LOS SANTOS PERUANOS, PATRIMONIO Y RETO
El videomensaje del Papa Francisco dice claramente que el Perú tiene
como su tesoro más lindo, los santos, pero no para que estén como
adorno en un museo, sino como modelos, intercesores, paradigmas para
formar un Perú unido y esperanzado. Veamos su mensaje y la semblanza
de cada uno de los cinco santos. El pintor Ñique nos lo ilustra de
maravilla con esta amable imagen del Papa, con los cinco santos y tres
niños representando la selva, sierra y costa peruanas.
El Santo Padre afirmó en su mensaje al Perú, ante su visita para el 18
de enero del 2018 que tiene muchas ganas de venir al Perú y que el
país es una reserva de los santos más grandes de Latinoamérica.
"Queridos hermanos y hermanas peruanos, dentro de poco los visitaré.
Tengo muchas ganas de ir: ustedes son un pueblo de mucha reserva. Y la
reserva más linda que puede tener un pueblo es la reserva de los
santos; ustedes tienen tantos santos y grandes santos que marcaron
Latinoamérica".
"Los santos hicieron la construcción de la Iglesia, es decir de la
dispersión a la unidad. Un santo siempre trabaja en esa línea, de lo
que está disperso a la unidad, que es lo que hizo Jesús. Un cristiano
tiene que seguir ese camino y por qué no un peruano con tantos santos
peruanos. Trabajar por la unidad. Quien trabaja por la unidad mira
adelante y adelante se puede mirar con escepticismo, con amargura. Un
cristiano no puede: un cristiano mira adelante con esperanza, porque
espera lograr eso que el Señor le prometió".
"Nos veremos pronto, pero mientras tanto: Unidad y esperanza, trabajen
en eso. Rezo por ustedes, ustedes háganlo por mí".
LOS CINCO SANTOS Y DE YAPA, SAN JOSÉ
1. SANTO TORIBIO MOGROVEJO
Nace en 1538, en el mes de noviembre, en el pueblo de Mayorga
(Valladolid-España), encrucijada de caminos, entre las actuales
comunidades autónomas de Castilla-León, Asturias, Cantabria y Galicia.
En 1551 inicia sus estudios de Gramática y Humanidades en Valladolid,
capital del mundo hispánico. En 1562 acude a Salamanca donde enseña su
tío Juan Mogrovejo, catedrático universitario. En 1569 obtiene el
título de bachiller en Cánones y en 1571, peregrina a Compostela, y se
licencia en Derecho. Cuando cursaba estudios de doctorado en el
Colegio San Salvador de Oviedo, en 1574, se le nombra para Granada
como Inquisidor Apostólico. En 1580, es propuesto como arzobispo;
contaba con 39 años y necesitó una apurada ordenación sacerdotal en
Granada como paso indispensable para la consagración episcopal en
Sevilla, el mismo año. Llegó al puerto de Paita, Piura, en marzo de
1581 e ingresó en Lima, capital del Perú el 12 de mayo del mismo año.
Durante su trabajo episcopal en Lima convocó y presidió el III
Concilio Limense (1582-1583), al cual asistieron prelados de toda
Hispanoamérica, y en el que se trataron asuntos relativos a la
evangelización de los indios. De esa histórica asamblea se obtuvieron
importantes normas de pastoral, así como textos de catecismo en
castellano, quechua y aymara (los primeros libros impresos en
Sudamérica). Convocó y presidió otros dos concilios, el IV Limense, en
1591, y el V Limense, en 1601.
