lunes, 1 de junio de 2015

PADRE AMADOR MARTÍN DEL MOLINO, 88 AÑOS, SIEMPRE EN CAMINO

PADRE AMADOR MARTÍN DEL MOLINO, 88 AÑOS SIEMPRE EN CAMINO

PROGRAMA: "SACERDOTES SIEMPRE" de Radio María, conducido por  José Antonio Benito RADIO MARÍA. Archivo 2011

Entrevista al P. Amador Martín Del Molino (1927-2015) (Gracias a la transcripción de Angélica Carazas)

 


Nos encontramos con el P. Amador Martín Del Molino, misionero claretiano salmantino que ha estado mucho tiempo en África y mucho más en Perú, que lo lleva en el corazón. Justo hoy en la homilía, en la Capilla de Las Mercedes, en la Feria del Altiplano en Arequipa, nos ha hablado de que los Santos son los más felices ¿podemos decir lo mismo de los sacerdotes?

Sí, sí, evidentemente los sacerdotes no todos son santos ni todos debemos de procurar ser santos si alguna vez no dejamos llevar de la tristeza o de no aceptar un sufrimiento que Dios nos manda es cuando precisamente dejamos de ser felices totalmente. Pero de los que yo conozco, evidentemente la mayoría de ellos los encuentro felices, no digo exteriormente, no me refiero a la risa exterior, es el alma la que se encuentra con alegría por ser de Dios y para Dios, ahora mismo recibí la visita de Antonio Ravina a quien me debe su vocación y ¡qué contento está por lo que hace por lo demás! Me dio mucha alegría por contarme con tanta alegría cosas de su vida sacerdotal.

P. Amador ¿cuánto tiempo lleva como sacerdote?, ¿Cuál fue la trayectoria de su vocación?

La trayectoria de mi vocación es curioso, fue por unos misioneros que llegaron al pueblo. Me quedé mirando admirado siendo monaguillo, y en todas las actividades que ellos estaban, también estaba yo, y cuando preguntaron si alguno quería ir con ellos, en seguida me apunté y me dije "yo quiero ser y tener la vida que llevan como ellos- .

¿Qué edad tenía en esos años?

Yo tenía 9 años, bueno viendo que venían de un pueblo e iban a otro, ese espíritu de aventura que parece que Dios me ha dado, y me decidí, en el momento que un misionero que me dice que iré a Segovia, me puse muy contento, me dio tanta alegr´kia.

¿Dónde estaba?

En un pueblito de Salamanca cerca de Vitigudino, Villasbuenas, salimos con mi padre, era muy curioso pues tuvimos que ir en autobús, después de un tren, llegando a Segovia sonaron tres bombas que caían sobre la ciudad porque estábamos en plena Guerra Civil era el año 1937 y yo había nacido en el 1927.

Nos puede contar el itinerario de su vocación

En el primer seminario en Segovia tuve a padres muy santos, entre uno de ellos un padre que vino de maestro de novicios en Argentina, el P. Tomás Guzmán, después fuimos a otros lugares Valmaseda, Santo Domingo de la Calzada, no olvidar que estábamos en tiempo de la Guerra y por lo tanto España estaba muy deficitaria en cuanto a alimentación y como éramos muchos no había mucho para todos; íbamos en fila al comedor, recuerdo que el Padre nos dice "hoy no hay cena porque no hay ningún alimentos, pero vamos a esperar que pase un mujer que grite ¡Anchoooas! Y vamos a comprarle lo que lleve" y efectivamente pasó y compramos unas anchoas que fue nuestra gran cena.

Han pasado ya 72 años, cómo resumiríamos todos estos años

Yo lo resumiría como la vida en camino, que es el tema que me encanta que somos peregrinos, viene aquello que no se esperaba, unas veces encuentras valles, otras veces llanos, cerros y hay que evitar tropiezos, y puedes tropezar pero allí están los hermanos que te ayudan a levantarte, por eso mismo la vida es una peregrinación. Me ordené en Salamanca y lo más curioso que cuando fui a mi pueblo a celebrar misa, y dentro de la alegría y goza al celebrar en familia, recibí un telegrama que me designaban a África.

