P. Ignacio Senosiain Azpilcueta SJ, P. Miskicha, de Canincunca al Cielo (1919-2013)
Más que el cautivador templo de san Pedro de Andahuaylillas y el sobrecogedor Machu Picchu me impactó la humilde lápida con los restos mortales del misionero P. Ignacio Senosiain Azpilcueta SJ, de la capilla de Canincunca, a quien bautizaron con el apelativo de P. Miskicha (Dulcecito).
Nacido en Obanos, Navarra (España), el 21 de setiembre de 1919, entró a la Compañía de Jesús el 26 de agosto de 1987, fue ordenado sacerdote el 15 de Julio de 1945, profesó su últimos votos el 22 de abril de 1996, y, tras varios años en la Enfermería de Fátima (Miraflores), partió para la Casa del Padre, el 30 de noviembre del 2013[1].
Gran parte de su ministerio pastoral la desarrolló como párroco de la Parroquia de Huaro (Quispicanchi – Cusco), destacando por su larga vida de abnegado y generoso servicio a Dios y la Iglesia, tierna devoción a María y compromiso con los más pobres. Los fieles recuerdan su carácter afable y humilde. Nunca le faltaban sus dulces en su maletín para darles a los niños, aunque terminaba dándoles a los adultos también.
Cuentan de él una simpática anécdota referida a su permanente itinerancia y preferencia de la caminata al uso del carro. Siempre había taxistas y particulares que se ofrecían a subirle a su auto y él respondía con simpatía: "¡No hijo, que estoy apurado!".
Se hizo tanto a sus fieles que, tras su dilatada vida de 94 años y muerte en Lima, reclamaron sus restos para tenerlo junto a ellos para siempre en la capilla de Nuestra Señora de la Purificación de Canincunca. Fruto de su filial devoción mariana y deseo de compartirla con los fieles son las dos emotivas inscripciones que lucen a ambos lado de las puertas de entrada de la portada principal:
"Por cierto mal haría quien por aquí pasase si por descuido dejase de saludar a María". "Si deseas que tu tristeza se convierta en alegría, no pases alma ingrata, sin rezar un avemaría".
Ubicada sobre un antiguo centro wari, junto a la laguna de Urcos, Canincunca recibe su nombre por el abra o cuello en que se encuentra situada en la ruta que une el Cusco con Puno La capilla comenzó a construirse a principios del siglo XVII y consta de una sola nave, cuyas paredes internas están ricamente decoradas con pinturas murales y cintillos de pan de oro, que simulan hermosos cortinajes. Muchas figuras representan flores, frutas, aves y símbolos que recuerdan a los pallais, los diseños geométricos que los tejedores andinos realizan en sus hermosos textiles, mostrando la iconografía característica del barroco andino.
¡Con qué emoción recé ante su tumba y di gracias por actualizar la pasión evangelizadora de su paisano san Francisco Javier en este mundo tan necesitado de su testimonio! ¡P. Ignacio, danos vocaciones como las tuyas para nuestro tiempo!
https://rutadelbarrocoandino.com/la-ruta/virgen-purificada-de-canincunca/
https://inmemoriam.jesuitas.pe/2013/11/30/p-ignacio-senosiain-sj/?
P.D. Les comparto la foto tomada a la entrada del templo en compañía de dos paisanas navarras del P. Ignacio, Mari y Karmele
[1] También su hermano Pedro fue jesuita y misionero en el Perú, falleciendo en el 2009, después de 60 años como hermano jesuita y 86 de edad.