martes, 31 de julio de 2018

PADRE MANUEL DÍAZ MATEOS, SJ. HOMILÍA P. CARLOS CARDÓ, 28 julio 2018, en su funeral

Palabras de despedida de nuestro párroco, P. Carlos Cardó SJ, en las exequias del P. Manuel Díaz Mateos SJ, 28 de julio de 2018

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA·SÁBADO, 28 DE JULIO DE 2018

Convocados por la muerte de Manolo Díaz Mateos sentimos cuánto lo hemos querido y lo seguiremos queriendo y cuánto nos ha ayudado su persona, su pensamiento, su servicio a la Iglesia y a nuestro país.

Sabemos por la fe que la muerte no rompe ni destruye definitivamente las relaciones que constituyen nuestra vida. Ella nos permite más bien poder relacionarnos unos con otros y con Dios de manera perdurable, sin fin. Por eso seguiremos llamando por su nombre al hermano que se nos ha ido y le seguiremos diciendo Manolo, Manolito, ya que, por lo demás, ¿cómo podríamos llamarlo de otro modo a él que no era sino un hombre al que sólo se le puede amar como hermano y querer como amigo entrañable? Ayer, justamente, una persona me escribía dándome el pésame: "Era buenísimo, muchísima gente lo amaba. Se hacía querer, era como un "pan" que la gente encontraba para alimentarse. Se dio a los demás, sin medida".

Por eso damos gracias a Dios, por su vida y porque le está haciendo gozar ya de su luminosa presencia –La Belleza de nuestro Dios– que buscó en todas las cosas y que nos enseñó a contemplar ya casi al final de su vida -¡maestro hasta el fin!- como su postrera lección, su testamento espiritual, que nos llegó al alma.

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Vida intensa, cargada de búsqueda y de estudio, pero también de acogida, encuentros y compartires, de actividad intelectual fecunda, fruto de su meditación y del cuidado que tenía de su propia interioridad. Admiraba la belleza de la creación, cuidaba las plantas, amaba las flores, pero vivía cargado del dolor de los débiles y por eso su palabra y sus escritos, aunque nunca dejaban de hacernos sentir lo bello de la gracia y la belleza de lo humano, nos conmovían con su vivencia testimonial y provocadora del Dios de Jesucristo, "que escucha el grito de las víctimas y se pone radicalmente al lado de ellas, no porque sean buenas o malas, sino porque son débiles y porque él es Dios de gracia, de gratuidad y de ternura" (El grito de los pobres atraviesa las nubes, Eclo 35,9).

Su amor y respeto a toda persona estaba a la base de su afabilidad y bondad. Nadie podía sentirse excluido, su sencillez hacía surgir pronto la empatía, que facilitaba el diálogo y la confidencia. Nadie que hablara con Manolo podía salir después turbado, angustiado o desanimado; todos eran comprendidos, acogidos, alentados. Fue siempre capaz de descubrir "la belleza de esa imagen (de Dios) que es el ser humano", y por eso supo mantener su actitud de acogida del otro y su búsqueda de lo positivo en él, para alentarlo, su escucha del otro para comprenderlo y respetarlo.

La sacralidad de la persona era un tema recurrente en sus libros y en su conversación y enseñanza. Llevaba grabada en su memoria la frase de Séneca: Res sacra homo y recalcaba que el filósofo pagano la empleó "para censurar y proscribir el uso del ser humano para espectáculos públicos, al enfrentarlo con las fieras o contra otro ser humano en la lucha de gladiadores. Es decir, se afirma la sacralidad de todo ser humano para condenar la brutalidad de la violencia contra la persona humana, la degradación o los abusos contra su dignidad" (Tan humano, solo Dios).

¡Recuperar al ser humano!, parece haber sido el lema de Manolo. Recuperarlo, porque en su servicio nos realizamos y humanizamos, porque es imagen de Dios y en él Dios quiere ser amado y servido, y porque ayudar a vivir, sanar y liberar es lo que corresponde a lo más central y nuclear de la revelación bíblica: la revelación del corazón de Dios, que está puesto en su criatura. Con los sentimientos de su corazón Dios crea al ser humano, lo ama por sí mismo, lo busca, le habla y sólo quiere liberarlo y llevarlo a su misma plenitud de vida. Este amor apasionado de Dios por nosotros es lo que Manuel nos quiso hacer sentir; por eso sus libros tiene títulos tan humanos y humanizadores como: Dios tiene un corazón, El Dios que libera, La Solidaridad de Dios, La Justicia que brota de la Fe, Imágenes de Dios y dignidad humana, Tan humano, sólo Dios.

"...supo mantener su actitud de acogida del otro y su búsqueda de lo positivo en él, para alentarlo, su escucha del otro para comprenderlo y respetarlo"

Repetía muchas veces con dolor: "…a los hombres de hoy se les ha hecho difícil el creer en Dios tal vez por la responsabilidad de los creyentes, ya que no hemos revelado a un Dios que convenza. Y ahí está para probarlo la historia de inhumanidad que hemos vivido, porque las injusticias y el sufrimiento de los inocentes, frente a los que hemos pasado con indiferencia, hacen poco creíble nuestro lenguaje sobre Dios, sobre todo del Dios que se hizo hombre para salvar a la humanidad". Y añadía: "Por eso hemos podido preguntarnos si es posible hablar de Dios después de Auschwitz o después de Ayacucho".

Lo humano de Dios se muestra de manera impactante en su búsqueda y defensa del pobre y del excluido. Por eso, Manuel consideraba la opción por los pobres como la consecuencia de una triple fidelidad al Dios de nuestra fe, a la Iglesia que no se cansa de recordarla, y a la realidad misma en que vivimos, de escandalosa pobreza. Sentía verdadero desconcierto al observar cómo, a pesar de los impactos que producían los acontecimientos nacionales y mundiales de fines del siglo XX y comienzos del XXI, la opción preferencial por los pobres se iba diluyendo en ciertos ambientes eclesiásticos, en los que se alude a ciertas posturas radicales de izquierda, venidas abajo con el ocaso de las ideologías, o se arguye frívolamente que ya se ha hablado demasiado de los pobres y que la Iglesia tiene otras opciones igualmente válidas. Lo mismo está pasando con la palabra del Papa Francisco: "Mucha misericordia, mucha misericordia, dicen, hay que hablar también de conversión y arrepentimiento".

