miércoles, 14 de noviembre de 2018

EL VALOR DEL PATRIMONIO INMATERIAL DEL PERÚ ENSANTADO. HUELLAS DE LA EVANGELIZACIÓN

 

José Antonio Benito (joseantoniobenito1@gmail.com)

1.     LO ESENCIAL ES INVISIBLE PARA LOS OJOS. El Patrimonio Inmaterial

2.     LA RELIGIÓN COMO FACTOR DE DESARROLLO INTEGRAL

3.     HUELLAS Y APORTES DE LA IGLESIA CATÓLICA AL PERÚ

4.     PERÚ TIERRA ENSANTADA

5.     CONCLUSIÓN: VIGENCIA DE UNA TRAYECTORIA

6.    BIBLIOGRAFÍA

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I.                LO ESENCIAL ES INVISIBLE PARA LOS OJOS. El Patrimonio Inmaterial

 

            "Solo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos". Las inmortales palabras escritas por Antoine de Saint-Exupéry en "El Principito" cuadran muy bien para el patrimonio inmaterial y específicamente para una devoción que se expresa multitudinariamente en la procesión del Señor de los Milagros con la que inicio mi exposición.

Rescato la definición propuesta por la UNESCO, en la 32ª reunión celebrada en París en 2003, y que da la pauta para la presente convocatoria aplicada al ámbito de la cultura cristiana:

"Se entiende por 'patrimonio cultural inmaterial' [PCI] los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente Convención, se tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible".

El patrimonio cultural inmaterial del Perú lo componen las manifestaciones culturales como el folclore, el arte popular, las tradiciones orales, la gastronomía, las ceremonias, las costumbres mágico-religiosas, las leyendas, las fiestas populares, la medicina tradicional, los saberes, las formas de organización social, el manejo de tecnologías y las lenguas que surgen o se enmarcan dentro de la República del Perú. Una característica del patrimonio cultural inmaterial es que se transmite de generación en generación y es recreado constantemente por las comunidades que lo practican. Este patrimonio infunde un sentimiento de identidad y continuidad que contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural y creatividad humana. La Ley General de Patrimonio Cultural de la Nación (Ley Nº 28296) establece los alcances del patrimonio cultural inmaterial:

"Integran el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación las creaciones de una comunidad cultural fundadas en las tradiciones, expresadas por individuos de manera unitaria o grupal, y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad, como expresión de identidad cultural y social, además de los valores transmitidos oralmente, tales como los idiomas, lenguas y dialectos autóctonos, el saber y el conocimiento tradicional, ya sean artísticos, gastronómicos, medicinales, tecnológicos, folclóricos o religiosos, los conocimientos colectivos de los pueblos y otras expresiones o manifestaciones culturales que en conjunto conforman nuestra diversidad cultural[1].

 

Efectivamente, en torno a la procesión del Señor de los Milagros de Nazarenas, en Lima (Perú) brotan múltiples realidades culturales (Hermandad, Monasterio de Nazarenas, Liturgia, Devotos, Autoridades civiles y eclesiásticas, Comerciantes, Prensa…) que la convierten en una vivencia espiritual compartida por cientos de miles de peruanos, tanto en Lima como fuera de la metrópoli. En un país tan social, cultural, económica y étnicamente diverso, "el Señor de los Milagros asume un rol integrador que no es ni transitorio ni meramente simbólico". Frente al avance de la tecnología globalizada y de la modernidad en la cultura contemporánea, el acontecimiento del Señor de los Milagros está logrando humanizar, personalizar, revitalizar aquellos lugares del mundo donde la modernidad tiende a deshumanizar y despersonalizar a la sociedad. No sólo porque la migración internacional ha trasladado este culto por casi todo el mundo (EEUU, Europa, Asia), sino porque aprovecha eficazmente la tecnología de la comunicación mundializada para difundir su impacto religioso[2].

 

Del Perú se ha dicho que es un camino permanente por el que han peregrinado sus gentes a lo largo de su historia milenaria. El motor de este caminar es el fervor religioso, patrimonio auténtico de nuestros pueblos, alma del cuerpo social peruano y estimulante de sentimientos, actitudes, gestos. La meta, generalmente, eran y son los santuarios religiosos. En ellos se da una constante invitación a la alegría (cf. Rm 15, 13), a la esperanza que no defrauda (cf. Rm 5, 5). En un santuario –-según la tradición católica-, el pueblo de Dios aprende a ser la "Iglesia de la alegría"; quien ha entrado en el misterio del santuario sabe que Dios ya está actuando en esta historia humana; que, a pesar de las tinieblas del tiempo presente, desde ahora raya el alba del tiempo que ha de venir; que el Reino de Dios está ya presente y, por esto, nuestro corazón puede llenarse de alegría, de confianza y de esperanza, pese al dolor, la muerte, las lágrimas y la sangre que cubren la faz de la tierra. El Salmo 122, uno de los que cantaban los peregrinos en camino hacia el templo, dice: « ¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la casa del Señor!». Se puede comprobar en los numerosos santuarios y, en especial, en el Santuario del Señor de los Milagros de Nazarenas de Lima,.

 

La "devoción" es una verdadera forma de fe-confianza, por la que se establece una relación profunda entre el Señor de los Milagros y la persona, el "devoto", como él mismo se define. Él sabe que puede contar con el Señor y que nunca se verá defraudado. La devoción, que puede nacer por tradición familiar, se convierte paulatinamente en una relación cada vez más personal, alimentada por los milagros del Señor y expresada por el devoto con términos de intenso y profundo cariño. Uno de los momentos más tiernos se da al "velar"; efectivamente, el devoto deja la vela encendida para simbolizar que deja su corazón delante del Señor, que no lo olvida. Pero el rasgo más entrañable de este amor del limeño o la limeña al Señor de los Milagros es la presentación de los niños ante la imagen; lo que desea un padre o una madre al presentar a su hijo es que ese niño sea siempre un devoto del Señor de los Milagros. Resultan conmovedoras también las distintas formas que el devoto adopta para conectar con el Señor en personalizada oración: mirar el icono y dejarse mirar por él, cargar el anda, colocar flores, orar, cantar, participar en los sacramentos (confesión y comunión), caminar (casi siempre en compañía), ofrecer un sacrificio, llevar el hábito, dar una limosna, recibir la bendición.

En la presente ponencia quiero comenzar rescatando algunos de estos múltiples aspectos del rico patrimonio inmaterial vivo y que se concretan en las crónicas elaboradas, poemas, himnos, canciones, oraciones. Un excelente testimonio de la valoración positiva del mismo, lo representa el actual Papa Francisco, quien clausuró el pasado domingo 5 de mayo del 2013 con una Misa en la Plaza de San Pedro las Jornadas de las Cofradías y de la Piedad Popular del 3 al 5 de mayo en Roma con motivo del Año de la Fe. Este acontecimiento en el que participaron más de 50.000 personas permitió que las cofradías de los países donde la tradición es más fuerte, entre ellos Italia, España, Malta, Francia, Polonia e Irlanda diesen «testimonio de las diferentes tradiciones locales como resultado de una religiosidad que se ha expresado a través de los siglos con iniciativas y obras de arte que duran hasta nuestros días». Citando a Benedicto XVI, el Papa Francisco destacó la importancia de la 'evangelicidad' de las Hermandades y  la riqueza de manifestaciones de la piedad popular, que los obispos latinoamericanos definen como una espiritualidad, una mística, un espacio de encuentro con Jesucristo. Concluyó su homilía valorando la trascendental misión de dejando a los fieles un mensaje programático con tres consignas: «Autenticidad evangélica, eclesialidad, ardor misionero"[3].

El P. F. Javier CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA, OSA nos marca pautas y claves para estudiar en profundidad y extensión nuestro tema en  La Cultura Cristiana y el Patrimonio Inmaterial1 (Análisis de su creación a los diez años de la Convención de la Unesco. París, 2003)

 

Retomo el tema inicial del Señor de los Milagros y les recuerdo las dos declaraciones oficiales estatales sobre el Señor de los Milagros. La primera del año 2005, la Resolución Directoral Nacional Nº 1454/INC del Instituto Nacional de Cultura, y su declaración de la "Festividad del Señor de los Milagros" como Patrimonio Cultural de la Nación. La segunda, el Proyecto de Ley Nº 4022/2009-PE, convertido en Ley Nº 29602, por la que se declara al Señor de los Milagros como Patrono del Perú, "símbolo de religiosidad y sentimiento popular" del Perú.

 

Se ha dado incluso una Sentencia por parte del Tribunal Constitucional del Perú, (19 de marzo de 2013) confirmando las declaratorias frente al requerimiento de inconstitucionalidad interpuesto por don Lucero Robert Tailor Moreno Cabanillas contra la resolución expedida por la Primera Sala Especializada en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, de fojas 43, su fecha 6 de abril de 2011. En uno de los acápites llega a resolver:

 

"Este Tribunal ha tenido también oportunidad de referirse a la devoción al Señor de los Milagros, destacando que "congrega anualmente multitudinarias procesiones por las calles de distintas ciudades del Perú, e incluso en otros países por iniciativa de peruanos presentes en ellos" (STC 06111-2009-PA/TC, fundamento 40). Por todo ello, a juicio de este Tribunal, la secular tradición del Señor de los Milagros constituye actualmente una expresión cultural, que se encuentra enraizada en la sociedad peruana[4].

