sábado, 7 de marzo de 2015

MI ALMA DOLIDA SABE QUE ÉL GANÓ

Poema por Semana Santa

 

Allá, en el Gólgota

Oh, Jerusalén!

¡Qué cosa hemos hecho!

La tierra tiembla,

La luz del día se ha marchado.

Con fuego protesta el cielo.

 

El hijo de Dios ha muerto

Colgado en una cruz

 lo tenemos

 

¡Oh redentor mío!

Te hemos humillado.

 

Este mi corazón

Israel

Esta tristeza de no tenerlo

canta su regreso

Él nos lo ofreció.

Al tercer día -nos dijo-

Pero…,

¡me duele tanto mi acción,

que temo no reconocerlo!.

 

Sufro ahora tu dolor,

Señor.

¡Dios de mis padres!

¿Por qué no apartaste de El ese Cáliz

Pero,

¡cuán grade es su amor

que no le importó el dolor!.

 

¡Qué extraña sensación!

¡Qué fuerza de mí se apodera!

que esa su presencia tan ausente

la siento latir con gran fuerza.

Aquí, prendido, en mi corazón

 

Tierra,

Firmamento,

enseñadme a mirar en ti al Creador,

que voy muriendo

con este dolor ya redimido,

pero que no entiende la grandeza del amor.

Lo dejamos,

Lo escupimos

Lo flagelamos.

¿Dónde está mi inteligencia,

dónde radica mi amor?

Azuzado cambié de opinión,

¡Jesús!

¡Me avergüenza mi acción!

Sus ojos serenos, estando en la cruz,

al mirarme, elevo con fuerza su voz,

pidiendo al Padre mi perdón

¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!

Entregando al Padre su espíritu, murió

Estoy herido por mi acción

Pero, mi alma dolida, sabe

que Él ganó.

 

Nestor Enrique Matta Guerrero, UCSS
(Ilustración tomada de Enciclopedia Católica, Cristo de Martínez Montañés, iglesia de San Pedro de Lima. Foto Germán Leguía)