Santo Toribio visitó innumerables poblados de su amplio territorio,
uno de los más extensos y difíciles del mundo. A las visitas
pastorales dedicó 17 de sus 25 años de obispo, recorriendo
aproximadamente 40.000 kilómetros. Confirió la confirmación a Santa
Rosa, San Martin de Porres, a San Juan Macías, y a un millón más de
personas. Celebró 13 sínodos y en 1591 acomete una obra decisiva, la
creación del Seminario que -dedicado en su día a Santo Toribio de
Astorga- hoy lleva su nombre. Se siente, ante todo, pastor dispuesto a
dar su vida por sus ovejas. A tal efecto crea nuevas parroquias. De
igual modo, impulsará instituciones destinadas a la formación de
líderes espirituales, académicos y sociales, en los monasterios como
el de Santa Clara, hospitales como el de San Pedro, la Universidad de
San Marcos, la Casa del Divorcio. En 1593 inicia la segunda visita y
en 1605 la tercera, falleciendo en 1606, un 23 de marzo, en Saña. Al
año siguiente, 1607, un 27 de abril, es enterrado en Lima.
A los sesenta y ocho años Santo Toribio cayó enfermo en Pacasmayo al
norte de Lima, hizo su testamento en el que dejó a sus criados sus
efectos personales y a los pobres el resto de sus propiedades. Murió
en Zaña el 23 de marzo de 1606. El "protector de los indígenas" fue un
infatigable misionero y gran organizador de la Iglesia sudamericana.
Santo Toribio fue beatificado por el Papa Inocencio XI en 1679 y
canonizado por Benedicto XIII en 1726. En 1983 San Juan Pablo II lo
proclamó Patrono del Episcopado latinoamericano. Con motivo de su
visita al Perú en 1985, elSanto Padre propuso a Santo Toribio como
modelo de obispo para la nueva evangelización por su santidad de vida,
por su compromiso en la defensa de los derechos humanos de los
indígenas, por su sintonía con la Iglesia de Roma y por su
eclesiología de comunión.
Benedicto XVI, con motivo del cuarto centenario de su tránsito a la
gloria en el 2006, destacó "su abnegada entrega a la edificación y
consolidación de las comunidades eclesiales de su época…El profundo
espíritu misionero de santo Toribio se pone de manifiesto en algunos
detalles significativos, como su esfuerzo por aprender diversas
lenguas, con el fin de predicar personalmente a todos los que estaban
encomendados a sus cuidados pastorales. Pero era también una muestra
del respeto por la dignidad de toda persona humana, cualquiera que
fuere su condición, en la que trataba de suscitar siempre la dicha de
sentirse verdadero hijo de Dios".
El actual Papa Francisco, cuando era arzobispo de Buenos Aires y
primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, en la IV
Jornada Foro de Educación, recordó, a Santo Toribio de Mogrovejo, que
"apostó mientras fue arzobispo de Lima, a comprender al pueblo yendo a
cada rincón del territorio que llegaba hasta la capitanía de Chile".
2. SAN MARTÍN DE PORRES
Fray Escoba –nombre popular de San Martín- nació en Lima, en 1579.
Hijo 'ilegítimo' del español Juan de Porres y de Ana Velásquez, mujer
negra descendiente de esclavos africanos. Al ser mulato y pobre le
tocó sufrir en más de una ocasión el menosprecio de la sociedad. Sin
embargo, su madre le descubrió el evangelio de Jesús: "El que se
humilla será ensalzado".
El santo mulato fue bautizado en la iglesia de San Sebastián, en la
misma pila y por el mismo párroco que había bautizado a Santa Rosa de
Lima. Martín vivió con su madre, quien le educó en la solidaridad con
los pobres y enfermos; de este modo, siempre que iba a la tienda,
empleaba parte de la plata en socorrer al primer necesitado que
encontraba. Su padre Juan, al volver de Guayaquil, legaliza su
situación reconociendo oficialmente a sus dos hijos, aunque no llega a
desposarse. A los dos lleva a Ecuador para ser educados con un
preceptor. Martín, a sus trece años, aprende castellano, aritmética y
caligrafía. Tras dos años de estancia en la ciudad portuaria de
Guayaquil, deja a su hija con su tío Santiago y se lleva a Martín a
Lima.
