jueves, 4 de junio de 2015

HUELLAS DE LA EVANGELIZACIÓN EN EL PERÚ en el II ENCUENTRO DE RESPONSABLES DE BIENES CULTURALES DE LA Conferencia Episcopal


 HUELLAS

DE LA EVANGELIZACIÓN EN EL PERÚ

José Antonio Benito: joseantoniobenito1@gmail.com http://peru-cristiano.blogspot.com/ 26-V-2015

Les comparto mis apuntes en el II Encuentro de Responsables de Bienes Culturales en la Conferencia Episcopal Peruana

La Iglesia del Perú, como la Iglesia entera, es una roca, pero una roca que navega. Firme, resistente, pero no está quieta, camina, navega...Como antaño los cruzados medievales al grito de ¡Dios lo quiere!, o los navegantes misioneros ¡avanti y Dios nos valga!, los fieles cristianos del tercer milenio, todos nosotros, pueblo de Dios en camino, cuerpo de Cristo prolongado, nos sentimos lanzado a la gran misión continental tras la campanada de Aparecida. Dos mil años de rica historia nos sostienen, una realidad presente dramática nos cuestiona, una esperanzadora meta nos estimula con nuevo ardor. Juan Pablo II, al comenzar el Nuevo Milenio, formuló un deseo que les propongo como objetivo prioritario en el presente curso de historia de la Iglesia:

"¡Duc in altum! Esta palabra resuena también hoy para nosotros y nos invita a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro: «Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre» (Hb 13,8)" (1-1-2001)

El mismo Siervo de Dios, Juan Pablo II en la "Tertio millennio adveniente" (TMA) en sus números 56 y 57 nos sintetiza los dos mil años de evangelización con el sugestivo título de «Jesucristo es el mismo [...] siempre» (Hb 13, 8):"La Iglesia perdura desde hace 2000 años. Como el evangélico grano de mostaza, ella crece hasta llegar a ser un gran árbol, capaz de cubrir con sus ramas la humanidad entera (cf. Mt 13, 31-32)… Por esto, desde los tiempos apostólicos, continúa sin interrupción la misión de la Iglesia dentro de la universal familia humana. La primera evangelización se ocupó especialmente de la región del Mar Mediterráneo. A lo largo del primer milenio los misioneros partiendo de Roma y Constantinopla, llevaron el cristianismo al interior del continente europeo. Al mismo tiempo se dirigieron hacia el corazón de Asia, hasta la India y China. El final del siglo XV, junto con el descubrimiento de América, marcó el comienzo de la evangelización en este gran continente, en el sur y en el norte. Contemporáneamente, mientras las costas sudsaharianas de Afrecha acogían la luz de Cristo, san Francisco Javier, patrón de las misiones, llegó hasta el Japón. A caballo de los siglos XVIII y XIX, un laico, Andrés Kim llevó el cristianismo a Corea; en aquella época el anuncio evangélico alcanzó la Península Indochina, como también Australia y las islas del Pacífico. El siglo XIX registró una gran actividad misionera entre los pueblos de África. Todas estas obras han dado frutos que perduran hasta hoy. El Concilio Vaticano  (10 de noviembre del año 1994).

 

EL PATRIMONIO DE UNA FE MILENARIA

Tratamos de realidades, acontecimientos, no de ideas y menos de ideologías Y está claro que –como muy bien dice el sínodo "Ecclessia in America" "el mayor don que América ha recibido del Señor es la fe, que ha ido forjando su identidad cristiana. Hace ya más de quinientos años que el nombre de Cristo comenzó a ser anunciado en el Continente. Fruto de la evangelización, que ha acompañado los movimientos migratorios desde Europa, es la fisonomía religiosa americana, impregnada de los valores morales que, si bien no siempre se han vivido coherentemente y en ocasiones se han puesto en discusión, pueden considerarse en cierto modo patrimonio de todos los habitantes de América, incluso de quienes no se identifican con ellos" (n.14). ¿Qué sucedería si quitásemos todos los referentes culturales cristianos en América? ¿Su arte (arquitectura, escultura, pintura, joyería), música, literatura? Sencillamente que América desaparecería, no sería.

No he encontrado nada más completo y bello para caracterizar esta nueva realidad de la América cristiana, evangelizada que las Palabras del Papa Benedicto XVI en la sesión inaugural de la V Conferencia el pasado mayo del 2007:  ¿Qué ha significado la aceptación de la fe cristiana para los pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente. Ha significado también haber recibido, con las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo que ha venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos gérmenes y semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio. En efecto, el anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento, una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña. Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas ni petrificadas en un determinado punto de la historia, sino que están abiertas, más aún, buscan el encuentro con otras culturas, esperan alcanzar la universalidad en el encuentro y el diálogo con otras formas de vida y con los elementos que puedan llevar a una nueva síntesis en la que se respete siempre la diversidad de las expresiones y de su realización cultural concreta…La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento histórico anclado en el pasado. La sabiduría de los pueblos originarios les llevó afortunadamente a formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular, en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos… Todo ello forma el gran mosaico de la religiosidad popular que es el precioso tesoro de la Iglesia católica en América Latina, y que ella debe proteger, promover y, en lo que fuera necesario, también purificar.

