domingo, 15 de julio de 2018

Sebastián de Antuñano y Rivas: http://dbe.rah.es/biografias/68501/sebastian-de-antunano-y-rivas

En la formidable obra de más de 45.000 biografías del Diccionario biográfico de la Real Academia de Historia de España tuve el honor de elaborar alguna biografía como la presente: http://dbe.rah.es/biografias/68501/sebastian-de-antunano-y-rivas
La comparto en gratitud por el envío de las fotos del nuevo cuadro restaurado que se expone en el Museo de las Nazarenas de Lima; gentileza de Iván Landa, responsable de las Hermandades del Arzobispado de Lima. 

Sebastián de Antuñano y Rivas | Real Academia de la Historia

Sebastián de Antuñano y Rivas

Biografía

Antuñano y Rivas, Sebastián de. Vizcaya, 1665 – Lima (Perú), 17.XII.1716. Cuarto mayordomo y benefactor de la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas de Lima.

Allá por el año 1650, en el barrio limeño de Pachacamilla, unos negros procedentes de Angola se unieron en cofradía, levantando una tosca ramada para sus reuniones. Para presidir éstas mandaron pintar una imagen de Cristo Crucificado sobre una de las paredes de adobe del barrio limeño de Pachacamilla.

Poco después contrataron al pintor José de la Parra para que mejorase la pintura. Venerado tan sólo por los concurrentes a las reuniones del barrio, permaneció expuesto a la intemperie de soles y garúas, hasta que un 13 de noviembre de 1655 un violento terremoto sacudió los cimientos de la ciudad y muchos de los edificios se vinieron abajo, también las casas vecinas del muro donde se veneraba el Cristo; tan sólo el muro pintado permaneció en pie.

Hacia 1670 el limeño Antonio de León siente la inclinación de cuidar la imagen y le levanta un altar al ser curado milagrosamente de un tumor maligno.

La noticia de otros hechos milagrosos atribuidos a la imagen del mural atrajo el interés del público y la imagen comenzó a ser conocida como el "Señor de los Milagros". No todas las reuniones en el lugar eran de naturaleza edificante, y la autoridad pública mandó borrar la imagen. Pero los fracasos de este intento aumentaron la fama del Cristo. El mismo virrey conde de Lemos se personó en el lugar y ordenó que se le construyera una ermita. Su inauguración fue durante la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz del año 1671, y en esos mismos días la autoridad arzobispal, a fin de dar continuidad y decencia al culto religioso, nombró como primer mayordomo a Juan de Quevedo y Zárate. El segundo fue Juan Gonzalo de Montoya y Juan López de Saavedra el tercero. Surge entonces el más destacado mayordomo y benefactor, Sebastián de Antuñano, quien en 1684, al dirigirse a la ermita y contemplar la santa efigie, había sentido una voz interior que —en propias palabras— le susurraba claramente: "Sebastián, ven a hacerme compañía y a cuidar del esplendor de mi culto". Puesto de rodillas ante la imagen, le había ofrecido un servicio incondicional hasta la muerte.

Terminadas las obras, un violento terremoto asoló la ciudad de Lima, Callao y las localidades vecinas, destruyéndolas por completo, en la madrugada del 20 de octubre de 1687. Por la tarde de aquel día, Sebastián de Antuñano tuvo la idea de sacar en procesión un lienzo que era copia del Cristo del mural. Fue así que se inició la primera procesión de las tradicionales procesiones de octubre del Señor de los Milagros de las Nazarenas. En su primer recorrido llegó hasta la Plaza Mayor y al cabildo limeño, donde recibió muestras de fervor por parte de los fieles y vecinos de ambos lugares.

Se tiene la seguridad de que aquella réplica es la misma que hoy en día se sigue acompañando en los meses de octubre en su multitudinario recorrido por la gran Lima.

En 1699 Antuñano compraba al maestre de campo Diego Manrique de Lara el "sitio que llaman del Santo Cristo de los Milagros [...] y asimismo está incluso otro solar que es sobre el que estaba el muladar grande de Pachacamilla". Su objetivo único era que "en el dicho sitio se celebre el mayor culto y veneración de la maravillosa imagen del Santo Cristo de las Maravillas y Milagros, cuyo santuario y casa está en dicho sitio donde se celebra públicamente su mayor culto desde el año de 1671".

Antuñano sintió cercano su fin y, habiendo hecho testamento el 17 de diciembre de 1716, confesado y comulgado, falleció en la noche del 20 al 21 de diciembre del mismo año. Tenía sesenta y cuatro años de edad y treinta y tres de mayordomo del Señor de los Milagros. Sus restos reposan en la pared de crucero de la derecha del que entra en el templo; puede leerse la siguiente inscripción: "Aquí yacen los restos del Hermano Sebastián de Antuñano, nuestro cofundador de nación vizcaíno-español, quien desde el año 1684 se consagró a promover el culto y devoción a Nuestro Señor de los Milagros y cooperó eficazmente a la fundación del Beaterio de Nazarenas, actual Monasterio de Carmelitas Descalzas Nazarenas".

En la actualidad, la imagen del Señor de los Milagros de Nazarenas es la más popular del Perú y cuenta con millones de devotos, particularmente en las multitudinarias procesiones de octubre, "mes morado", en Lima, Perú y el mundo.

 

Bibl.: R. Vargas, Historia del Santo Cristo de los Milagros, Lima, Sanmartí, 1966; R. Banchero, La verdadera historia del Señor de los Milagros, Lima, Inti Sol, 1976; M. Maticorena, "Sebastián de Antuñano", en El Comercio, Lima, 30 de diciembre de 1979; R. Banchero, El Cristo de Pachacamilla, Lima, Monasterio de Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas, 1984; J. A. Benito, "Historia del Señor de los Milagros de las Nazarenas", en El rostro de un pueblo (Estudios sobre el Señor de los Milagros), Lima, Universidad Católica Sedes Sapientia, 2005; G. Corrado Peluso (coord.), Lima, Fondo Editorial UCSS, 2005, págs. 131-257.

 

José Antonio Benito Rodríguez