martes, 3 de febrero de 2015

CARTA LLENA DE VIDA DEL P. ALFONSO TAPIA, MISIONERO EN SAN RAMÓN (Perú)

San Ramón 30 enero de 2015


Estimados amigos, aquí les envío algo de lo que hacemos por aquí. Gracias a todos y cuento con sus oraciones

 

P. Alfonso Tapia, misionero en San Ramón (Perú)  latiri2003@gmail.com 

 

Estimados amigos, como otros años, intento sentarme y escribir algo de lo que hacemos, o queremos hacer, por estos lares de la Selva Central del Perú.

Estamos en época de vacaciones escolares y época de lluvia. Ahora mismo tengo de música de fondo una persistente lluvia y, como acaba de empezar, huele muy rico. Al estar de vacaciones no hay salidas a las escuelas rurales y tengo aquí a los seminaristas. Aprovechamos para hacerles trabajar, que bastante nos cuesta mantenerles durante el año. Además de ahorrar algunos gastos de mantenimiento, les enseñamos a trabajar y a hacerlo en equipo, sea quien sea mi compañero. Nos permite conocerlos, educarlos y corregirlos. Además aprenden a hacer un poco de todo, lo cual les será muy útil mañana pues estarán en lugares donde tendrán que apañárselas solos, o tendrán que supervisar lo que les hacen otros. Aquí el sacerdote es un todoterreno y lo mismo plancha un huevo que fríe una corbata. Todos provienen de familias humildes y saben lo que es trabajar; pero también es verdad, que si no estamos un poco al tanto, fácilmente se acomodan y buscan lo fácil. ¡Cuánto nos cuesta comprender! (a mí también) que seguimos a Aquel que vino a ser servido y no a servir. Qué fácilmente nos aburguesamos.

Dos seminaristas de los más mayores, con dos jóvenes de la parroquia, están una semana de misiones en un pueblo a hora y media de aquí. Mañana iré a por ellos para concluir la misión y traerlos, pero no sé si podré llegar. Por las lluvias se producen aluviones y se corta la carretera. Dios dirá. El lunes tenemos que volver, porque es la fiesta del pueblo y será la Misa y los sacramentos que han preparado. Con un poco de suerte para esa fecha no he terminado la carta y os cuento si he llegado o no[1]. En el carro llevo siempre botas de goma, poncho de lluvia un machete y un pico pequeño. En invierno, además, un azadón. Me han sacado de bastantes apuros. De todas formas, cuando veo que no se puede, media vuelta. Aquí no existe la grua, ni para lo bueno, ni para lo malo. Gracias a Dios en muchos lugares ya entra el teléfono móvil.

En estos meses también ocurren desgracias. Ayer estuve llevando unos pocos víveres y ropa a seis familas afectadas por el desborde de un pequeño riachuelo. Dos lo han perdido todo, incluida la casa. El resto podrán recuperar la casa y poco más. Como todo son montañas, cuando talan árboles para sacar madera, debían limpiar y no dejar ramas, troncos, etc… pero no lo hacen. Cuando llueve fuerte se forma una represa que acumula mucha agua, hasta que revienta y se viene con todo: agua, barro, piedras, palos, etc… arrasando con todo lo que encuentra a su paso. En esta ocasión, aunque fue a media noche, olieron el barro y salieron corriendo. Otras veces se los lleva a ellos. Quedan por lo menos dos meses de lluvia. En ocasiones está toda la noche tirando agua hasta las 9 ó 10 de la mañana. Por supuesto, no hay seguro de vivienda, ni nada que se le parezca.