Nada tan sintético para valorar la "devoción al Señor de los Milagros", bien fundamental del rico patrimonio inmaterial del Perú, como la Exposición de Motivos del Proyecto de Ley Nº 4022/2009-PE, convertido en la Ley Nº 29602. Precisamente, la mencionada Resolución Directoral Nacional Nº 1454/INC del Instituto Nacional de Cultura, sustentó la declaración de la "Festividad del Señor de los Milagros" como Patrimonio Cultural de la Nación, en los siguientes argumentos:

"A lo largo de más de trescientos años se ha venido desarrollando un culto que reúne distintos elementos que son expresiones de una fe y religiosidad popular y que a partir de este culto, al "Señor de los Milagros", se ha ido creando una festividad que tiene como centro la procesión, acto religioso que es actualmente casi un peregrinaje y una de las manifestaciones religiosas más importantes en América Latina y, en su género, una de las expresiones de multitudes más importante del mundo.

Alrededor de la fiesta religiosa católica, la fiesta popular se expresa en la música de claras raíces negras y mestizo-criollas, en el consumo de productos gastronómicos característicos y otras especialidades, como la cerería y la imaginería, que se agregan a la manifestación de misticismo religioso. Igualmente, como en otras ferias y festividades que ligan lo religioso y lo festivo popular, las corridas de toros de la "Feria del Señor de los Milagros" o la "Feria de Octubre" se han venido haciendo parte de la tradición.

 Por estas características la Festividad del Señor de los Milagros, a través de un muy largo proceso, expresa la integración de diversas tradiciones culturales (afro-peruana, andina e hispano-criolla), en torno a la veneración de la imagen del "Cristo morado" y en torno a una fiesta popular que se ha convertido en parte de la tradicionalidad en el país. Se trata de una manifestación cultural de religiosidad y fiesta que tiene significados muy importantes en el imaginario y la vida de grandes sectores de la población dentro del espacio urbano, popular y criollo principalmente limeño; por lo que constituye parte de nuestro Patrimonio Cultural y como tal debe ser declarado".

 

II.             LA RELIGIÓN COMO FACTOR DE DESARROLLO INTEGRAL

Como prueba la ininterrumpida práctica religiosa de todas las culturas peruanas y certeramente reconoce el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) (N.27): "El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar".

Una de las manifestaciones concretas de la religiosidad es la práctica de la oración o comunicación con la divinidad. El Papa Benedicto XVI el 4 de mayo del 2011 abordó el tema de la oración en las culturas en todo tiempo y lugar. El hombre de todos los tiempos reza porque no puede menos de preguntarse cuál es el sentido de su existencia, que permanece oscuro y desalentador si no se pone en relación con el misterio de Dios y de su designio sobre el mundo. La vida humana es un entrelazamiento de bien y mal, de sufrimiento inmerecido y de alegría y belleza, que de modo espontáneo e irresistible nos impulsa a pedir a Dios aquella luz y aquella fuerza interiores que nos socorran en la tierra y abran una esperanza que vaya más allá de los confines de la muerte. Las religiones paganas son una invocación que desde la tierra espera una palabra del cielo. En los ejemplos de oración de las diversas culturas, que hemos considerado, podemos ver un testimonio de la dimensión religiosa y del deseo de Dios inscrito en el corazón de todo hombre, que tienen su cumplimiento y expresión plena en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. La Revelación, en efecto, purifica y lleva a su plenitud el originario anhelo del hombre a Dios, ofreciéndole, en la oración, la posibilidad de una relación más profunda con el Padre celestial. Lo constatamos claramente en las oraciones quechuas rescatadas por los primeros cronistas. De las diversas versiones seleccionamos, dos:

¡Oh, Hacedor! que haces maravillas y cosas nunca vistas; misericordioso Hacedor, grande, sin medida multipliquen las gentes, y haya criaturas; y los pueblos y tierras estén sin peligro; y éstos a quienes diste ser, guárdalos, y tenlos de tu mano, para sécula sin fin.

¡Oh Huiracocha del cabo del mundo! ¡Oh Ticsi Huiracocha de Amaybamba! Gozo Supremo, Huiracocha diligente. ¡Oh Huiracocha Chanca de Chuquichaca! ¡Oh Accsa, oh Hatun Huiracocha de Urcos! Al Huiracocha del principio del mundo, vosotros insistid, invocad, conceda capacidad para que todas las gentes proliferen, sea que estén caminando en las afueras o en el interior.

Luis Jerónimo Oré nos comparte en el Símbolo Católico Indiano (SCI) una bella oración atribuida a Cápac Yupanqui dirigida al sol:

¡Oh Hacedor, que estás desde los cimientos y principio del mundo hasta en los fines de él; poderoso, rico, misericordioso, que diste ser y valor a los hombres y con decir "sea este hombre y ésta sea mujer, hiciste, formaste y pintaste a los hombres y a las mujeres. A todos éstos que hiciste y diste ser, guárdalos y vivan sanos y salvos, sin peligro y en paz!"

El Concilio Vaticano II reconoció que "La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador (Gaudium et spes 19,1).

 Con toda razón, podemos hablar del hombre peruano como un ser religioso. Sigue el mismo CIC (n.28): "De múltiples maneras, en su historia, y hasta el día de hoy, los hombres han expresado a su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.). A pesar de las ambigüedades que pueden entrañar, estas formas de expresión son tan universales que se puede llamar al hombre un ser religioso".

Según el antropólogo cultural D. Dawson el impulso religioso es el elemento que da fuerza cohesiva a una sociedad y a una cultura. Las grandes civilizaciones del mundo no producen las grandes religiones como una especie de producto derivado; al contrario, las grandes religiones son el fundamento donde se asientan las grandes civilizaciones. Una sociedad que ha perdido su religión tarde o temprano acaba siendo una sociedad que ha perdido su cultura.

La cultura, reducida a sus aspectos fundamentales, es sencillamente la manera de vivir de un pueblo determinado adaptado a un cierto ambiente; esto es el resultado de una comunión íntima entre el hombre y la religión en la cual y desde la cual vive.  Toda cultura descansa sobre cimientos religiosos: es la expresión de una fe en forma de instituciones sociales y actividad cultural o una visión de la realidad social lo que proporciona a la cultura su unidad espiritual». Dawson establece una ley histórica basada en hechos: las «grandes culturas mundiales coinciden con las grandes religiones, y cuando muere una religión, la cultura que dicha religión ha inspirado se desmorona gradualmente » Según Dawson, el Cristianismo no sólo creó la unidad de Europa y la conservó y estabilizó, sino que provocó continuamente la evolución de todos los periodos de la historia cultural occidental. Lo mismo podríamos constatar para el Perú.

Concluye Dawson, «es en el cristianismo, más que en el cualquier credo puramente racional, donde la Religión del Progreso encuentra su satisfacción», pues aquí tenemos no un progreso abstracto intelectualizado, sino la aparición de nuevos valores espirituales en un sentido histórico concreto. «Ni la ciencia —concluye Dawson—, ni otros factores son capaces de sustituir a la religión que es el primer principio de la unidad espiritual y creadora de los valores morales. Cuando la cultura empieza a separarse de la religión, pierde el lenguaje común para expresar las necesidades más esenciales. Cuando la cultura pierde por completo su relación con la religión, deja de ser humana y no puede coincidir con la misma naturaleza del hombre".

Me parece pertinente citar el documento Libertatis conscientia -Instrucción sobre libertad cristiana y liberación - 22-3-1986[5] donde se valora la estrecha relación entre la cultura y religión pero sin desvirtuarse o diluirse como sucedió en los diferentes gnosticismos en la cultura dominante. La Iglesia habla de  El reto de la inculturación con atinadas palabras:

La fe es inspiradora de criterios de juicio, de valores determinantes, de líneas de pensamiento y de modelos de vida, válidos para la comunidad humana en cuanto tal. Por ello, la Iglesia, atenta a las angustias de nuestro tiempo, indica las vías de una cultura en la que el trabajo se pueda reconocer según su plena dimensión humana y donde cada ser humano pueda encontrar las posibilidades de realizarse como persona. La Iglesia lo hace en virtud de su apertura misionera para la salvación integral del mundo, en el respeto de la identidad de cada pueblo y nación.

La Iglesia —comunión que une diversidad y unidad— por su presencia en el mundo entero, asume lo que encuentra de positivo en cada cultura. Sin embargo, la inculturación no es simple adaptación exterior, sino que es una transformación interior de los auténticos valores culturales por su integración en el cristianismo y por el enraizamiento del cristianismo en las diversas culturas humanas. La separación entre Evangelio y cultura es un drama, del que los problemas evocados son la triste prueba. Se impone, por tanto, un esfuerzo generoso de evangelización de las culturas, las cuales se verán regeneradas en su reencuentro con el Evangelio. Mas, dicho encuentro supone que el Evangelio sea verdaderamente proclamado. La Iglesia, iluminada por el Concilio Vaticano II, quiere consagrarse a ello con todas sus energías con el fin de generar un potente impulso liberador (n. 91).