Para Manuel estaba claro que "el fenómeno de la pobreza no es sólo económico, político o estructural, sino sobre todo humano, afectivo y religioso". Y por eso es que, aunque crezcan los niveles económicos con el incremento de los porcentajes de la producción, seguirá la exclusión y la marginalidad, aparecerán nuevos rostros de pobreza, porque el término pobre "no se asocia ya únicamente a la falta de dinero, sino a todo tipo de discriminación y exclusión, a todo desprecio por el apellido, el color de la piel, el género o el sexo, e incluso la religión". Pobres son los puestos de lado por la cultura del descarte, de la que habla hoy –con nueva sensibilidad– el Papa Francisco.

De todo esto sacaba Manolo la motivación profunda de su lucha y quehacer diario para que la Iglesia no se aleje –pues sería su muerte– del camino seguido por Jesucristo, quien apartándose de la vía de la ley y de lo sagrado del templo y del sábado, abrió a la humanidad otro acceso a Dios, el camino de la relación con el prójimo, la relación ética vivida como servicio a los demás, y llevada hasta la entrega de uno mismo.

La Iglesia y los creyentes no pueden renunciar a este camino sin traicionarse a sí mismo. Se juega en ello la verdad de la fe en el Dios que escucha el clamor de su pueblo: porque es un Dios justo que no puede ser parcial; no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido; no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja; mientras le corren las lágrimas por las mejillas y el gemido se añade a las lágrimas, sus penas consiguen su favor y su grito alcanza las nubes; la reclamación del pobre atraviesa las nubes y hasta alcanza a Dios no descansa; no ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justicia (Eclo 35, 15-21).

Muchas cosas quisiéramos decirte, Manolo, que no te dijimos. Poco a poco te fuiste alejando de nosotros, recorriendo en la soledad y silencio de tu enfermedad el último tramo que te quedaba para alcanzar tu máxima realización humana sumergiéndote en el abismo de la belleza infinita de Dios. Por eso sólo quiero decirte que nos quedan en el corazón tus grandes amores: amor a las cosas bellas de la vida en las que contemplaste a su Creador, amor apasionado a esa imagen sagrada de Dios que es el ser humano, amor a los pobres a quienes Dios ama con cuidado, protección y ternura, y amor a la Iglesia por la que trabajaste hasta el agotamiento para que sea tan humana como Jesús.

 


viernes, 27 de julio de 2018

SOTO ARTUÑEDO, SJ Wenceslao Alonso de Barzana, SJ (1530-1597), el Javier de las Indias Occidentales. Vida y obra. Mensajero, Bilbao, 2018, 500 pp

SOTO ARTUÑEDO, SJ Wenceslao

Alonso de Barzana, SJ (1530-1597), el Javier de las Indias Occidentales. Vida y obra. Mensajero, Bilbao, 2018, 500 pp

Estamos ante la más completa biografía del jesuita español, Alonso de Barzana (Belinchón, España, 1530 - Cuzco, Perú, 1597). Discípulo aventajado de san Juan de Ávila, Barzana fue uno de los primeros y más grandes evangelizadores jesuitas en América Latina -llegó a dominar hasta 11 lenguas indígenas-.

Por su extraordinaria labor misionera en el interior de Perú, Bolivia, Paraguay y Argentina -que varias décadas más tarde daría origen a las famosas reducciones jesuíticas-, se le conoce como «el san Francisco Javier de las Indias Occidentales».

En Argentina goza de una especial veneración por ser uno de sus evangelizadores pioneros, que se destacó por su cercanía, promoción y defensa de los pueblos indígenas. Por ello, el papa Francisco impulsó recientemente su proceso de beatificación.

Basta con fijarse en las más de mil notas (1047) para darse cuenta de que estamos ante una obra cimentada en lo mejor de sus fuentes documentales, tanto de España como de América. Buena prueba de la seriedad con que se trabajan las causas de beatificación de los santos.

El autor es un investigador consumado, además de psicopedagogo, docente y miembro activo del gobierno de la Compañía en la provincia Bética y la Congregación General 35. A la llamada del padre General de servir al postulador general de las causas jesuíticas, P. Antonio Witwer (seguido hoy del P. Pascual Cebollada), acudió de modo acucioso, hurgando en todos los archivos de España y de Italia; ha contado, además, con todo el material recogido en América, especialmente en el Perú por la Comisión Histórica conformada por el P. Juan Dejo, Mg. A. Domínguez, R. Mujica y Mag. Francescha Tapia.  El proceso ha sido veloz puesto que la positio fue impresa en octubre del 2017 y el 19 de diciembre fue declarado venerable.

La obra cuenta con un excelente prólogo del teólogo y filólogo jesuita José García de Castro Valdés. La introducción nos da cuenta del por qué de la obra, tan deseada por el actual Papa Francisco, que pretende, y logra, presentar una amplia biografía, junto con sus enjundiosas cartas y varios de los escritos de Barzana, seguido de interesantes apéndices.

La obra se articula en cuatro partes bien diferenciadas. La primera, por tierras hispanas, nos relata sus orígenes, la etapa de estudiante y profesor de la Universidad de Baeza, discípulo de san Juan de Ávila, su vocación a la Compañía de Jesús, la vocación misionero y el envío a Perú, rumbo a las Indias Occidentales.

La parte segunda comprende una fidedigna descripción del contexto americano en el que discurre su aventura misionera: Perú y Bolivia, Tucumán, la gobernación de Río de la Plata y Paraguay, el regreso al Perú, la cruz de Matará (recuerdo simbólico de su paso misionero).

El apartado tercero nos brinda seis dimensiones del apóstol: el lingüista políglota (hasta 11 lenguas), el perfil excepcional de entrega a los indios ("Nunca quiso ser superior ni ocuparse en cosa que le llevase algún tiempo por no quitarlo a los indios a quien él amaba tiernamente" p.238), un hombre santo, iconografía del grabado de 1615 (aprox.) rescatado en la colección Barbosa Stern en la que aparece catequizando a Túpac Amaru I, reconocimientos sociales y públicos en Argentina, escritos según el catálogo elaborado por el P. Guillermo Furlong.