La carretera que sale a Lima, aunque asfaltada, tampoco está exenta de estas peripecias. La semana pasada cayó una piedra tan grande que no dejó pasar en dos días. El problema era que no la podían dinamitar porque en la parte baja hay una central hidroeléctrica, además de la cantidad de coches, camiones y buses que se quedaron allí. Mucha gente caminó 7 kilómetros para pasar de un lado a otro y poder continuar el viaje. Para darle un poco más de emoción, como se cruzan los Andes a 4818 mts de altura, es fácil que nieve en la noche, se hiele, y tampoco se pueda pasar. Eso sí es peor porque pasar la noche a esa altura a mucha gente le afecta y no es raro que haya algún muerto por el frío o la altura. Son más de 10.000 personas las que se quedan ahí tiradas, ya que es un cuello de botella para pasar a muchos lugares. Dicen que van a hacer carreteras nuevas, un tunel y no sé que más, pero no dicen para cuando. Tecnología y dinero en el Perú, lo hay en la actualidad. ¿Porqué no lo hacen?... La sensación de impotencia es una de nuestras fieles compañeras. Fácilmente puede degenerar en rabia y renegadera, siendo muy dañina. Yo he descubierto una forma de superarla, aunque no siempre lo hago. Ha sido a partir de una película, "Todopoderoso", en que me di cuenta que Dios también sufre esa impotencia cuando yo no respondo a sus invitaciones para ser mejor, para compartir, hacer tal o cual obra, o sacrificio.

Cambiemos de tercio que se está poniendo muy dramático. Ya sabeís que hemos celebrado el Centenario de la Parroquia. El año pasado por estas fechas estaba enredado con el Calendario. Salió muy bien y creo que casi todos lo teneís. En julio era la fecha exacta, pero por no complicarme más la vida, lo pasamos a la fiesta patronal el 31 de agosto, San Ramón Nonato. Por supuesto, el centro fue la Santa Misa de Acción de gracias. Además, esa semana organizamos una exposición con más de 100 fotos antiguas, ornamentos litúrgicos antiguos y vasos sagrados, libros litúrgicos, teológicos y religiosos de los siglos XVIII al XX y plantas de la zona (apoyados por el Club de Plantas del que soy socio). Todo muy interesante, muy curioso y creador de conciencia parroquial. Las personas disfrutaron: "¡mira, esta es mi abuela!". "¡Oye!, ¡ven!, aquí estoy yo cuando era una mocosa". "Mira, la hermana Adelaida lavando la ropa en el río" "¿Habías visto esta foto de Mons. Uriarte con barba?". Y así un largo etc. Quisimos tener el libro de la historia de la parroquia para esa fecha, pero nos ganó el tiempo. Un amigo me dijo, no hagas un libro, si aquí la gente no lee. Prepara sólo un cuadernito, que eso si van a leer. Se me prendió el foco y dije: "¡tate!, hago ahora el cuadernito para los niños, jóvenes y ociosos, pero de todas formas sacaremos el libro". Y así hicimos. El cuadernito salió a 2 soles para los adultos y 1 sol para los niños y jóvenes. Todavía no hemos vendido todo, pero no es esa la finalidad. El libro está, por fin, en la imprenta. Tiene 185 páginas con unas cuarenta fotos, con lo cual es fácilmente "leible". Además es letra grande, pensando en los abuelos y abuelas, como siempre me insistía Mons. Julio (el obispo que me ordenó). Ya veremos la forma de que pueda saltar el charco. Además de la historia, hemos añadido un capítulo: "La parroquia hoy", con la finalidad de dar a conocer el trabajo que desarrollamos. Por supuesto que sólo hemos puesto lo bueno.

El broche de oro será el 26 de febrero, dentro de la Semana Vicarial donde nos reunimos de todas las parroquias del Vicariato. En la noche tendremos una solemne Eucaristía de Acción de Gracias y clausura del Año del Centenario, presidida por el Obispo, Mons. Gerardo Zerdin. Después, en el Salón Parroquial, al que estamos intentando cambiar las 320 butacas, una velada cultural y folclórica, con la presentación del libro, números artísticos, danzas típicas, brindis de honor y bocaditos. Será un alivio clausurarlo.