 

HUELLAS DE LA PRIMERA EVANGELIZACIÓN

 

1.   Religión precristiana. Santuarios ceremoniales como Caral, templos en U como Paraíso, Garagay, petroglifos de Toro Muerto (Arequipa), Chavín, Pachacámac, Ampato (vid. Proyecto Santuarios de alturas de la UCSM)... nos hablan de la profunda religiosidad de nuestro pueblo que sorprendió positivamente a los primeros evangelizadores

 

2.   Acta de la fundación de las ciudades. Lima, por ejemplo, es La Ciudad de los Reyes por ser fundada en esa fiesta del 6 de enero.

 

3.   Doctrinas. Lugares específicos de evangelización de los naturales de América.. Hay en el S.XVII más de 300 doctrinas que se convierten en pueblos con parroquias. Se comprueba en la toponimia que ha incorporado nombres evangélicos, marianos, santos...

 

4.   Monasterios y conventos. Pensemos sólo en el Cercado de Lima; son centros selectos de formación y evangelización en los que tan importante como la iglesia es la escuela, la biblioteca y hasta la chacra, como estudió Pablo Macera para las haciendas jesuíticas del Siglo XVIII.

 

5.   Concilios, Juntas, Sínodos. Pensemos en el Tercer Concilio Limense de 1583 cuya luz llega hasta 1899 y del que brotó la legislación canónica para toda América del Sur. Pensemos que los catecismos emanados del concilio son los primeros libros impresos en Perú.

 

6.   Catedral y cabildo catedralicio. Microcosmos celeste, corazón de la Iglesia; arte, liturgia, ilustres canónigos. Basta con acercarse a nuestra Catedral para valorar la riqueza cultural, humana, espiritual que alberga.

 

7.   Misioneros. Desde el protomártir Fray Diego de Ortiz en Vilcabamba hasta los mártires recientes de Chimbote; miles de misioneros acá en las tres regiones. Pensemos en centros de vanguardia que formaban misioneros para la Amazonía como el convento de Ocopa o para los Andes como la Recoleta franciscana de Arequipa.

 

 

8.   Jerarquía: Obispos, Superiores de Órdenes, Nuncios. Recorrer la galería de los obispos de Lima, todos ellos con la idea de imitar al Santo Arzobispo Mogrovejo.

 

9.   Los santos, beatos, siervos de Dios: son el fruto más sazonado de la identidad cristiana del Perú; los seis canonizados, otros tantos en proceso, tantos religiosos ejemplares y laicos comprometidos anónimos.

 

10.        Las cofradías, hermandades, asociaciones y movimientos. Conviene insistir en la repercusión social de la fe en el ordinario ambiente laboral ya que es la fuente principal de la actividad del seglar. Como en octubre de 1998 señalaba el experto uruguayo G. Guzmán Carriquiry, subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, en el Encuentro Mundial de Cofradías celebrado en Sevilla (España) las cofradías tienen cuatro características fundamentales:

- La liturgia y la vida de oración.

- la caridad atenta a los más pobres y necesitados.

- la "cultura de vivir juntos la fraternidad cristiana".

- el aporte de obras de valor artístico e histórico que mantienen viva la religiosidad popular.

 

11.         Santuarios, advocaciones e  imágenes de María

En la reciente carta apostólica "Ecclesia in America" (1999), Juan Pablo II, acogiendo las aportaciones de los padres sinodales, recordará de nuevo el rol protagónico de María en la evangelización del Nuevo Mundo: "En todas partes del continente, gracias a la labor de los misioneros, la presencia de la Madre de Dios ha sido muy intensa desde los días de la primera evangelización. Santuarios, ermitas, grutas, a lo grande en basílicas monumentales o en parques, calles, casas, carros. En su predicación, el Evangelio ha sido anunciado presentando a la Virgen como su realización más alta. Desde los orígenes -en su advocación de Guadalupe- María constituyó el gran signo de rostro maternal y misericordioso de la cercanía del Padre y de Cristo, con quienes ella nos invita a entrar en comunión" (n.11).

12. Cruces y crucificados Devoción a la Cruz y al Señor). Con la llegada del cristianismo a América, la cruz presidirá la fundación de las ciudades y se colocará en todos los lugares visibles, tanto religiosos (templos) como civiles (casas, puentes, caminos, cerros), especialmente si habían sido centros espirituales pre cristianos, bien apachetas, huacas o centros ceremoniales. El Primer Concilio Limense (1552) dispone que en los pueblos de indígenas se haga una iglesia o al menos una ermita con una imagen o una cruz (Const.2); de igual modo, se advierte que los ídolos y adoratorios sean destruidos, y si fuese lugar apropiado, se edifique una iglesia o al menos una cruz. Mons. Severo Aparicio destaca que con "este criterio y para cristianizar lo pagano, allí donde había huacas y apachetas, se colocaron cruces.