A los quince años es confirmado por Santo Toribio de Mogrovejo. Por
esta fecha trabaja en la tienda de Mateo Pastor, negociante en
especies y en hierbas medicinales. Posteriormente aprendió el oficio
de barbero-sangrador con Marcelo de Ribera, a quien ayuda a sangrar
heridas, aliviar dolores, aplicar hierbas y emplastos. A esta edad,
ingresó como donado al convento de Santo Domingo de Lima y en 1603
hizo la profesión como hermano lego. Los superiores de San Martín,
pronto advirtieron sus cualidad y caridad, por ello le confiaron junto
a otros oficios, el de enfermero.
Sus habilidades y el ardor con que cuidaba a los enfermos atrajo
incluso a los religiosos de otras comunidades que llegaban a Lima sólo
para atenderse con elsanto. San Martín fue muchas veces despreciado y
humillado, por ser mulato, pero nunca se rebeló contra los insultos
que le inferían. Su abnegación, su modestia y la paz que irradiaba
impresionaban a cuantos conocía. En la enfermería y en la portería del
convento del Rosario (Santo Domingo) atendía con acogedora bondad y
amor a los pobres y enfermos. Si a todos los dolientes trataba
exquisitamente, a sus hermanos religiosos los servía de rodillas.
Su caridad universal le llevará a convertir el convento en hospital.
Sabe que el amor es la ley suprema Su caridad con el prójimo nacía de
la unión íntima con Jesús y con María. Comentan sus compañeros
dominicos que recibía a Jesús Sacramentado "con muchas lágrimas y
grandísima devoción", ocultándose de todos para "mejor poder alabar al
Señor". Fray Martín rezaba en su celda, en la Iglesia, ante el
Santísimo Sacramento, Virgen de los Santos, en los altares del templo,
en las capillas y oratorio del convento. Oraba arrodillado y echado en
cruz sobre el suelo (…)
Realizó numerosas curaciones milagrosas Particular fue el aprecio por
sus hermanos de raza. Cuando le tocaba acudir a la finca de Limatambo,
a las afueras de Lima, se dedicaba a las labores propias de los
esclavos negros: arar, sembrar, podar árboles, cuidar de los animales
en los establos. Así se ganaba el afecto de los esclavos morenos y de
los indios pescadores de Chorrillos y de Surco, pues les servía como
enfermero y les catequizaba como misionero. Ellos, por su parte, le
daban frutos de sus huertos y estipendios para Misas.
Entrañable fue su amistad con el lego dominico San Juan Macías. Su
otro gran amigo místico fue el también lego, aunque franciscano, Fray
Juan Gómez, popularizado por Ricardo Palma en una de sus tradiciones
en que señala haber convertido un arácnido venenoso en una joya: el
alacrán de fray Gómez.
San Martín de Porres, Patrono de la Justicia Social, murió el 3 de
noviembre de 1639, dejando a Lima –desde el virrey y arzobispo hasta
el último excluido social- consternada. Fue beatificado por el Papa
Gregorio XVI en 1837 y canonizado por Juan XXIII el 6 de mayo de 1962,
cuando iba a dar comienzo el Concilio Vaticano II, del que fue insigne
modelo.
3. SANTA ROSA DE LIMA
El siglo XVI iba a alcanzar su punto medio, cuando en 1548 Gaspar
Flores, para unos nacido en Puerto Rico, para otros en Baños de
Montemayor (Cáceres), se avecina en Lima, doce después de que el
trujillano Francisco Pizarro, un 18 de enero, funde la Ciudad de los
Reyes, Lima. Andrés Hurtado de Mendoza es el virrey, y le hace
arcabucero en la guardia de su palacio. Nueve años después, en 1557,
Gaspar celebra bodas con una limeña, María de Oliva, con la que tendrá
trece hijos. Rosa es la cuarta de los supervivientes. 1586 es el año
en que se remata la cúpula de S. Pedro de Roma, y nace en Lima, el 20
de abril, siendo papa Sixto V, la santa de América. "No le podía
faltar a la ciudad de los Reyes -dice Clemente X al canonizarla- la
estre-lla luminosa que guiará hacia Cristo, Señor y Rey de reyes".