La cuarta sección nos brinda una abundante antología de textos escritos por el propio Alonso de Barzana. En primer lugar hasta 21 cartas, algunas de ellas paradigmáticas, al estilo de las de san Francisco Javier. Se trata de las célebres cartas "indípetas" en las que el jesuita solicita a sus superiores el deseo razonado de ser enviado como misionero de Indias. Veamos un representativo texto: Al P. Ignacio del Castillo, desde Río de la Plata, 26 de julio de 1593

Si quiere Vuestra Reverencia saber mi vida, en una palabra, es que vine con deseo de España de tornarme indio, y he salido con ello. Y como VR ha gastado sus años en leer teología en tantas partes, yo he gastado los míos en aprender seis o siete lenguas bárbaras, distintas unas de otras y en predicar y confesar en todas ellas. Ya había medrado tanto en este caudal que fui por mis pecados (mandándomelo así la obediencia) a petición de la Audiencia Real dos años catedrático público de las lenguas del Perú y examinador general de todos los frailes y clérigos que habían de ser proveídos para curas de indios. Sin cuya aprobación nadie podía entrar en doctrina. Y no ha tenido VR tanta renta como yo con todo su leer de teología. Que por una hora de lección cada día daban a la Compañía mil pesos ensayados de renta cada un año que deben ser sus mil quinientos ducados de España. Pero íbame tan mal con esta honra (por las importunaciones que cada día con pretensores de doctrinas tenía, que quisieron verme sobornable por plata para que dijera que eran sabios los necios y fueran sus boberías tan a costa de almas sobre mis aprobaciones) que tuve por merced de Nuestro Señor, cuando la santa obediencia me envió ocho años ha de los Reinos del Perú a las provincias de Tucumán y Paraguay, donde ha ocho años que estoy.

El oficio es aprender nuevas lenguas, ya unas ya otras, hacer de ellas artes y vocabularios, ya catequizar muchos millares de infieles y bautizarlos, ya casar amancebados, ya andar por esos montes, ya predicar en una lengua, ya en otra. Y esto del predicar, predicandi nullus est finis. Aunque no tengo dientes, que seis o siete solos me han quedado arriba, con los cuales todavía me entienden lo que digo. En mucho peligro vive el que ha de ser su General, Provincial, Rector, maestro de novicios, consejero, portero y clausura suya. Bendito sea Jesús que nos trajo a su casa…" (Pp.316-7)

Una preciosa carta escribe su compañero Pedro de Añasco al provincial del Perú, en 1593:

"Nunca acabo de dar gracias a Dios Nuestro Señor y a Vuestra Reverencia por la grande merced que me hizo de enviarme a estas tierras [del Tucumán] y en compañía de mi amantísimo P. Barzana, que puedo decir con mucha verdad que aunque no vi al santísimo P. Francisco Xavier en la India Oriental, vi al P. Alonso de Barza, viejo de sesenta y cinco años, sin dientes ni muelas con suma pobreza, con profundísima humildad […] haciéndose viejo con el indio viejo y con la vieja hecho tierra, sentándose por estos suelos para ganaros para Cristo, y con los caciques e indios particulares, muchachos y niños, con tanta ansia de llevarlos al Señor que parece le revienta el corazón: y de la mañana a la noche no pierde un momento ocioso. Su oración retirada, desde antes que amanece, por esos campos; su continuo trabajo en macear con tantas lenguas tan diferentes; y sobre todo para llevar ese trabajo, el mayor regalo, que el santo viejo aquí tiene, es un poco harina de maíz tostado, la cual echada en agua es su bebida por vino y otros brebajes que esta tierra no los tiene, por ser muy nueva; pes aun el agua, que aquí se bebe, es como un poco de loco desleído, porque pozos ni arroyos ni fuentes en más de catorce leguas no se hallan, sino diez y ocho leguas de aquí, que de los bañados se forman unas lagunas y junto a ellas está fundada la Concepción…Tiene tan ganados al capitán y a toda la Ciudad dela Concepción, así hombres como mujeres, que no tratan todos sino de confesar y comulgar: cosa muy rara para gente del Paraguay. Y viendo a mi santo viejo con tanto consuelo en tierra tan necesitada y con tantas ansias de almas, pierdo pie en considerarlo y tengo materia de confundirme toda la vida Plegue al Señor por su infinita bondad, me dé luz para imitarle, siquiera en un solo paso que da y para servirle, de noche y de día, con todas las fuerzas de mi alma, que aunque no hubiera venido a otra cosa, que a servirle y sólo ver lo que veo lo tuviera por bien empleado" (pp.365-6)

En los documentos contemporáneos se ofrecen diferentes y variados textos como los registros de la Universidad de Baeza, dos cartas del P. Aquaviva a Barzana, carta de Pedro Añasco al Provincial del Perú, así como otros textos significativos con información sobre Barzana tales como la carta del P. Gregorio de Cisneros al P. Aquaviva desde Cuzco en el que se da cuenta de la gloriosa muerte y santa vida de Barzana, de la relación anónima, carta del P. P.J. de Arriaga, testimonio del sacerdote Juan Baptista de Iznatoraf (Jaén) sobre él; por último, con "otros documentos" se brindan doce amplios textos de historias de la Compañía y biografías como la de Muñoz sobre San Juan de Ávila, con ricos contenidos de Barzana.

Buena ayuda lo constituye sus cinco anexos: Cronología de la vida y misión; breves reseñas biográficas de 90 personajes citados en el libro; fuentes documentales: manuscritos, editadas, de San Juan de Ávila; bibliografía, índice onomástico.

En las páginas centrales se ofrecen 24 ilustraciones correspondientes a los lugares y los personajes, especialmente referidos a España; ojalá en próximas ediciones se puedan conseguir fotos de las numerosas localidades visitadas con mapas que faciliten su seguimiento didáctico.

Como corresponde a este tipo de obras, nos encontramos ante un auténtico almacén de datos de primera mano y de inestimable valor para los académicos, pastoralistas y público en general. Sin embargo, el autor logra un bello relato biográfico en el marco general de la historia misionera (con su teología, espiritualidad, mística, compromiso socioeducativo) de los jesuitas en el Perú, que tanto nos recuerda a las correrías apostólicas de San Francisco Javier. ¡Gracias por recuperar a uno de los grandes de la primera hora americana de la Compañía de Jesús de siempre!

José Antonio Benito


jueves, 26 de julio de 2018

EL MILAGRO DE LA SOLIDARIDAD EN CIRCA en el CENTENARIO DE SU FUNDADOR, P. POZZO

Amigos:
Les adelanto el artículo sobre CIRCA y el P. POZZO, que se publica en el nuevo número de ESTAR, agosto 2018, dedicado a la SOLIDARIDAD

sábado, 21 de julio de 2018

CUANDO SAN JUAN MACÍAS MULTIPLICÓ EL ARROZ EN OLIVENZA

Pronto veremos como santo al Papa Pablo VI, quien elevó a los altares en 1975, a Juan Macías. 
Les comparto estas fotos que me envía mi hermana Marian desde Olivenza.
Siempre recuerdo al P. Manuel Marzal, oriundo de aquella tierra y que solía narrar el milagro de su paisano con simpatía y cariño. ¡Vamos allá!

