijo: "Toma las llaves y gobierna, yo te ayudaré". Parece ser que tenía en su celda un gallo para -según su testimonio- recordar que al igual que san Pedro era una pecadora y que estaba muy necesitada de conversión. Su celda era muy sencilla y contaba con una frazada y un colchón roto. Juan Pablo II, en su visita a Perú, la beatificó el 2 de febrero de 1985, destacando lo siguiente: "En ella admiramos sobre todo a la cristiana ejemplar, la contemplativa, monja dominica del célebre monasterio de Santa Catalina, monumento de arte y de piedad del que los arequipeños se sienten con razón orgullosos [...]Todos encontraron en ella un verdadero amor. Los pobres y humildes hallaron acogida eficaz; los ricos, comprensión que no escatimaba la exigencia de conversión; los Pastores encontraron oración y consejo; los enfermos, alivio; los tristes, consuelo; los viajeros, hospitalidad; los perseguidos, perdón; los moribundos, la oración ardiente".

6. P. DIEGO RUIZ ORTIZ, PROTOMÁRTIR DEL PERÚ. Su vida de oración, austeridad, caridad y gran penitencia ganó la confianza de los indios. Sin embargo, un día como otro Juan Bautista predicó contra el adulterio de Tito Cusi quien se había separado de su esposa Evangelina por unirse con Angelina Polanqilaco. Esto mismo se daba entre sus militares y capitanes. Cuando el P. Marcos estaba con orden de destierro, Fray Diego vino al toque desde Huarancaya a Puquiruna donde estaba el Inca y para recoger las cosas de la iglesia, al tiempo que pedía al Inca su amigo que le dejase predicar allá porque el trabajo era arduo y uno solo no podía. Diego Ortiz va a luchar contra las idolatrías, especialmente en el pueblo Chuquipalpa, donde adoraban a un ídolo principal, "Punchao", donde estaba una estatua del sol y una piedra blanca, sobre un manantial de agua. El misionero comenzó a levantar cruces en los montes y lugares que dedicaban a adorar al demonio . Organizó colegios, construyó iglesias. Lo mismo hará en el pueblo de Puquira donde dicen que exorcizó al demonio mediante un fuego en la piedra donde decían que se hacía visible y salió huyendo (NS 36). Ello provocó la aceptación de la fe y el bautizo de muchos, pero, por otra parte, los hechiceros vieron mermados su poder, irritándose contra el Padre. Según Juana Guerrero, esposa de Martín Pando, secretario del Inca.

Procuran rebajar su influencia para lo que unas indias se vestirían con hábitos agustinos y arruinarían la castidad del Padre. Un día el Inca invitó al misionero a un banquete. El no fue por estar en misa y porque sabía que terminaría en borrachera. La gente se embriagó. Tito Cusi cogió tamaña borrachera y apoplejía. Llega Fray Diego quien pidió al Inca se arrepintiese de sus pecados sin que le hiciese ningún caso. La coya Angelina Polanquilaco llamó a los capitanes y al secretario Pando para que le matasen al religioso. Al llegar a su casa lo encontraron rezando. Los capitanes comenzaron a insultarlo y golpearlo, le sacaron al campo y le molieron a palos, le quitaron la ropa, ataron sus manos con sogas que cortaban la piel como cuchillo y lo dejaron a la intemperie desnudo y casi muerto de frío. Los indios pidieron que resucitase al inca tal como él les predicaba sobre la resurrección. El les contestó que pediría a Dios por ello pero que era un pecador que sólo podía pedir a Dios. A continuación sigue el martirio; le atan los brazos atrás al punto de descoyuntarle los huesos, le quiebran el pecho y rompen varias costillas; a media noche, le echaron agua en las ataduras para que se ajustasen y fuesen más dolorosas. Al amanecer, de nuevo le pidieron resucitase al Inca; él pidió celebrar Misa por tal intención, le desataron pero no podía mover los brazos. Martín Pando le golpeó los brazos y los volvió a sus sitio. Acabada la misa y visto que no resucitaba el Inca lo ataron en una cruz y lo azotaron. Se le acercó Juan Quispe quien le dio una bofetada dejando paralizada su mano hasta la muerte. Le hicieron un hoyo debajo de la barba donde se la introdujeron y lo arrastraron a la casa de la coya Angelina, lo llevaron luego a pie tres o cuatro jornadas hasta el pueblo de Mancaray donde el inca Túpac Amaru se estaba coronando. Y ordenó le llevasen a la hora del inca donde ajusticiaba a los malhechores. Como no moría el P. Diego los incas clavaron en sus uñas de los pies y manos espinas. Juan Tupa con su machete le golpeó en la cabeza hacia abajo, pues decían que paraba mirando al cielo. Corría el año 1571. No contentos con ello, sacaron el cadáver al camino y obligaron a que fuese pisoteado; cortaron la cabeza y lo pusieron sobre un peñasco, dejando el cuerpo expuesto a que lo comiesen las fiera. Echaron su cuerpo con la cabeza hacia abajo y llenaron todo de piedras, rociándole con salitre, chica y otros elementos de superstición.

 

7. GUNDISALVO (FRAY GONZALVO) DÍAZ DE AMARANTE (1540- 1618) Como indica su apellido, era natural de Amarante, norte de Portugal, cerca de Galicia. Peregrino en Compostela, experimenta una fuerte conversión que le lleva a decidirse a viajar a América. Tras varios avatares acaecidos por un naufragio en el Caribe arriba a Santo Domingo. Desde esta isla se dirige a Lima e ingresa en la Orden de la Merced. Destinado al convento del puerto del Callao, funge como portero y cocinero. Pronto se distingue por la puntual dedicación a sus labores de campanero, limpiar los altares, atender a los frailes enfermos y visitar a los pobres del puerto. Siempre que cura y consuela ora y hace orar. Su dedicación era tal que le llevaba a convertirse en criado del menesteroso. Tiene especial predilección por los niños, de modo particular los que eran atropellados por las ruedas de los carros de caballos.Confiado en el poder de la providencia acometía con audacia misiones arriesgadas como la que le llevó a salvar la vida de una mujer juzgada como adúltera y a la que quería asesinar su esposo. Con motivo de la temida visita al puerto del pirata Jorge Spilbergen, en 1615, sólo quedaron en el presidio los enfermos y ancianos. Fray Gonzalo salió a la calle y convenció a numerosos fieles para que acudiesen a la iglesia del convento mercedario para resistir al ataque con la oración. Nadie fue tocado por el corsario. La humildad y vida de unión con Dios del chalaco portugués conquistó los corazones de sus vecinos que en el momento de su muerte, el 27 de enero de 1618, se congregaron de modo extraordinario.

