miércoles, 8 de diciembre de 2021

LOS TESOROS DEL SEÑOR EN LA MALICIA PRESENTE o

La sabiduría de la Milicia contra la estupidez del pecado

Vigilia Inmaculada

Josemari Echeverri, Lima, 7 de diciembre 2021

 

Mi único aporte es el título y el haber quedado encantado con escuchar y ahora compartir esta vibrante alocución del Dr. Josemari Echeverri, médico de Pamplona, director regional del Movimiento de Santa María, presente en el Perú en la Vigilia de la Inmaculada este 7 de diciembre del 2021 en la basílica de María Auxiliadora. Decía Gracián que la vida es "milicia contra la malicia" y en tiempos de pandemia nosotros somos la "milicia" (el grupo que quiere caminar sinodalmente, contagiado por la sabiduría de Dios a través de María) contra la "malicia" -la de la covid-19 y sobre todo sus secuelas. Escuchemos y leamos

https://www.facebook.com/parroquiademariaauxiliadoraoficial/videos/957483051516855/?flite=scwspnss

----------------------------------

 Quiero empezar y servirme en mi intervención de un dicho de luz y amor del gran místico español san Juan de la Cruz. Dice así: siempre el Señor descubrió los tesoros de su sabiduría y espíritu a los mortales; más ahora que la malicia va descubriendo más su cara, mucho los descubre. ¡Oh, dulcísimo amor de Dios mal conocido! El que halló sus venas descansó.

(Dichos de luz y amor 1,16)

 

Cuando estos días atrás leía este texto me pareció muy oportuno para la situación que estamos viviendo a nivel mundial por la Pandemia.

 

¿Qué nos quiere decir y enseñar el santo con este texto?

 

En primer lugar, cuando nos dice siempre el Señor descubrió los tesoros de su sabiduría y espíritu a los mortales, quiere decirnos que Dios nuestro Señor siempre ha estado de nuestra parte, manifestándose a los hombres y haciéndonos partícipes de su amor. Es lo que vamos a celebrar en Navidad. También en el momento actual de Pandemia, Él se hace presente en medio de nosotros.

La historia de la relación de Dios con el hombre está plasmada en la Biblia, en el antiguo y nuevo testamento, que son la narración de la antigua y de la nueva alianza. Una alianza de amor y salvación, de cercanía hasta llegar a hacerse uno de los nuestros. Lo hizo encarnándose en una mujer, en María, la Inmaculada, cuya fiesta celebramos hoy. Él quiso preservar a su Madre de la herida del pecado desde el instante mismo de su concepción.

El Señor, dice el santo, nos descubre y nos hace partícipes de sus tesoros: el principal tesoro es el amor de su corazón y, por eso, también nos la da como Madre nuestra.

 

En segundo lugar, cuando dice "mas ahora que la malicia va descubriendo más su cara, mucho los descubre", nos quiere enseñar que en los momentos en que el mal se hace más presente, el Señor se nos quiere manifestar todavía más.

Estos días pasados, una vez más, he podido constatar en la consulta la malicia de nuestro mundo. Acudió a la consulta del COF diocesano de Pamplona – España, donde trabajo una joven madre de dos hijos que vive con su madre y que, de nuevo, el padre de sus hijos la ha dejado embarazada y abandonado. Ante este tercer embarazo con alguna complicación inicial, el abandono de su pareja, y la mala orientación de algunos profesionales sanitarios, se vio abocada a abortar contando incluso con el apoyo de su madre, que en anteriores ocasiones le había alentado a seguir con sus embarazos. Al ser un embarazo reciente le dieron la píldora abortiva Ru-486 y la mandaron a casa. Ella estuvo pendiente de lo que iba a expulsar; le habían dicho que solo son un grupo de células. Al expulsar ve a un feto de unas seis semanas que ya tiene cabeza, tronco y extremidades, lo que le conmovió profundamente. Se ha sentido profundamente engañada y desconcertada. Según nos contó, lo cogió y lo enterró en una maceta de su casa. (y no cuento más por no herir sensibilidades) Y desde ese momento empezó a sentirse muy mal, con los síntomas propios del trauma posaborto. En su desconcierto y buscando ayuda, acudió con su madre a la parroquia del barrio, a la que no asistían pues no son católicas practicantes. Y el sacerdote los remitió al Centro  diocesano para ser tratada de su trauma. Entre la primera y segunda consulta que ha tenido con nosotros, acudió a una cita de control posaborto en el centro que le ofreció abortar. Les comentó su situación traumática y que se había sentido engañada y que estaba acudiendo a nuestro centro (de la Iglesia). Una de las profesionales le dijo que allí le haríamos sentirse culpable y pecadora. Pero ella le contestó que no ha sido así sino todo lo contrario; que se ha sentido acogida, no juzgada y ayudada a superar el trauma. Nos dijo en la consulta que toda la vida ha estado engañada pensando que la iglesia es una secta y que el mundo civil en el que se movía era el justo; y está descubriendo que es todo lo contrario: la Iglesia que acoge y sana, que es comprensiva y misericordiosa, enseña la verdad y a su vez es madre. Mientras que el mundo civil se mueve en la prepotencia y la mentira.