En su encíclica "Populorum progressio" Pablo VI alude a la experiencia que la Iglesia tiene de la humanidad y su objetivo de servir. Pero, viviendo en la historia, ella debe «escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio» Tomando parte en las mejores aspiraciones de los hombres y sufriendo al no verlas satisfechas, desea ayudarles a conseguir su pleno desarrollo y esto precisamente porque ella les propone lo que ella posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad.(n.13) Desde esta perspectiva se puede hablar de una vocación de la historia hacia el progreso, una vocación al crecimiento, al desarrollo de los pueblos, entendido éste cristianamente. "El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre" (n.14).

La obra de Christopher Dawson "La Religión y el Origen de la Cultura occidental", es obligada para constatar esta evidencia: la idea del conocimiento al alcance de todos está forjada en la semilla cristiana. El cristianismo aún produce una tercera revolución, es la revolución social. De él surge la idea de la justicia, igualdad  y equidad. El universalismo surge conceptual y prácticamente del cosmos cristiano, y tiene especialmente acomodación en la configuración de la Iglesia Católica, que lo designa con su nombre, precisamente universal[6].

La fe, la religiosidad tiene una dimensión personal, histórica y social. La conjunción de estas tres dimensiones constituyen nuestra fe y esto es lo que la Iglesia, Jesucristo extendido y comunicado- significa y realiza, sacramentalmente, hoy y siempre, en el mundo, entre los hombres.

Desde el mismo origen de la patria peruana puede datarse la innegable fuerza del fenómeno religioso.  Baste mencionar los santuarios ceremoniales como Caral, templos en "U" como Paraíso, Garagay, petroglifos de Toro Muerto (Arequipa), Chavín, Pachacámac, Ampato (Proyecto Santuarios de alturas de la UCSM), etc. nos hablan de la profunda religiosidad de nuestro pueblo que sorprendió positivamente a los primeros evangelizadores y que fue la mejor preparación para acoger la fe cristiana. De modo parecido es el mensaje que en el Cuzco pronunció, uno de los más recordados de los viajeros que hasta allí han peregrinado, San Juan Pablo II, el   3 de febrero de 1985:

"Esta gigantesca fortaleza de Sacsayhuamán ante la que nos encontramos, es símbolo de colaboración mutua. No pudo ser edificada sin la labor conjunta de vuestros antecesores, sin la acoplada unión de tantas piedras. Tampoco podrá construirse una Patria grande sin fraternidad y ayuda mutua, sin justicia entre el poblador del campo y el habitante de la ciudad, sin equilibrio entre el crecimiento técnico e industrial, sin el cuidado esmerado por los problemas agrícolas".

Recientemente en su visita al Perú, 18 de enero del 2018, el Papa Francisco calificó al Perú como tierra ensantada por los santos que forjaron Latinoamérica incentivando siempre la unión y la esperanza. En el Palacio de Gobierno pronunció estas certeras palabras con las que voy a culminar y que muestran lo que ha querido la religión en el Perú, servir como forjadora de desarrollo y solidaridad: "Perú es un espacio de esperanza y oportunidad… pero para todos, no para unos pocos; para que todo peruano, toda peruana pueda sentir que este país es suyo, no de otro, en el que puede establecer relaciones de fraternidad y equidad con su prójimo y ayudar al otro cuando lo necesita; una tierra en la que pueda hacer realidad su propio futuro. Y así forjar un Perú que tenga espacio para «todas las sangres», en el que pueda realizarse «la promesa de la vida peruana».

La llegada del cristianismo plenifica la religiosidad. Todas las deidades y las creencias apuntadas en las diferentes culturas del Perú vienen a ser las "semina Verbi" (semillas del Verbo), que preparan la germinación que constituye la llegada del Verbo, el mismo Cristo, verdad y vida. Así lo manifestó Benedicto XVI en la sesión inaugural de la V conferencia el pasado mayo del 2007:  

¿Qué ha significado la aceptación de la fe cristiana para los pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente. Ha significado también haber recibido, con las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio. En efecto, el anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña. Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas ni petrificadas en un determinado punto de la historia, sino que están abiertas, más aún, buscan el encuentro con otras culturas, esperan alcanzar la universalidad en el encuentro y el diálogo con otras formas de vida y con los elementos que puedan llevar a una nueva síntesis en la que se respete siempre la diversidad de las expresiones y de su realización cultural concreta…La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado. La sabiduría de los pueblos originarios les llevó afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos… Todo ello forma el gran mosaico de la religiosidad popular que es el precioso tesoro de la Iglesia católica en América Latina, y que ella debe proteger, promover y, en lo que fuera necesario, también purificar".

Dedica el P. José de Acosta todo un capítulo de su "Historia natural y moral de las Indias" a constatar cómo la evangelización de América y en concreto la del Perú no se explica tan sólo por razones naturales, nacidas de los protagonistas evangelizadores, su metodología sino por "milagros que en las Indias ha obrado Dios en favor de la Fe, sin méritos de los que los obraron". Concluye su relato con esta reflexión conclusiva: "Y lo que es más, el Señor de todos, aunque los fieles fueron pecadores, quiso favorecer su causa y partido para bien de los mismos infieles que habían de convertirse después por esa ocasión al santo evangelio. Porque los caminos de Dios son altos, y sus trazas maravillosas…De la disposición que la divina providencia ordenó en Indias para la entrada en la religión cristiana en ellas- Quiero dar fin a esta Historia de Indias, con declarar la admirable traza, con que Dios dispuso y preparó la entrada del evangelio en ellas, que es mucho de considerar, para alabar y engrandecer el saber y bondad del Criador"[7].

Tenemos un fecundo campo para trabajar acerca de cómo se ha dado la evangelización, cuáles han sido los resultados. Me permito citar las obras de José Carlos Mariátegui y su polémica con V.A. Belaunde, la visión antropológica de Manuel  Marzal en su obra clásica "La transformación religiosa del Perú", los historiadores de la Iglesia del Perú de los que Rafael Sánchez Concha ha elaborado un formidable compendio en su reciente artículo del Anuario de Historia de la Iglesia de la Universidad de Navarra[8].

 

III. HUELLAS Y APORTES DE LA IGLESIA CATÓLICA AL PERÚ[9]        

El descubrimiento del Nuevo Mundo coincidió con uno de los más fecundos movimientos misioneros de la historia de la Iglesia. El origen de dicho movimiento se encuentra en la reforma de la Iglesia promovida en España por Isabel la Católica y numerosos reformadores, como el cardenal Cisneros, sobre todo a través de la reforma de la vida religiosa con el nacimiento de las llamadas "congregaciones de observancia" en el seno de las antiguas Órdenes religiosas. Esta reforma católica –impulsada desde el concilio de Trento por el Papa y las fuerzas vivas de la iglesia como las nuevas Órdenes como la de la Compañía de Jesús- va a la par también en algunos países del resto de Europa.

Para nuestro caso hispanoamericano –específicamente peruano- la evangelización es obra de los diversos componentes del pueblo de Dios: la Corona, los administradores de la misma, conquistadores y colonos con fuerte conciencia cristiana, el clero diocesano y el clero religioso, incluidos desde el primer momento los indios convertidos. Debe citarse como paradigmático y por lo que repercutió en toda América, el acontecimiento guadalupano, "pulso y corazón de los pueblos de América, cimiento de su fe y cultura"[10].

Los misioneros por antonomasia serán en su mayoría religiosos. Llegaron a América en este orden: tras los franciscanos (1501), los dominicos (1510), los agustinos (1532), los jesuitas (1566), los carmelitas descalzos (1585), los mercedarios (1519, 1537 y 1589), los benedictinos (1602), la congregación de la caridad o de San Hipólito (1594), los hermanos de San Juan de Dios (1603), los ermitaños de San Antonio Abad (1628), los capuchinos (1647), los betlemitas (1655) que son la orden religiosa nacida en América, en Guatemala. Se calculan en 5000 los misioneros que partieron para América durante el siglo XVI.  La mayoría de estos misioneros fueron sacerdotes que tenían una buena preparación intelectual y pertenecían a las congregaciones de observancia o a las nuevas órdenes fundadas. Sin embargo, el trabajo de los hermanos laicos superó en ocasiones, sobre todo al principio, el de los mismos sacerdotes.

La selección de los misioneros era compleja y cuidada. Se consideraba indispensable que fueran hombres de vida ordenada y santa. Además, solo se permitía ir a América a aquellos que lo pedían explícitamente. Se conservan miles de cartas –especialmente entre los jesuitas- "indípetas", esto es, "pedidos de venir a Indias (América).  Entre los rasgos más característicos de su espiritualidad destacados por historiadores como Fidel González debe destacarse:

a) La radicalidad evangélica según el carisma originario como se ve claramente en las diversas bulas pontificias, especialmente en la Omnímoda (1522) de Adriano VI por la que se establecen los criterios de la elección de los misioneros[11]: el primer criterio fue el del retorno a la primitiva "instituto inspirario", favorecida en España a partir de la reforma isabelina. Así pues, prevaleció el criterio de enviar misioneros pertenecientes a las cuatro órdenes mendicantes: franciscanos, dominicos, agustinos y mercedarios a los que se añadir en la segunda mitad del s. XVI los jesuitas.

b) Disponibilidad al martirio: se trataba de la disponibilidad para consumar la propia vida en favor de la misión incluso con el martirio si así lo pedía el Señor. El gran número de mártires testimonia el celo apostólico de estos misioneros. Pese a las muertes de sus miembros las órdenes religiosas no cesaban de enviar nuevos misioneros.

c) Un viaje sin retorno: la misión era una vocación de por vida. Quien optaba por la misión lo hacía para siempre. Así lo establecía la legislación española. Desde su partida el misionero pertenecía a los indios y en aquellas tierras debía estar dispuesto a trabajar, padecer y morir.

d) La radical pobreza evangélica: uno de los aspectos que más favoreció el encuentro de los misioneros con los indios y de los que más movió a éstos a la conversión al cristianismo. En un mundo donde el deseo de riquezas y de poder se había convertido en algo cotidiano, la pobreza fue considerada como parte integrante de la evangelización.