 

8. PEDRO URRACA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD  nació en Jadraque (España) en 1583. Su hermano franciscano lo llevó a Quito, donde por inspiración de la Virgen ingresó a la Orden de la Merced. Desde muy joven consagró su vida a la virtud, destacando en la penitencia, la abnegación, la oración y la humildad. Ordenado de diácono fue enviado a la Recoleta Mercedaria de Belén, en Lima, donde fue ordenado sacerdote en 1610, dedicándose a la evangelización de los más pobres. Con el íntimo deseo de ir a África a redimir cautivos, volvió a España en 1621. Tras 7 años regresó al Perú, ejerciendo en Lima los ministerios de la predicación y del confesionario, a la vez que crecía su fama en la vivencia de su fe. Los últimos años de su vida estuvo paralítico; ello no quitó ninguna ocasión para continuar su apostolado a través de la dirección espiritual de muchas almas hasta su muerte el 7 de agosto de 1657. Enseguida se inició el proceso de beatificación que fue llevado a Roma en 1678; el 31 de enero de 1981 se decretó la heroicidad de sus virtudes.  De igual modo tenía gran amor a la cruz con que predicaba; tal cruz es la que se venera por todo el mundo.En España aprovechó las vacaciones de palacio para visitar su pueblo natal, Jadraque, donde honró los sepulcros de sus padres y su hermano Pedro y donde convivió con su querido hermano Miguel. Recordó los años pasados allá, arregló las cosas familiares y dejó varias limosnas ofrecidas para misas; en Burgos dejó dos series de misas fundadas por todos los benefactores de la Orden y cautivos cristianos muertos durante el cautiverio. Entregó al P. General en Madrid el dinero enviado por la provincia de Lima para la redención. En España recolectó limosnas para tan noble fin.Al final de su vida, con grandes dolores, tan sólo decía: "Sea por amor de Dios, bendita sea Dios, cuán bueno es Dios".

 

9. FRANCISCO DEL CASTILLO (1615-1673) Llamado "El Apóstol de Lima", nació en 1615 en Lima. Como San Pedro Claver en Cartagena de Indias, se dedicó a predicar el Evangelio a los negros en la plazuela del Baratillo, mercado cercano a la ribera derecha del Rímac. Su oratoria sacra era muy efectista, recurriendo a la sorpresa y los mecanismos teatrales del barroco. Con una cruz –hoy en la iglesia de San Pedro de Lima- y con unas láminas y cuadros del cielo, el purgatorio y el infierno, invitaba a los negros a la conversión. Denunció el abuso de las autoridades en torno algunas sentencias que afectaban a los indios a pesar de exponerse a ser expulsado de Perú.  Tuvo a su cargo la misión de refaccionar la capilla de Nuestra Señora e los Desamparados, otrora en la actual Estación-Museo de los Desamparados, hoy en la capilla de Breña. Parece ser que fue allí hacia 1660, en la capilla, el primer misionero que tuvo la iniciativa del Sermón de las Siete Palabras o de las Tres horas.  Ahí mismo fundó la Escuela de Cristo, asociación de laicos en la que cultivaba su espíritu a través de meditación, espíritu de penitencia, la práctica sacramental y el amor al prójimo. Supo aglutinar todos los miembros del "cuerpo social": nobles, clérigos, comerciantes, siervos y menesterosos. Entre los más asiduos asistentes estaban los virreyes conde de Alba de Aliste, Conde de Santisteban y el Conde de Lemos. Con este último, tuvo una particular amistad, y fue padrino de tres de sus hijos.  Murió en Lima en 1673.

10. NICOLÁS DE DIOS AYLLÓN (1618). Indio natural de Chiclayo, fue educado por los franciscanos, en particular por el Padre Fray Juan de Ayllón que le protegió y le dio su propio apellido como muestra de afecto. Con él viajó a Lima para vivir en el convento de San Francisco donde se dio a la oración. Antes de los 21 años, edad a la que contrajo matrimonio con la india María Jacinta, había tenido un hijo natural de una joven mestiza. Después de este suceso ejerció como sastre en Lima dedicándose a la práctica de obras de caridad como un nuevo buen samaritano. Para cumplir con el cometido de asistir a los enfermos creó el Hospital de Santa Ana. Además fundó el asilo de Jesús María con capacidad para 12 muchachas pobres a las que atendió con su mujer, una mestiza mundana a la que hizo mudar de vida gracias a su acción caritativa pues cuidaba mujeres pobres en su propio hogar. Fueron tantas las ocupaciones que sus amigos sospecharon que poseía don de la ubicuidad y fue muy respetado por su papel de defensor de indios y negros frente a los poderosos. A su muerte, en 1677 se inició un proceso para elevarlo a los altares, pero para su desgracia la heresíaca Ángela Carranza mencionó en una de sus visiones al indio Nicolás Ayllón, por lo que la causa fue detenida. Hoy, la casa se ha convertido en monasterio de Jesús María, para  doncellas españolas e indígenas, bajo la estricta regla capuchina.

