martes, 3 de mayo de 2016

LAS OBRAS DE MISERICORDIA EN EL PERÚ VI. Dar de comer al hambriento

Esta obra no necesita ninguna explicación. Quien no tiene para comer o beber, se muere. Es la obra de misericordia más evidente, más palpable ¡Cómo es posible que a diario, en pleno siglo XXI, siguen muriendo miles de personas?  La FAO subrayó que la cantidad de personas subalimentadas aumentó en Cercano Oriente, en el norte de Africa y en la región africana al sur de Sahara. Esto hizo que la cantidad de desnutridos pasara en 10 años de 169 a 206 millones, cuando los objetivos fijados en 1996 hablaban de la necesidad de llevar esa cifra a 85 millones para 2015. Esto significa que al menos una de cada seis personas no tiene alimentos suficientes para estar saludables y llevar una vida activa; esto significa que unos mil millones de personas apenas consiguen la alimentación necesaria para llevar una vida saludable y productiva. Con la crisis cada vez hay más personas que pasan hambre física, de no comer ni beber durante días. Es algo inhumano, contra natura, que un hombre no pueda comer.

Recordamos de modo entrañable aquellas palabras de San Juan Pablo II en Villa el Salvador: "Hambre de pan, nunca más".

Me importa más que en señalar problemas, apuntar algunos testimonios elocuentes de solución. Perú cuenta con una hermosa tradición para enfrentar el fantasma del hambre que tantas veces asola. Bastaría pensar con las ollas comunes, los comedores populares. Leo en la web de RPPP que "Más de medio millón de personas en Lima se benefician con el funcionamiento de 3,400 comedores populares, informó hoy la ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Paola Bustamante, en el marco de la Tercera Semana de la Inclusión Social. Durante su visita a los comedores clubes de madres Nuestra Señora de las Mercedes y Santa Rosa de Lima, ubicados en Villa El Salvador, la titular del Midis explicó que su portafolio trabaja con todos los comedores populares, que a escala nacional totalizan 13,000. http://rpp.pe/lima/actualidad/comedores-populares-en-lima-benefician-a-mas-de-medio-millon-de-personas-noticia-735645.

Si alguna institución merece nuestro respeto y aprobación es la Iglesia y dentro de ella CÁRITAS. Junto a ella, casi todas las parroquias están comprometidas en esta obra. Lo mismo cabe señalar con las congregaciones religiosas, hermandades, instituciones sociales que a través de comedores populares ayudan a paliar el hambre y la sed.

¡Qué hermosa la acción de las Carmelitas Nazarenas que, a pesar de vivir en clausura, atienden a diario a centenares de personas en desayunos y almuerzos gratuitos!

Conmovedora también la atención de las Misioneras de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta. En su hogar de la Paz en La Parada, Av. 28 de Julio, 2821, se da a diario el milagro del compartir. El ambiente que rodea a este hogar nada en suciedad y miseria. Basta con cruzar el umbral del portón de la casa para experimentar un rayo de luz y de esperanza.  No importa contemplar niños esqueléticos, rostros esperpénticos sin algún ojo o con labios leporinos, niños golpeándose la cabeza, miradas ausentes o perdidas, ancianos regenerados de la droga o con males a flor de piel…El mal es una realidad, sí; el dolor, a toneladas…pero el bien vence, la esperanza triunfa, el amor  reina. Es el milagro de Madre Teresa que vive en sus hijas, las Misioneras de la Caridad, y en sus colaboradoras, y en los voluntarios y en los trabajadores, y en los pobres que son atendidos. Sí, la oración transfigura la realidad y nos abre horizontes de belleza y caridad. ¡Dios está aquí, me encontré en la sonrisa de los niños, en la coherencia de los trabajadores, en la esperanza de los voluntarios, en la caridad de las misioneras!

Lima, patria de santos, tuvo la gracia de acoger en siete ocasiones a Madre Teresa: el 6 de octubre de 1972, el 4 de octubre de 1973, el 26 de junio de 1974, el 30 de junio de 1975, el 14 de julio de 1977 y en 1986 y 1988. Les comparto un fragmento de su Discurso en el IV Congreso sobre la Reconciliación en 1989, "Jesús nos ha dicho: "lo que hagan por el más pequeño de los míos me lo hacen a mí". "Si dan un vaso de agua en mi nombre, a mí me lo dan, si ustedes reciben a un niño pequeño en mi nombre, me reciben a mí", y si hacemos eso Jesús nos dice: "vengan, benditos en mi Padre, y posean el Reino de Dios", "porque tuve hambre y me dieron de comer, no tenía mantas y me vistieron, no tuve hogar y me acogieron". Y el hambre no es solamente de pan. ¡El hambre es de amor, de reconciliación! ¡Es tan hermoso saber que podemos amarnos unos a otros con el corazón puro, perdonando cada uno al otro! Jesús nos ha dicho algo muy bello: "Sus muchos pecados le han sido perdonados porque ha amado mucho". Si en verdad queremos tener reconciliación, tenemos que perdonarnos unos a los otros, porque el perdonar nos da un corazón puro, y el que tiene el corazón puro puede ver a Dios y puede amar con un amor puro como Dios nos ama.Para enseñarnos lo bello que es el perdón, Jesús nos ha enseñado el Padrenuestro: "Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". La primera reconciliación la tenemos que hacer con Dios; su amor y su paz nos darán el coraje que necesitamos para reconciliarnos unos con otros y vivir en su amor. Por eso es muy importante la oración, porque el fruto de la oración es la fe, y el fruto de la fe es el amor, y el fruto del amor es el servicio y el fruto del servicio es la paz. Los actos de amor son siempre actos de paz. ¿Y dónde empieza este amor? En nuestra propia familia ¿Y cómo empieza? Rezando juntos. La familia que ora junta, permanece unida, y si permanece unida se amarán unos a otros como Dios los ama, y este amor los hará fuertes para poder amarse como Dios los ama. (https://www.aciprensa.com/teresadecalcuta/teresa2.htm)