domingo, 15 de febrero de 2015

ARTURO VILLEGAS ROMERO (1923-1950)

Con qué elegancia los versos de José Luis Bustamante y Rivero describen a la Blanca Ciudad de Arequipa en el tiempo en que vive nuestro joven mártir:

 Esas casas viejas de las calles solas.
Esas casas viejas y destartaladas
en que la carcoma de los años idos
desunió las tejas y horadó los nidos.

Esas agrietadas casas españolas
de churriguerescas y rancias portadas
con el monograma del Señor Jesús
tres letras se refieren i una cruz. 

Esas casas grandes de zaguán sonoro
en que repercuten antiguas pisadas
de gentes de guerra con espuelas de oro
esas venerables casas en esquina
donde la devota fe del vecindario
pone luminarias ante la hornacina
del Cristo muriente del Monte Calvario.

Esos paredones de los monasterios,
 largos, en perpetua y heroica clausura,
 detrás de las cuales rezan sus solterías
 con meliflua voz monjitas que visten
 de estameña oscura
 y leen latines por amor de Dios.

Esos campanarios de iglesias ancianas
 en que las campanas tocan a maitines
 bajo la penumbra del amanecer,
 y en que, a los impulsos de valor innato,
 tocan a rebato revolucionarios brazos de mujer.

Arequipa, mística y guerrera, revolucionaria por esencia, vive con pasión minuto a minuto cuando llega este momento. En la revolución de 1950 en Arequipa, cuando la ciudad Blanca vivía momentos dramáticos, luego de la muerte de varios estudiantes del Colegio Independencia y de algunos obreros, él se ofreció a ser delegado de la Junta Popular para formalizar el arreglo de paz con el ejército. Una vez que una ráfaga de metralleta hiriera mortalmente a Carlos Bellido, se levantó del suelo en donde estaba tendido se puso de rodillas alzó la bandera blanca de la paz y una bala con destino mortal le atravesó la boca, dejándolo tendido entre los adoquines de la Plaza de Armas.

Fue hijo de Alberto Villegas de la Cuba y Carmen Romero Bustamante de Villegas. Nace el 24 de diciembre de 1923 en una casa del célebre pasaje Zela de la ciudad del Misti. Tuvo ocho hermanos. Su padrino fue el Cardenal Juan Gualberto Guevara, quien al enterarse de su martirio escribió a sus padres: "Me imagino lo que tú y Carmen estarán sufriendo; tu dolor es justo, pero debe ser templado por la resignación cristiana. Debes mirar este triste suceso como una prueba que Dios ha querido enviarte para que saques provecho de ella, lo mismo digo a Carmen y lo mejor que pueden hacer es ofrecer al Señor, autor y dueño de la vida de los hombres, es ofrecer sus sufrimientos en sufragio del alma del difunto. La fe, más que ningún otro recurso, debe ser tu consuelo en estos trances doloroso de la vida".

Estudió en el Colegio de La Salle. La primera comunión la recibió en la iglesia de San Agustín. La secundaria la hizo durante cuatro en La Salle y el último en el Colegio San Francisco de Asís. Destacó como gran alumno buen compañero y líder indiscutible.

En la UNSA se graduó de Bachiller en Humanidades a los 19 años; en 1942 sustentó la tesis "El movimiento de Túpac Amaru II y la participación indígena en la gesta de la Emancipación del Perú" (La Colmena, reeditada por la UNAS en el 2000)

En 1945 recibió el título de Doctor en Letras, Historia, con la tesis "Apuntes de un decenio de la Historia de Arequipa 1830-1840"  (Fundación Gloria, Arequipa, 1985). En 1946 se gradúa como Bachiller en Derecho con la tesis "La prescripción adquisitiva en el Código Civil Peruano", abogado en 1947. En diciembre de este mismo año se graduó como doctor con la tesis "Nacionalidad de las sociedades mercantiles".