11. PADRE FRANCISCO CAMACHO(1629-1698). Hermano Francisco Camacho, Español, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Falleció en 1698."Al Dios más grande y bueno/ Al Venerable Siervo de Dios Fr. Francisco Camacho/  preclaro hijo de la Orden Hospitalaria/  Padre de todos los pobres/  imitador verdadero de san Juan de Dios,  nacido en Jerez de la Frontera en 1629.  Renacido en Lima del Perú en 1698.  Su Instituto devotamente le ofrece,  dedica y consagra este sepulcro por mandato y autoridad  de la Sagrada Congregación de Ritos el año del Señor de 1930."

Ésta es la lápida que cubre los restos del célebre Francisco Camacho. Se halla en la capilla de nuestra Señora de la Paz en la Catedral de Lima. Francisco Camacho viene a ser el Juan de Dios de Lima, al tiempo que el jesuita Francisco del Castillo representa lo que san Juan de Ávila para el santo de Granada.  Nació en Jerez de la Frontera en la Andalucía de frondosos viñedos y verdes campos un 3 de octubre de 1629. Los años de su infancia coinciden con los de la decadencia de España, gobernada por la Casa de Austria. Nuestro protagonista se enrola en el ejército a los 20 años. Posteriormente le entra la fiebre de la aventura, convirtiéndose en impenitente viajero. De este modo, se lanza al Nuevo Mundo. Tras el cansado viaje marítimo, cae enfermo a los pocos días de llegar a Nueva Granada, siendo atendido por los Hermanos de San Juan de Dios. Se recupera y llega a Perú. Acá pronto recorre Junín, Nuevo Potosí y Conchucos. Se establece en Lima donde dirige una gran hacienda. A los tres años renuncia y deja su vida militar. Comienza una etapa de búsqueda por varios países sin conseguir encontrar sentido a su vida. Al volver a Lima, como señal de conversión sincera a Dios, se dedica a la vida de penitencia, sacrificio y abnegación, recibiendo entre las humillaciones, la de ser tratado como un loco. Por tales indicios de locura fue recluido en un hospital, siendo atendido en una posada cercana al Baratillo, donde predicaba el jesuita Francisco del Castillo. Sus sermones serán decisivos para el cambio de vida. A los 34 años, el 3 de octubre de 1664, entra en la Orden de los HH. de San Juan de Dios. Desde este momento se convierte en el caballero de la caridad y apóstol de la justicia social. Recorre Lima durante 35 años como religioso pidiendo limosna para el sostenimiento del hospital y la construcción de otro nuevo. Predicará el evangelio con su vida dedicada al servicio de los hermanos más necesitados, de los pobres y menesterosos. Seguirá la tradición de los Hermanos de San Juan de Dios :Hermanos, háganse bien a sí mismos dando limosna para los pobres". Su frase preferida fue "encuentro a Dios en mis pobres". Después de una vida completamente dedicada a Dios, murió de hidropesía en Lima, el 23 de diciembre de 1698. El Papa León XIII declaró sus virtudes heroicas el 1 de enero de 1881.

 

12. TERESA DE LA CRUZ CANDAMO nace en Lima el 19 de agosto de 1875. Fueron sus padres don Manuel Candamo Iriarte y doña Teresa Álvarez Calderón de Candamo. Teresa fue bautizada el 27 de agosto de 1875. Teresa fue educada en un hogar profundamente católico y virtuoso. A fines del año 1886 se prepara para recibir la primera comunión recibiéndola el 1 de Enero de 1887 en la Iglesia de Santa Teresa. En el año de 1889 ingresa como interna en el colegio "San Pedro" dirigido por las religiosas de la sociedad del Sagrado Corazón de Jesús, aquí hizo suya la máxima de santa Sofía Barat "El deber ante todo, el deber siempre". En el colegio desarrolló muchas dotes culturales y sobre todo virtudes religiosas, tuvo especial devoción a la Santísima Virgen y se consagró como Hija de María, llegando a presidir la Asociación de las "Hijas de María". Culminó sus estudios escolares en  1892.

El año 1903 su padre don Manuel Candamo es elegido presidente de la República, en abril de 1904 debe embarcarse, junto con su esposa y sus hijas Teresa y María, a la ciudad de Arequipa a causa de una grave enfermedad y muere el 7 de mayo de 1904 en la ciudad de Arequipa, fue este un fuerte choque para la familia, quienes al concluir el año de luto, en abril de 1905 se embarcan rumbo a Europa, donde permanecen los años 1905 y 1906. El viaje realizado a Europa marcó el camino vocacional de la Venerable. En París, nos narra que sintió la llamada de Dios: Allí delante del tabernáculo (de la Parroquia Saint Pierre de Chaillot) y no sé si después de comulgar, tuve por primera vez el conocimiento absolutamente claro de que el Señor me pedía mi amor para El. En Suiza, llega a sus manos el libro "La vida interior" del Padre Tissot: "Lo leí con avidez, encontrando en el la espiritualidad que convenía a mi alma, y su lectura orientó mi espíritu hacia el único fin para el cual hemos sido creados, de una manera definitiva". Es este el libro que la acompañará toda la vida.

Teresa va vislumbrando el proyecto de amor de Dios que le sugiere una nueva y peculiar orientación de su vida. Es en Alassio (Génova), en el año 1906, encontrándose en oración ante el Crucifijo que luce en el altar mayor de la colegiata de ese lugar, Teresa recibe la llamada mística de la Cruz, como ella misma lo refiere: "Comprendí al mirarlo que me decía: 'Si buscas Ideal, aquí tienes; si quieres Amor, aquí tienes; si quieres Modelo, aquí tienes'. Teresa comparte todas estas intuiciones y anhelos con su hermana María, su confidente inseparable, quien se siente igualmente atraída por el Señor. Teresa tiene claro cuál es su vocación mas ¿cómo realizarla?, ¿cómo vivir este ideal, modelo y amor? Su itinerario sigue y se dirige a Lourdes donde permaneció cuatro días, pidiendo a la Virgen Santísima la solución a sus problemas espirituales.