Y estaba contento…

Yo contentísimo, había pedido tres veces ir a Estados Unidos para cuidar de los inmigrantes, a Japón, que era una cosas nueva y después para ir a Filipinas. El P. Sevillano Blanco, quien fue metido a un pozo por los musulmanes y salió del pozo –no le siguieron-, pues dijo "¡me dejan libre!", pudo huir, fue un triunfo llamó la atención en todo el mundo y el Papa le recibió.

Desde la misión sacerdotal, y en los años de África también se dedicó a la misión cultural es muy importante como ha conjugado esta doble faceta.

Tuve vocación para misionero dentro de la carrera y entonces había academias, yo entré  la Academia de Misionología pude leer los libros de etnología del África, estando en esta academia me uní al P. Smith-Bingham que había fundado la escuela de Viena, entonces ya estábamos en contacto dos escuelas de etnología, recuerdo que me había escrito una carta preguntándome si donde me encontraba en África había totemismo y le respondí que no, estos eran más primitivos todavía, no hay totemismo.

¿Qué obra escribió en Guinea?

Unas 20 entre libritos de investigación y luego más amplias que son "Los Bubis. Ritos y Creencias", "Las vías de clanes. ", los demás fueron monografías que me las fueron publicando primero el Instituto de Estudios Africanos y luego la cooperación española.

Algunos piensan que los misioneros imponen. Desde la visión del antropólogo, del misionero, ¿cómo ha visto como recibían a los misioneros?

La cuestión de la manera de pensar, de la manera de vivir, incluso de la manera de relacionarse con Dios es distinta, ante esto algunos misioneros se ponen a la defensiva y empiezan a predicar a Cristo. Yo, sin embargo,  adopté otra forma -conocer la manera de entender las cosas de este mundo, y de entender las cosas de Dios-, conociendo esto me atreví a decir "la religión que tienen ustedes es magnífica, es buena de verdad pero anunciando la religión de Cristo". Teniendo en cuenta esto; reuní a los pequeños que sí se bautizaban pero los adultos no; conseguí que a base de algunas conferencia recibieron el bautizo unos 60 y se casaron, es decir a base de reconocer el bien que tienen todas las religiones de adorar a Dios y dentro de ellas como van anunciando al que ha de venir, es ciertamente cuando uno está en amistad y se transmite.

¿Para descansar vino al Perú ¿

La razón de venir al Perú fue porque se presentó un presidente comunista, sin saber que significaba el comunismo, era para mí un hombre que estaba trastornado, un pariente mío me contó que este presidente de la nación no se atrevía a dormir en la cama, sino debajo de la cama, porque tenía una manía de persecución, este es contra el cual se levantaron unos jóvenes por la suspensión de becas; entonces se les ocurrió hacer un levantamiento contra Macías, y le comuniqué al Superior, recuerdo que en el aeropuerto fue inmediato, así evitar una muerte segura, por haber estado en contacto con quienes se levantaban contra Macías. Llegué a España, donde fui profesor de etnología en la Universidad Complutense de Madrid, y cuando murió Macías, el Superior recomendó no recordar momentos difíciles y no retornar; entonces me dije iré a África o al Perú. Vine al Perú en el año ochenta.

Ha estado entre Lima y Arequipa ¿Qué recuerda?

Recuerdo Magdalena del Mar, fundamos las Comunidades cristianas misioneras y contentísimo en Magdalena. Precisamente caí enfermo por el agotamiento de tanto trabajo y –medio muerto- regresé a España donde me fui recuperando.

Vino luego a celebrar el Quinto Centenario de la Evangelización, en el 1992, qué nos cuenta de Arequipa

Arequipa para mí ha sido el lugar donde he recuperado la salud; es un lugar de clima seco, no es como Lima, hay sol, tengo que agradecer a Dios porque es el lugar donde he podido continuar trabajando y dándome vida; he podido remover los grupos de las parroquias, para estas comunidades cristianas misioneras, que curiosamente ha sido ahora en la Conferencia Episcopal de Aparecida, donde se le da realce; conviene que las parroquias se dividan en sectores y en cada sector poner una comunidad de laicos asesorados por los Sacerdotes y que hagan evangelización dentro de los sectores que les toca.