El 23 de enero de 1949, desde Olivenza (Badajoz), la cocinera Leandra Rebello Vásquez no podía dar crédito a lo que vieron sus ojos. Se encontraba en el Hogar de Nazaret, colegio de niños acogidos a la Protección de Menores, regentado por una institución religiosa fundada por el párroco del pueblo don José Zambrano. Era domingo y, además de la comida para los 50 niños, había de preparar alimentos para los pobres de la población. Los bienhechores designados para ese día no trajeron  los alimentos. La criada encargada de preparar la comida, advirtiendo la exigua cantidad de arroz (unos 750 gramos), la arrojaba para su cocción al tiempo que se abandonó en su paisano beato Juan Macías:"¡Oh Beato, hoy los pobres se quedarán sin comida!"
A continuación, aquella minúscula cantidad de arroz, al cocer, fe vista crecer de tal modo que al instante fue preciso trasladarla a una segunda olla; lo que se hizo una y otra vez. La multiplicación del arroz duró cuatro horas de una a 5 de la tarde cuando el recipiente que rebosaba fue apartado del fuego por mandato del párroco. Del alimento gustaron hasta hartarse los chicos del hogar, como la ingente multitud de pobres y necesitados. Leandra Rebello, protagonista del milagro de este "conquistador espiritual", presente el 28 de septiembre de 1975 en la canonización de Juan Macías, es digna sucesora de espíritus tan sencillamente magnánimos. Lo demuestra su confianza audaz que atrae el milagro del Cielo.

martes, 17 de julio de 2018

Maestría en Derecho canónico con mención en derecho eclesiástico en Lima. Universidad Católica San José

Universidad Católica San José lanza

Maestría con mención en Derecho Eclesiástico

 ·      Es la primera Maestría en el Perú sobre un tema que no ha sido desarrollado hasta ahora: el derecho eclesiástico.

·      Asuntos como la libertad religiosa, la inscripción de instituciones en los Registros Públicos, y la resolución de conflictos ante el Tribunal Constitucional peruano, entre otros, están estrechamente relacionados con el Derecho Eclesiástico.


Lima, junio de 2018.- La Constitución Política del Perú reconoce en su artículo segundo el derecho que tiene toda persona "a la igualdad ante la ley" y establece que "nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquier otra índole". De esta manera, se exige de parte del Estado la toma de medidas encaminadas a garantizar el ejercicio del derecho de libertad religiosa, mediante una adecuada regulación normativa.

"El Derecho Eclesiástico del Estado es aquella rama jurídica que se dedica a estudiar el ordenamiento jurídico de un Estado en relación al factor social religioso. Se refiere al derecho humano de libertad religiosa -uno de los «cimientos de la sociedad democrática» como lo reconoce la Corte Interamericana de Derechos Humanos-,  que los Estados democráticos garantizan a sus ciudadanos, y también a otras manifestaciones como la presencia de entes religiosos en un país y la relación de estos con el Estado. Por tanto, tiene una vertiente individual y otra colectiva", asegura Jessica Chirinos-Pacheco, directora y docente de la Maestría en Derecho Canónico con Mención en Derecho Eclesiástico de la Universidad Católica San José.

 

En nuestro país esta rama del derecho está poco desarrollada en la doctrina jurídica, es por ello que esta Maestría ofrece la oportunidad de formar profesionales expertos en la materia.

 

Dada la presencia importante de la Iglesia Católica en nuestro país, y su mención en la Constitución Política del Perú, la malla curricular incluye algunas asignaturas de derecho canónico relevantes, así como asignaturas propias del Derecho Eclesiástico del Estado. Se estudiará también la relación del Estado Peruano con otras confesiones religiosas, finalizó la docente.

 Cabe precisar que las inscripciones para la Maestría en Derecho Canónico con Mención en Derecho Eclesiástico continúan abiertas. Las clases inician el viernes 3 de agosto de 2018.

   

Sobre la Universidad Católica San José:

La Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima remonta sus orígenes a la creación del Estudio

General de la Orden de Santo Domingo, el 1 de julio de 1548, institución que dio inicio a la

Universidad de San Marcos en 1551.

 

La Ley N° 30220 dispuso que todas las universidades del Perú adecuaran sus estatutos a los

requerimientos legales exigidos por esta nueva normativa. En este proceso de adecuación, se vio

conveniente ponerle un nombre propio a la institución universitaria: "Universidad Católica San

José". La Facultad de Teología sigue conservando su nombre histórico de Facultad de Teología

Pontificia y Civil de Lima y mantiene su naturaleza jurídico-canónica de facultad eclesiástica,

que depende, en cuanto a su dirección y gobierno, de la Santa Sede, por medio de la Congregación

para la Educación Católica. 

 

El promotor de la Universidad Católica San José es el Arzobispado de Lima. Ofrece las carreras de

Filosofía, Educación y Psicología. Por su parte, la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima ofrece la carrera de Teología.

 

Mayor información en: http://www.ucsanjose.edu.pe/ 

VARGAS UGARTE, R. Historia del Santo Cristo de los Milagros, 5ª edición 2018

VARGAS UGARTE, R. Historia del Santo Cristo de los Milagros

Monasterio de Nazarenas Carmelitas Descalzas, Lima, 2018, 170 pp

 

¡Bienvenida esta quinta edición de la obra clásica del maestro de historiadores y jesuita en los 450 años de la llegada de la Compañía de Jesús al Perú y a los 69 de su primera edición en 1949!

Como se anota en la "advertencia a la quinta edición" se mantiene íntegro el texto original del autor y se añaden algunas fuentes históricas (notas) gracias a la "labor minuciosa de investigación realizada por el padre Jesús Túpac y la Sra. Pilar Marín de Ausonia [que] han pulido y ampliado en anotaciones la obra original del P. Vargas Ugarte que hoy sale a la luz corregid y enriquecida por vez primera" (p.XIII).

 

El cuerpo de la obra como en las anteriores ediciones contiene la "Introducción" por parte del autor, quien confiesa escribir el libro por petición de las Carmelitas Nazarenas, quienes les abren sus archivos para trabajar con facilidad. Bueno es recordar que por aquellos tiempos -1940- el Padre R. Vargas campaba libremente por todos los archivos e incluso contaba con los permisos para llevar los manuscritos a su casa.