Un 24 de febrero de 1919 llegó la respuesta definitiva al arzobispado de Lima. Desde que llegó el permiso para la fundación se puso todo esfuerzo a fin de preparar lo necesario para la nueva familia religiosa. En el año 1930 obtienen del gobierno la donación de un terreno junto a la parroquia de la Inmaculada Concepción convirtiéndose en la primera casa propia de la congregación, hoy la Casa-madre. En 1972 la congregación adopta como regla el manuscrito dejado por la Venerable "La Obra de la Cruz" dejando la regla de San Agustín, y en 1983 se obtiene el reconocimiento pontificio.

 La Madre Teresa permaneció como superiora general hasta su muerte el 24 de agosto de 1953, distinguiéndose siempre por su gran piedad y caridad ya sea para con sus hermanas, como para las personas con las cuales realizaba su apostolado. Siendo sus últimas palabras expresión de una ofrenda generosa "por las almas, por mi congregación, por los Párrocos del Perú y de todo el mundo".

Se presenta Cristo crucificado en la vida de la Sierva de Dios como aquel en el cual puede encontrar un sentido a su tristeza… y a su vida, El, se le ofrece como ideal, amor y modelo, es decir como plenitud de vida y la Madre Teresa lo asume ya no como un concepto fuera sino como una vivencia, es decir como una espiritualidad que será manifestación de la experiencia de Amor que el crucificado le ha donado y que ella en la Cruz ha asumido. Para la Madre Teresa la espiritualidad de la Cruz será desde entonces, ese vivir en donación continua y en continuo despojo para dar a conocer que el sufrimiento tiene un sentido, Cristo, el amor de Dios que en nuestra debilidad se manifiesta y que Madre Teresa entiende y vive como carisma que ilumina y da fuerza a su entrega dentro de la Iglesia, el misterio de la Cruz la hace participar activa e inmediatamente de los dolores y gozos de aquel que en la Cruz se entregó para dar a conocer su amor y dar un sentido a nuestra existencia.

12. FRAY ALFONSO MARÍA DE LA CRUZ SARDINAS Y ZAVALA, Fundador de la Congregación de Religiosas Franciscanas de la Inmaculada Concepción y Obispo de la Diócesis de Huánuco, nació el 30 de mayo de 1842, en el jirón 28 de julio Nº 700 en Huánuco. Sus cristianos padres fueron Don Manuel Sardinas de nacionalidad española y Doña Manuela Zavala, huanuqueña. El 1º de junio de 1842, a los dos días de nacido fue bautizado en la Iglesia "El Sagrario La Merced" de la ciudad de Huánuco, por el Padre Patricio Trujillo, siendo su Padrino el Presbítero Doctor Antonio Tellechea y los testigos Don Juan Abarca y Don Silvestre Estela. Recibió en la Pila Bautismal el nombre de Fernando, cambiado más tarde por el de Alfonso al ingresar de religioso al Convento de Ocopa.

Perdió a sus padres a tierna edad y quedó bajo la tutela de Don Isidro Soler quien le inculcó una sólida piedad y una tierna devoción a la Santísima Virgen. A pesar de los cuidados de sus parientes, hubo de experimentar los efectos inevitables de la orfandad.

Ya adolescente de 15 años, su figura era esbelta, alto de 1.71 m., de aspecto blancón, cara un tanto larga y bien proporcionada, frente amplia, ojos grandes y azules, cabellos rubios, dientes blancos, completos,  y bien alineados, de finos modales, de fácil y elocuente palabra; y como todo joven  lleno de ilusiones e ideales y atento a la Voluntad de Dios, como persona cristiana.

A los 15 años, 1857, decidió ingresar al Convento de los Padres Franciscanos de Ocopa, atraído por la vida austera y sencilla de los misioneros franciscanos.

Después de concluir sus estudios de filosofía y teología emitió sus votos definitivos el 18 de Diciembre de 1862. El sábado 1º de septiembre de 1866 se le confirió la Tonsura y las Órdenes Menores de: Ostiario, Lector, Exorcista y Acólito. El Subdiaconado recibió el domingo 2 y el Diaconado el domingo 9 de septiembre de 1866. El 3 de marzo de 1867 en la ciudad de Lima, le fue conferido el Sagrado Orden del Presbiterado por el Excmo. Monseñor Manuel Teodoro del Valle, primer Obispo de Huánuco.

Hombre de oración y penitencia, vivió en la mayor pobreza. Sufrió con admirable paciencia los dolores de una llaga incurable en la pierna. Sobrellevó muchos obstáculos con serenidad y fortaleza, propios de un santo.

Ya inutilizado se hacía llevar en un cochecito a la Iglesia para visitar al Santísimo Sacramento, donde pasaba largas horas en oración y contemplación. Se disciplinaba hasta derramar sangre. Antes de morir, hizo preparar su lecho en el pavimento para mortificación de su cuerpo y se entregó como oblación perfecta a la voluntad divina. Murió en olor de santidad el 26 de Junio de 1902 en la ciudad de Huánuco, a los 60 años de edad.

Por su vida virtuosa y ejemplar, el 5 de Julio de 1964, Monseñor Ignacio Arbulú Pineda, Obispo de Huánuco, inició la Causa del Proceso de canonización de Monseñor Sardinas. Su tumba es muy visitada en la Catedral de Huánuco, se le tiene por santo y se le atribuye muchas gracias obtenidas por su intercesión

Una frase que le caracterizaba era: "Que yo sea defendido por ti ¡Oh Virgen!"