Un claro ejemplo es el del P. Alonso de Barzana, SJ, quien envía hasta cinco cartas "indípetas" en las que el jesuita solicita a sus superiores el deseo razonado de ser enviado como misionero de Indias. Ya en América escribirá al P. Ignacio del Castillo, desde Río de la Plata, 26 de julio de 1593: Si quiere Vuestra Reverencia saber mi vida, en una palabra, es que vine con deseo de España de tornarme indio, y he salido con ello.

Veamos diversas huellas y los principales aportes:

1.     Acta de la fundación de las ciudades; plano, organización urbanística. Lima, por ejemplo, es La Ciudad de los Reyes por ser fundada en esa fiesta del 6 de enero; Arequipa es la Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunción por fundarse en su fiesta el 15 de agosto. Acta de la fundación de la Villa Hermosa

En el Valle de Arequipa a quince días del mes de agosto de 1540 años, el muy magnífico señor Garci Manuel de Carbajal, teniente y capitán por el ilustre señor Márquez don Francisco Pizarro gobernador en estas provincias por Su Majestad, en cumplimiento del mandamiento del dicho señor gobernador, anduvo y paseó el dicho valle de Arequipa y se informó del asiento más conveniente y sin menos perjuicio de los naturales; y habiéndolo todo visto según dicho es, dijo que en nombre de Su Majestad y del dicho señor gobernador don Francisco Pizarro y en su real nombre fundaba y fundó la dicha Villa Hermosa en el valle de Arequipa, en la parte de Collasuyo donde su señoría manda encima de la barranca del río del dicho valle; y su merced en el dicho nombre puso la cruz + en el sitio que viene señalado para la iglesia, y así mismo puso la picota en la plaza de dicha villa, lo cual dijo que hacía e hizo en nombre de Su Majestad y de dicho señor gobernador en su real nombre como dicho es y por su provisión, y así hecho, lo susodicho, Su Merced mandó pregonar y fue pregonado que los vecinos y otras personas que tienen solares en esta dicha Villa Hermosa, los pueblen, cerquen y edifiquen sus casas en ellos, dentro de seis meses cumplidos primeros siguientes so las penas que el señor gobernador manda y así fue pregonado públicamente por voz de Pedro Ires, pregonero público, y Su Merced lo firmó de su nombre, siendo testigos: Hernando de Silva y Hernando de Torres, regidores, y Juan de la Torre, alcalde y Luis de León y el Padre Rodrigo Bravo y fray Bartolomé de Ojeda y el padre Diego Manso y Diego de Hernández y otras muchas personas que ende estaban y su merced lo firmó como dicho es. Garci Manuel de Carbajal -todo lo cual que dicho es pasó ante mí - Alonso de Luque escribano público[12]".

2.     Doctrinas. Lugares específicos de evangelización de los naturales de América. Hay en el S.XVII más de 300 doctrinas que se convierten en pueblos con parroquias. Se comprueba en la toponimia que ha incorporado nombres evangélicos, marianos, santos... Como señala el P. Enrique Fernández  "la cristianización del Perú fue rápida -70 años- y fulminante (por el establecimiento de parroquias, conventos, doctrinas, cofradías)... El Perú se cristianizó además externamente con la erección de cruces en cerros y encrucijadas, con capillas y templos que muy pronto llenaron el paisaje. Pero no menos ideológicamente por la predicación apostólica y la catequesis incesante a todos los niveles"[13]: Como puede observarse, se desmarca completamente de las tesis que consideran la evangelización como un barniz o un aspecto externo, cultual, concluyendo de sus 10 largos años de estudio y  60 de pastoral que "impresiona a cualquier observador la huella profunda que dejaron impresa los misioneros en el Perú en catedrales, templos y capillas, pero sobre todo en el cálido fervor de la fe entre nosotros"[14].

3.       Monasterios y conventos. Pensemos sólo en el Cercado de Lima o en Arequipa; son centros selectos de formación y evangelización en los que tan importante como la iglesia es la escuela, la biblioteca y hasta la chacra, como estudió Pablo Macera para las haciendas jesuíticas del Siglo XVIII. El P. Bernabé Cobo, religioso de la Compañía de Jesús y uno de los más documentados cronistas de la naciente Lima, centra y fundamenta nuestro artículo al informarnos de la motivación y razón de las congregaciones religiosas al establecerse en la Ciudad de los Reyes: "El fin y motivo principal con que han pasado a este reino los religiosos que tienen monasterios en él, que son las órdenes de Santo Domingo, San Francisco, San Agustín, la Merced y la Compañía de Jesús…es para que entiendan y se empleen en la conversión a nuestra santa fe de los indios, en el cual ministerio han trabajado y todavía trabajan, con tanto fervor y celo como se echa de ver por el fruto que de él ha resultado, que es la reducción a su Criador de tantos millones de almas como hasta ahora han venido al gremio de la Iglesia, en que no hay duda sino que ellos han tenido la mayor parte"[15]. Da cuenta para esta temprana fecha de la existencia de 20 conventos (14 varones, 6 de mujeres), incluido el de los Hermanos de San Juan de Dios, con 2130 miembros, 1010 monjas, 1120 varones, sin contar donados, criados y esclavos, 500. 1. Nuestra Señora de la Merced, OM 2. Nuestra Señora del Rosario, OP 3. Santísimo Nombre de Jesús, OFM 4. San Agustín, OSA 5. Colegio de San Pablo, SI 6. Nuestra Señora de los Ángeles, Descalzos franciscos 7. Nuestra Señora de Montserrat 8. Noviciado de San Antonio, SI 9. Nuestra Señora de Belén, Recoletos Mercedarios 10. La Magdalena, Recoletos Dominicos 11. Colegio de San Ildefonso, OSA 12. Nuestra Señora de Guadalupe, OFM 13. Recoletos Agustinos, Guía 14. Monasterio de la Encarnación 15. Monasterio de la Concepción 16. Monasterio de la Santísima Trinidad 17. Monasterio de San José, concepcionistas descalzas. 18. Monasterio de Santa Clara 19. Monasterio de Santa Catalina de Sena 20. Colegio de Nuestra Señora del Carmen.

 

4.     Concilios, Juntas, Sínodos. Pensemos en el Tercer Concilio Limense de 1583 cuya luz llega hasta 1899 y del que brotó la legislación canónica para toda América del Sur. Pensemos que los catecismos emanados del concilio son los primeros libros impresos en Perú. En Arequipa, ya en el Sínodo de 1684 de Mons. León se dan líneas maestras bien concretas en materia educativa. Así, en Lib 1.Tít. I Cap. 2, n.30 "Los maestros y maestras de escuela tengan nuestra aprobación y licencia y sean personas de buena vida y costumbres".

 

5.     Catedral y cabildo catedralicio. Microcosmos celeste, corazón de la Iglesia; arte, liturgia, ilustres canónigos. Basta con acercarse a nuestra Catedral para valorar la riqueza cultural, humana, espiritual que alberga. Los cabildos tenían fundamentalmente dos funciones: el cuidado de la liturgia de la Santa Iglesia Catedral y servir al obispo en las tareas de gobierno de la diócesis; esta segunda función se convertía en sustitución cuando el prelado emprendía una visita pastoral, en caso de enfermedad y, especialmente, en situación de sede vacante por muerte o traslado del obispo. Su importancia radica en que fue, junto a las Audiencias, una de las instituciones más estables de la administración colonial. Conviene destacar que sus miembros permanecían largos períodos en la misma diócesis y que su "carrera eclesiástica" iba escalando puestos dentro del mismo cabildo. Baste citar al célebre Deán Valdivia que, en Arequipa, comenzó como canónigo de merced y terminó como deán en un largo itinerario de casi 40 años. Otra manifestación de su importancia estriba en que numerosos capitulares nominados obispos habían realizado también su cursus honorum en los cabildos catedralicios. Por esta razón, su ingreso estaba reservado a sacerdotes de esmerada preparación académica, sin que escaseen los casos de curas doctrineros que, tras un celoso servicio pastoral, accedan a uno de los puestos del cabildo como premio a su misión. No hay que olvidar que para formar parte del cabildo se necesitaba el nombramiento real, quien en virtud del Regio Patronato estaba facultado para elegir cualquier beneficio superior al de cura párroco. El Rey, a través del Consejo de Indias, atendía los informes de los apoderados de Corte o relaciones de méritos y servicios, solía nombrar a los más aptos o a los que más influencia hacían llegar[16].