En la parroquia de S. Sebastián la bautizan el 25 de mayo, Domingo de
Pentecostés, y el Espíritu Santo se apodera de ella. La gracia
bau¬tismal que dormita durante mucho tiempo en otros niños,
desencadena en Rosa el dinamismo prodigioso que la lleva, como
Teresita a los tres años, "a no negar nada a Dios". Isabel es el
nom¬bre que, en recuerdo de su abuela, le dan al cristianarla, pero no
le durará mucho.
Las primeras en llamarla Rosa fueron la india Mariana, que muy joven
entró al servicio de María, y dos niñas que frecuentaban la casa. Un
día, al contemplarla en la cuna exclamaron: "¡Ay! ¡Qué linda es esta
niña! ¡Parece una rosa!"
Atraída por el ejemplo de Santa Catalina de Siena, quiere vivir
también su matrimonio espiritual con Jesús cuando le entregó en arras
un ani¬llo invisible para todos y sólo visible para ella; Rosa quería
tener también su anillo que le recor¬dase el día de su boda y se lo
dijo a Hernando, quien se lo encargó a un platero. El jueves Santo lo
llevó a Sto. Domingo pi¬diéndole al sacristán lo colocase en la urna
en que el Santísimo Sacramento iba a ser expuesto. La santa le veló
hasta los Oficios del día siguiente como preparación a su boda el
Domingo de Pascua. El 26 de marzo, acabada la Misa solemne, se celebró
otra y el sacerdote, sin que nadie lo advirtiese como deseaba ella,
puso en sus dedos el anillo, símbolo del matrimonio espiritual que
anticipa en la tierra las bodas eternas.
Todavía niña su "juego" preferido era rezar y hacer pequeñas
penitencias (dormía sobre piedras y tablas). Aprendió a leer y
escribir y todas las labores domésticas (costura, bordado, tejido) que
eran una fuente de recursos, como también a cantar; llegó a tocar el
arpa, la vihuela y la cítara. Su madre deseaba para su hija un
casamiento ventajoso, pero Rosa deseaba el silencio y el recogimiento.
Posteriormente piensan en que se haga monja de clausura: ella se
resiste y dice que quiere ser laica consagrada como santa Catalina de
Siena. El 10 de agosto de 1606 viste el hábito de terciaria dominica,
emite votos privados de pobreza, castidad y obediencia y vive como
religiosa en el hogar paterno.
En el huerto de su casa construye una pequeña celda donde pasa los
días dedicada a la oración, a la lectura y al bordado. Sale de su casa
sólo para asistir a Misa y visitar hospitales, a pobres, a esclavos
enfermos. Tiene muchas experiencias místicas (Jesucristo se le aparece
en forma de niño frecuentemente). En los últimos años sufre una larga
enfermedad, en la cual dice a menudo: "Señor, auméntame los
sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor". Antes de
morir le pide perdón por todos los pecados a cada uno de los de su
casa. Muere exclamando "Jesús, Jesús sea conmigo" el 24 de agosto de
1617 a los 31 años de edad. Canonizada en 1671 por Clemente X y
proclamada patrona de América y de Filipinas; su cuerpo descansa en el
convento de Santo Domingo de Lima.
El Catecismo de la Iglesia Católica recoge dos momentos de la vida de
nuestra santa, tomados de la primera biografía, la del P. Hansen,
publicada en Lovaina en 1668. El primero alude a su vida de gozosa
cruz: "Fuera de la Cruz no hay otra escala por donde subir al cielo"
(CIC n.618); el segundo, referido a su amor por los pobres: " El día
en que su madre le reprendió por atender en la casa a pobres y
enfermos, Santa Rosa de Lima le contestó: 'Cuando servimos a los
pobres y a los enfermos, servimos a Jesús. No debemos cansarnos de
ayudar a nuestro prójimo, porque en ellos servimos a Jesús" (CIC n.
2449). El Santo Padre Benedicto XVI destacó en la audiencia del 20 de
agosto de 2008 la figura de Santa Rosa leyendo unas palabras de la
misma: "Si los hombres supieran qué es vivir en gracia, no se
asustarían de ningún sufrimiento y aguantarían con gusto cualquier
pena, porque la gracia es fruto de la paciencia".
4. SAN JUAN MACÍAS
Nace en Ribera del Fresno, pueblo de la Alta Extremadura,
perteneciente entonces al priorato nullius de San Marcos de León,
provisorato de Llerena, de la Orden Militar de Santiago y ahora
diócesis de Badajoz. Era el 2 de marzo de 1585. Sus padres, Pedro de
Arcas e Inés Sánchez, eran modestos labradores.Al año siguiente nace
su única hermana. Sus padres eran fervientes cristianos y transmiten a
sus hijos los principios de la vida cristiana, singularmente la
devoción a Nuestra Señora del Valle, patrona del pueblo, aparecida en
1428.
Huérfano a temprana edad, fue criado por un tío que lo dedicó al
pastoreo. Mientras se dedicaba a esta labor, recibe la visita de un
niño que le revela ser San Juan Bautista, y le anuncia un futuro viaje
a tierras lejanas. Ya mayor, viaja a Cartagena de Indias al servicio
de un mercader. Luego se dirigió hacia el sur para llegar finalmente a
Lima; toma los hábitos dominicos en la Recolección de Santa María
Magdalena de esta ciudad (actual Iglesia de la Recoleta) en 1622.
Allí se ocupó de la portería hasta su muerte, acaecida más de dos
décadas después, en 1645. Ofrendaba a Dios numerosas penitencias,
ayunos y oraciones a cambio de la salvación de las ánimas del
purgatorio. Como Martín de Porres -de quien era amigo-, el santo se
destacaba por su profunda humildad y sencillez. Fue famoso por sus
consejos espirituales, solicitados por los distintos estamentos de la
sociedad limeña, desde los mendigos hasta el propio virrey. Juan
Macías cultivó además una ardiente caridad, y se dedicaba a repartir
diariamente alimentos a los menesterosos. "Al pedir a los ricos para
sus pobres, les enseñaba a pensar en los demás; al dar al pobre lo
exhortaba a no odiar"- apuntará Pablo VI.
Destaca su filial devoción a la Virgen María. En 1630 se le apareció
Nuestra Señora del Rosario en la capilla de su convento con motivo de
un temblor de tierra. El mismo Juan contó que Nuestra Señora del
Valle, cuya imagen veneraba en el cuadro que tenía en su celda, le
había hablado y concedido cuanto le había pedido. Con el rezo del
Rosario invocaba a la Trinidad por medio de María. Su contemplación le
llevaba a amar a la naturaleza, al prójimo, su vida consagrada. Dios
obró por su intercesión varios milagros entre los que sobresalen las
constantes multiplicaciones de alimentos.
Juan tenía la costumbre de rezar todas las noches, de rodillas, el
Rosario completo. Una parte la ofrecía por las almas del Purgatorio,
otra por los religiosos, y la tercera, por sus parientes, amigos y
benefactores. A la hora de su muerte, obligado por la obediencia, Juan
Masías confesó haber liberado durante su vida a un millón
cuatrocientas mil almas. Al finalizar el mes de agosto de 1645 enfermó
de disentería. Su celda era visitada por los pobres y los ricos. A su
cabecera se hallaba el virrey, marqués de Mancera. Murió el 17 de
septiembre de 1645, contaba 6O años. Gregorio XVI le beatificó en 1837
y Pablo VI le canonizó en 1975.