13. PADRE LUIS TEZZA. Por amor de la obediencia, padre Tezza es un "misionero no realizado". En la situación precaria creada por la supresión de los institutos religiosos, se le presenta la oportunidad de unirse al proyecto de una misión en África, del beato P. Daniel Comboni, y del Obispo de Verona, Mons. Canossa. Sin embargo, a la hora de emprender el viaje, se le presenta un caso de conciencia: la alternativa es obedecer al Obispo que ordena partir para obedecer al Rescrito pontificio u obedecer a los superiores que sostienen la nulidad del Rescrito a causa de ambigüedades, inexactitudes e injerencias ilícitas. Para él es más importante el voto de obediencia profesado en la Orden y decide que no partirá sin la aprobación y la bendición de sus superiores. Sacrifica sus grandes esperanzas de la misión, tras ocho años de espera. En 1869 la obediencia lo llama a Roma como vice-maestro de novicios. En esta ciudad, en 1870, presencia la toma de Porta Pía y asiste a los heridos en la sección de San Giovanni. Dos años más tarde, la obediencia lo manda a la nueva fundación en Francia, como maestro de novicios en Cuisery: Tiene 30 años y en los 20 que permanecerá en Francia pondrá en evidencia su rica potencialidad de espíritu y de dotes; se hace "francés de corazón", promueve iniciativas y obras de grandes alcances. Cumple tan capazmente con las tareas de formador, superior, fundador de casas, que en pocos años constituye una provincia religiosa de la cual es responsable. Con inteligencia y sensibilidad abraza el campo socio-sanitario. Realizando grandes sacrificios y confiando en la Providencia Divina, abre cuatro centros de convalecencia para la asistencia directa de enfermos y ancianos. Es un verdadero precursor de las obras de asistencia sanitaria propias de la Orden.

En 1880 también a Francia llega la supresión de las órdenes religiosas y la expulsión de los religiosos extranjeros. Muy a pesar suyo, padre Tezza debe abandonar el terreno pero tres meses después retorna, como clandestino. Lo denuncian varias veces, pero siempre logra evitar el arresto, y conservar las casas religiosas, reconstruyendo en poco tiempo la Provincia. Con su ejemplo luminoso y sus inteligentes directrices, la enraíza fuertemente en la fidelidad a la vida común perfecta y en el ministerio de asistencia corporal y espiritual a los enfermos.

14. JOSÉ CALASANZ MARQUÉS. Este salesiano colosal fue uno de los miles de mártires de la incivil Guerra Civil Española de 1936 a 1939 y que tuvo a su cargo la actual parroquia del Sagrado Corazón en el distrito limeño de Magdalena del Mar, Pariente lejano del Santo Fundador de los Escolapios, había nacido en (Huesca) el 23 de noviembre de 1872. Conoció a Don Bosco en la visita que hizo a Barcelona en 1886, ya que era entonces interno en la incipiente Casa Salesiana de Sarriá. Habiendo profesado a los 18 años, cinco años más tarde, en Navidades de 1895, cantaba allí mismo su Primera Misa.  Secretario del Siervo de Dios don Felipe Rinaldi durante diez años, se le encargó después de la dirección del Colegio de La Esmeralda en las Corts de Sarriá, que en 1905 se trasladaba a Matará. Dejó esta Casa en 1916 para dirigir la de Camagüey (Cuba), de donde pasó a ser Provincial de la Inspectoría Boliviano-Peruana. Aquí, nada más llegar en 1923, el entonces arzobispo de Lima, Monseñor Emilio Lissó lo nombró vicepárroco de la entonces viceparroquia de San Miguel y Magdalena del Mar. , y desde 1925 de su Inspectoría de procedencia, la Tarra­conense.

Se distinguió por su gran corazón, lleno de amor a los Hermanos, a los Superiores y a la Congregación, demostrado con una actividad incansable en su servicio. Sereno mientras la persecución arreciaba, así habló a un Herma­no que le exponía sus temores: —Hijo mío, debemos tener más confianza en la Divina Providencia. De todos modos, creo que estoy en gracia de Dios.

Habiendo pasado con los demás salesianos una semana en la cárcel de Valencia, fue detenido por unos milicianos de Mislata, que, al ver la sotana en su maletín, le preguntaron si era cura: —Sí, soy Sacerdote Salesiano, res­pondió con calma y dignidad.

Fue conducido de pie en un camión hacia Valencia, y al llegar al Puente de San José, el disparo de un fusil que llevaba un mozalbete, desobediente a quien le indicaba el peligro anejo a la forma de llevar el arma, acabó con su vida. Los dos salesianos que le acompañaron fueron testigos de su inmola­ción, consecuencia del odio al sacerdote. Era el 29 de julio de 1936.

15. NARCISA DE JESÚS. Narcisa de Jesús Martillo Morán nació en Ecuador, en la localidad de Nobol, cerca de Guayaquil. En 1833. Desde sus años de juventud optó radicalmente por la santidad volando con las dos alas que tradicionalmente han puesto en marcha los santos: la oración y la penitencia. En la sencillez de los quehaceres domésticos se fue convirtiendo en una contemplativa enamorada de Dios; le gustaba retirarse a un bosquecillo cerca de su casa. En Guayaquil tuvo como consejero al gran franciscano Pedro Gual, campeón de la defensa de la Inmaculada y de la infalibilidad del Papa. Le orientó decididamente en su vocación religiosa e ingresó como hermana de la Tercera Orden de San Francisco en nuestra Lima, en el convento dominico del Patrocinio, ubicado en la Alameda de los descalzos.

Aunque residía con las freilas o monjas con votos perpetuos, la Hermana Narcisa nunca  hizo votos, pero se le permitió participar de la vida comunitaria. Tanto los religiosos como los laicos que frecuentaban el beaterio se percataron de la alta espiritualidad de Narcisa. Destacó especialmente en el don de profecía pues llegó a precisar el día de su muere que tuvo lugar en una fecha singularmente amada por ella, la fiesta de la Inmaculada de 1869. Lima se agolpó a dar el último adiós a esta ecuatoriana tan querida por los limeños en virtud de su santidad. Posteriormente Ecuador reclamó sus restos y Juan Pablo II la beatificó el 25 de octubre de 1992.