Fiel a su esquema de capítulos cortos y secuenciados cronológica y temáticamente, se estructura la obra en diecisiete apartados, correspondientes al escenario (Barrio de Pachacamilla), los actores (Andrés de León, Sebastián de Antuñano, Antonia Maldonado, Primeros Mayordomos), los acontecimientos (terremoto de 1654, 1687, 1746; los intentos de borrar la imagen), los espacios sacros (Monserrat, iglesia de las Nazarenas), agrupaciones (cofradía, hermandad), aprobación civil (el Patrono de la Ciudad), los sucesos extraordinarios (maravillas y milagros), su trayectoria (irradiación del culto), restauración de la imagen y del templo. Siempre resulta de mayor interés el apéndice documental con siete documentos: Auto de donación al Beaterio de Nazarenas del Callao por D. Francisco Carrillo, 1692; Fragmento del Testamento de Madre Antonia Lucía, 1709; Carta de las Beatas Nazarenas al Rey en 1718 solicitando ayuda y aprobación;  Solicitud por parte del Cabildo se apruebe el Monasterio en 1718; Licencia del Rey para Clausura en 1720, Reforma del Estatuto de las Nazarenas firmador por la priora Grimanesa Josefa de Santo Toribio, Memorial de la Priora del Monasterio de Nazarenas sobre la Becas de Fundación y renta 1782.

 

El primer gran aporte de esta nueva edición es el erudito prólogo de Ramón Mujica Pinilla (pp.VII-XIII),  uno de los mejores conocedores del tema en cuestión como puede comprobarse en su reciente estudio "El Cristo imborrable y las Nazarenas: Arte sagrado y espiritualidad femenina en la Lima Virreinal", en El Señor de los Milagros, Lima, Banco de Crédito del Perú, 2016).  Se pondera el valor de la obra debido al uso de fuentes primarias –Archivo de Nazarenas, Archivo Arzobispal- por parte a del autor. Buen conocedor de la iconografía postridentina, así como de las corrientes espirituales de la Reforma Católica, nos introduce en el fascinante mundo religioso del Perú virreinal, en plena ebullición de su religiosidad popular y abigarrada piedad en la que se hacen sentir tanto poblaciones marginadas, como la afrodescendiente, como la sensibilidad femenina. En efecto, el culto habría tenido una evolución muy singular gracias al rol la Madre Antonia Lucía del Espíritu Santo, fundadora de un Beaterio, cuyo hábito morado fue trasladado como parte del nuevo Monasterio, -ligado a la regla del Carmelo-, fundado en torno al santuario ya existente del Señor de los Milagros y que, desde entonces, quedaría asociado a esta devoción limeña. Se nos recuerda que cuando Sor Antonia vio pasar la procesión nazarena en 1687 "el mismo Cristo crucificado se le apareció milagrosamente ´vivo y glorioso´. Es decir, para ella la imagen visible y su prototipo eran una sola realidad, experiencial y espiritual" (p.XII).

El segundo es la "Introducción" por parte del P. Juan Dejo SJ (teólogo e historiador especializado en la Historia de la espiritualidad, actual responsable del Archivo y patrimonio de los Jesuitas en el Perú). Repasa los primeros historiadores del acontecimiento nazareno, Felipe Colmenares y Pablo de Laurnaga (1771), Pedro Vásquez de Novoa (redactada en 1766 y publicada en 1868) y rescata la "Relación del origen y fundación del Monasterio del Señor San Joaquín de Religiosas Nazarenas Carmelitas Descalzas" de la Venerable Antonia Lucía del Espíritu Santo, del año 1793, como la fuente más apreciada por el P. Vargas. Se pondera la profesionalidad como historiador del autor, destacando además su faceta de teólogo y maestro de espíritu: "Con prístina claridad, el jesuita nos lleva hacia una teología de la gracia en estrecha relación con la espiritualidad popular" (p.XVIII). Señala como tarea pendiente en el P. Vargas pero felizmente realizada por R. Mujica al estudiar la devoción a la cruz y los lazos jesuítico-carmelitanos vinculados con la población africana.

El tercer aporte es la identificación y especificación de algunas fuentes históricas en varias de las notas, de las que resaltamos:

 

p.7 nota 4. Según las investigaciones de la restauradora Liliana Canessa la imagen junto a Cristo Crucificado es María Magdalena y no San Juan como antes se afirmaba.

p. 14: n.3 El manuscrito fue restaurado en el 2016 por el BCP

p.15 Se indica que "la investigación realizada por el P. José Gutiérrez, OCD, determinó que el nombre del primer favorecido con un milagro del Santo Cristo, fue Andrés de León y no Antonio como antes se afirmaba".

 

Me permito compartir algunos aportes debidos a mis consultas en el AAL (Archivo Arzobispal de Lima::

p.36 Real Cédula de 19 de abril de 1681 y que se encuentra en el AAL, II, 493

p.62, Nota 5 AAL, XXV: 15

p. 79 Nota 4 El original está en "Biblioteca y Archivo Histórico de la Municipalidad Metropolitana de Lima. Libro de Cabildos nº 34, folio 158, vuelta. Certificación y testimonio del Escribano Real Don Diego de Salazar. Copia certificada en el Archivo del Monasterio.

P. 167: En el Apéndice figura el documento titulado "Reformas del Estatuto de las Nazarenas". Debería ponerse la fecha que corresponde de 1738 a 1778 y su ubicación concreta: AAL. Monasterio de Nazarenas I: 87.

Felicito, por tanto, la iniciativa de renovar la edición de esta obra clásica sobre la historia, devoción y culto del Señor de los Milagros, con el añadido de espléndidas fotos del Archivo del Monasterio de Nazarenas, el cómodo tipo de letra y el atractivo formato.


domingo, 15 de julio de 2018

Sebastián de Antuñano y Rivas: http://dbe.rah.es/biografias/68501/sebastian-de-antunano-y-rivas

En la formidable obra de más de 45.000 biografías del Diccionario biográfico de la Real Academia de Historia de España tuve el honor de elaborar alguna biografía como la presente: http://dbe.rah.es/biografias/68501/sebastian-de-antunano-y-rivas
La comparto en gratitud por el envío de las fotos del nuevo cuadro restaurado que se expone en el Museo de las Nazarenas de Lima; gentileza de Iván Landa, responsable de las Hermandades del Arzobispado de Lima. 

Sebastián de Antuñano y Rivas | Real Academia de la Historia

Sebastián de Antuñano y Rivas

Biografía

Antuñano y Rivas, Sebastián de. Vizcaya, 1665 – Lima (Perú), 17.XII.1716. Cuarto mayordomo y benefactor de la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas de Lima.