 

La realidad del aborta es un drama extendido a nivel mundial: Esta semana en Francia se ha presentado públicamente el Manifiesto de las 343: se trata de 343 mujeres que denuncian la presión a la que se han visto sometidas para abortar y sus dramáticas consecuencias. Y afirman: las leyes que promueven el aborto obstaculizan la felicidad de las mujeres añadiendo miseria a su angustia»: «un cuerpo dañado que sufre, «problemas de fertilidad que surgen» «Nos dijeron que el aborto se olvidaría, pero ahora nos persigue».

Este 30 de noviembre ONG abortistas del Perú han realizado una campaña para exigir al Tribunal Constitucional la entrega gratuita de píldoras del día después. Frente a esta acción, muchos expertos en el ámbito de la salud y familia se han opuesto fuertemente. (la organización proabortista Promsex y las ONG feministas Manuela Ramos y el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.)

La píldora del día después, además de que es potencialmente abortiva, abre las puertas de par en par al aborto a través de la perdida de conciencia de que la vida empieza en el momento de la concepción, no cuando anida en el útero.

 

Esta realidad del aborto es uno de los grandes males de nuestra sociedad en donde se percibe como el Enemigo de la naturaleza humana, Satanás, al no poder hacer directamente el daño a Dios trata de hacerlo a nosotros sus hijos.

 

Dijo la madre Teresa de Calcuta: El aborto mata la paz del mundo...Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me impide matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento.

 

A todos los jóvenes les digo: Ustedes son el futuro de la vida familiar; son el futuro de la alegría de amar. Mantengan la pureza, mantengan ese corazón, ese amor, virgen y puro, para que el día en que se casen puedan entregarse el uno al otro, algo realmente bello: la alegría de un amor puro.

 

Pero, si llegaran a cometer un error, les pido que no destruyan al niño, ayúdense mutuamente a querer y a aceptar a ese niño que aún no ha nacido. No lo maten, porque un error no se borra con un crimen. La vida del fruto de ese amor pertenece a Dios, y ustedes tienen que protegerla, amarla y cuidarla. Porque ese niño ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y es un regalo de Dios.

 

Palabras impresionantes de la Madre Teresa

 

Otra muestra de la malicia de nuestro mundo es lo que está pasando en la pandemia que vivimos. Viene muy bien reflejado en un artículo entresacado del libro 'Pandemia y posverdad. La vida, la conciencia y la Cuarta Revolución Industrial', del filósofo Jordi Pigem.

Citando a Erich Fromm, en su breve ensayo La condición humana actual,  advierte que vamos hacia una sociedad tan rebosante de prodigios tecnológicos como carente de sabiduría para usarlos, una sociedad en que las personas no guían a la tecnología, sino que la tecnología las guía a ellas. De manera que las personas "se convierten cada vez más en robots" … Efectivamente, así́ es nuestro tiempo. La tecnología ha dejado de ser un instrumento y hoy lleva las riendas, cada vez más. Por un lado, nos empodera, multiplica enormemente nuestras posibilidades. Por otro lado, acrecienta el vacío existencial.