 

6.     Misioneros. Desde el protomártir Fray Diego de Ortiz en Vilca bamba hasta los mártires recientes de Chimbote; miles de misioneros acá en las tres regiones. Pensemos en centros de vanguardia que formaban misioneros para la Amazonía como el convento de Ocopa o para los Andes como la Recoleta franciscana de Arequipa para todo el Surandino. Los misioneros han sido y son auténticos libertadores, promotores de desarrollo y solidaridad. Baste con citar algunos nombres: P. Carlos S. Pozzo, P. Luis Cordero, P. Hugo de Censi, P. Juan Serpa, P. Iluminato, P. Pío Aza, Hmno. Julio Corazao, M. Ascensión Nicol, al servicio de la mujer indígena, Pilar Coll luchadora por los derechos humanos, Madre Covadonga en Ayacucho, auténtica madre de los presos.

 

7.     Seminarios, centros educativos… Pensemos en el fundado por Santo Toribio a imagen del Colegio San Salvador de Oviedo. En primer lugar, conviene destacar esta permanencia en el tiempo, la estabilidad de la institución lograda a lo largo de casi medio milenio. Han sido miles de personas las educadas en este plantel. Muchos de ellos han sido obispos y responsables del mundo social y religioso. Más allá de un simple internado de futuros clérigos, durante muchos intervalos de tiempo ha fungido como centro superior de estudios teológicos donde se repetían las lecciones dadas en la Facultad de Teología; en algunos momentos como en el gobierno de Piérola, antiguo seminarista y profesor, el Seminario y la Facultad se convirtieron en almas gemelas de un mismo proceso formativo muy cercano al de los colegios mayores y siempre en el ámbito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Cabe resaltar la riqueza documental de la institución que tanto puede enriquecer la historia educativa peruana, la historia de la Iglesia del Perú y la amplísima vida cotidiana de la sociedad peruana. Basta con asomarse a las constituciones, planes de estudio, fichas de profesores y alumnos, su selecta biblioteca, la resonancia de los avatares de la vida nacional en la vida del seminario…Queda patente la estrecha relación del mundo del seminario con la sociedad peruana. Basten algunos datos como su primer rector, Hernando de Guzmán, quien rigió en tres periodos la Universidad de San Marcos sin dejar de dirigir el seminario por más de 40 años; además se proyectó en la Catedral, en las visitas por la dilatada arquidiócesis de Lima. En la aurora de la independencia, entre los próceres que van preparando el clero renovado del Nuevo Régimen tenemos a varios alumnos y profesores toribianos: Baltasar Martínez de Compañón, Toribio Rodríguez de Mendoza, José Baquíjano y Carrillo y Vicente Morales Duárez. Si nos fijamos en la actualidad, la mayoría de los obispos peruanos recibieron su formación en Santo Toribio. Resulta sorprendente la dinámica actividad de encuentros, tertulias, conversatorios de los seminaristas con grandes personajes del mundo eclesial y civil, a propósito de visitas culturales, institucionales o con motivo de las celebraciones festivas del seminario, de la Iglesia, del Perú, así como nombramientos de obispos de miembros de la comunidad.

 

8.     Aporte lingüístico. El papel de la Iglesia acera de la lengua fue estudiado en el pasado VIII Congreso Internacional de Lingüística Misionera celebrado en Lima en el 2014 con el título de "Esfuerzos de normalización y codificación de las lenguas indoamericanas en el contexto de la evangelización del periodo colonial (siglos XVI - XVIII)". En el mismo se concluyó que los vocabularios y gramáticas coloniales de las lenguas amerindias elaborados por los religiosos fueron el resultado de un esfuerzo orientado a cubrir necesidades pedagógicas y pastorales, en el que la descripción lingüística fue sobre todo un instrumento construido para satisfacer las necesidades señaladas. Parte constituyente del proyecto evangelizador son las distintas manifestaciones discursivas vinculadas con los afanes misioneros. Ello implica,  una dimensión social y comunicativa, que buscó ser atendida no solo por un cuerpo textual que codificó las lenguas aborígenes en diccionarios y gramáticas, sino que también procuró garantizar la transmisión de la fe cristiana por medio de textos religiosos, doctrinales, confesionarios y sermonarios.  Principalmente durante los siglos XVI y XVII, se asistió a un rico periodo de producción gramatical y léxica, que exigió que los religiosos meditaran sobre la variedad de la lengua que describían, y que siguieran un modelo léxico y gramatical de codificación que, como bien se sabe, se apoyó fuertemente en la tradición latina. Ello condicionó el modo de aproximación a la comprensión del funcionamiento de estas lenguas. Los misioneros se enfrentaron también a la tarea de adecuar las lenguas amerindias tanto a la expresión de las verdades cristianas como a las exigencias de la escritura.

 

9.     El arte. Arquitectura, escultura, pintura. En este mismo congreso quizá es una de las mesas más concurridas, muchas de las ponencias son testimonio del arte religioso. Templos de las ciudades y del campo como los bellísimos del Colca. Portadas de la denominada para el caso arequipeño por el P. San Cristóbal "planiforme y textilográfica"; el significativo IHS en piedra de sillar en los frontones de las casas. Los retablos ayacuchanos: altares portátiles, conocidos como Caja o Capilla de Santero, altares portátiles con imágenes de vírgenes y santos venerados en España. De alguna forma, este aspecto fue preservado por los arrieros quienes siempre llevaban un sanantonio para que los cuide durante el largo viaje y por aquéllas comunidades que llevan su taytacha en el largo peregrinaje hacia el Qoyllur Rit'i.  Estas Capillas de Santero ayudaron en su proceso de evangelización en las colonias.  De esta manera, los nuevos devotos tenían un referente visual para sus ejercicios espirituales.

Entre tantas obras pictóricas baste con citar al sublime el jesuita Bernardo Bitti, puesto de relieves en los diversos congresos organizados por la Compañía de Jesús con motivo de los 450 años de su llegada al Perú, de modo especial en la muestra "Imaginar lo invisible" en la sala "Pancho Fierro" de la Municipalidad de Lima.

 

10.  Jerarquía: Obispos, Superiores de Órdenes, Nuncios, Sacerdotes. 

El Episcopado ha sido en la historia de América el verdadero artífice de la organización y creación de la Iglesia. Su labor se refleja en los numerosos concilios provinciales y sínodos diocesanos convocados, así como en las visitas pastorales y fundaciones (pueblos, seminarios, hospitales), sus aportaciones culturales (sermones y pastorales, donación de libros, creación de colegios y la propia Universidad). Recorrer la galería de los obispos de Lima en la catedral de Lima o aquí en Arequipa es acercarse a los líderes de la Iglesia. Como escribió E. Dussel "Los obispos de la  Iglesia latinoamericana actual encontrarán en los primeros obispos de América, de toda América y en especial de nuestra América Latina, ejemplos suficientes de generosidad, pobreza, valentía, santidad y hasta heroicidad no sólo profética sino martirial. El santo obispo Toribio de Mogrovejo, el mártir Antonio de Valdivieso, el crítico Bartolomé de las Casas, el valiente Juan del valle, el misionero Juan de Zumárraga, el civilizador Tata Vasco de Quiroga, el humillado Pablo Torres, el clarividente Julián Garcés y pastoral Francisco de Marroquín y tantos otros, seguirán para siempre, a través de los siglos, como ejemplo de nuestra Iglesia latinoamericana. ¡Historia magistra vitae! ¡Que brille el ejemplo del pasado en el presente latinoamericano, para que nuestro pueblo vuelva a recibir la luz que recibiera en los Concilios del siglo XVI y en la Conferencia de Medellín"[17].

El historiador Jorge Basadre lo sintetizó con gran precisión en su discurso en la Asamblea de Clausura de la Cruzada Vocacional en 1951 el rol de los sacerdotes: "el sacerdocio en el Perú contribuyó a fundar la Patria; alentó a los libertadores; estuvo íntimamente ligado a la vida pública como a la vida social y privada; trabajó por la cultura; orientó desde el aula y la tribuna; ganó tierras y almas en la selva; defendió los más altos valores espirituales y morales; enseñó un vivir más alto y a bien morir; compartió las grandes festividades y los más luctuosos momentos de la nacionalidad"[18].

 

11.   Las cofradías, hermandades, asociaciones y movimientos. Conviene insistir en la repercusión social de la fe en el ordinario ambiente laboral ya que es la fuente principal de la actividad del seglar. Las cofradías tienen cuatro características fundamentales:- La liturgia y la vida de oración.- la caridad atenta a los más pobres y necesitados.- la "cultura de vivir juntos la fraternidad cristiana".- el aporte de obras de valor artístico e histórico que mantienen viva la religiosidad popular. En 1630 había 57 cofradías en Lima. Proliferaron en tal cantidad que el C3L de 1583 declara que "en cuanto sea posible se reduzcan a menor número y no den licencia para ordenarse otras de nuevo sin causa de mucha importancia" (III, 44). Particular actividad desarrollan las de indígenas. Sus miembros daban de comer a los pobres, visitaban a los enfermos, celebran misa, tenían instrucción religiosa diaria y pláticas espirituales regularmente; los sábados se dedicaban a la Virgen y las comuniones eran en todas ellas frecuentes. Comenzó de esta forma un importante fenómeno expansivo de fundación de cofradías, impulsado por el clero local, que las haría presentes en un alto porcentaje de las doctrinas de indios; habíamos avanzado ya la cifra de 297 cofradías existentes en el Arzobispado de Lima en 1619.