Allá por el año 1650, en el barrio limeño de Pachacamilla, unos negros procedentes de Angola se unieron en cofradía, levantando una tosca ramada para sus reuniones. Para presidir éstas mandaron pintar una imagen de Cristo Crucificado sobre una de las paredes de adobe del barrio limeño de Pachacamilla.

Poco después contrataron al pintor José de la Parra para que mejorase la pintura. Venerado tan sólo por los concurrentes a las reuniones del barrio, permaneció expuesto a la intemperie de soles y garúas, hasta que un 13 de noviembre de 1655 un violento terremoto sacudió los cimientos de la ciudad y muchos de los edificios se vinieron abajo, también las casas vecinas del muro donde se veneraba el Cristo; tan sólo el muro pintado permaneció en pie.

Hacia 1670 el limeño Antonio de León siente la inclinación de cuidar la imagen y le levanta un altar al ser curado milagrosamente de un tumor maligno.

La noticia de otros hechos milagrosos atribuidos a la imagen del mural atrajo el interés del público y la imagen comenzó a ser conocida como el "Señor de los Milagros". No todas las reuniones en el lugar eran de naturaleza edificante, y la autoridad pública mandó borrar la imagen. Pero los fracasos de este intento aumentaron la fama del Cristo. El mismo virrey conde de Lemos se personó en el lugar y ordenó que se le construyera una ermita. Su inauguración fue durante la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz del año 1671, y en esos mismos días la autoridad arzobispal, a fin de dar continuidad y decencia al culto religioso, nombró como primer mayordomo a Juan de Quevedo y Zárate. El segundo fue Juan Gonzalo de Montoya y Juan López de Saavedra el tercero. Surge entonces el más destacado mayordomo y benefactor, Sebastián de Antuñano, quien en 1684, al dirigirse a la ermita y contemplar la santa efigie, había sentido una voz interior que —en propias palabras— le susurraba claramente: "Sebastián, ven a hacerme compañía y a cuidar del esplendor de mi culto". Puesto de rodillas ante la imagen, le había ofrecido un servicio incondicional hasta la muerte.

Terminadas las obras, un violento terremoto asoló la ciudad de Lima, Callao y las localidades vecinas, destruyéndolas por completo, en la madrugada del 20 de octubre de 1687. Por la tarde de aquel día, Sebastián de Antuñano tuvo la idea de sacar en procesión un lienzo que era copia del Cristo del mural. Fue así que se inició la primera procesión de las tradicionales procesiones de octubre del Señor de los Milagros de las Nazarenas. En su primer recorrido llegó hasta la Plaza Mayor y al cabildo limeño, donde recibió muestras de fervor por parte de los fieles y vecinos de ambos lugares.

Se tiene la seguridad de que aquella réplica es la misma que hoy en día se sigue acompañando en los meses de octubre en su multitudinario recorrido por la gran Lima.

En 1699 Antuñano compraba al maestre de campo Diego Manrique de Lara el "sitio que llaman del Santo Cristo de los Milagros [...] y asimismo está incluso otro solar que es sobre el que estaba el muladar grande de Pachacamilla". Su objetivo único era que "en el dicho sitio se celebre el mayor culto y veneración de la maravillosa imagen del Santo Cristo de las Maravillas y Milagros, cuyo santuario y casa está en dicho sitio donde se celebra públicamente su mayor culto desde el año de 1671".

Antuñano sintió cercano su fin y, habiendo hecho testamento el 17 de diciembre de 1716, confesado y comulgado, falleció en la noche del 20 al 21 de diciembre del mismo año. Tenía sesenta y cuatro años de edad y treinta y tres de mayordomo del Señor de los Milagros. Sus restos reposan en la pared de crucero de la derecha del que entra en el templo; puede leerse la siguiente inscripción: "Aquí yacen los restos del Hermano Sebastián de Antuñano, nuestro cofundador de nación vizcaíno-español, quien desde el año 1684 se consagró a promover el culto y devoción a Nuestro Señor de los Milagros y cooperó eficazmente a la fundación del Beaterio de Nazarenas, actual Monasterio de Carmelitas Descalzas Nazarenas".

En la actualidad, la imagen del Señor de los Milagros de Nazarenas es la más popular del Perú y cuenta con millones de devotos, particularmente en las multitudinarias procesiones de octubre, "mes morado", en Lima, Perú y el mundo.

 

Bibl.: R. Vargas, Historia del Santo Cristo de los Milagros, Lima, Sanmartí, 1966; R. Banchero, La verdadera historia del Señor de los Milagros, Lima, Inti Sol, 1976; M. Maticorena, "Sebastián de Antuñano", en El Comercio, Lima, 30 de diciembre de 1979; R. Banchero, El Cristo de Pachacamilla, Lima, Monasterio de Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas, 1984; J. A. Benito, "Historia del Señor de los Milagros de las Nazarenas", en El rostro de un pueblo (Estudios sobre el Señor de los Milagros), Lima, Universidad Católica Sedes Sapientia, 2005; G. Corrado Peluso (coord.), Lima, Fondo Editorial UCSS, 2005, págs. 131-257.

 

José Antonio Benito Rodríguez


Sebastián de Antuñano y Rivas: http://dbe.rah.es/biografias/68501/sebastian-de-antunano-y-rivas

En la formidable obra de más de 45.000 biografías del Diccionario biográfico de la Real Academia de Historia de España tuve el honor de elaborar alguna biografía como la presente: http://dbe.rah.es/biografias/68501/sebastian-de-antunano-y-rivas
La comparto en gratitud por el envío de las fotos del nuevo cuadro restaurado que se expone en el Museo de las Nazarenas de Lima; gentileza de Iván Landa, responsable de las Hermandades del Arzobispado de Lima. 

Sebastián de Antuñano y Rivas | Real Academia de la Historia

Sebastián de Antuñano y Rivas

Biografía

Antuñano y Rivas, Sebastián de. Vizcaya, 1665 – Lima (Perú), 17.XII.1716. Cuarto mayordomo y benefactor de la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas de Lima.

Allá por el año 1650, en el barrio limeño de Pachacamilla, unos negros procedentes de Angola se unieron en cofradía, levantando una tosca ramada para sus reuniones. Para presidir éstas mandaron pintar una imagen de Cristo Crucificado sobre una de las paredes de adobe del barrio limeño de Pachacamilla.

Poco después contrataron al pintor José de la Parra para que mejorase la pintura. Venerado tan sólo por los concurrentes a las reuniones del barrio, permaneció expuesto a la intemperie de soles y garúas, hasta que un 13 de noviembre de 1655 un violento terremoto sacudió los cimientos de la ciudad y muchos de los edificios se vinieron abajo, también las casas vecinas del muro donde se veneraba el Cristo; tan sólo el muro pintado permaneció en pie.

