martes, 24 de septiembre de 2019

50 AÑOS DE EVANGELIZACIÓN EN EL PERÚ. CONGREGACIÓN DE LA MISIÓN – PROVINCIA PERUANA

(Edición Privada para la Congregación de la Misión y Familia Vicentina. Lima, 2005)

Reseña de Pablo Roberto Romero Vargas

 

"Si un historiador leyese este opúsculo, no quedaríamos muy bien parados en su crítica. El presentado, ¿es un libro de historia de la Congregación en el Perú? Si lo sometemos, y nos sometemos, a una metodología de cómo se escribe la historia, yo diría que no. Pero si leemos esto con el corazón, seguramente nos va a ayudar a comprender la historia real y humana de tantos misioneros vicentinos como han recorrido incansables los pueblos, los barrios y ciudades de Perú en estos 50 años de existencia como Provincia. San Vicente mirará sonriente, no el libro, sino los hechos y sobre todo a los misioneros, sus hijos". Con estas palabras comienza el libro que ahora presento y quizás sean la mejor reseña del mismo.

 

Estas palabras pertenecen al P. Alfonso Berrade, ex Visitador Provincial de los Padres Vicentinos en el Perú y el iniciador de este proyecto. Cuando los Padres Vicentinos en el Perú cumplieron 50 años como Provincia autónoma en el año 2005, al P. Alfonso se le ocurrió la elaboración de este libro. Él mismo, en la introducción, señala los motivos que le animaron: despertar el deseo de conocer más y mejor la historia de la Provincia, corta en años, pero rica en labores; dejar escrito para las generaciones futuras lo vivido, porque la historia es maestra de la vida; que cada uno de los misioneros deje constancia de su agradecimiento a la Provincia que los ha animado y les ha dado los medios necesarios para vivir y servir como sacerdotes vicentinos. Fue así como, animado por estos motivos y faltando algunos meses para el día central del quincuagésimo aniversario, el P. Alfonso pidió a los superiores de cada comunidad que elaboraran las historia de cada casa y obra en donde se encontraban. Y de esta manera nació, gracias al aporte de muchos misioneros, el libro que reseño: "50 años de evangelización en el Perú", editado por el Centro de Animación Vicentina en el Perú como una edición privada para la Familia Vicentina.

 

El libro, tal como lo dice el P. Alfonso en su introducción, no es estrictamente un libro de historia. Es más bien una colección de testimonios. Quizá por eso, al leerlo, uno se queda con la impresión de estar metido en los relatos que se cuentan, de estar mirando a los protagonistas extender el reino de Dios y el carisma de San Vicente. Una historia llena solo de datos y fechas no ofrece esta oportunidad. Lo que se narra en estas páginas lo calificaría como "testimonio con matices históricos" o "historia testimonial". Quizá sea atrevido compararlo con la historia bíblica, pero me es inevitable hacerlo. El tipo de historia que se cuenta en las Sagradas Escrituras no es una historia fáctica, tal como la podría entender un historiador moderno; es más bien una historia teologizada, porque está entretejida con testimonios de gente que veía en cada circunstancia la acción de Dios. Solo en esto, y no tanto en la importancia, es en lo que ambos libros se parecen.

 

El libro contiene, pues, un resumen de cómo los Padres Vicentinos fueron creando cada una de las casas y obras que existían en el año en que el libro fue escrito. Metiéndose en sus páginas, el lector puede recorrer el camino que siguió el carisma vicentino hasta asentarse en muchas ciudades del Perú, al punto que, en muchas de ellas, la identidad cristiana no se puede entender al margen del espíritu de San Vicente y de la devoción a la Virgen de la Medalla Milagrosa, otra devoción que los misioneros vicentinos se encargaron de extender. El libro da testimonio de cómo en la costa, sierra y selva del Perú, el carisma de San Vicente está latiendo.