 

12.   Santuarios, advocaciones e  imágenes de María. En la carta apostólica "Ecclesia in America" (1999), Juan Pablo II, acogiendo las aportaciones de los padres sinodales, recordará de nuevo el rol protagónico de María en la evangelización del Nuevo Mundo: "En todas partes del continente, gracias a la labor de los misioneros, la presencia de la Madre de Dios ha sido muy intensa desde los días de la primera evangelización. Santuarios, ermitas, grutas, a lo grande en basílicas monumentales o en parques, calles, casas, carros. En su predicación, el Evangelio ha sido anunciado presentando a la Virgen como su realización más alta. Desde los orígenes -en su advocación de Guadalupe- María constituyó el gran signo de rostro maternal y misericordioso de la cercanía del Padre y de Cristo, con quienes ella nos invita a entrar en comunión" (n.11). 

 

El gran polígrafo, V.A. Belaúnde, al referirse al culto mariano, concluye que en Perú la "profunda transformación religiosa adquiere una mayor palpitación de vida y un sentido de amorosa intimidad con el culto de la Virgen [...], la expresión religiosa por excelencia [...] Este es el hecho capital y definitivo de la historia espiritual de América[19]". P. Morandé abunda en la tesis del maestro de la peruanidad cuando, al analizar la síntesis cultural latinoamericana, se fija en la figura de María como signo de unidad y corazón maternal que abraza y hermana realidades distintas:

"Puede afirmarse que la historia de América Latina es una experiencia de encuentro y síntesis entre pueblos, etnias, tradiciones culturales y religiones diferentes en torno a la figura de María. Cuando se descubre una historia común es posible, entonces, desarrollar también un presente y un futuro compartido [...] Es notable encontrar que siempre donde hubo veneración a María, donde hubo un santuario mariano, este dualismo se superó mediante la comprensión de que todas las historias de los hombres, a pesar de sus diferentes tradiciones y particularidades son, sin embargo, fruto de un mismo designio de origen[20]".

El Inca Garcilaso nos recuerda este fervor mariano en la manera de dirigirse a la Virgen María los indios del Cuzco: No contentos con oír a los sacerdotes los nombres y renombres que a la Virgen la dan en la lengua latina y en la castellana han procurado traducirlos en su lengua general y añadir los que han podido por hablarle y llamarle en la propia y no en la extranjera cuando la adorasen y pidiesen sus favores y mercedes. De los nombres pondremos algunos para que se vea la traducción y la interpretación de los indios. Dicen  Maman chic que es Señora y Madre Nuestra; Coya, Reina; Ñusta, Princesa de Sangre Real; Zapay, Única; Yurac Amancay, Azucena; Chasca, Lucero del Alba; Cotoccoyllor, Estrella resplandeciente; Huar­capaña. Sin Mancilla; Huc ha­nac, Sin pecado; Mana Chancasca... no tocada; Tazque, Vir­gen Pura; Diospa Maman, Ma­dre de Dios. También dicen Pa­chacamacpa Mamam, que es Madre del Hacedor y sustenta­dora del Universo. Dicen Huac Hucayac que es amadora y bienhechora del pobre, por decir madre de misericordia, abogada nuestra, que no teniendo estos vocablos en su lengua con las significaciones al propio se valen de los asonantes y semejantes. Demás de la afición a la Virgen pasaran con la devoción y amor a la bienaventurada Señora Santa Ana, y la llaman Manmanchicpa Manac, madre de nuestra madre. Coyanchicpa Maman, madre de nuestra reina, y por el semejante los demás nombres  que arriba hemos dicho. Dicen también Diospa Payan, que es abuela de Dios.

 

13.   Cruces y crucificados Devoción a la Cruz y al Señor. Con la llegada del cristianismo a América, la cruz presidirá la fundación de las ciudades y se colocará en todos los lugares visibles, tanto religiosos (templos) como civiles (casas, puentes, caminos, cerros), especialmente si habían sido centros espirituales pre cristianos, bien apachetas, huacas o centros ceremoniales. El Primer Concilio Limense (1552) dispone que en los pueblos de indígenas se haga una iglesia o al menos una ermita con una imagen o una cruz (Const.2); de igual modo, se advierte que los ídolos y adoratorios sean destruidos, y si fuese lugar apropiado, se edifique una iglesia o al menos una cruz. Mons. Severo Aparicio destaca que con "este criterio y para cristianizar lo pagano, allí donde había huacas y apachetas, se colocaron cruces".

De tal manera caló en el corazón del indígena la devoción a la santa cruz, que en los cerros, los caminos y las casas de nuestras poblaciones campesinas está presente la cruz. Devoción que aún en nuestros días conserva plena vigencia y tiene el sustento de su profunda raigambre popular". Tal es así, que predominan las imágenes del Crucificado sobre las de la Resurrección. Perú está profundamente ligado a la devoción del Cristo Sufriente y a la Cruz. Las características que reúnen son diversas. Hay cruces sin crucificado pero con los signos de la pasión: el gallo, la corona de espinas, los dados, la columna, el martillo, las tenazas, el cartel de INRI ("Jesús Nazareno, rey de los judíos", la caña con la esponja, el sol y la luna, la lanza, la escalera, la sábana.

 

14.   Historiografía, bibliografía. Archivos y bibliotecas. A lo largo del medio milenio de catolicismo en Perú, sus propios hijos se han encargado de recoger por escrito una suerte de anamnesis como a diario la Iglesia lo vive en la celebración litúrgica. Todo estudio sobre la Iglesia viene a ser un recuerdo de "las intervenciones salvíficas de Dios en la historia", y "hace memoria" de las maravillas de Dios" (CIC 1103). Tan sólo un botón de muestra: El  Padre José de Acosta escribe De Procuranda Indorum Salute.  Este libro no sólo pretende describir la realidad indígena sino que como verdadero manual pastoral busca mostrar los caminos y medios para la implantación de la fe en las Nuevas Tierras. Pondrá mucho énfasis en la comprensión y simpatía frente a la persona y para ello considerará de absoluta importancia el aprendizaje y conocimiento de las lenguas vernáculas (La compañía de Jesús exigió a los misioneros el conocimiento del idioma nativo).

15.  Fiestas patronales convertidas en patrimonio cultural. Basta asomarse al enlace de internet del Ministerio de Cultural http://administrativos.cultura.gob.pe/intranet/dpcn/consulta.jsp?pagina=2 para constatar las numerosas declaratorias por este rubro. Les comparto dos como muestra en el 2018.

a.     Festividad de la Virgen Inmaculada de Escota de Sahuanay, del distrito de La Capilla, provincia de General Sánchez Cerro, departamento de Moquegua, por cuanto la festividad es una tradición que mantiene la memoria de las familias migrantes y las nuevas generaciones; por tratarse de una celebración que vincula a sus devotos con un espacio geográfico y cultural originario, fortaleciendo la identidad del pueblo de Sahuanay; y por poseer una antigüedad que la ubica como un referente para la historia local de los sahuaneños y los pobladores de localidades vecinas.

b.     Festividades de la Sierva de Dios Luisa De la Torre "Beatita de Humay" del distrito de Humay, provincia de Pisco, departamento de Ica, por tratarse de acontecimientos de carácter religioso católico que se han constituido en referentes de identidad local y que han trascendido hacia grupos más amplios, integrando aspectos de la cultura popular del pueblo de Humay en el culto a la Niña Luisa, quien es reconocida hoy en día por sus devotos como expresión de un modelo de mujer piadosa, solidaria y comprometida con su comunidad.

 

IV.           PERÚ TIERRA ENSANTADA

Los santos, beatos, venerables, siervos de Dios son el fruto más sazonado de la identidad cristiana del Perú; los cinco canonizados, otros tantos en proceso, tantos religiosos ejemplares y laicos comprometidos anónimos. Como muy bien dice el sínodo "Ecclessia in America" "el mayor don que América ha recibido del Señor es la fe, que ha ido forjando su identidad cristiana. Hace ya más de quinientos años que el nombre de Cristo comenzó a ser anunciado en el Continente. Fruto de la evangelización, que ha acompañado los movimientos migratorios desde Europa, es la fisonomía religiosa americana, impregnada de los valores morales que, si bien no siempre se han vivido coherentemente y en ocasiones se han puesto en discusión, pueden considerarse en cierto modo patrimonio de todos los habitantes de América, incluso de quienes no se identifican con ellos" (n.14).

El Papa Francisco en su videomensaje con motivo de su viaje al Perú nos da la clave:

Ustedes son un pueblo que tiene mucha reserva. La reserva más linda que puede tener un pueblo es la reserva de los santos. Ustedes tienen tantos santos y grandes santos que marcaron Latinoamérica. Los santos que hicieron la construcción de la iglesia, es decir, de la dispersión a la unidad.

 

En su inolvidable visita, no se cansó de insistirnos en vivir unidos en la esperanza, como nuestros santos:

No se olviden de los santos que desde el cielo nos acompañan; acudan a ellos, recen y no se cansen de pedir su intercesión. Esos santos de ayer pero también de hoy: esta tierra tiene muchos, porque es una tierra «ensantada». Perú es una tierra "ensantada". Busquen la ayuda y el consejo de personas que ustedes saben que son buenas para aconsejar porque sus rostros muestran alegría y paz. Déjense acompañar por ellas y así andar el camino de la vida.