Entonces, ¿hacia qué mundo vamos? Hacia un mundo en que los seres humanos no dedicarán su esfuerzo "al servicio de la vida" y de los grandes valores ("amor, verdad, justicia"), sino que "destruirán su mundo y se destruirán a sí mismos porque serán incapaces de soportar el aburrimiento de una vida sin sentido".ER

Esta vida sin sentido se manifiesta en la cultura nihilista actual:  El nihilismo, el más inquietante de los huéspedes, como lo define Nietzsche, es la constatación de que no hay nada (nihil, en latín) nada que pueda servirnos verdaderamente como fundamento u horizonte: nada en el fondo tiene sentido.  

Ya lo advirtió claramente Benedicto XVI "Si falta Dios, falla la esperanza. Todo pierde sentido. Es como si faltara la dimensión de profundidad y todas las cosas se oscurecieran, privadas de su valor simbólico; como si no 'destacaran' de la mera materialidad".

Y siguiendo con el artículo: Hoy encontramos la misma constatación bajo la efervescente espuma de las distracciones electrónicas (móviles, ordenadores, internet…) "La compulsión a producir y consumir, conducta característica de nuestra vida en una economía tecnológica avanzada, podría ser a la vez una expresión de furia nihilista y una defensa maniaca contra nuestra depresión colectiva, en una época de insoportable pobreza espiritual y de creciente sentido de desesperación".

Es como si tuviéramos que tapar el vacío existencial a base de posesiones y distracciones, cada vez más aceleradas y más intensas. Con ello perdemos el arraigo, la coherencia y la plena presencia en el aquí́ y ahora. Y el mundo que antes llamábamos real queda sustituido por un mundo centrado en los entretenimientos.

Ante esa realidad de nuestro mundo, los momentos de silencio o confinamiento que nos ofrece la pandemia actual, son un momento de gracia, la gran oportunidad de preguntarnos qué es todo esto, qué hacemos aquí.

Es una oportunidad que debemos aprovechar sin dejarnos mediatizar por las distracciones o el miedo, para encontrar una profunda motivación para vivir. Como afirmaba el psiquiatra Víctor Frankl: lo que en el fondo más nos motiva no es la sed de placer o de poder, sino la búsqueda del sentido de la propia vida, de un horizonte hacia el que valga la pena caminar en la aventura de la existencia. El sentido de la propia vida, único e intransferible, no es algo que tengamos que inventar, sino algo que vamos descubriendo a cada momento y a lo largo de los años.

Vamos con la tercera enseñanza del Santo que clama con dolor: ¡Oh, dulcísimo amor de Dios mal conocido! Esta exclamación nos recuerda esa otra más conocida de san Francisco de Asís: ¡el amor no es amado! ¡el amor no es amado!

La gran manifestación de amor de Dios hacia los hombres ha sido el don que nos ha brindado de su propio Hijo: "Tanto amó Dios al mundo que le dio a su propio Hijo (Jn.3,35). Dios no es Palabra vacía; Dios es amor hecho vida. ... San Juan nos dice que Jesús "habiendo amado a los suyos, los amó hasta el fin".

Sí, Dios se ha encarnado y entregó su vida por nosotros. Y sin embargo ese amor no es acogido: "vino a los suyos y los suyos no le recibieron." Y esto sigue pasando en la actualidad.

Mi desconcierto en esta pandemia ha sido constatar como la mayoría de las personas, en lugar de volver la mirada hacia ese Dios que es amor, han permanecido en la evasión de las distracciones electrónicas hundiéndose en el sinsentido de la vida (sinsentido hasta el suicidio que ha llevado a que en el año 2020 en España se haya registrado el mayor número de personas que se han suicidado -3941p- 4000 personas-. Otros muchos cayendo en la adicción a la pornografía) Por otra parte, en cuanto se acabó el confinamiento se han desbordado los encuentros sociales evasivos en bares y discotecas, botellones (encuentro más o menos numerosos al aire libre para beber alcohol …) poniendo en riesgo sus vidas y la de los suyos, provocando de nuevo el descontrol de la pandemia.