 

16. ASCENSIÓN GOÑI. FUNDADORA DE LAS DOMINICAS DEL ROSARIO

Española de origen navarro, la Madre Ascensión del Corazón de Jesús --Florentina Nicol Goñi,  nació el 14 de marzo de 1868 en Tafalla. Ingresó en las religiosas dominicas de la Tercera Orden de Huesca, fue profesora y directora del colegio anexo al monasterio. En Perú ayudó al obispo dominico monseñor Ramón Zubieta en la fundación de las Hermanas Dominicas del Santísimo Rosario, de las que fue la primera superiora general. El 24 de febrero de 1940 falleció en Pamplona (España). Al pasar por Lima, el Maestro General de los Dominicos, P. Luis Theissling les aconseja que creen una congregación nueva. Monseñor Zubieta y Madre Ascensión dan forma a las Constituciones el nuevo instituto llamado "Congregación de Hermanas Misioneras Dominicas del Santísimo Rosario". En ese momento, 5 de octubre de 1918,Madre Ascensión contaba con 50 años y será elegida como Priora General por 22 años, hasta su muerte.

En 1920 regresa a España y viene con un nutrido grupo de misioneras. En Lima, el 19 de noviembre de 1921, tiene que sufrir un duro revés, la muerte de Monseñor Zubieta. A partir de este momento Madre Goñi tiene que actuar en solitario. Dios bendice el Instituto y se expande por España, Centroamérica y, sobre todo, Perú. En 1932 llegarán a China y Portugal. Ante las graves noticias de España estará presente durante la Guerra Civil de 1936 a 1939. El 24 de febrero de 1940, 20 días antes de cumplir los 72 años de edad, el Señor la llamó a su presencia. Tres meses más tarde, el 21 de mayo, las Constituciones eran aprobadas definitivamente. Hoy están presentes en 12 provincias y cuentan con más de 800 religiosas por los cinco continentes. Tras el Concilio Vaticano II, en fidelidad creativa a su carisma han colocado sus acentos en la vida de fraternidad, la encarnación en las diferentes culturas y la solidaridad con los que sufren mayor pobreza y marginación.

17. RAFAELA DE LA PASIÓN VEINTEMILLA (1836-1918) Fundadora de las Agustinas Hijas del Santísimo Salvador, nació en Quito el 22 de marzo de 1836. Desde niña tomó como modelo de vida a la santa ecuatoriana, Mariana de Jesús Paredes, a quien decidió imitar. Al ser hermana del presidente de la República del Ecuador, general Ignacio Veintemilla, le tocó sufrir los avatares del mundo de la política, teniendo que pasar por acusaciones, persecuciones, maltratos. Por esta razón, se exilió voluntariamente y se domicilió en Lima (Perú), a la sombra de los Padres Agustinos. En 1895 fundó la congregación Agustinas Hijas del Santísimo Salvador. Su carisma tiene que ver con la alimentación material y espiritual de las niñas abandonadas. Como toda fundadora tuvo que sufrir numerosas pruebas, como la incomprensión, indigencia, difamación. Su amor a Dios y al prójimo le sacaron a flote y perseveró hasta ver una congregación entusiasta y floreciente. Murió en Lima el 25 de noviembre de 1918.

18. PADRE GUATEMALA, APÓSTOL DE ICA (1775-1839). Su nombre completo fue José Ramón Rojas de Jesús María, natural de Quetzaltenango (Guatemala), celoso franciscano, misionero entre infieles por tierras de Nicaragua, Honduras y Costa Rica. Al aprobarse la constitución liberal de su patria, Guatemala (República Federal de Centroamérica), fue desterrado y vino a parar al Perú en 1831. Su gran vocación misionera le llevó a las tierras de Cañete, Chincha y Pisco, culminando en Ica, donde se centró apostólicamente. Acá trajo una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y promovió intensamente su culto. Aquí levantó el hospital de Guadalupe de Pisco, donde se cuenta que hizo brotar agua en medio del arenal, en el lugar conocido hoy como Pozo Santo. A pesar de ser propuesto como obispo de Maynas, declinó por dedicarse de lleno a su apostolado iqueño. Murió en Ica en julio de 1839.

 

19. MÁRTIRES DE CHIMBOTE. Siervos de Dios Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, sacerdotes de la Provincia de Cracovia, y Alejandro Dordi, sacerdote del clero diocesano de Bérgamo, matados por guerrilleros de "Sendero Luminoso", los dos primeros el 19 de agosto de 1991, en Pariacoto (Perú), y el tercero el 25 del mismo mes en Santa, en la diócesis de Chimbote. Después de petición explícita del Ordinario del lugar, Mons. Luis Bambarén, con el apoyo de la Conferencia Episcopal Peruana, la Congregación para las Causas de los Santos autorizó, con fecha 5 de junio de 1995, la apertura de la Causa de canonización con un año de anticipación sobre el término previsto por la legislación actual (cinco años después de la muerte de los Siervos de Dios). Una vez concluida la misa de la noche del viernes 9 de agosto de 1991 en Pariacoto, los sacerdotes polacos P. Michel y P. Zbigniew, franciscanos, encargados de la parroquia del distrito se reunieron como habitualmente lo hacían con los animadores y catequistas para intercambiar opiniones y decidir las acciones que acometerían desde la parroquia en beneficio de la comunidad. Los sacerdotes fueron asesinados por una columna de senderistas que les disparó en un acampado después de haberles practicado un "juicio popular" ante la comunidad de Pariacoto. Junto a los cadáveres encontraron dos notas de los asesinos: "así mueren lo que hablan de la paz y los que lamen el imperialismo".  El P. Jaroslaw escuchó de labios del Padre Miguel, al finalizar los Ejercicios Espirituales dirigidos por los Hermanos de Villa El Salvador para los miembros de Catequesis Familiar de Pariacoto: ·"Me enamoré de Catequeiss Familiar". Por su parte una señora del pueblo contó este sueño: "Una noche el Padre Zbyszek entró en mi casa un poco cansado y me vio llorando, enjugó mis lágrimas y me invitó a salir afuera, y, al ver los rosales secos, me dijo: Ves, Dina, cómo están las hojas secas, hay que regarlas para que alegren tu casa´. A la mañana siguiente vi claramente la necesidad de compartir con los campesinos lo que me dio la Catequesis Familiar y con el corazón lleno de paz me decidí a salir a los pueblos y caseríos..."