 

Para estimularnos y ayudarnos a poner en práctica su mensaje en el día a día, en la octava de Pascua, 9 de abril, nos ha regalado la preciosa exhortación apostólica Gaudete et Exsultate  sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. Inmersos ya en la preparación de los fastos del Bicentenario del Estado Peruano lo ofrecemos como el gran aporte del Perú al mundo y a la iglesia, sus santos. Les recomiendo una visita al gigantesco mural del Campo de Marte elaborado con tanta ilusión por todas las regiones y departamentos del Perú como Homenaje al papa ejemplar, hoy santo, Juan Pablo II. En el preparado por Lima destaca como motivo central sus santos: Rosa, Martín, Toribio, Juan Macías, Francisco Solano, a los que se añade el Siervo de Dios Francisco del Castillo.

Además de la biografía de los conocidos santos (Rosa de Lima, Martín de Porras, Juan Macías, Francisco Solano y Santo Toribio) y la beata: Sor Ana de los Ángeles de Monteagudo de Arequipa., se nos presentan las de la Beata Narcisa de Jesús Martillo Morán, oriunda del Ecuador, pero fallecida en Lima, en 1869; y beatificada el 25 de octubre de 1992; el beato camilo P. Luis Tezza, nacido en Italia en 1841, fallecido en Lima en 1923, y beatificado en el 2001; y el padre salesiano José Calasanz Marqués, español nacido en 1872, que trabajó en la parroquia "Sagrado Corazón" de Magdalena del Mar, martirizado en España en julio de 1936, y beatificado en el 2001; y la fundadora de las Dominicas del Rosario, Ascensión Goñi, que será beatificada en el presente 2005..

Entre los siervos de Dios, se presentan las semblanzas de Fray Diego de Ortiz (1532-1571), protomártir del Perú, en Vilcabamba y que fue muerto en 1572 por denunciar la incoherencia cristiana de Tito Cusi Yupanqui y familia, el agustino Luis López de Solís (1535-1606), el mercedario Gundisalvo ( Fray Gonzalvo) Díaz de Amarante (1540- El Callao en 1618), Diego Martínez, SJ (1542-1626), Juan Sebastián de la Parra (1550-1622), el popular P. Pedro Urraca (1583-1657), Juan de Alloza SJ (1597-1666), Francisco del Castillo (1615-1673) S.J., el sastre indio Nicolás de Dios Ayllón (1618), el juandediano. Francisco Camacho (1629-1698), Luisa de la Torre Rojas (Beatita de Humay) (1819-1869), Rafaela de la Pasión Veintemilla (1836-1918), fundadora de las Agustinas Hijas del Santísimo Salvador, Pío Sarobe Otaño (1855-1910), misionero en Ocopa, Sor Teresa de la Cruz Candamo (1875-1953), Mons. Octavio Ortiz Arrieta (1879-1958), Melchora Saravia Tasayco, la Melchorita (1895-1951), Monseñor Emilio Lissón Chavez, arzobispo de Lima (1872-1961), Martín Fulgencio Elorza Legaristi, obispo de Moyobamba, pasionista (1899-1966), y, finalmente, los candidatos mártires de Chimbote, los Padres franciscanos: Miguel Tomazek y. Zbigniew Strzalkowski, así como el sacerdote diocesano italiano P. Sandro Dordi.

Se añaden, además, otras biografías de personajes que practicaron la virtud en Perú, tanto en el virreinato (Antonio Ruiz de Montoya, Úrsula de Cristo, Sebastián de Antuñano, Antonia Lucía del Espíritu Santo), como en la época republicana (José Ramón Rojas, "Padre Guatemala", por ser ese país su lugar de nacimiento, el apóstol de Ica (1775-1839) Teresa del Sagrado Corazón (1857-1950), Mateo Crawley-Boevey (1875-1960), arequipeño que recorrió el mundo para ponerlo a los pies del Corazón de Cristo, Pascualito Fuster 1888-1950, quien, a pesar de su discapacidad, desde Barranco, fue el vagabundo limosnero y fomentador de vocaciones sacerdotales; el simpático Padre Manuel Pardo, S.J. (1877-1906), los heroicos salesianos Ladislao Milharcis y Miguel Córdova que dieron su vida por salvar a varios niños; las tres religiosas mártires: Augusta Rivas. 1920-1990, Irene McCormamack. 1939-1991, Juana Sawyer. 1932-1983. Aunque no nació ni murió en Perú presentamos a Teresa de Calcuta por sus visitas a Perú: 1910-1998. Vienen después, dos semblanzas de peruanos entrañables, el Hermano Julio Corazao (1934-1996), marianista, empedernido catequista itinerante, y el recuerdo de un universitario catequista de la PUCP llamado a la Casa del Padre tras una dolorosa leucemia. Por último, 4 mártires dominicos de la persecución religiosa en España pero que trabajaron con ahínco en la misión del Perú y que fueron beatificados con otros 494 mártires el pasado 28 de octubre del 2007 .

 

I. SANTOS

1. San José, Patrono del Perú.

2. Rosa de Santa María. 1586-1617

3. Martín de Porres. 1579-1639

4. Francisco Solano. 1549-1610

5. Juan Macías. 1585-1645

6. Toribio Mogrovejo. 1538-1606

7. Narcisa de Jesús. 1833-1869

II. BEATOS

8. Ana de los Ángeles. 1602-1686

9. Luis Tezza.1841-1923

10. José de Calasanz. 1872-1936

11. Ascensión Goñi. 1868-1940

12. Mártires de Chimbote: Miguel Tomazek, + 1991

13. Zbigniew Strzalkowski: + 1991

14 P. Sandro Dordi: 1931-1991

MÁRTIRES DOMINICOS PERUANOS EN LA GUERRA ESPAÑOLA DEL 36

15. Fray Vicente Álvarez Cienfuegos

16. Fray José Luis Palacio

17. Fray Jacinto García Riesco

18. Fray Manuel Gutiérrez Ceballos

III. SIERVOS DE DIOS

19. Alonso de Barzana, S.J. (1530-1598)

20. Fray Diego de Ortiz .1532-1571

21. Luis López de Solís.1535-1606

22. Gundisalvo (Fray Gonzalvo) Díaz de Amarante.1540- 1618

23. Diego Martínez, SI. 1542-1626

24. Juan Sebastián de la Parra. 1550-1622

25. Pedro Urraca.1583-1657

26. Juan de Alloza SI. 1597-1666

27. Venerable Gaspar Báez, SI, 1604

28. Francisco del Castillo.1615-1673

29. Nicolás de Dios Ayllón.1618

30. Francisco Camacho.1629-1698

31. Luisa de La Torre, Beatita de Humay. 1819-1869

32. Rafaela de la Pasión Veintemilla. 1836-1918

33 Monseñor P. Alfonso María de la Cruz Sardinas, 1842-1902

34. Pío Sarobe Otaño. 1855-1910

35. Sor Clara del Corazón de María (1860-1924)

36. Mons.Emilio Lissón Chávez, CM. 1872-1961

37. Teresa de la Cruz Candamo. 1875-1953

38. Octavio Ortiz Arrieta.1879-1958

39. P. José Álvarez, OP (Apaktone) 1890-197)

40. M. Matilde Castillo de Jesús 1894-1965

41. Melchora Saravia Tasayco, la Melchorita. 1895-1951

42. P.Juan J. McKniff, OSA, 1905-1994

43. P. Serapio Rivero Nicolás, OSA, 1917 –2002

44 P. Daniel Badiali, 1962-1997

45. Mons.Martín Fulgencio Elorza Legaristi. 1899-1966

46. P. Mateo Crawley-Boevey 1875-1960

47. P. Eusebio Arróniz, 1885-1959

48. M. del Pilar de Jesús, OCD, 1917-1997

49. Andrés Aziani, 1953-2008

50. Hna. Augusta Rivas. 1920-1990

51. Monseñor Federico Kaiser (1903-1993)

52.  Santa Teresa de Calcuta en Perú: 1910-1998

53. San Juan Pablo II en el Perú

54. San José Marello

55. Maria Petkovic.1892-1966

56. Alberto Hurtado 1901-1952

57. Josemaría Escrivá de Balaguer  1902-1975

IV. Y MUCHOS MÁS

58. Sebastián de Antuñano: 1652-1716

59. Antonia de Maldonado (Lucía del Espíritu Santo). 1646-1709

60 María Josefa de la Providencia

61. Antonio Ruiz De Montoya. 1595-1652

62. Padre Guatemala, Apóstol de Ica.1775-18399

63. Joaquina de la Santísima Trinidad

64. Úrsula de Cristo 1604-1666

65. Teresa del Sagrado Corazón.1857-1950

66 Pascualito Fuster 1888-1950

67. Padre Manuel Pardo, S.J. (1877-1906)

68. José Mojica (1896-1974)

69. Irene McCormamack. 1939-1991

70. Juana Sawyer. 1932-1983

71. P. Ladislao Milharcis, SDB: 1936

72. P. Miguel Córdova, SDB: 1936

73. Julio Corazao. 1934-1996

74. Pool Cuadros. 1979-2003

75 Arturo Villegas Romero (1923-1950)

76. José Dammert Bellido 1917-2008

77. P. Carlos Pozzo, S.J.

78. P. Antonio San Cristóbal

79. P. Juan Serpa

80. Dominga Gazcón (1809-1879).

81. P. Manuel Kato (1925-2017)

82. Lizeth León Chávez  (1987-2014

 