Una gran mayoría de personas, presas de las distracciones y del miedo, está desaprovechando los momentos de silencio o confinamiento que nos ofrece la pandemia actual. Estos momentos son la gran oportunidad de hacernos las grandes preguntas de la vida y de encontrar sus respuestas; en definitiva, de encontrar una profunda motivación para vivir.

Y la Cuarta enseñanza del Santo:   El que halló sus venas descansó. Y para que entendamos mejor leo la frase completa:

¡Oh, dulcísimo amor de Dios mal conocido! El que halló sus venas descansó.

El santo nos hace ver la importancia de descubrir las venas por donde discurre el amor de Dios; ese amor de Dios que es fuente de vida.

Que importante es, cuando estamos ante un enfermo necesitado de sangre, hacer una buena transfusión. Se requiere de buenas venas tanto para extraer sangre como para transfundir.

Hoy necesitamos ser transfundidos del amor de Dios; es el único que puede saciar nuestra sed de amor y darnos el verdadero sentido a nuestra vida. 

 

Esta fiesta de nuestra Madre, la Inmaculada, ha de servirnos para descubrir y consolidar que Ella, junto con su esposo José, son esas venas por donde discurre el amor de Dios. De Ella y de san José podemos recibir todo el  amor de Dios que necesitamos.

 

Un episodio de la historia novelada-Sabiduría de un pobre- de San Francisco de Asís nos puede ayudar:

Paolo un campesino italiano se encontró con el hermano Francisco que ya tenía fama de santidad. Y le preguntó: ¿Y yo también puedo llegar a ser Santo?

-Pues claro, Paolo -dijo Francisco-. A ti también Dios te quiere. Tanto como a mí. Basta con creer en ese amor para que se te cambie el corazón.

Si queremos entrar en el camino de la santidad hemos de contar con la ayuda de nuestra Madre. Así el camino se nos hará más fácil. Ella nos hace ver el amor que Dios nos tiene y nos enseña lo que tenemos que hacer.

Hay muy pocas palabras de la Virgen en el evangelio, unas de ellas las pronuncia en las bodas de Cana, cuando hace que su hijo realice su primer milagro convirtiendo el agua en vino: "Haced lo que él os diga." Estas palabras van dirigidas también a nosotros y con ellas nos propone seguir las enseñanzas de Jesús que nos llenaran la vida de gozo y sentido.

Jesús nos dice lo que tenemos que hacer con su ejemplo de vida y también con sus palabras.

Nos ofrece todo un programa de vida para hacernos felices:

·        En primer lugar, con su ejemplo nos enseña a orar. Jesús por las mañanas se levantaba temprano para estar en oración con su Padre. Si Jesús oraba también tenemos que orar.

·        Segundo: Jesús es el Verbo de Dios, la Palabra de Dios. Hemos de escuchar sus enseñanzas en los evangelios.

·        Tercero: Jesús se ha encarnado para estar con nosotros y ha querido permanecer en nuestra historia a través de los sacramentos. Por ello, hemos de recibirlos, en especial la confesión y la Eucaristía, a través de los cuales Cristo nos perdona los pecados y se nos da como alimento.

·        Cuarto: Jesús nos envía como discípulos; pero no quiere que vivamos aisladamente. El formó el grupo de los discípulos y los envió de dos en dos. Hemos de cuidar el vivir en la comunidad eclesial de referencia (mi parroquia o movimiento) y trabajar juntos por llevar el evangelio a los demás.

 

Y acabo:

Pidamos a María Inmaculada por medio de San José que nos conceda la gracia de escuchar a Jesús y hacer lo que Él no diga en cada momento de nuestra vida. Que cuidemos de manera especial en nuestra vida cristiana:

·        La oración

·        La Palabra de Dios

·        Los sacramentos: eucaristía y confesión. Especialmente la Eucaristía dominical.

·        Vivir y evangelizar en comunidad.

En este día tan especial de nuestra Madre la Inmaculada, le pedimos que nos conceda creer en el amor que Dios nos tiene; así nuestro corazón se transformará y nuestra vida se llenará de sentido y gozo.

Y difundamos el amor a María a través del cual los hombres y mujeres de nuestro tiempo podrán recibir el Amor de Dios.