13. Constituciones del Gobierno Republicano. La clave de la poderosa personalidad de Perú no puede encontrarse sin prescindir de la fe, sin su identidad católica. En este marco constitucional, el Estado Peruano estableció un Acuerdo con la Santa Sede el 19 de julio de 1980 (Decreto Ley Nº 23211 de 24.VII.1980) por el cual: "La Iglesia Católica en el Perú goza de plena independencia y autonomía. Además, en reconocimiento a la importante función ejercida en la formación histórica, cultural y moral del país, la misma Iglesia recibe del Estado la colaboración conveniente para la mejor realización de su servicio a la comunidad nacional" (Art. 1). La Constitución Política de 1993, vigente en el presente, en su art. 50, reproduce el texto anterior, con una ligerísima modificación al final: "Dentro de un régimen de independencia y autonomía, el Estado reconoce a la Iglesia Católica como elemento importante en la formación histórica, cultural y moral del Perú, le presta su colaboración. El Estado respeta otras confesiones y puede establecer formas de colaboración con ella".

 

14. Factor de identidad. Casi todos los especialistas coinciden en afirmar que la cristianización del Perú es un acontecimiento decisivo en la formación de la identidad nacional V. A. Belaunde en su obra Peruanidad llegará a decir que la peruanidad es una síntesis viviente creada por el espíritu católico. M. Marzal escribirá en Religión Católica e identidad nacional (Lima 1979, pp.148-9) que tal identidad católica se traduce en el peso de la Iglesia institucional en el Perú y en la religiosidad popular. Por su parte J.A. Arguedas sabe comprender el alma andina y descubrir en ella las raíces profundas de una evangelización que se expresa en las palabras del sacristán en la diminuta iglesia de San Pedro: "Dios es esperanza, Dios alegría, Dios ánimo. Llegó UNPU, enjuermo, agachadito. Salió tieso, juirme, águila. Era mozo no más, Dios hay aquí, en Lahuaymarca. De San Pedro se ha ido, creo, para siempre" (J.M. Arguedas Todas las sangres).

Vale la pena recordar el testimonio de la viuda de César Vallejo, quien en su lecho de muerte, a finales de marzo de 1938,  dijo «Escribe»; y le dictó:«Cualquiera que sea la causa que tenga que defender ante Dios más allá de la muerte, tengo un defensor: Dios».

Un botón de muestra de este hecho fue la consagración del Perú al Corazón de Jesús como expresión de entrega total y comprometida por los lazos más sagrados que son los del amor. Y de ello supieron mucho Diego de Hojeda, Diego Alvarez de Paz, Rosa de Lima, Martín de Porras, Juan de Alloza, Francisco del Castillo, Paula de Jesús Nazareno, Mateo Crawley (alma del monumento en el Cerro de los Ángeles, Madrid), así como los institutos y cofradías, los escritos y las novenas, los santuarios y monumentos, que llenan nuestra geografía

 

15. Historiografía, bibliografía. Archivos y bibliotecas. A lo largo del medio milenio de catolicismo en Perú, sus propios hijos se han encargado de recoger por escrito una suerte de anamnesis como a diario la Iglesia lo vive en la celebración litúrgica. Todo estudio sobre la Iglesia viene a ser un recuerdo de "las intervenciones salvíficas de Dios en la historia", y "hace memoria" de las maravillas de Dios" (CIC 1103). Tan sólo un botón de muestra: El  Padre José de Acosta escribe De Procuranda Indorum Salute.  Este libro no sólo pretende describir la realidad indígena sino que como verdadero manual pastoral busca mostrar los caminos y medios para la implantación de la fe en las Nuevas Tierras. Pondrá mucho énfasis en la comprensión y simpatía frente a la persona y para ello considerará de absoluta importancia el aprendizaje y conocimiento de las lenguas vernáculas (La compañía de Jesús exigió a los misioneros el conocimiento del idioma nativo).

CUSTODIOS DE NUESTRO PATRIMONIO http://cepac.com.pe/

 

CEPAC surgió, más que como un proyecto, como una inquietud. El enfoque que el área de Historia de la UCSS pensaba dar a esta disciplina no se centraba únicamente en la enseñanza en el aula, sino que traspasaba los límites del aula para dirigirse al entorno cultural más inmediato. Lima Norte presenta una interesante variedad de vestigios de la historia patria, por lo que el planteamiento del área de Historia buscaba, no sólo la defensa del patrimonio sino en la investigación, estudio y promoción cultural. Esta perspectiva fue compartida por las autoridades de la UCSS, particularmente su Gran Canciller Monseñor Lino Panizza quien, luego de ver los esfuerzos de esta área en la organización de congresos, coloquios, seminarios, cursos y visitas culturales, constató la necesidad de un ente aglutinador como lo es el CEASE para el mundo de la empresa o CESED para el mundo educativo. Así nació la idea del Centro de Estudio y Patrimonio Cultural (CEPAC), del cual Mons. Lino es su principal mentor.

Brinda apoyo en la organización de congresos, simposios, programa Defensores del Patrimonio, publicaciones, campañas de sensibilización, formación de redes como la RCLN (Red Cultural de Lima Norte que agrupa a universidades y municipalidades de LN)…