Para mí ha sido muy enriquecedor conocer la historia de mi parroquia, las personas que pasaron por ella dejando lo mejor de sí mismos. En varios momentos me he emocionado leyendo sus peripecias, aventuras y la muerte de algunos. No todo se podía poner y había que seleccionar. La idea más resaltante, para mi, es que somos parte de una cadena humana: hoy sembramos lo que otros cosecharon, nadie ha empezado de cero. Igualmente nos toca sembrar, aunque a veces parezca que no vemos el fruto. Otros cosecharán. La Biblia dice: "Los que sembraban con lágrimas, cosecharán entre cantares". Dios está detrás de todo guiándolo maravillosamente y de una manera tan discreta que no nos damos cuenta. No se hacen más y mejores cosas, porque no lo escuchamos ni nos dejamos llevar por Él. Incluso, muchas veces, estorbamos lo que Él quiere hacer por nuestro capricho y cabezonería. ¡Qué Dios me perdone!

Último tercio. El año pasado os decía que había sido el año de las operaciones. Lo que no sabía yo es que la historia (clínica en estos casos) no acababa. Dios sigue probando la paciencia de estas personas, y de rebote la mía. Me explico: el niño que nació con hidrocefalia y le pusieron una válvula en la cabeza para que drene, lo hemos tenido que cambiar dos veces de válvula, porque se obstruye y si no se opera en unos días, le produce la muerte por la presión en el cerebro. El SIS, seguro del Estado cubre la operación, pero no la válvula que cuesta unos 1500 euros. Además, el seguro sólo cubre los tres primeros días de hospitalización, el resto se paga, así como el alojamiento y la comida de la persona que se queda a cuidarlo. Una vez operado no se le puede traer aquí por la distancia y por que hay que cruzar los Andes a 4818 mts de altitud. O sea, que hay que quedarse un mes en Lima, con los gastos que eso implica.

El padre de famillia que hemos apoyado para conseguir la prótesis de su pierna, no era tan sencillo. Como la piedra que cayó en su camión le destrozó la pierna hasta la parte más alta, no le quedó casi muñón, lo cual complica mucho la prótesis. Le han operado otra vez para intentar mejorar la forma del muñón, se le infectó otra vez la herida y todo eso retrasó la rehabilitación, pues no es un zapato que me pongo y salgo a jugar futbol. Lleva más de seis meses de rehabilitación a casi mil euros cada mes. Su esposa ha conseguido un trabajo en el que cobra 200 euros al mes, con eso tiene que comer ella y sus dos hijos pequeños. Lo más triste es que la mayoría de sus amigos y familiares, que al principio apoyaron bastante, se han cansando. Esto produce una desazón y fatiga en ellos, que es peor que la enfermedad física. Uno de los que hacía rehabilitación con él en Lima, se suicidó. Ya está terminando su rehabilitiación (eso han dicho) y le han enseñado informática para que pueda valerse por sí mismo. Parece que se ve la luz.

La señora Gladys, que hace más de un año se operó de la columna en Huancayo (ciudad grande a 4 horas de aquí), todavía no puede regresar a casa con sus dos hijos. En dos ocasiones, por negligencia médica se le despegó la platina que le han puesto en la espalda, además de otras veces que ha tenido infección y complicaciones. Sus hijos, gracias a Dios, están bien con su cuñada y no han tenido graves problemas de salud como otros años, pero al estar su madre enferma no tienen de que vivir ni para sus medicinas (hepatitis los dos y coágulos en el cerebro, el mayor).

La niña con epilepsia está bastante mejor, su mamá encontró un trabajo fijo que le permitir sobrevivir. Además las medicinas que le traje de España,le cayeron a pelo. Hay otros casos que apoyamos de manera, más o menos, continua; y muchos de forma esporádica. Estos meses de enero a marzo son un rosario de gente, porque la economía está muerta, no hay clases, ni cosecha de nada. Así que hacemos lo que podemos. Gracias a Dios, también hay gente aquí que es muy solidaria y comparte desde su pobreza, sea con ropa, víveres o dinero en efectivo. Así se mantiene la parroquia. ¡Qué Dios los bendiga a todos!


FOTOS:

1.Un gratísimo recuerdo del 2014; la fila de arriba tiene en sus extremos a dos misioneros burgaleses: P. Alfonso y P. Ricardo.

2. Seminaristas en acción

3. Destrozos por las lluvias

4. Celebrando los CIEN AÑOS de la parroquia

P. Alfonso Tapia



[1] Sí he llegado, gracias a Dios, y he vuelto, claro.