Por su parte el P. Alejandro Dordi había nacido en Gromo San Marino (Bérgamo, Italia) el 22 de enero de 1931. Ordenado sacerdote el 12 de octubre de 1954, ingresó a la Comunidad Misionera de El Paradiso, formada por diocesanos. Desde allí fue enviado a trabajar al interior del país, luego a Suiza y a Perú, en 1980. En nuestra tierra se hizo cargo de la parroquia del Señor Crucificado de Santa (Chimbote), acompañando la formación de catequistas y de líderes rurales. Preocupado en formar comunidades, animó a la gente a caminar juntos sorteando todo tipo de dificultades. En 1983 trabajó decididamente al lado de la comunidad en la reconstrucción de los canales de regadío destruidos por las inundaciones de ese año. Promovió varios centros comunales como un centro destinado a la mujer que se convertiría posteriormente en un CEO en el que se dictan cursos de corte y confección, enfermería y secretariado. De igual modo desarrolló una constante labor con los jóvenes de Santa entre los que despertó un claro compromiso por la comunidad, logrando varias vocaciones. Era un 25 de agosto de 1991, a las 3.30 de la tarde, cuando el Padre Sandro se dirigía a celebrar misa en Vinzos, pueblo de la sierra de Canta, cuando fue interceptado por unos encapuchados que bajaron a sus acompañantes de la camioneta y dispararon a quemarropa al Padre. El pueblo de Santa perdió un sacerdote y ganó un santo mártir.

20. MATEO CRAWLEY-BOEVEY (1875-1960). Un arequipeño, apóstol mundial del Corazón de Jesús y de la Eucaristía. Lo fue el Padre Mateo Crawley-Boevey, nacido en Sachaca un 18 de noviembre de 1875. Fue su padre el caballero inglés Carlos Octavio Crawley-Boevey y su madre la arequipeña María Murga.

A los 9 años emigraron a Valparaíso (Chile) y allí estudió con los religiosos de los Sagrados Corazones, en cuyo instituto ingresó posteriormente en 1891 y se ordenó de sacerdote en 1898.Ejerció como profesor en el colegio de la Orden. De igual modo, atendió la Asociación de los Sagrados Corazones y animó espiritualmente varias obras sociales. Con el nombre de Curso de Leyes fundó una Facultad de Derecho que sería el embrión de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. A punto del stress por su entrega desmedida para socorrer a los damnificados por el terremoto de 1906 en Valparaíso, sus superiores le enviaron a Europa en viaje de descanso. El 24 de agosto de 1907 llega al santuario de Paray.le-Monial, lugar donde se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Allí se recuperó de su quebrantada salud y vio claramente cuál sería la vocación para el resto de su vida: Conquistar todo el mundo para el amor del Corazón de Jesús, casa por casa, familia por familia, entronizándolo en todos los hogares.  Cuando expuso el plan al Papa San Pío X, le complació tanto que le dijo: "No sólo te permito, sino que te mando, hijo mío, dar tu vida por esta obra de salvación social".Vuelve a América e inicia su cruzada en Valparaíso y la continúa por Chile y Perú. Posteriormente, su congregación lo destina a Europa para difundir el mensaje misericordioso del Corazón de Jesús; Inglaterra, Bélgica, Holanda, Suiza, Portugal y España se benefician de su encendida prédica. En este último país promovió el gigantesco monumento en el Cerro de los Ángeles para consagrar la nación al Corazón de Jesús. El nuevo Papa le dio la misión de instruir a los misioneros en la India, Ceilán, la China, Indochina, Japón y las islas Hawai. Fueron 50 años de ininterrumpida predicación. Fue padrino en la ordenación sacerdotal de nuestro querido Cardenal Landázuri. Promovió la "entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares", la adoración nocturna en el hogar, así como los monumentos dedicados a Cristo en lugares visibles. Su objetivo era "hacer vivir en el hogar y por el hogar, célula social, el divino llamado: 'Quiero reinar por mi Corazón'. Una de sus obras escritas fue "Horas Santas", auténtica llamarada de amor a Cristo como muestra en esta oración: "¡Jesús sigue revelando las maravillas de tu Corazón desde esa Hostia!...Avanza, Dios oculto y vencedor, avanza, conquistando en el comulgatorio alma por alma, familia por familia hasta que la tierra entera exclame, alborozada: ¡Alabado sea el Divino Corazón en su Eucaristía salvadora...; a Él, sólo a Él, en los altares, gloria y honor por los siglos de los siglos; venga a nos tu reino!". Murió en Valparaíso el 4 de mayo de 1960.

21. PASCUALITO FUSTER (1888-1950). Nació en Caína, Huánuco, de familia indomestiza. A los 20 años se trasladó a Lima y pronto se convirtió en una de las personas más queridas del distrito de Barranco. Mendigo, tullido de las piernas, no se amargó con su enfermedad sino todo lo contrario, se creció e hizo crecer a cientos de jóvenes. Se desplazaba sobre una tabla con chirriantes rodajes e impulsándose con dos planchas de lavandera. Cada mes iba pidiendo limosna en las casas de los vecinos adinerados de Barranco y en las puertas de las iglesias de Santo Domingo y de La Merced. Todo lo que recaudaba lo empleaba en obras de caridad, destacando de modo especial el pago de los estudios de seminaristas pobres, así como el socorro a indigentes y enfermos de tuberculosis. Se destacó por su vida de piedad, por organizar retiros espirituales y por obsequiar rosarios elaborados por él mismo con semillas endurecidas. Siempre estaba listo para dar consejo a los necesitados. Hasta el mismo Nuncio de Su Santidad no dudaba en pedirle consejo. Murió en marzo de 1950 y su entierro fue acompañado por toda Lima como otrora lo hacía en el periodo virreinal con los que morían en olor de santidad.

