sábado, 5 de diciembre de 2020

P. Carlos Rosell Libro de oraciones: Meditaciones, triduos y novenas Santuario arquidiocesanos Señor de la Divina Misericordia, Lima, 2020, 188 pp

En la miseria de la plena pandemia el P. Carlos nos regala la misericordia de la felicidad plena de la oración. Como solía decir el P. Tomás Morales "no he nacido para el suelo, morada de dolor, he nacido para el cielo, he nacido para Dios". Y nuestro querido autor que tanto sabe del más allá por ciencia teología y práctica personal y pastoral ha querido y quiere adelantárnoslo aquí –en la Lima ensantada y apestada- y ahora –en este año de pandemia pero también de gracia porque el santuario que preside cumple jubilosamente 25 años.

En la presentación del librito recuerda con gratitud y afecto al pionero del santuario, P. José Haus, valorando su esfuerzo por convertirlo en verdadero lugar de espiritualidad. De igual modo, nos comparte su conmoción por la piedad ejemplar de sus fieles que acuden con fervor a rezar al Señor de la Divina Misericordia, acercándose al sacramento de la Confesión y participando de la Santa Misa.

Fiel a su misión pastoral de vivir el Año Litúrgico  al ritmo que marca la Iglesia, el P. Carlos ha venido elaborando subsidios de materiales de oración, meditación, celebración con el fin de lograr una mayor participación de los fieles, integrándolos siempre en la liturgia. Generoso como siempre, su autor ya lo compartió en las redes sociales, en fotocopias, pero con gran acierto y celo se agrupan en este libro armónico y coherente.

Podemos contar así, con tres meses (meditaciones para los 30 días) de María, del Sagrado Corazón de Jesús y de Santa Faustina; seis triduos dedicados a San José, la Virgen del Carmen, Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, Inmaculada, Guadalupe y la novena a santa Faustina. Culmina todo con una guía para rezar con mayor devoción el Santo Rosario. Los once apartados cuentan con una clara y precisa presentación que lleva a los fieles –como es característico- en el P. Carlos al encuentro con el Señor, abrevando en la fuente segura de la Palabra de Dios, los Santos Padres, el magisterio pontificio, su vida personal de oración, su celo pastoral, sin olvidar su chispa de gracia y buen humor. Y, siempre, colocándolo "en las manos tiernas y amorosas de María, Madre de misericordia, para que Ella nos haga personas de una auténtica oración, la cual, cuando es verdadera, siempre desemboca en obras concretas de misericordia" (p.16)