Sus numerosos milagros llevarían a Clemente XIII a declararlo
venerable en 1763. Fue beatificado por Gregorio XVI en 1837. Paulo VI
lo elevaría a los altares en 1975.
El 23 de enero de 1949, desde Olivenza (Badajoz), la cocinera Leandra
Rebello Vásquez no podía dar crédito a lo que vieron sus ojos. Se
encontraba en el Hogar de Nazaret, colegio de niños acogidos a la
Protección de Menores, regentado por una institución religiosa fundada
por el párroco del pueblo don José Zambrano. Era domingo y, además de
la comida para los 5O niños, había de preparar alimentos para los
pobres de la población. Los bienhechores designados para ese día no
trajeron los alimentos. La criada encargada de preparar la comida,
advirtiendo la exigua cantidad de arroz (unos 750 gramos), la arrojaba
para su cocción al tiempo que se abandonó en su paisano beato Juan
Macías:"¡Oh Beato, hoy los pobres se quedarán sin comida!"
A continuación, aquella minúscula cantidad de arroz, al cocer, fe
vista crecer de tal modo que al instante fue preciso trasladarla a una
segunda olla; lo que se hizo una y otra vez. La multiplicación del
arroz duró cuatro horas de una a 5 de la tarde cuando el recipiente
que rebosaba fue apartado del fuego por mandato del párroco. Del
alimento gustaron hasta hartarse los chicos del hogar, como la ingente
multitud de pobres y necesitados. Leandra Rebello, protagonista del
milagro de este "conquistador espiritual", presente el 28 de
septiembre de 1975 en la canonización de Juan Macías, es digna
sucesora de espíritus tan sencillamente magnánimos. Lo demuestra su
confianza audaz que atrae el milagro del Cielo.
5. SAN FRANCISCO SOLANO
Nace en Montilla (Córdoba) en 1549, un año después que el prudente
Pedro Lagasca, pacificase Perú tras la victoria sobre Gonzalo Pizarro
en Xaquixaguana. Y, aunque no se conoce con exactitud la fecha de su
nacimiento, sí se sabe que fue bautizado el día 10 de Marzo de 1549 en
la Parroquia de Santiago, donde aún se conserva –aunque agrietada- la
antigua pila bautismal del Santo. Francisco fue el tercer hijo de
Mateo Sánchez Solano y Ana Jiménez, llamada "La Hidalga".
Montilla era un lugar eminentemente religioso, beneficiado
recientemente por la prédica de San Juan de Ávila, quien murió cuando
Francisco tenía veinte años. En la localidad había 18 iglesias, 5
conventos y numerosas cofradías. Parece que tuvo varios encuentros con
el ilustre peruano el Inca Garcilaso. Pudo también coincidir en
Granada con santo Toribio de Mogrovejo, pues éste estuvo en la ciudad
moruna hasta 1580 y Solano hasta 1589.
A los 20 años viste el sayal franciscano, haciendo su profesión en
1570, en la familia franciscana de la Regular Observancia. Dos años
después se traslada al convento de Nuestra Señora de Loreto (Sevilla)
donde alternó el estudio de la teología con la oración y la
penitencia. Escoge la celda más pequeña e incómoda del convento, bien
próxima al coro donde pasaba buena parte de su tiempo.
Allí recibió la ordenación sacerdotal y, como tenía muy buena voz, le
nombran director de coro y predicador. En 1578 desempeña el cargo de
maestro de novicios en Arrizafa (Córdoba). Tres años más tarde, 1581,
pasa a San Francisco del Monte, la nueva Porciúncula cordobesa,
escondido entre los breñales de Sierra Morena dedicándose a la vida
contemplativa. No olvida a sus hermanos cuando la peste diezma a la
población de Montoro donde acude solícito para ayudar a los enfermos.
Se le nombra guardián del convento y a los 3 años se le envía al
convento de San Luis de la Zubia (Granada) con merecida fama de
santidad.
