sábado, 22 de enero de 2022

ARANA QUIROZ, Pedro

Vivan como ciudadanos dignos. Una lectura de la carta a los Filipenses (Editorial:Presbiterio Juan Calvino, Lima, 2021, pp-322)

Nuestro Perú, azotado por la pandemia y un desencuentro político que no termina de ver soluciones, requiere como nunca de luces de esperanza. Por esta razón agradezco el aporte del autor del presente libro que da en el clavo y nos da la clave. Su lectura sosegada, en profundidad, orada, de la palabra de Dios y su compromiso con la realidad del Perú actual; en concreto un versículo de la carta paulina a los filipenses "Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo" (Fil 1, 27) y que ha llevado al título de su libro "Vivan como ciudadanos dignos…" nos da todo un programa de vida personal, familiar y social. El mismo que sugirió al Papa Francisco, cuando al conversar con él en el Vaticano, en el marco del sínodo de los obispos de la Amazonía le compartió que el documento de trabajo (Instrumentum laboris) se enriquecería con el término de "ciudadanos", que estaba en la citada carta paulina. El Papa hizo su tarea en la versión griega y tres días después se acercó al autor de la presente obra con gozo comunicándole: "¡La palabra está, la palabra está!". Era como el "eureka" de Arquímedes, la palabra que el Espíritu soplaba y que ha alentado en esta honda reflexión de más de 300 páginas.

La presente obra comienza con una introducción en la que se nos cuenta el por qué y el cómo del escrito, una reflexión sobre "biblia y ciudadanía" y una contextualización del término en la vida de los primeros cristianos, especialmente referida a la vida de las comunidades animadas por Pablo. Culmina con un texto personal pronunciado el 24 de abril de 1979 en que participó como miembro de la Asamblea constituyente de 1979 del Congreso del Perú: "El Estado debe garantizar a la nación una paz basada en la justicia, la iglesia como fuerza moral y espiritual debe proveer al Estado y a la Nación los recursos de la gracia del Trino Dios, a través de su predicación, de su enseñanza y de su ejemplo…En lo fundamental, unidad; en lo no fundamental, libertad; en todo, caridad" ( p.51)

El cuerpo del texto lo componen 42 homilías correspondientes a otros tantos capítulos. De entrada nos hace ver cómo la carta de un prisionero -Pablo-  nos enriquece con un mensaje liberador, revolucionario, que apela a la santidad personal y a la fraternidad universal. Paso a paso, a cámara lenta, meditando, contemplando, dialogando, contextualizando, aterrizando, el autor nos brinda como si se tratase de un nuevo fierabrás para los caballeros andantes a lo Quijote que quieran acometer de modo audaz, combativo, los gigantes del egoísmo, la indiferencia, la apatía… Apelando a la santidad en Cristo, al fervor de Pablo, nos urge a darlo todo en el Perú nuestro del Bicentenario porque "somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo" (Fil 3, 20)

Su autor frisa los 84 años de edadingeniero químico y pastor de la Iglesia Presbiteriana desde 1980, es un referente del ecumenismo en el Perú. Inserta una entrañable reflexión que titula "religiosidad, fe y desafío en el Perú actual" al calor de la devoción al Cristo Morado, agradecido por la invitación del Papa Francisco y por el cuidado recibido en el Hospital "Sacro Cuore" por su neumonía, así como por la encíclica "Fratelli tutti". Apunta certeramente que el ecumenismo no invita a "la gente que cambie de religión, sino que el Cristo Vivo cambie nuestras vidas" (pp.223-227).

En todo tiempo y en especial en días de crisis sanitaria, social, política y personal, somos llamados a vivir como "ciudadanos dignos del evangelio de Cristo" (Fil 3, 20). Este libro es una lectura a la Carta de los Filipenses, muy contextual y oportuna, para no perdérsela