V.              CONCLUSIÓN: VIGENCIA DE UNA TRAYECTORIA

Una nota de El Comercio en vísperas de la visita del Papa Francisco, el pasado enero del 2018 ilustra la presencia de lo religioso en el Perú, claro que dentro de una singular mixtura: Con una imagen del Señor Cautivo de Ayabaca, los chamanes realizaron el ritual en la playa de Agua Dulce para dar la bienvenida al líder de la Iglesia Católica. Con una enorme foto del papa Francisco, amuletos, conjuros y cantos sagrados, seis chamanes invocaron a los apus en la playa Agua Dulce, Chorrillos, durante un ritual de bienvenida a la llegada del Santo Padre. "El motivo del ritual es por la visita del papa Francisco, uno de los líderes de la religión católica. En Chile han querido atentarlo, pero acá en Perú no le va a pasar nada", dijo el chamán Juan Osco, vestido de blanco, con un crucifijo colgado al cuello. A un lado de la playa Agua Dulce, en el sur de Lima, y cerca de decenas de bañistas que observaban curiosos, los seis chamanes ingresaron descalzos al mar con la foto del Papa sonriente y una bandera peruana. También portaban una estatuilla del Señor Cautivo de Ayabaca, cuya festividad atrae cada octubre a miles de fieles a esa localidad del norte de Perú. Los curanderos utilizaron flores multicolores, perfumes, amuletos andinos, incienso encendido y un crucifijo de madera, señal del sincretismo entre su legado religioso andino prehispánico y el cristianismo. "Para nosotros la llegada del Papa es símbolo de paz, de armonía y mucha fe. Nosotros como chamanes le damos la bienvenida porque le trae al Perú fe", comentó[21].

      El pasado mes de julio del 2018 pude participar en el VIII Congreso Nacional de Historia en los ambientes de una Universidad Nacional con nombre religioso "San Agustín"- en Arequipa. Allí mismo, en su estadio se han celebrado algunas de las concentraciones religiosas más numerosas de la historia mistiana, como fue la beatificación de Sor Ana de los Ángeles y la coronación de la Virgen de Chapi por un Papa que hemos conocido y que hoy es santo, San Juan Pablo II. Una prueba evidente que lo religioso está presente es que el primer ponente del congreso, el actual arzobispo de Arequipa, doctor en historia por la Gregoriana, volvió a la práctica religiosa gracias al mencionado pontífice. Yo mismo he tenido la oportunidad de participar en varias de las masivas peregrinaciones hasta el santuario de Chapi. La religiosidad da para seguir estudiando y para vivir. Acabo de enviar al Director de la Revista del Archivo Arzobispal de Arequipa un artículo sobre el primer capuchino obispo en la historia del Perú, Miguel de Pamplona, en el siglo XVIII; y, providencialmente, el segundo –Monseñor Lino Panizza- párroco en Arequipa, hoy obispo de Carabayllo, fundó la Universidad Católica Sedes Sapientiae donde me encuentro. Lo mismo podría decir de mi otra universidad, la primera de América, Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima (San Marcos), en 1548, que en el presente año adopta el nombre de Universidad Católica San José, que entre otras misiones lleva casi 500 años estudiando científicamente la religiosidad a través de cuantos profesores y alumnos han vivido en su claustro.

Para mí, tanto en el estudio como en la vida religión ha sido sinónimo de desarrollo, plenitud, gozo. Si Abelardo Gamarra llegó a escribir que del Perú se podría decir lo que el Dante dice acerca del infierno "perded toda esperanza los que llegáis aquí", yo soy partidario de lo contrario, lo que refieren dos cronistas de Santo Toribio. F.A. de Montalvo, al dar cuenta de su beatificación en el El Sol del Nuevo Mundo 1683: "Es tan afortunado por naturaleza este Nuevo Mundo que no tiene cosa mala, porque su cielo es benévolo, su aire apacible, su agua saludable y su tierra fértil...La tierra del Perú es la más rica y feliz que conoce el mundo". Por su parte, el biógrafo del santo al que he dedicado 30 años de mi vida, Santo Toribio Mogrovejo, A. León Pinelollegó a más en su obra El Paraíso en el Nuevo Mundo pues llega a ubicarlo en nuestra tierra "sin mal", en las inmediaciones de Iquitos, en las márgenes del río Marañón[22].

     No puede expresarse de modo más bello y contundente la labor de la Iglesia en el Perú que la afirmada en la primera de las obras de historia de la Iglesia, la de Travada: "el suelo convertido en Cielo"[23]. Por supuesto, que a lo largo de la más que milenaria trayectoria del Perú su religiosidad no ha sido lo que debía de ser –luz, fermento, vida, plenitud, gozo- sino todo lo contrario –tiniebla, opio, muerte, vacío, tristeza-, pero queda claro que fue lo menos en el tiempo y en el espacio. Más allá de la extirpación de la idolatría, queda la siembra y el fruto; frente a historias de corrupción y de conflicto, campea la historia de la transparencia y del entendimiento. Un buen símbolo lo representa el himno al Señor de los Milagros "a paso firme de buen cristiano, hagamos grande nuestro Perú"; el símbolo musical y su letra nos hablan de una hermandad que se multiplica y abraza más allá de las fronteras geográficas, convirtiendo la peruanidad en un estilo, un modo de ser, forjado al calor de la religión. 

     En este sentido, me sumo a la conclusión esperanzada del Dr. P. Juan R. Rodríguez Ruiz para nuestro Perú:

En suma, la prospectiva de las relaciones del Perú con la Santa Sede permite afrontar los desafíos del Estado peruano, proponiendo el respeto y la tutela de la libertad religiosa, como piedra angular de los derechos humanos, la mutua cooperación con proyectos de desarrollo y la formación en valores dentro de la autonomía e independencia y la mutua cooperación en la común vocación de servicio al hombre[24].

VI. BIBLIOGRAFÍA

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[1] Ley General de Patrimonio Cultural de la Nación Nº 28296, año 2004 Título I, Capítulo I, Art. 1º, Numeral 2, "Bienes inmateriales"). http://www.mcultura.gob.pe/sites/default/files/docs/lineamientomc.pdf

[2] SÁNCHEZ PAREDES, J.,

http://www.pucp.edu.pe/puntoedu/index.php?option=com_opinion&id=5741, PUNTO EDU, Semanario de la PUCP, Lima, 24-30 octubre 2011.

[3] Agencia ZENIT: Roma, 6 de mayo del 2013. www.zenit.org

[7] Historia natural y moral de las Indias / José de Acosta; estudio preliminar y edición del P. Francisco Mateos LIBRO SÉPTIMO. Capítulo XXVIII  http://www.cervantesvirtual.com/portales/editores_editoriales_iberoamericanos/obra-visor-din/historia-natural-y-moral-de-las-indias--0/html/fee5c626-82b1-11df-acc7-002185ce6064_30.html#I_210_

[8] "Historias generales de la Iglesia en el Perú: estado de la cuestión, 1953-2014" https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/39127/1/201508%20AHIg%2024%20(2015)%20-%205.pdf.

[9] Sigo la obra del P. Fidel González Fernández mccj, Pontificias Universidades Urbaniana y Gregoriana

[10] Tal es el título de uno del estudio de F. González Fernández, Guadalupe, pulso y corazón de un pueblo. El Acontecimiento guadalupano cimiento de la fe y de la cultura americana, Encuentro, Madrid 2004. También: F. González F. – E. Chávez S. – J. L. Guerrero R., El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego, E. Porrúa, México 1999.

[11] Cf. la colección de bulas relativas a la historia de la evangelización del Continente americano en J. Metzler, America Pontificia, 3 vols., Cittá del Vaticano 1991. Entre ellas: Inter caetera (1493) de Alejandro VI que da comienzo a la evangelización; Universalis Ecclesiae (1508) de Julio II con la que comienza formalmente el Patronato de España; Veritas ipsa (1537) de Pablo III sobre los derechos humanos fundamentales de los indios.

 

[12] Archivo Municipal de Arequipa. Cabildos, Lib.II, fol.92) Cit en p.11 V. Barriga Arequipa y sus blasones Arequipa, 1940.

[13] Primitiva evangelización de Iberoamérica y Filipinas, 1492-1600- Historia de la Iglesia en el Perú, 1532-1900  Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 1999, p. 75.

[14] Ibídem, p. 17.

[15] Fundación de Lima, Libro tercero, cap. 1°, p. 415.

[16] E. GARZÓN HEREDIA: "Perú: La Iglesia diocesana" (II) pp.495-503 en P.BORGES Historia de la  Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas (II). BAC, Madrid, 1992.

[17] El episcopado latinoamericano y la liberación de los pobres (1504-1620) México 1979. Prólogo

[18] Jorge Basadre "La obra civilizadora del Clero en el Perú Independiente" Revista Renovabis, Lima, Año XI, Septiembre—octubre 1951, nn. 129-130, pp. 280-290.

 

[19] Peruanidad Banco Central de Reserva del Perú-Fondo del Libro del Banco Industrial del Perú, Lima, 1983, 5a.ed. pp.234-240.

[20] Iglesia y Cultura en América Latina Lima, Vida y Espiritualidad, 1990. pp.90-91.

[23] TRAVADA Y CÓRDOBA, V. El suelo de Arequipa convertido en cielo: Historia General de Arequipa Arequipa, 1958

 

[24] El Estado peruano, ni confesional ni laico El régimen de laicidad del Perú: Autonomía e independencia y mutua cooperación, IESC, Lima, 2018, p.179


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