El 3 de marzo de 1589 partía el barco en el que iba también el nuevo
virrey del Perú, don García Hurtado de Mendoza. En Panamá debe esperar
varios meses por falta de embarcaciones. Debido al mortífero clima,
dos de sus compañeros pierden la vida. Naufraga con su compañero junto
a la isla de Gorgona (Colombia). Después de muchos avatares llega, en
1590, a la capital del Perú. Debe ir más al sur pues le reclaman en
Tucumán (Argentina). En noviembre de 1590 llega a su destino. Regenta
la diócesis Fray Fernando Trejo y Sanabria. Allí permanece 5 años como
misionero y doctrinero de Socotonio y la Magdalena. Su caridad y
mansedumbre, netamente franciscanas, así como la pobreza de su hábito,
la austeridad de su vida y la alegría de su semblante ganaron el
corazón de los indios. Se aplicó al estudio de su lengua,
especialmente la toconoté, que le enseñara el capitán Andrés García de
Valdés. El violín era una ayuda formidable para su labor
evangelizadora.
En 1595 vuelve a Lima, convento de San Francisco de la Observancia,
donde se fraguaban los criterios y decisiones que regían la vida
franciscana en toda Sudamérica. En su celda, tan sólo tenía un
camastro, una colcha, una cruz, una silla y mesa, un candil y la
Biblia junto con algunos otros libros. Era el primero en todo, y jamás
ordenó una cosa que no hiciera él antes. Sus consejos eran prudentes,
y cuando tenía que reprender a alguno de los demás frailes, lo hacía
con gran celo y caridad. Sus excesivas penitencias y su espíritu de
oración no le impedían ser alegre con los demás. Solano era también el
santo de la alegría
Desde Lima marcha a Trujillo en calidad de Superior en 1602. Aquí se
dedica especialmente a la predicación y a la asistencia de enfermos a
quienes atendía personalmente y les llevaba regalos en los mangos de
su hábito. También logró reconciliar enemigos hermanos En 1604 regresa
a la metrópoli. En 1604, Arequipa se vio afectada por la peste del
vómito negro. El 21 de diciembre de 1604, Solano pronunció un sermón
que conmovió en gran manera a los habitantes de Lima. En octubre de
1605, Solano pasó a la enfermería del convento. En octubre de 1609,
hubo un terremoto en la ciudad de Lima. Como de costumbre, daba
grandes voces invitando al arrepentimiento y la conversión. Su vida
penitente, sus trabajos y privaciones le fueron restando fuerzas y por
ello se le traslada a la enfermería del convento de San Francisco de
Lima, donde tras breve enfermedad, muere el 14 de julio de 1610. Su
entierro fue apoteósico, asistiendo toda la ciudad, desde el virrey y
el arzobispo hasta los más humildes, todos con la misma idea de haber
asistido al entierro de un santo.
El mismo año de su muerte comenzaron las informaciones sobre su vida y
virtudes, las cuales dieron por resultado que el Papa Clemente X lo
beatificara en 1675 y Benedicto XIII lo proclamase santo en 1726.
Es patrono de los terremotos, de la Unión de Misioneros Franciscanos y
del folklore argentino. También es patrono de Montilla y de numerosas
ciudades americanas como Lima, La Habana, Panamá, Cartagena de Indias,
La Plata, Ayacucho y Santiago de Chile, entre otras.
