P. José Francisco Sánchez Navarrete, padre de la instrucción primaria peruana (+1859)[1]
Natural de la Ciudad de Guayaquil, hijo legítimo de D. Antonio Navarrete, natural del reino de España, y de Doña Mercedes Moreno, natural de la ciudad de Piura. En ese tiempo era constante el tránsito comercial y social que sostuvieron las ciudades de Piura[2], Guayaquil y la región andina–amazónica de Loja. En Lima, radicó también su hermano D. Gregorio Navarrete, de quien recibió la encomienda de velar por sus hijos: Remigio, Manuel y José Alejandro.
En 1813, se lo nombró como capellán en la Casa de Ejercicios Espirituales de Santa Rosa, como recuerda el cuadro que ilustra la nota y que luce aun hoy en ella. Este centro de espiritualidad nos habla de la caritativa dama limeña, Rosa Catalina Vásquez de Peralta, del emprendedor albacea Matías Querejazu, del emblemático arquitecto Matías Maestro, y de miles de personas que se han beneficiado con la práctica de los Ejercicios Espirituales. Hoy cumple con la doble finalidad espiritual como centro de espiritualidad para Retiros y Ejercicios, así como centro cultural para exposiciones y conferencias. El Cabildo Catedralicio la regenta y ofrece a la sociedad como centro cultural católica y areópago de la nueva evangelización.
Fue también capellán del Colegio de Santa Cruz de Atocha y parece que sirvió como capellán de Simón Bolívar.
El historiador Jorge Basadre nos da cuenta en su clásica Historia de la república del Perú interesantes datos acerca de los primeros pasos de la educación tras la proclamación de la Independencia, así como la participación de nuestro protagonista:
"junto con bandera e himno, ejército y mariana organización administrativa y judicial, el gobierno de san Martín le dio al Perú la Escuela Normal de Maestros. Su dirección fue confiada a Diego Thomson, pedagogo del sistema de enseñanza lancasteriano, que era, a la vez, misionero de la Sociedad Bíblica Británica de propaganda protestante. En el sistema lancasteriano los alumnos más adelantados enseñaban a los principiantes. Con Thomson colaboró, curiosa expresión de solidaridad en la cultura o de tolerancia entre otras creencias religiosas, el presbítero José Francisco Navarrete. Pero las dificultades bélicas, políticas y económicas obstaculizaron la labor de Thomson y éste se retiró del Perú en 1824 dirigiéndose al Ecuador"[3].
Al frente de la institución seguirá el P. Sánchez Navarrete. Del talante ecuménico y amical del mismo, dio testimonio el propio Thomson quien relató que en cierta ocasión que "mi amigo no podía quedarse más tiempo, pusimos fin a la conversación en este punto, en el que establecía que era necesario que yo creyera en la Iglesia si es que quería obtener la salvación. Cuando terminamos la discusión, se levantó y mientras lo acompañaba fuera, puso los brazos alrededor de mí y dijo: "Confiemos en que aún estemos unidos y seamos hermanos en Nuestro Señor Jesucristo".
Particularmente, debiera denominársele como el Padre de la Instrucción Primaria en el país. El decreto supremo de 1822. Con D. José de San Martín como Protector del Perú, se expidió el 22 de febrero de 1822 un Decreto Supremo, a favor de la educación pública. Y esa es la fecha de fundación de la instrucción de primeras letras bajo metodología lancasteriana. En dicho documento se solicitó a las casas conventuales – ya mermadas en número de religiosos, así como en sus rentas y censos–, fundasen una Escuela de Primeras Letras. Fue en una de los Padres Dominicos –el actual colegio Santo Tomás- por Barrios Altos, donde se creó el centro. En este mismo documento, se hizo referencia al método Lancasteriano de enseñanza. Sin embargo, será en el decreto posterior, del 6 de julio, en donde se creó la Escuela Central Lancasteriana, bajo la rúbrica del Presidente Marqués de la Torre Tagle, y del Ministro Bernardo de Monteagudo.
José Francisco Sánchez Navarrete, en pleno uso de sus facultades, dictó al escribano Félix Sotomayor (PN. N° 845, 1859), sus palabras finales, la división de sus pocas pertenencias, así como las responsabilidades concernientes a responsorios en su memoria. Encargó dichas tareas pastorales a sus amigos más íntimos, algunos de ellos sacerdotes como él.
[1] Agradezco los datos –todavía muy escasos- facilitados por el Mg. Juan Carlos Huaraj y la foto facilitada por Fernando López. Con gusto acogeré cualquier sugerencia para enriquecer la biografía de sacerdote tan destacado.
[2] Véase el interesante trabajo de Elizabeth HERNÁNDEZ GARCÍA "Los Sánchez Navarrete y Gonzales de Salazar: una poderosa familia en el puerto de Paita en la segunda mitad del siglo XVIII" Revista Complutense de Historia de América Madrid, 2008, vol. 34, 183-207.
[3] Edit. Universitaria. 7ma. Edición. Lima – Perú, 1983. Tomo I Pág.139.