 

Pero, además de estos hermosos testimonios, el libro contiene un regalo extra, una joya escrita por el P. Antonio Elduayen, también ex Visitador de las provincias de Perú y Chile, y quien quizás sea el que más conoce la historia de los 50 años de la Congregación en el Perú. En efecto, antes de comenzar a leer la historia de cada comunidad vicentina, el libro presenta una reseña histórica de cómo se fue gestando la Provincia del Perú con misioneros españoles, primero desmembrándose de la Provincia de Madrid y luego, cuando comenzaron a surgir vocaciones nativas, de la llamada Provincia del Pacífico. Es un artículo de 56 páginas en las que se pinta el caminar de la Provincia en sus 50 años de vida. Lo describo como una joya porque no solo es el apartado más extenso del libro, sino el que más datos tiene, el más exhaustivo, el de más rigor histórico y el único con una enorme cantidad de pies de página. Definitivamente, es el apartado más estricto, históricamente hablando.

 

Mención especial merecen los apartados dedicados a las misiones en las ciudades de Ica, Pisco y Chincha. En el año 2005, cuando se escribió el libro, el 30 % del clero de la Diócesis de Ica lo conformaban los Padres Vicentinos. Este dato no debe extrañar, sobre todo si tomamos en cuenta que era una diócesis del escaso clero y con poca presencia religiosa. Allí, en esa región de la costa peruana, según nos cuenta el libro, los misioneros realizaron una gran labor evangelizadora: en Ica, por medio del colegio San Vicente de Paúl, de donde han salido alumnos que han aportado mucho al progreso del país; en Pisco, con una atención a los pueblos que van desde la orilla del mar en el distrito de San Andrés, hasta el pueblo de Huaytará, en la frontera con Huancavelica y Ayacucho; y en Chincha, con la atención pastoral de la iglesia matriz, Santo Domingo, en plena plaza de armas.

 

También es interesante la historia de cómo se comenzó la misión en la selva del Perú, primero en el distrito de Naranjos y Nueva Cajamarca, y luego en la Banda del Shilcayo, en la región San Martín. Según los datos señalados en el libro, en el año 2005 los misioneros que trabajaban en esa región tenían que atender 46 comunidades. Las distancias entre una y otra y el difícil acceso a cada una ellas, hacía que los misioneros tuvieran que pasar mucho tiempo recorriendo trochas y ríos para llegar a las comunidades al menos una vez al mes.

Como ya se dijo al inicio, algo que se echa en falta en el libro es el rigor con los datos históricos. Pienso que, si alguien quisiera hacer una investigación íntegra sobre el caminar vicentino en el Perú, tendría problemas con la información en este libro. Además, este libro presenta algunas lagunas. De hecho, no están contempladas las comunidades en las que estuvieron trabajando los misioneros vicentinos y que se habían dejado o entregado a las respectivas diócesis antes del 2005. Entre las comunidades de las que no se trata en el libro están algunas importantes para la evangelización en el Perú. Por ejemplo, se extraña la historia de la Congregación en el distrito de Canta con sus 25 pueblos evangelizados; solo de pasada se hace mención a la presencia vicentina en Santa Rosa de Quives y Tarma; casi no se menciona nada acerca del trabajo de los padres en la hacienda Tumán y en la parroquia Mercedarias en el Rímac. Estoy que seguro que en esos lugares aún hoy se podrán encontrar rasgos de la presencia vicentina. Solo faltaron en el libro.

 

El P. Berrade concluye su introducción al libro agradeciendo "a quienes hicieron, y a los que siguen haciendo, la historia de la joven provincia elaborada desde la experiencia de Dios con esfuerzo, entrega y mucho amor al Perú y a sus gentes". Creo que este agradecimiento puede ser extensivo a todo aquel que se acerque a las páginas de este libro, porque inevitablemente con el contacto con ellas empezará a formar parte de la historia que contienen. El carisma vicentino está en cada lugar del que se habla en este libro, también en sus páginas, pero si se aventura en ellas, querido lector, estará también en su corazón.