Me parece importante esta dimensión sacerdotal de ser animador de los laicos, ¿qué no puede decir de ello?

Fue providencial, porque habiendo una Asociación de hermanos Cristo de la Misericordia, entonces propuse una semana de hablar de este tema y se lo fui a contar al arzobispo que era Antonio Ruiz de Somocurcio, y me dice muy alegre "No, no te concedo en la Parroquia, sino en toda la Diócesis". Ahí comenzó en el auditorio de la parroquia del Pilar. Vino después el día del laico, la semana del laico y luego fundé la escuela católica especial para laicos, donde se enseñaba en primer lugar  la Doctrina Social de la Iglesia,  luego ellos mismos hablaban de cómo aplicar esa Doctrina Social de la Iglesia al mundo eclesial, se hablaba de la vida pública, la vida de familia, después vinieron otros destinos y trabajos.

Decía el P. José Luis Martín Descalzo que un Centenario o es un camino o es un camelo, me da mucho gusto de ver la cruz del jubileo del 2000 en la Parroquia del Corazón Inmculado de María y veo Comunidades Misioneras. Cómo se ha ido viviendo ese espíritu de jubileo y cómo se ha entroncado con Aparecida.

Fue muy curioso –cuando me encomendaron lo del Jubileo- hacerlo lo mejor posible conforme se hace en Roma, entonces se abrió de una manera solemne una puerta, la puerta santa, la catedral tiene tres puertas,  la de la derecha la tomamos como puerta santa, por done debían entrar todos los peregrinos que iban a ganar el jubileo y delante de la puerta, después de muchos trámites, pusimos al final la cruz del jubileo y allí es donde hicimos el acto previo a la entrada a ganar el jubileo dentro de la Iglesia, continuamente había en la calle un grupo que iba en la calle en procesión y se detenían ante la cruz del jubileo y lo más bonito que se realizó la misión y se prepararon para la misión 120 laicos, que se distribuyeron por todas las parroquias, fue una misión por todo el Departamento, por todo la Diócesis. Fue una gran alegría que estalló en la gran concentración jubilar que reunió a unos 45 000 que llenó el estadio de la UNSA.

Padre para terminar me gustaría que nos hable de esta obra colosal de La historia de los Misioneros Claretianos en el Perú, aprovechando que estuvo en Lima el Superior General.

Pues sí. La definición de un misionero la dio San Antonio María Claret Un Hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad  y que abrasa por donde pasa. Que desea eficazmente y procura por todos los medios encender a todos los hombres en el fuego del divino amor. Nada le arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se complace en las calumnias; se alegra en los tormentos y dolores que sufre y se gloría en la cruz de Jesucristo. No piensa sino cómo seguirá e imitará a Cristo en orar, en trabajar, en sufrir, en procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios y la salvación de los hombres  por todos los medios posibles. 

De esta manera ha vivido el misionero claretiano, pero no olvidemos va a tener momentos difíciles, momentos de persecución, siempre hay momentos críticos que se van superando precisamente por este amor de la mayoría, hacia la evangelización –yo no puedo marcharme de aquí porque la gente me necesita-, por tanto el tema de la evangelización, el tema de llevar a todos al Padre, al cielo, eso es precisamente  lo que predomina en esta historia. Ejemplos maravillosos de esta manera de evangelizar la tenemos en dos volúmenes que se superan las dos mil páginas de cómo podemos ser nosotros evangelizadores.

 

Por último, un mensaje para Radio María y un mensaje para quienes nos están escuchando

Bien, Radio María me encanta. La conocí primero en Madrid por un compañero, luego hablé en Lima varias veces y me encanta cómo se ha ido desarrollando por el mundo. Una de las cosas que más me gusta de Radio María es que reza antes de intervenir, les digo, que el Señor nos ha traído aquí a la Tierra porque de Él venimos, para que un día estemos con Él en el Cielo, para salvarnos todos y nos entreguemos a la salvación de  todos. Esto fue San Antonio María Claret, esto queremos que sea principalmente en su Centenario, que todos conozcan a los misioneros claretianos del Perú en sus 100 años que Dios le ha concedido en esta tierra de Santa Rosa, San Martín y Santo Toribio

Muchísimas gracias