Hacia 1670 el limeño Antonio de León siente la inclinación de cuidar la imagen y le levanta un altar al ser curado milagrosamente de un tumor maligno.

La noticia de otros hechos milagrosos atribuidos a la imagen del mural atrajo el interés del público y la imagen comenzó a ser conocida como el "Señor de los Milagros". No todas las reuniones en el lugar eran de naturaleza edificante, y la autoridad pública mandó borrar la imagen. Pero los fracasos de este intento aumentaron la fama del Cristo. El mismo virrey conde de Lemos se personó en el lugar y ordenó que se le construyera una ermita. Su inauguración fue durante la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz del año 1671, y en esos mismos días la autoridad arzobispal, a fin de dar continuidad y decencia al culto religioso, nombró como primer mayordomo a Juan de Quevedo y Zárate. El segundo fue Juan Gonzalo de Montoya y Juan López de Saavedra el tercero. Surge entonces el más destacado mayordomo y benefactor, Sebastián de Antuñano, quien en 1684, al dirigirse a la ermita y contemplar la santa efigie, había sentido una voz interior que —en propias palabras— le susurraba claramente: "Sebastián, ven a hacerme compañía y a cuidar del esplendor de mi culto". Puesto de rodillas ante la imagen, le había ofrecido un servicio incondicional hasta la muerte.

Terminadas las obras, un violento terremoto asoló la ciudad de Lima, Callao y las localidades vecinas, destruyéndolas por completo, en la madrugada del 20 de octubre de 1687. Por la tarde de aquel día, Sebastián de Antuñano tuvo la idea de sacar en procesión un lienzo que era copia del Cristo del mural. Fue así que se inició la primera procesión de las tradicionales procesiones de octubre del Señor de los Milagros de las Nazarenas. En su primer recorrido llegó hasta la Plaza Mayor y al cabildo limeño, donde recibió muestras de fervor por parte de los fieles y vecinos de ambos lugares.

Se tiene la seguridad de que aquella réplica es la misma que hoy en día se sigue acompañando en los meses de octubre en su multitudinario recorrido por la gran Lima.

En 1699 Antuñano compraba al maestre de campo Diego Manrique de Lara el "sitio que llaman del Santo Cristo de los Milagros [...] y asimismo está incluso otro solar que es sobre el que estaba el muladar grande de Pachacamilla". Su objetivo único era que "en el dicho sitio se celebre el mayor culto y veneración de la maravillosa imagen del Santo Cristo de las Maravillas y Milagros, cuyo santuario y casa está en dicho sitio donde se celebra públicamente su mayor culto desde el año de 1671".

Antuñano sintió cercano su fin y, habiendo hecho testamento el 17 de diciembre de 1716, confesado y comulgado, falleció en la noche del 20 al 21 de diciembre del mismo año. Tenía sesenta y cuatro años de edad y treinta y tres de mayordomo del Señor de los Milagros. Sus restos reposan en la pared de crucero de la derecha del que entra en el templo; puede leerse la siguiente inscripción: "Aquí yacen los restos del Hermano Sebastián de Antuñano, nuestro cofundador de nación vizcaíno-español, quien desde el año 1684 se consagró a promover el culto y devoción a Nuestro Señor de los Milagros y cooperó eficazmente a la fundación del Beaterio de Nazarenas, actual Monasterio de Carmelitas Descalzas Nazarenas".

En la actualidad, la imagen del Señor de los Milagros de Nazarenas es la más popular del Perú y cuenta con millones de devotos, particularmente en las multitudinarias procesiones de octubre, "mes morado", en Lima, Perú y el mundo.

 

Bibl.: R. Vargas, Historia del Santo Cristo de los Milagros, Lima, Sanmartí, 1966; R. Banchero, La verdadera historia del Señor de los Milagros, Lima, Inti Sol, 1976; M. Maticorena, "Sebastián de Antuñano", en El Comercio, Lima, 30 de diciembre de 1979; R. Banchero, El Cristo de Pachacamilla, Lima, Monasterio de Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas, 1984; J. A. Benito, "Historia del Señor de los Milagros de las Nazarenas", en El rostro de un pueblo (Estudios sobre el Señor de los Milagros), Lima, Universidad Católica Sedes Sapientia, 2005; G. Corrado Peluso (coord.), Lima, Fondo Editorial UCSS, 2005, págs. 131-257.

 

José Antonio Benito Rodríguez



domingo, 8 de julio de 2018

P. POZZO: ¡Coraje, gratuidad y gozo! Apuntes sobre el fundador y padre de CIRCA

Amigos, les adelanto el prólogo e índice de lo que será el libro sobre el 

P. POZZO: ¡Coraje, gratuidad y gozo!

Apuntes sobre el fundador y padre de CIRCA

(Foto del P. Pozzo junto al P. Benjamín Morin, uno de sus más estrechos colaboraores en CIRCA; gentileza de Percy Choque) 

  ÍNDICE

 