1. San José, Patrono del Perú.
2. Rosa de Santa María. 1586-1617
3. Martín de Porres. 1579-1639
4. Francisco Solano. 1549-1610
5. Juan Macías. 1585-1645
6. Toribio Mogrovejo. 1538-1606
II. BEATOS
7. Ana de los Ángeles. 1602-1686
8. Luis Tezza.1841-1923
9. José de Calasanz. 1872-1936
10. Narcisa de Jesús. 1833-1869
11. Ascensión Goñi. 1868-1940
12. Mártires de Chimbote: Miguel Tomazek, + 1991
13. Zbigniew Strzalkowski: + 1991
14 P. Sandro Dordi: 1931-1991
MÁRTIRES DOMINICOS PERUANOS EN LA GUERRA ESPAÑOLA DEL 36
15. Fray Vicente Álvarez Cienfuegos
16. Fray José Luis Palacio
17. Fray Jacinto García Riesco
18. Fray Manuel Gutiérrez Ceballos
III. SIERVOS DE DIOS
19. Alonso de Barzana, S.J. (1530-1598)
20. Fray Diego de Ortiz .1532-1571
21. Luis López de Solís.1535-1606
22. Gundisalvo (Fray Gonzalvo) Díaz de Amarante.1540- 1618
23. Diego Martínez, SI. 1542-1626
24. Juan Sebastián de la Parra. 1550-1622
25. Pedro Urraca.1583-1657
26. Juan de Alloza SI. 1597-1666
27. Venerable Gaspar Báez, SI, 1604
28. Francisco del Castillo.1615-1673
29. Nicolás de Dios Ayllón.1618
30. Francisco Camacho.1629-1698
31. Luisa de La Torre, Beatita de Humay. 1819-1869
32. Rafaela de la Pasión Veintemilla. 1836-1918
33 Monseñor Padre Alfonso María de la Cruz Sardinas, 1842-1902
34. Pío Sarobe Otaño. 1855-1910
35. Sor Clara del Corazón de María (1860-1924)
36. Mons.Emilio Lissón Chávez, CM. 1872-1961
37. Teresa de la Cruz Candamo. 1875-1953
38. Octavio Ortiz Arrieta.1879-1958
39. P. José Álvarez, OP (Apaktone) 1890-197)
40. M. Matilde Castillo de Jesús 1894-1965
41. Melchora Saravia Tasayco, la Melchorita. 1895-1951
42. P.Juan J. McKniff, OSA, 1905-1994
43. P. Serapio Rivero Nicolás, OSA, 1917 –2002
44 P. Daniel Badiali, 1962-1997
45. Mons.Martín Fulgencio Elorza Legaristi. 1899-1966
46. P. Mateo Crawley-Boevey 1875-1960
47. P. Eusebio Arróniz, 1885-1959
48. M. del Pilar de Jesús, OCD, 1917-1997
49. Andrés Aziani, 1953-2008
50. Hna. Augusta Rivas. 1920-1990
51. Monseñor Federico Kaiser (1903-1993)
52. SANTA Teresa de Calcuta en Perú: 1910-1998
53. SAN JUAN PABLO II en el Perú
54. SAN JOSÉ MARELLO (milagro de canonización en el Perú)
IV. Y MUCHOS MÁS
55. Sebastián de Antuñano: 1652-1716
56. Antonia de Maldonado (Lucía del Espíritu Santo). 1646-1709
57 María Josefa de la Providencia
58. Antonio Ruiz De Montoya. 1595-1652
52. Padre Guatemala, Apóstol de Ica.1775-18399
60. Joaquina de la Santísima Trinidad
61. Úrsula de Cristo 1604-1666
62. Teresa del Sagrado Corazón.1857-1950
63 Pascualito Fuster 1888-1950
64. Padre Manuel Pardo, S.J. (1877-1906)
65. José Mojica (1896-1974)
66. Irene McCormamack. 1939-1991
67. Juana Sawyer. 1932-1983
68. P. Ladislao Milharcis, SDB: 1936
69. P. Miguel Córdova, SDB: 1936
70. Julio Corazao. 1934-1996
71. Pool Cuadros. 1979-2003
72 Arturo Villegas Romero (1923-1950)
73. Julio Corazao. 1934-1996
74. José Dammert Bellido 1917-2008
75. P. Carlos Pozzo, S.J.
76. P. Antonio San Cristóbal