lunes, 26 de mayo de 2014

Gonzalo de la Maza, “padre” de Santa Rosa, primer contador de Cruzada del Perú

Gonzalo de la Maza, "padre" de Santa Rosa, primer contador de Cruzada del Perú

 

"diciéndole a este testigo, con muy grande ternura la dicha Rosa, Padre, que así llamaba a este testigo y él a ella Madre"

(Archivo Arzobispal de Lima, Proceso de Beatificación de Santa Rosa, f.498)

 

José Antonio Benito Rodríguez

 

Conocer personajes del entorno de Rosa de Lima, nos proporciona nuevas perspectivas para profundizar en la inagotable riqueza de la santa más universal del continente americano. Lo haré a través de una singular y casi desconocida institución como fue la Bula de Cruzada[1], así como a través de uno de sus protagonistas como lo fue el primer contador del Perú[2]. La bulliciosa vida virreinal de Lima se compone de hombres excepcionales y otros muchos que, a la sombra, vuelcan su profesionalidad sobresaliente a la causa del buen ser de la Corona que les ha enviado y que en última instancia proyecta como ideal el bien común de los súbditos americanos a través de la humanización y la evangelización. Virreyes como Velasco, prelados como Toribio  Mogrovejo, mujeres como Rosa de Lima impregnan la sociedad virreinal del primer tercio del S.XVII de altas cotas culturales y religiosas. No olvidemos que van a convivir personajes de la talla de Juan Macías, Martín de Porres, Juan del Castillo, santo Toribio, P. Urraca, santa Rosa. Sin embargo, no podemos pensar que son islotes aislados y desconectados del dinamismo social de su tiempo; junto a ellos hay núcleos vitales de personas que constituyen el humus de aquellos o que se convierten en el fruto de su siembra.  Don José de la Riva-Agüero sentenciará en su rotunda y fácil prosa: "a esta época de santos y de administradores, de misticismo y funcionarismo, corresponde un alto y devoto empleado montañés, antecesor común de muy dilatados y notorios linajes peruanos: D. Gonzalo Pérez de la Maza, primer Contador Mayor del Tribunal de Cruzada en Lima, y padrino y protector de Santa Rosa"[3].

 

El gran cronista P. Bernabé de Cobo, S.I. recoge en su Historia de la fundación de Lima este ambiente espiritual[4]. Escribirá lo "que concurre a componer el cuerpo místico de una república cristiana; conviene a saber: del estado espiritual, religión y culto divino, la cual es tanto más importante y principal que la primera, cuanto el sujeto y fin de ella es más excelente y levantado; pues aquella solo atiende a ordenar la vida humana de manera que vivan en paz y justicia los ciudadanos y ésta le da otra forma y ser, tan soberano, como es regular esa misma vida con la ley de Dios y guiar las almas al fin bienaventurado para que fueron criadas. Comenzando, pues, por lo que es propio de este orden sobrenatural y divino, que es el alma y ornamento principal de esta cristiana y religiosa ciudad, digo que puede gloriarse de una excelencia, que lo fuera muy grande en las más calificadas y nobles repúblicas de Europa, y es haber tenido por fundadores y primeros pobladores hombres cristianos, profesores de la verdadera enseñanza y ley evangélica, la cual desde que tuvo ser ha ella conservado tan entera y pura como por beneficio divino acostumbra guardarla y defenderla nuestra nación castellana; y a esta causa, nunca en esta república ha tenido el demonio altar ni templo donde se le haya dado la honra, y vasallaje que suelen darle en las que en algún tiempo andan desviadas del conocimiento y culto del verdadero Dios. Y de esta luz tan clara de la creencia y fe pura católica con que comenzó y se sustenta esta devota república, han procedido los resplandecientes rayos con que es ilustrada de toda piedad para con Dios y los hombres, que es la piedra del toque y crisol de la religión cristiana...Porque viniendo a lo primero, ¿qué mayor argumento de la fe viva y ardiente caridad de esta ciudad para con su Criador que la prontitud y liberalidad con que en tan pocos años como ha que comenzó, le haya edificado tantos y tan suntuosos templos ,dotado tantos lugares píos y gastado tan gran parte de su riqueza y en adornos de ellos; que el dedicar y ofrecer tan gran número de sus hijos por ministros del divino culto, consagrándolos con gran voluntad al servicio de Dios y estado eclesiástico a que lo más noble y grande de ella se aplica? Indicio no pequeño de esta piedad es también la reverencia y respeto con que se tratan las cosas sagradas; la riqueza, ornato y majestad con que se sirve el culto divino; la reverencia a los sacerdotes, el gusto y aprecio con que oye la divina palabra y la afición a todo género de virtud en que siempre se hallan personas muy aprovechadas, no sólo del estado eclesiástico, sino también muchos seglares, hombres y mujeres, tan dados a oración, mortificación y a todo ejercicio propio de gente devota, que pueden ser maestros de vida espiritual y perfecta. No resplandece ni campea menos la piedad y misericordia con los prójimos, como lo testifican los muchos hospitales que hay fundados, donde con singular amor y regalo son curados los enfermos; las gruesas limosnas que se recogen para sustento de los necesitados; las memorias pías dotadas de buenas rentas, que se expenden en dar estado a doncellas pobres y en remediar necesidades de gente desamparada; y lo que no es de menor estimación, el buen acogimiento, agasajo y comodidad que en esta república (digan por ella del honroso título de madre común) hallan todos los forasteros de cualquier nación que a ella vienen, que es tan notable, que los más ponen en olvido a sus propias patrias y se avecindan en ésta y la tienen pro propia, atraídos y pagados del amor y cortesía con que son recibidos y tratados y la igualdad con que ella reparte entre sus habitadores, sin aceptación alguna de personas naturales o extranjeras, los bienes, comodidades y honras que otras repúblicas sólo distribuyen y comunican a sus propios hijos y naturales, excluyendo de ellos a los advenedizos y forasteros. Finalmente, a la grande estima y aprecio que hace esta ciudad de las cosas de virtud y piedad, podemos atribuir el extraordinario crecimiento que en grandeza, lustre y majestad ha tenido en tan pocos años, y se puede piadosamente esperar que en tanto que ella no descaeciere del buen punto en que ha puesto las cosas de religión y culto divino, la conservará y prosperará el cielo con mayores aumentos de bienes y felicidad".

 

Es el caso de Gonzalo de la Maza, santanderino enviado a Perú para ponerse al frente de la recién creada Contaduría de Cruzada en el Perú. El tendrá la gracia de poder hospedar en su misma casa, los últimos años de su vida a Rosa de Lima, la santa más popular de toda América. Su competencia profesional iniciada en la Contaduría Mayor de El Escorial será trascendental en Perú, llenando el primer tercio del S. XVII con su eficacia. Ello no le impedía, más bien le impulsaba, seguir una vida de militancia cristiana en la que la oración, la lectura espiritual y el ejercicio de la caridad eran lo habitual, convirtiéndole en un contemplativo en la acción, sin esquizofrenias o facetas vitales yuxtapuestas, sino con una coherencia entre su vida interior y exterior que, brotaba sin duda, de su poderosa energía espiritual en torno a la cual unificaba toda su persona y toda su actividad.

He publicado dos artículos sobre el personaje:

"La modélica gestión de Gonzalo de la Maza, primer contador de Cruzada en Perú", Missionalia Hispánica- Hispania Sacra Madrid, º1996,  C.S.I.C. Vol.47, n° 97,199-230. 2007.f "Gonzalo de la Maza, padre' de Santa Rosa, primer contador de Cruzada del Perú" Revista Catechumenium 9, Lima, 109-157 



[1] Anoto los trabajos publicados sobre el asunto que nos ocupa:

1993 "La imprenta del Monasterio de Prado y la Bula de Cruzada de Indias" Los castellanos y leoneses en la empresa de las Indias Junta de Castilla y León, Valladolid pp.109-132.

       1994 "La Bula de Cruzada: De la Reconquista a su implantación en Indias" El Reino de Granada y el Nuevo Mundo. Diputación Provincial, Granada, I, pp.533-546

       1996a La Bula de Cruzada en Indias Universidad de Valladolid, Valladolid pp.537 (Tesis doctoral en microfichas)

       1996c "Andrés de Zabala, un vasco en la Contaduría de Cruzada en Lima". Álava y América (Universidad del País Vasco. Vitoria, pp.307-322.

       1996d "Historia de la Bula de la Cruzada en Indias" Revista de Estudios Histórico-Jurídicos, Ediciones Universitarias de Valparaíso (Chile), XVIII, pp.71-102

       1997 "La Bula de Cruzada y los naturales de Indias". IV Congreso Internacional de Etnohistoria Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima III, pp.29-55.

2000.d "Organización y funcionamiento de los tribunales de Cruzada en Indias" en Revista de Estudios Histórico-Jurídicos 22 (2000) 169-90

2001.i  "Cuando la fe y el poder mueven dinero: Triquiñuelas del Tribunal de Cruzada en Indias" Revista STUDIUM  Universidad Católica "Sedes Sapientiae" Lima, Año 2, nº 2-3, 33-60

[2] Una primera versión del presente trabajo se publicó en 1996:"La modélica gestión de Gonzalo de la Maza, primer contador de Cruzada en Perú", Missionalia Hispánica- Hispania Sacra Madrid, C.S.I.C. Vol.47, n° 97,199-230.

[3] RIVA AGÜERO, J. de la "Estudios de Genealogía Peruana" Obras Completas de – VIII Lima 1983, p.29.

[4] Capítulo Primero:"De la mucha piedad y religión de esta república"