El Dr. Eusebio Quiroz nos da un retrato de su catolicismo: "Sus oídos estuvieron abiertas tanto para Dios como para los hombres, los prestó para el pobre como para el rico; para el obrero como para el capitalista, para el niño como para el anciano; para la viuda como la casada; para el estudiante, como  para el profesional; para uno como para todos. La fe que profesó desde sus tiernos años, jamás fue eclipsada por el escepticismo, ni su moral mancillada por la corriente epicúrea. Pues, habiendo caído en la cuenta de que fuera del dogma de Cristo, no hay cosa más cierta ni mejor, supo apreciar su dignidad de católico romano; y como tal, se condujo en todos los instantes de su vida, tanto individual como social. Como exponente de la primera es digna de anotarse la unión cotidiana con Jesús Sacramentado, a quien varios años, sin reticencias y oblicuidades, siguió y defendió en la falange arrolladora de la Acción Católica, cuya insignia siempre fue su orgullo, sobre todo en los actos públicos externos de nuestra santa religión. Testigo de ello, es el pueblo de Arequipa…Como jurista católico, dio preferencia a la defensa de los derechos de los obreros, según las normas de las encíclicas sociales de los Papas" (EQPS "Arequipa del 50" UNSA, Arequipa 2000, 77-78

El mismo J.L. Bustamante y Rivero en carta escrita desde Nueva York el 9 de julio de 1950: "La inspiración cristiana de la vida de AV, le prestó coraje para el último de sus gestos de ciudadanos que lucha por un alto ideal, debió darle también en su fatiga de moribundo la confianza apacible de quien cumple un deber. Y, por eso, en la tumba en que sus restos reposan, la plegaria de los que, como él creyeron, será la llama perpetua que alumbre su eterna paz" (EQPS, op. cit) Cit 46-47)

Como miembro de la AC cabe destacar que la propia Municipalidad Provincial le condecoró con un diploma en 1943. En 1944 viajó como  presidente de la delegación que fue a Chile representando a la AC de Arequipa. A inicios de mayo de 1945 organizó la Convención Local de Jóvenes Católicos de Arequipa. En 1946 participó en Lima de la Segunda Semana Internacional de Universitarios Católicos. Durante este periodo fue presidente de la UNEC y de la Juventud Católica Masculina de Arequipa; también participó en la Democracia Cristiana y su Secretario General Héctor Cornejo Chávez lo consideraba como "el primer mártir de la causa"

En 1948 fue gerente de "El Deber", jefe de redacción del semanario "Sur "Será profesor en su antiguo Colegio de La Salle, preside el grupo cultural Toribio Pacheco.

En el campo profesional era miembro del directorio de Aerovías Nacionales del Sur, secretario de la librería Ibero-Americana y abogado contratado por el Municipio para asuntos de la lotización de Miraflores. Fue Inspector de Rentas Legales de la Casa de Préstamo y de la Biblioteca Municipal. Como abogado apoyó a los más pobres, especialmente los obreros de la JOC.

La tarde del 13, a las 6, llama desde el estudio de Mario Polar comunicando a su padre que no se preocupe. Arequipa, sin embargo, ardía en llamas y el ejército avanza por Tingo y se dirige al Cuartel  Salaverry para tomar la ciudad. A las 7 de la noche el Cuerpo Consular llama a Francisco Mostajo para llegar a un acuerdo y se conviene en designar un grupo parlamentario formado por Javier de Belaúnde, Arnoldo Guillén, Carlos Bellido y Arturo Villegas. A las 8 de la noche salen de la Municipalidad portando una bandera blanca, un mandil de médico. Tras caminar unos 30 metros, los soldados disparan contra los jóvenes hiriendo a Carlos Bellido. Arturo se echó en el pavimento y al escuchar la repetición de las descargas levanta la bandera; en ese momento otra descarga le hiere mortalmente haciendo que rodase por el suelo.  Mostajo escribió en su poema: "La Religión, la Patria y tu Arequipa tu entraña sacudían en seísmo. Aun en la urbe tu voz no se disipa y hoy vemos en la muerte tu heroísmo"