“La Eucaristía Sacramento del Misterio Pascual”
Semana de la Liturgia en el Callao. Del lunes 26 hasta el jueves 29 de agosto de 2013
Este gran evento llevó por título: “La Eucaristía Sacramento del Misterio Pascual”, fue organizado por el Obispado del Callao y su Facultad de Teología “Redemptoris Mater”. Llevóse a cabo este evento del lunes 26 hasta el jueves 29 de agosto de 2013, de 7:00 p.m. a 9:00 p.m. en el Colegio San José Hermanos Maristas del Callao. Dicho evento se insertó en las actividades programadas a la JDJ 2013 que es la réplica a la Jornada Mundial de la Juventud
El conferencista encargado de exponer el tema fue el Rvdo. P. Dr. Ricardo Reyes, sacerdote liturgista de la Diócesis de Roma. El Rvdo. Estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma) y es Doctor en S. Liturgia por el Pontificio Ateneo San Anselmo (Roma), con la tesis "La unidad del pensamiento litúrgico en la reflexión teológica de Joseph Ratzinger". Entre sus más importantes publicaciones está: La unidad en el pensamiento litúrgico de Joseph Ratzinger, Cartas entre cielo y tierra, etc.
Durante esos días profundizó acerca de la verdadera dimensión de la celebración eucarística en la vida del cristiano; explicando las partes, formas, gestos, palabras y formulas siguiendo algunos números de la Sacrosanctum Concilium; y la introducción del tema la liturgia como oración (oración en comunidad y oración individual); Liturgia eucarística como misterio pascual, entre otros temas.
En parte de su alocución el Padre Ricardo señaló que la verdadera renovación litúrgica pasa a través de una reeducación de la fe, redescubrir para darle una nueva frescura de lo que vivimos concretamente en la eucaristía, vivir ese momento en plenitud, es más que un rito, es un momento en que Dios mismo toca nuestra existencia y nos lleva verdaderamente a una relación profunda con Él.
El exponente fue desmembrando toda la liturgia eucarística. A manera de gran catequista y pedagogo fue explicando detalladamente las partes de la misa penetrando en el misterio de manera didáctica y pausada utilizando para ello ejemplos de la vida común hechos que nos suceden a diario tomando como patrón las relaciones familiares, las relaciones conyugales y en ultimo termino las relaciones comunitarias. Empezó explicando la señal de la cruz indicando con ello que toda la asamblea o reunión en la iglesia se empiezan invocando a la santísima trinidad luego, el hecho del acto penitencial el cual es el reconocer profundamente nuestro ser pecador todo el pueblo de Dios es santo porque es santo quien lo convoca puesto que sus miembros son débiles necesitados del perdón y la misericordia: en ello está la fuerza de todo cristiano aquí se detuvo para citar muchos ejemplos y con ello ayudar a muchas personas que se tienen a sí mismas por muy “santas”. El ego confiteor se hace desde lo más profundo del corazón y se confiesa arrepentidamente y por ello son los golpes en el pecho. Luego el sacerdote hace una oración de penitencia.
Sobre el gloria no hablo mucho luego resalto la importancia fundamental de las dos mesas: la mesa de la palabra y la mesa de la eucaristía. Muchos fieles se dedican a leer las hojitas dominicales muchas veces distrayéndose en sí mismos. No se lee la palabra, se proclama y la palabra proclamada debe ser escuchada y siendo escuchada opera en nuestro ser. La buena noticia que transforma viene con más fuerza en la proclamación del evangelio al cual le rendimos honor y alabanza, otro aspecto que es de importancia es la homilía y “jalo las orejas” a los presbíteros presentes por lo aburridos que pueden ser sus homilías; la homilía en todo caso es hacer degustar la palabra de Dios. En ella las opiniones personales no cuentan. La homilía no se reduce a mera presentación de quejas ni de lecciones morales. Se trata de actualizar la palabra a la vida concreta por ello cada sacerdote a imitación del Papa Benedicto tiene toda una semana para preparar la homilía dominical; sobre el credo no hablo mucho.
Luego explico la importancia de la oración de los fieles. Esa oración debe contener las cuatro peticiones que hacen costumbre de la iglesia: por la iglesia, por las autoridades, como los recuerda San Pablo a Timoteo (1Tm 2, 1-2), por los pobres y en ella deberían incluirse aquellos pobre que no conocen a Dios para que el evangelio arribe a ellos, y finalmente por la asamblea reunida.
También explico la importancia de la anáfora y de la consagración exhortó a los sacerdotes a estar concentrados y de darle gran realce a este momento de suma importancia. Si se canta seria lo óptimo.
Después de que cada persona reciba al señor bajo las especies eucarísticas es necesario el silencio y ello remarco la importancia del silencio. Otros momentos de silencio son antes de recitar el confiteor, después de proclamar la palabra y después de la homilía.
Más adelante indicó que la Eucaristía es el centro de nuestra vida. “…La eucaristía es el encuentro con el amado, es el encuentro con el Señor resucitado, aquello que cambia nuestra existencia, aquello que nos permite vivir en nuestros sufrimientos, dificultades, en nuestras angustias, es lo que da luz, a lo que no tiene luz, es el que da sentido al sin sentido que debemos enfrentar cada día como cristiano en nuestras luchas…la Eucaristía es la llamada en convertirnos en hombres capaces de partirse por amor a los demás…es en el darse que nosotros encontramos esa puerta que nos abre hacia el cielo, que nos hace esperar la vida eterna…”.
En esa semana litúrgica participaron sacerdotes, miembros de comunidades, agrupaciones, religiosos, religiosas, seminaristas y cientos de fieles. En cada día se iniciaba estos encuentros con el rezo de las vísperas presididas por el Obispo del Callao, Monseñor José Luis del Palacio.
Ángel Camacho Capcha