martes, 29 de octubre de 2019

"Esta niña es un milagro, póngale Milagros"

El Señor nos sorprende a cada instante, en el aula y fuera de ella. En este día en que el Señor de los Milagros peregrina por las calles de Lima y nos bendice con su presencia, agradezco a mi alumna por compartir este entrañable testimonio que nos recuerda que en octubre y a diario sigue habiendo milagros.

Hace casi 20 a mis padres se casaron por civil e hicieron los respectivos análisis y datos que pide la municipalidad. Entre esos análisis está un examen de sangre. El tipo de sangre de mi papá es O+ y el de mi mamá es A- o sea, no son compatibles sanguíneamente para tener hijos, pero ellos no sabían eso porque la municipalidad no llegó a hacer el aviso correspondiente. Tiempo después mi mamá quedó embarazada y tuvo una pérdida.

El doctor, al querer saber el motivo de la pérdida los mandó a hacerse análisis de sangre, pero justo cuando lo hicieron, el enfermero tenía muchas muestras en la mano y eso hizo que confundiese los tubos. Al salir los resultados parecía que mi mama tenía el mismo tipo de sangre que mi papá, lo cual haba sido un error, el doctor no podía explicar la razón de la pérdida ni por qué en sus exámenes y en su historial médico tenía dos resultados diferentes de análisis de sangre hasta que mi mama volvió a quedar embarazada y le volvieron a hacer exámenes de sangre donde, esta vez, salió correctamente qué tipo de sangre era. Los doctores, al darse cuenta de eso, tuvieron que hacerle muchos de que sus glóbulos blancos no me atacaban, porque eso era lo que pasaba cuando los padres no tienen sangre compatible. Todo este proceso hizo que mi mamá pasase muy nerviosa y asustada su etapa de embarazo porque en distintos análisis le decían que yo nacería con diferentes enfermedades, taras o enanismo.

A los 6 meses de embarazo mi mama empezó a tener sangrados, así que fueron rápidamente al hospital a ver qué estaba pasando. El doctor le dijo a mi mamá que mis latidos estaban muy débiles y que si no me sacaban en ese momento no habría posibilidad de sobrevivir. El procedimiento tuvo que ser de emergencia y le hicieron firmar una autorización de alto riesgo y sin anestesia en la cesárea por la emergencia del caso. Todo fue tan rápido que cuando terminaron la cesárea y me llevaron a cuidados intensivos el doctor estaba tan sorprendida de que estuviese viva que le dijo a mi mamá que no se había podido percatar del sexo del bebé.

Mis expectativas de vida eran muy bajas y, al mismo tiempo, una sorpresa para el doctor. Esto hizo que después de verificar que no había nacido con ninguna de las enfermedades que los doctores habían pensado, nací con un soplo en el corazón (el cual se cerró por sí solo al cumplir un año) y un problema en él por la posición en la que había estado (a los meses lo corrigieron con una férula). Hasta me hicieron pruebas de genética porque no podían creer que no tenía nada grave. Viendo esto el doctor solo atinó a decir: "Esta niña es un milagro, póngale Milagros" por esa razón me pusieron de segundo nombre Milagros".

Estuve 11 días en cuidados intensivos en una incubadora con aire a flujo libre y me ponían varias agujas en las manos y pies (aún tengo las cicatrices en la manos). A mis padres se les partía el corazón verme así. Un día, una enfermera al ver a mi papá muy preocupado por mí se le acercó y le dijo:" No se preocupe, si su hija está viva no es por todo lo que tiene conectado, es porque ella quiere vivir."

A los días me llevaron a casa y aunque era muy pequeña por ser prematura (cabía en la mano de mi papa) ya había demostrado que me estaba recuperando rápido.

18 años después, sigo siendo para mis padres una guerrera y su mayor bendición.

                                                                                                             - Daniela Milagros Jolly Villanueva

Curso Historia de la Cultura II

Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima