lunes, 2 de septiembre de 2024

Gloria Cristina FLÓREZ DÁVILA "Oratoria religiosa y discurso político: la batalla de Ayacucho como referente religiosos (1825-1862)" (2014 Revista Anuario jurídico y económico escurialense Número 47 Páginas 615-628 Editor Real Centro Universitario Escorial-María Cristina

En vísperas del bicentenario gran evento de la batalla de Ayacucho, me complace compartir el artículo presente centrado en el análisis de los sermones de la Inmaculada Concepción como expresión de la relación existente entre la política y la religión en el virreinato peruano, así como su proyección en la vida republicana. El cambio de régimen político no significó una ruptura con esa devoción tan apreciada por la monarquía española; por el contrario, se ha mantenido tomando como referente la victoria de Ayacucho, lograda por la intercesión de dicha advocación. La etapa final muestra la evolución vivida por esa sociedad independiente y, en especial, la desilusión por todas las promesas incumplidas.

De las seis partes del artículo (Introducción. Ortodoxia y ortopraxis en la prédica del virreinato peruano: La controversia inmaculista hasta el final del dominio hispánico. III. La victoria de Ayacucho en los sermones marianos (1825 1862). IV. Reflexiones finales. V. Anexo. VI. Bibliografía), selecciono la medular, la tercera, pp.621-624.

III. LA VICTORIA DE AYACUCHO EN LOS SERMONES MARIANOS (1825-1862)

A partir del discurso ofrecido por Carlos Pedemonte en setiembre de 1824 observamos un panorama totalmente diferente, especialmente se manifiesta la difícil situación que atravesaba el Perú luego de la declaración de la independencia en 1821 lo que hacía necesaria la presencia de Bolívar "nuevo Macabeo", se ofrecen las opiniones respecto al Libertador, las ideas respecto a libertad, justicia y tiranía, así como la importancia del favor divino en el plano político militar y la tradicional petición de apoyo al Señor hasta ser dignos de alcanzar misericordia en el cielo. La victoria de Ayacucho ha sido utilizada como un importante referente religioso por diferentes razones, en primer lugar, el compromiso de los patriotas de realizar una misa de acción de gracias a la Inmaculada Concepción en caso de triunfar frente a las tropas realistas. Además, no debemos de olvidar que la festividad mariana tenía lugar el 8 de diciembre y el enfrentamiento bélico tuvo lugar al día siguiente y, en especial, el convencimiento que tienen de la justicia de su causa y que la intervención mariana sería decisiva.

La oración pronunciada por Fray Francisco Zúñiga, prelado del Convento Máximo del Convento de San Francisco en el Cuzco es una de las manifestaciones más interesantes del espíritu que animaba a este franciscano como lo expresa en diferentes párrafos de su discurso. Transmite todo el orgullo y admiración que siente del pasado incaico y expresa una dura crítica a los siglos de dominación hispánica y confía en la felicidad que traerá el nuevo régimen político; Muestra un gran entusiasmo por la nueva era que se inicia y no escatima elogios al Libertador, a quien compara con los héroes bíblicos y considera la victoria como prueba de la voluntad divina. Este discurso es la clara muestra de quien forma parte de una comunidad religiosa que ha defendido el privilegio mariano durante siglos y su entusiasmo desbordante ha debido ser también compartida por una población afectada por los años de enfrentamientos y dificultades.

Felipe de los Ríos era doctor en ambos derechos por la Universidad de San Marcos. Cura de la doctrina de Sapallanga, juez y vicario eclesiástico de la provincia de Jauja, cargos que ostentaba hacía años como se puede comprobar en el Calendario y Guía de los forasteros de Lima (1837). Gracias a la documentación del Archivo General de la Nación[1] sabemos que al momento de redactar su testamento era cura rector de la Parroquia de Nuestra Señora de Santa Ana y Cercado (Lima) donde pidió ser enterrado. Asimismo, da a conocer que había sido párroco del curato de Yauli y dejaba a sus dos hermanas como herederas. Su sermón pronunciado en 1844 subraya la celebración de la doble festividad: el triunfo de María en su Inmaculada Concepción y el de las armas en la batalla de Ayacucho obtenida como premio de especial devoción a ese Misterio. Es sumamente valiosa la extensa exposición que ofrece del. desarrollo que ha tenido esa advocación en los siglos anteriores, así como importantes referencias a las campañas militares de Junín y Ayacucho y a otros enfrentamientos militares en la historia. Y concluye con estas frases: "hoy que recordamos el particular beneficio del triunfo de Ayacucho obtenido por vuestra poderosa intercesión. También os pedimos por el feliz desempeño de las penosas tareas del gobierno, y por el Ilmo. Obispo Gobernador de esta Metrópoli. Que ambas autoridades sean conducidas por vuestra misericordia, obrando de acuerdo el trono con el sacerdocio y se renueve el delicioso espectáculo anunciándoles (al pueblo) los bienes de la paz, de la felicidad y abundancia, si los súbditos fuesen fieles a las leyes; y se dedicasen por último a bendecir en la tierra al Eterno, para después gozarlo en la gloria"[2].

 A mediados de siglo encontramos datos sumamente interesantes puesto que la situación política del Perú es bastante diferente a la existente anteriormente, inclusive si bien la bonanza económica del guano corresponde a las décadas 1842-1866 y se ha superado la anarquía y el caudillismo de los años anteriores, se hacen presentes nuevas situaciones como la polémica ideológica entre liberales y conservadores se hacen presentes los indicadores de la crisis de 1867 y sus trágicas proyecciones en la historia peruana. En lo religioso, se inicia la etapa final en la definición del dogma de la Inmaculada Concepción en 1854 por Pío IX y se puede observar esa situación en la documentación consultadas.

Hemos elegido a dos destacados personajes de la época: Francisco Javier de Luna Pizarro, destacado religioso y político que llegó a la sede episcopal limeña y que tuvo a su cargo la preparación para la celebración del Dogma de la Inmaculada Concepción y Juan Ambrosio Huerta, abogado, profesor de San Marcos, arzobispo de Arequipa y primer obispo de Puno.

Los sermones de este período han utilizado temas muy diferentes, tomados del Antiguo Testamento. En cuanto al esquema seguido todos cuentan con una introducción pero existe divergencia muy marcada en cuanto a las divisiones, en algunos caos carente de ellas o muy numerosas. Las fuentes más importantes han sido bíblicas, eclesiásticas, autores clásicos, textos históricos, filosóficos y teológicos bastante limitados y si bien las citas latinas son importantes no se comparan numéricamente ni en la forma de insertarlas a las del período virreinal. Asimismo, existe una gran variedad en cuanto a su extensión pero si es interesante observar lo relacionado con los símbolos marianos utilizados, la  mayoría de ellos han estado presentes en el mundo cristiano desde la Edad Media, si bien hay algunos que son novedosos. Todos los predicadores han continuado utilizando la nomenclatura tradicional para referirse a la Inmaculada Concepción.

Sin embargo, los años transcurridos la difícil situación que vivía el Perú, tanto en su situación interna como en las relaciones internacionales fue disminuyendo ese entusiasmo y confianza de los primeros años de la vida independiente. Se reconoce que la victoria de Ayacucho fijó para siempre la nacionalidad peruana pero la imagen de Bolívar y su actuación en la política peruana se ha modificado.

 Luna Pizarro y especialmente Huerta van a ser sumamente críticos con quienes han dirigido los destinos de nuestra Patria pero también con quienes han permitido tantos desmanes, así como con las doctrinas que consideran dañinas para la fe, la Iglesia y la Virgen María o las buenas costumbres. Ellos insisten en el arrepentimiento y la penitencia para evitar los castigos que han sufrido los idólatras en otros tiempos y si bien se reconocía la necesidad de libertad y autonomía y el régimen republicano se critican los excesos de una libertad mal entendida que ha conducido a exigir más derechos y cumplir menos deberes, a la falta de patriotismo y al cinismo de quienes actuaban únicamente en su beneficio personal.

Se insistía en la fe como verdadero principio de la civilización, la necesidad de ser gratos con Dios y con quienes lucharon por la Independencia, la importancia de la fidelidad a las leyes y la búsqueda de la paz puesto que todo ello permitiría lograr la salvación eterna y el goce de la gloria eterna.

Fuentes primarias

- HUERTA, J.A, Sermón por la victoria de Ayacucho, pronunciado en la Iglesia catedral, el 9 de diciembre de 1862 (…), Lima, Huerta Impresores, 1862. - LARRIVA, J.J. de, «Panegírico de la Concepción de María, pronunciado en esta Santa Iglesia Catedral, a nombre del Excmo. Señor Marqués de la Concordia, Virrey del Perú, el segundo día de la octava, en 1815», en ODRIOZOLA, M. de, Colección de Documentos Literarios del Perú, Tomo segundo, Lima, Tipografía Aurelio Alfaro, 1864.

- LARRIVA, J.J. de, Elogio del Excelentísimo Señor Simón Bolívar Libertador Presidente de la República de Colombia Perú y Encargado del Gobierno de la del Perú, Lima, Imprenta Republicana, 1826.

 - LUNA PIZARRO, F.J., Sermón sobre la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora predicado en 1850, en TAUREL, M-R., Colección de obras selectas del clero contemporáneo del Perú, t. I. París, 1853.

- PEDEMONTE Y TALAVERA, C., Panegírico sobre el misterio de la Preservación de Nuestra Señora, pronunciado en esta Santa Iglesia Catedral, a nombre de nuestro ilustre prelado el sexto día de la Octava en 1809 (…….), Lima, Imprenta Real de los niños expósitos, 1810.

- PEDEMONTE Y TALAVERA, C., Discurso que en la misa de acción de gracias celebrada en la Iglesia Catedral de Trujillo por la gloriosa marcha del ejército de la patria victorioso en Junín y aniversario de la entrada eb Lima de S.E. el Libertador Simón Bolívar, dijo el 1° de setiembre de 1824 (….), Trujillo: Imprenta del Estado, 1824.

 - PEDEMONTE Y TALAVERA, C., Discurso que en el segundo día del octavario de la Concepción, y Anniversario de la batalla de Ayacucho, con motivo de la jura de la CONSTITUCIÓN y Presidencia Vitalicia del LIBERTADOR en el Perú, pronunció el Ilustrísimo Señor Arzobispo electo de Lima, Doctor Don Carlos Pedemonte, Lima: Imprenta de la Libertad, 1826. - RÍOS, F. de los, Sermón que el día 9 de diciembre de 1844, segundo del octavario de la Concepción Inmaculada de María. Nra. Señora y aniversario de la victoria de Ayacucho dijo en la Santa Iglesia Metropolitana de Lima (……), Lima, Imprenta J. Masías, 1844.

 - ZUÑIGA, F., Oración pronunciada en el antiguo templo del Sol en acción de gracias por la inefable victoria de Ayacucho reportada por el ejército unido libertador bajo la protección de Nuestra Señora en el misterio de su Inmaculada Concepción, Lima: Imprenta del Gobierno, 1825.



[1] Archivo General de la Nación, Lima, Protocolos notariales del siglo XIX, n° 328, Escribano: Lucas de Lama

[2] RÍOS, F. de los, Sermón que el día 9 de diciembre de 1844, segundo del octavario de la Concepción Inmaculada de María. Nra. Señora y aniversario de la victoria de Ayacucho dijo en la Santa Iglesia Metropolitana de Lima, Lima, Imprenta de J. Masías, 1844, p. 16