sábado, 6 de febrero de 2021



LA FIESTA DE LA CANDELARIA EN EL SURANDINO

 

DANZA Y ORACIÓN PARA LA MADRE DEL SEÑOR

 

José Antonio Benito

 

Cuarenta días después de la Navidad, el 2 de febrero tiene lugar la Presentación del Niño en el Templo y la Purificación de la Santísima Virgen. Nos lo recuerda la tierna imagen de la Candelaria en la que se nos brinda el símbolo, la candela, la luz, y la realidad, el Niño-Dios.

 

La práctica de la devoción a la Virgen de la Candelaria -de influencia de las Islas Canarias- parece que fue introducida en América en Copacabana (Bolivia), con su homóloga en la advocación de Nuestra Señora de Cocharcas, en Andahuaylas y Barrios Altos de Lima.

Pero como nos recuerda el P. Esteban Puig, esta entrañable devoción recorre todo el Perú, especialmente el surandino.  Puno. Cuzco. Coata (Puno). Ayacucho. Arequipa. Trujillo. Cajamarca. Huacho. Lambayeque. Piura. Plateros (Piura) Huancabamba (Piura). Quillabamba (La Convención). Pucará. Coasa (Carabaya). Abancay. Lima. Llamellin (Ancash). Tacna. Torata (1696) (Moquegua).

Hay dos leyendas referentes al nombre de Candelaria. La primera narra que cierto día la Virgen se le apareció a un poblador que cuidaba un caserío, se cuenta que la Madre de Dios llegó con el niño en brazos y le pidió al poblador que le dejara lavar sus ropas a cambio de que ella cuidara del caserío para que él también pudiera ir a cumplir su labor en las minas. El hombre aceptó y luego fue a contarle a su patrón, cuando volvieron al caserío descubrieron el busto de la virgen con el niño en brazos quien aún llevaba sus vestimentas mojadas. Otra versión de esta primera leyenda relata que unos mineros atrapados en un socavón, ven a demonios que salen de varias grutas con llamas de fuego a su entorno. De pronto la figura de la Virgen se abre paso entre la "candela" y disipa a los diablos.

Lo recuerdan actualmente las dinámicas y multicolores danzas durante los días de la novena. Según su obispo actual, Monseñor Jorge Carrión, su origen se encuentra en la temprana fecha de 2 de febrero de 1583, a partir de la advocación de Copacabana y desde ahí se expandió en todo el sur del Perú, el norte de Chile, Argentina y hasta Panamá en el siglo XVII.

La segunda data de 1781. Las tropas revolucionarias aymaras sitian la ciudad de Puno para tomarla. Los moradores sacan en procesión a la Virgen de la Purificación en medio de antorchas y velas que desde lejos semejaban un numeroso ejército. Esto confunde a Túpac Catari quien retira sus huestes. En agradecimiento la población bautiza a su Patrona como la Virgen de la Candelaria.

La región de Puno vive todo el año para la fiesta pues son varios los meses de preparación y prácticamente todo un mes de celebración, en torno al 2 de febrero Las festividades se inician con la celebración litúrgica de la santa Misa el día de la Candelaria, a la que sigue una parada folclórica junto a desfiles y ceremonias cívicas en honor a la Virgen. Ese día sale la procesión de la Virgen de la Candelaria, y bailarines de todas partes de la región salen a danzar –especialmente la diablada- en homenaje a la patrona para luego llegar con ella a iglesia donde serán bendecidos con el agua bendita que correrá por sus cabezas. Aparte de numerosas misas y las permanentes oraciones a la Mamita, todos esperan el Gran Concurso de Danzas donde se puede observar a bailarines interpretar danzas tradicionales mientras portan luminosos vestuarios.

Lo que es cierto es que llegado el 2 de febrero todo el surandino brinda un entrañable homenaje popular a su Mamita de mil y una manera.