viernes, 4 de noviembre de 2016

ARMAS ASIN, F. (Editor) Angeli novi. Prácticas evangelizadoras, representaciones artísticas y construcciones del catolicismo en América (Siglos XVII-XX), PUCP, Fondo Editorial 2004, Lima, 230 pp.

 

Fruto del noveno encuentro de ALER (Asociación Latinoamericana de Estudios de la Religión), desarrollado en agosto del 2002, en Lima, en el que historiadores, antropólogos y sociólogos de la religión presentaron sus más recientes investigaciones, catorce de ellas han visto la luz. Siete están referidas a México, dos a Chile y cuatro a Perú.

El título "angeli novi" tiene que ver con los autores, en su mayoría jóvenes investigadores pero con una acrisolada madurez como nos muestra el propio editor en la magnífica introducción y en su artículo "La construcción de un patrimonio católico nacional: piedad popular y tradición en el Perú moderno y republicano, 1821-1840" (pp.165-178), avance de una investigación de largo aliento acerca del patrimonio católico peruano republicano.

Aunque aparentemente los diferentes trabajos no tienen nada en común, se pueden agrupar en torno a puntos ejes de las discusiones acerca de la práctica pastoral y la construcción imaginaria de los estudios: reflexión en torno a la Misión, como mecanismo evangelizador; la reflexión crítica sobre la pastoral urbana; la construcción de memorias colectivas con afán pedagógico, tanto desde el discurso jerárquico en torno al patrimonio o tradición eclesial (hagiografías) como las discusiones sobre la transmisión de discursos pastorales o profanos a través del arte.

Los estudios dedicados a México se refieren en primer lugar a la práctica y retórica evangelizadora durante el siglo XVIII. Alida Genoveva Moreno se centra en la misión de jesuitas y franciscanos en la sierra del Nayarit; Ivonne del Valle analiza las transformaciones de proyectos jesuitas en las fronteras de la Nueva España; José Refugio de la Torre, desde una perspectiva socioeconómica, sistematiza las características de la empresa misional franciscana en Sonora; Rosa H. Yáñez profundiza en las diferencias entre las órdenes religiosas (franciscanos y jesuitas) y el clero secular a través de los confesionarios del mismo siglo XVIII; Dora Elvia Enríquez sostiene para el caso de Sonora la tradicional autonomía relativa desarrollada por los yaquis, fruto de las limitaciones de las propias misiones jesuíticas así como del cambiante panorama político y organizativo eclesiástico. Acerca de la percepción de la misión por parte de los indios de la Antigua California, Rosa Elba Rodríguez analiza las crónicas de los jesuitas Miguel Venegas y Jacobo Baegert  concluyendo en una suerte de contradicción en la que los propios misioneros esgrimen ideas un tanto peyorativas acerca de los indios (a los que achacan una fe de niños y a los que reprimen todo tipo de creencia) pero a los que conceden unas prácticas vitales valiosas como sus cantos y bailes. Muy particular resulta el trabajo de Lourdes Celina Vázquez "La guerra cristera y los procesos de canonización en México" (179-188), quien sostiene que la jerarquía católica quiere apropiarse la memoria de un hecho histórico –la guerra cristera- para "conservar su visión sobre el pasado e imponerse como ideología dominante" y concluyendo que el panorama actual del catolicismo en Méjico sufre por "un oneroso santuario dedicado a la humildad de sus mártires" (en Guadalajara) y "un santo recién canonizado de cuestionable veracidad histórica" (p.188).

Los estudios del ámbito chileno por Macarena Ponce y Francisca Rengifo se refieren la reorganización eclesiástica acometida por el arzobispo de Santiago, Rafael Valentín Valdivieso, desde 1850, fecha en que inicia su visita diocesana y que conllevará diversos cambios tanto en el mundo rural como el urbano y que consigue frutos tan valiosos como el de la Sociedad de San Vicente de Paúl.

Para el caso peruano –además del citado de F. Armas- tenemos el estudio de una cofradía sumamente importante, la de Copacabana (pp.113-128). Su autor, Diego Edgar Lévano Medina

Carlos Oswaldo Aburto Cotrina estudia "Imágenes y objetos de evangelización: el imaginario religioso amazónico peruano en el periodo colonial" (129-144). En el artículo se nos presenta, uncido a los cronistas misioneros de la amazonia peruana colonial –sobre todo José de Acosta-  la imagen del mundo religioso amazónico y de los chamanes. Tal imagen –elaborada al hilo de un determinado discurso cultural- les llevó a considerar que los chunchos no tenían religión. Sin embargo, en las misiones franciscana y jesuitas se terminó admitiendo diversas manifestaciones culturales (danzas, fiestas, música) y el mismo rol del chamán. A pesar de la aparente dimensión represiva de las prácticas culturales amazónicas, si hoy perviven se deben a los propios misioneros.

Por su parte, María Eugenia Ulfe nos habla de "El arte de los retablos ayacuchanos: religiosidad, historia y práctica cultural emergente" (189-206), como producto del mercadeo, que lleva a imponer nombres, formas y estilos en la necesidad de exaltar ciertos valores culturales puestos en juego en el marco de una sociedad en permanente cambio.

Luis Mujica Bermúdez estudia las "Representaciones e imaginario campesino: la vida tras la mirada de un catequista" (Cajamarca, Perú) (207-230). Se refiere a varias pinturas en cartulina, obra de un agente pastoral de la diócesis de Cajamarca –José Espíritu- en tiempos del inquieto y creativo obispo José Dammert. Como sucedió con Guamán Poma, en los dibujos queda plasmada su percepción de la vida civil y cristiana de los cajamarquinos, su concepción eclesial, así como un retrato moral de toda la sociedad, en la perspectiva de un hombre comprometido por implantar la justicia en el mundo según la ideología de la teología de la liberación.

Como indica el editor, el presente trabajo abre horizontes (en temas y siglos) a los estudios de práctica cotidiana pastoral y las representaciones e imaginarios, ofreciéndose como un "esfuerzo global, actual y necesario" para lograr "un mejor entendimiento sobre la identidad y características propias de la Iglesia" (p.18).

 

José Antonio Benito