PRESENTACIÓN. 3

1.     UN MUNDO MOVIDO Y CAMBIANTE. 4

2.     BOGLIASCO, SU  PATRIA CHICA. 5

3.     LA PARROQUIA DE LA NATIVIDAD DE MARÍA. 6

4.     LA CASA DE LOS SPALLAROSSA POZZO.. 7

5.     SU VOCACIÓN RELIGIOSA. 8

6.     AREQUIPA,  SU SEGUNDA PATRIA. 9

7.     PRIMER Y ÚNICO DESTINO.. 10

8.     CUANDO LOS TERREMOTOS DESTRUYEN, CIRCA CONSTRUYE. 11

9.     BARRIADAS Y PUEBLOS JÓVENES. 12

10.        NACE CIRCA. 13

11.        EXPANSIÓN DE CIRCA. 14

12.        LOS GRUPOS DE CIRCA. 15

14.        RETIROS ESPIRITUALES. 18

15.        CIRCA Y LA EDUCACIÓN. 20

16.        DESARROLLO INTEGRAL. 22

17.        EL HERMANO JULIO CORAZAO EN CIRCA. 23

18.        LOS ALBERGUES O SUMAC WASI 24

19.        EL HOMBRE LIBRE  Y EL HIMNO DE CIRCA. 25

20.        EL CONFLICTO CON EL PADRE CARLOS COFFEY EN 1970. 26

21.        VICARIO DE LOS PUEBLOS JÓVENES. 28

22.        AL ALIMÓN CON EL PADRE DARÍO.. 29

23.        EN BUENA COMPAÑÍA. SUS SUPERIORES JESUITAS. 30

24.        JESUITAS QUE LE APOYARON. 32

25.        RELIGIOSAS MISIONERAS DE MARÍA "JANUA COELI" 34

26.        CUATRO MUJERES DECISIVAS. 35

27.        COLABORADORES RELIGIOSOS Y LAICOS. 37

28.        EL PENSAMIENTO DEL P. POZZO.. 38

29.        CUANDO EL P. POZZO NOS ENSEÑÓ A CONFIAR EN DIOS PADRE. 41

30.        ZAPATOS POLVORIENTOS. 42

31.        ¡ERA UN VALIENTE! (SIMÓN BALBUENA, ALCALDE DE AREQUIPA) 43

32.        "TRABAJANDO AL LADO DE UN TITÁN" 44

33.        SU VISIÓN DE ESTADISTA. 45

34.        EL DESTAPE. 46

35.        BROMAS  Y ANÉCDOTAS. 47

36.        BENEFACTOR DE AREQUIPA: EL APOSTOLADO DE LA ACCIÓN. 50

37.        DISTINCIONES COMO EDUCADOR. 51

38.        LIGERO DE EQUIPAJE. 52

39.        LA CONDECORACIÓN DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA. 53

40.        CHAPARRÓN DE PREGUNTAS DE LOS VOLUNTARIOS "CIRCA ´96" 54

41.        ¡COMENZÓ A VIVIR PARA SIEMPRE! (25-05-2008) 57

42.        CIEN AÑOS DESPUÉS. 58

43.        CIRCA, UNA RESPUESTA AL DESAFÍO DEL GOZO DEL EVANGELIO DEL PAPA FRANCISCO.. 59

APENDICE: TESTIMONIOS Y ARTÍCULOS. 63

  

PRESENTACIÓN

¡Sto lat! ¡Que vivas cien años! Es la canción tradicional que cantan los polacos en sus cumpleaños y que tantas veces le cantamos al inolvidable San Juan Pablo II. ¡Cien años son los que celebramos por la vida del P. Carlos S. Pozzo[1] desde que abrió los ojos en el apacible pueblo de Bogliasco, Génova, de su patria Italia, y diez de su partida para el Cielo, desde su querida patria de adopción, el Perú!

CIRCA me solicitó el presente libro y lo acepté con respeto y cariño, aun a sabiendas de la dificultad de la empresa. Se trataba de presentar la biografía más completa posible del fundador de CIRCA. En realidad, desde que le conocí en 1994, quedé tan cautivado por tan fascinante persona, que fui anotando sus dichos, mensajes ¡y hasta sus bromas! De modo más sistemático, continué la tarea hace cinco años con la recopilación de todos los papeles posibles en sus escritos como los del periódico "El Destape", entrevistas a cientos de conocidos (jesuitas y de CIRCA, especialmente) y familiares; hurgué en los archivos a mi alcance como el de CIRCA, Archivo Arzobispal de Lima, Archivo General de la Nación (sección "Inmigrantes"); puse en orden mis propios apuntes de cuando traté al propio Padre Pozzo en entrevistas personales, reuniones…

Al redactar este texto, veo, sin embargo, que su historia interminable apenas si la he comenzado. Siento que su torrente de vida se me escapa; que la dilatada obra socioeducativa y religiosa de CIRCA es inabarcable. Presento con sencillez lo que logrado hasta la fecha con el ánimo de que lo vean como un libro abierto dispuesto a ser "corregido y aumentado" en una deseable pronta segunda edición. Agradezco los cientos de testimonios, de los que tan sólo seleccionamos algunos.

Sí les adelanto que, en el formidable rompecabezas que constituyen los cientos de testimonios, se forma como en agradable caleidoscopio la imagen de un enamorado de Cristo, de un luchador de la fe, de un jesuita a carta cabal, un genovés arequipeñizado, un "toro bravo" de los mansos de corazón del Evangelio, un gigante de la caridad "en salida", un comunicador gozoso del Evangelio, un apóstol de las periferias al estilo del Papa Francisco, un soñador realista que circundó la Blanca Ciudad de familias críticas y creadoras, un sonriente obrero de zapatos empolvados que se fió de Dios, escuchó la voz del pueblo, y con María en el corazón hizo de su vida un auténtico Magníficat.

Al estructurar el libro quise dividirla en vida y obra, pero están tan unidas que me parece imposible escribir algo sobre el PP donde no esté CIRCA o sobre CIRCA sin el PP. De momento, queda así.

Y lo que quiero recalcar para concluir es que ha sabido crear continuidad dejando de ser imprescindible. Él era muy consciente de que era un instrumento en manos del Señor. Se dejaba interpelar por Él en la oración permanente, dialogaba con sus superiores para discernir, escuchaba a los miembros de CIRCA, se convertía en su voz, les daba el protagonismo en la organización en la acción. Por eso, al enfermar y no poder estar al frente, CIRCA continuó como continúa en este momento.

Era frecuente, al contemplar obra tan colosal, que quien más quien menos se preguntase por su continuidad, especialmente tras el retiro o la muerte de su Fundador. Y hasta se deshojaban margaritas si "pasaría" a la Compañía de Jesús, al Arzobispado…El propio Padre Pozzo oraba, consultaba; sus superiores, sus próximos y hasta su "millón de amigos" se formulaba la cuestión. Yo mismo, como portavoz de tales inquietudes, se lo pregunté en una de las reuniones de voluntarios: "Padre Pozzo, ¿y qué pasará con CIRCA cuando usted muera?". Y recuerdo que, sin titubear, totalmente seguro y con una sonrisa un tanto pícara, me respondió: "¡Dios no muere nunca!". Y yo casi no supe continuar, porque me quedé con ganas de decir: "Suficiente, Padre, no necesitamos nada más, mil gracias y que el Señor le bendiga a usted y a CIRCA por siempre". Porque su respuesta equivalía a decir, CIRCA comenzó a vivir porque Dios lo quiso, a través de la obediencia a mi Superior y escuchando la voz de los pobladores de Alto Selva Alegre; continuó por deseo de la Divina Providencia, a través de lo que le iba suscitando y discerniendo en la consulta permanente con los circulistas y sus superiores; y continuará hasta que Dios quiera porque Él no muere nunca. Espero que esta lectura les anime a escribir su propia anécdota, su vivencia y logremos la ansiada biografía completa de nuestro querido Padre Carlos.