22. TRES RELIGIOSAS MÁRTIRES

a. Hermana Agustina Rivas. Nació el 13 de junio de 1920 en Coracora, provincia de Parinacochas, Ayacucho. Sus padres fueron Dámaso Rivas y Modesta López, quienes tuvieron en total 11 hijos, todos nacidos en Ayacucho. Vino a Lima en 1938 y en 1942 ingresó en la Congregación de las Religiosas del Buen Pastor, transcurriendo gran parte de su vida en la casa de Barrios Altos. Allí trabajó especialmente en la lavandería y alternaba con el personal y las jóvenes internas.  En 1987 se ofreció para vivir en la comunidad misionera de La Florida (Vicariato de San Ramón). La congregación llevaba allí 11 años dedicada a la educación y a la promoción de la mujer campesina en talleres textiles, repostería y cocina. La Hermana Aguchita (diminutivo cariñoso con el que se la conocía) desarrolló el programa de Catequesis Familiar en todo tiempo y lugar. Era muy querida pues tenía el don de convocar a niños y grandes. A su lado, los pequeños aprendían a rezar, tejer, hacer el pan y cuidar las plantas y los animalitos. Precisamente cuando la columna senderista la llamó para ser ejecutada se encontraba enseñando a las niñas a preparar caramelos toffees. Fue un 27 de septiembre de 1990 . Contaba con 70 años. Los cargos que le inculparon los terroristas fueron "por hablar de la paz y no hacer nada, por estar trabajando con los ashaninkas, por estar organizando, por distribuir alimentos...". Monseñor Julio Ojeda, Vicario Apostólico de San Ramón, dirá en la homilía de su funeral: "Ella en su larga y callada vida fue asimilando profundamente la espiritualidad del Buen Pastor. Supo amar a todos y en su sencillez lo fue demostrando en los pequeños detalles del vivir cotidiano, hasta que el Señor considerándola ya madura, le pidió el obsequio de su misma vida, ofreciéndola cruentamente, como signo de que era capaz de amar hasta el extremo".

b. Irene McCormamack. Natural de Perth (Australia), miembro de la Congregación de San José del Sagrado Corazón, llegó al Perú en 1987. Trabajó en el barrio "El Pacífico" del distrito de Los Olivos, donde se inició en el trabajo de Catequesis Familiar y luego en Huasa-Huasi, a 40 kilómetros de Tarma, Junín. Allí se preocupó por los estudios y la recreación de los niños y jóvenes, haciéndose cargo de la liturgia. Trabajaba con las mujeres organizando un centro de Cáritas que servía a 30 caseríos de los alrededores. Gracias a la creación de un taller de confección de tela de bayeta aseguró el ingreso económico y el bienestar de numerosas familias. Las faenas comunales y una olla común semanal enriquecían la solidaridad del pueblo.  Cuando los senderistas reunieron a la fuerza a la población de Huasa-Huasi y practicaron el "juicio popular" a Irene y cuatro miembros de la comunidad, una voz pidió que "no la maten, ella no ha hecho nada"; sin embargo, cayó abatida por la descarga de la metralla. Era un 21 de mayo de 1991. Tenía 52 años y 35 de vida religiosa.

c. Sor Juana Sawyer, mártir en Lurigancho. Nació en Donegore, cerca de Antrim, en Irlanda, un 17 de abril de 1932, en una familia de cristianos labradores. El 24 de septiembre de 1949 ingresó como postulante en la Congregación de las Madres Columbanas. Su vocación misionera la vive en una oficina, primero en Irlanda, luego en Inglaterra y posteriormente en los Estados Unidos.  En 1962, a raíz de un pedido del Papa Juan XXIII pidió a los obispos de Estados Unidos y de Europa acudir en ayuda pastoral a Perú. Las Madres de San Columbano acuden a la demanda. En el mes de noviembre. Juana llegó a Lima en diciembre de 1977, estudió el español en Cochabamba (Bolivia) a los tres meses regresó a Lima. Le impresiona lo que ve en Lima. Colinas de color grisáceo, nada que ver con su verde irlandés. Hileras de casas de esteras, pistas sin asfalto llenas de polvo...Comenzó a ayudar en la parroquia de Condevilla con cien mil habitantes, muchos de ellos inmigrantes de la Sierra. Visitaba a las familias y les prestaba ayuda. Como años atrás cuando vivía en Belfast sabía hacer el mercado y crear relaciones con las personas. Apoyó también a los niños, los comedores populares

En junio de 1982 partió para las alturas de Recuay, cerca del Huascarán, donde pasará un semestre . dedicada a formar un grupo de catequesis y un centro de servicio social. La altura y el frío, sin embargo, hicieron estragos en su salud y debió regresar a Lima. Enseguida comienza a trabajar en el apostolado de las cárceles; desde el 31 de marzo lo hará en San Juan de Lurigancho. Visita las celdas, les ayuda en litigios, atiende su salud, sirve de intermediaria con sus familias.

El 14 de diciembre de 1983 llegó el desenlace fatal. La cárcel para hombres de Lurigancho estaba hacinada de gente. Dentro de una ambulancia había nueve prisioneros y cinco rehenes. Al cerrarse las puertas, los policías (colocados en sitios estratégicos) abrieron fuego y dispararon a pesar de que la ambulancia ya se había detenido. Al abrirse las puertas, tres de los rehenes y dos de los reclusos habían sido heridos y siete prisioneros habían muerto en el tiroteo. Todo comenzó aquella misma mañana cuando nueve reclusos, en su desesperación por salir de la cárcel, tomó como rehenes a cuatro hermanas que trabajaban como agentes de pastoral y a dos trabajadores sociales voluntarios que habían llegado a la prisión para ayudar en los preparativos de la Navidad. Tras largas horas de negociaciones, las autoridades carcelarias decidieron poner una ambulancia con un chófer a disposición de los reclusos y de los rehenes para asegurar su salida.