sábado, 6 de diciembre de 2014

UN HERMOSO Y SENCILLO AMANECER por los parques de Lima

UN HERMOSO Y SENCILLO AMANECER por los parques de Lima

La Inmaculada se lo merece todo. La Inmaculada es la llena de gracia que nos concede todo a través de María. Es la Milicia contra la malicia. Es la alegría del amanecer, el bálsamo de nuestras vidas, el gozo de servir, el aliento de nuestro caminar, la bendición de nuestras familias. Así lo hemos experimentado las integrantes de la Legión de María, las Misioneras Contemplativas del Inmaculado Corazón de María, los Militantes de Santa María, y cuantos vecinos de los parques se han sumado a este sencillo pero entrañable homenaje de amor a nuestra Madre Inmaculada. Sucedió del modo más discreto este sábado a las 7 de la mañana desde el Parque Rospigliosi a la Parroquia de Santa María Magdalena.

Todo comenzó 15 días antes cuando preparamos 50 carteles y 200 volantes que distribuimos por las tiendas, por las casas, por calles. Siempre el medio más eficaz es el personal, el alma a alma. Algunos militantes se prepararon con la vigilia eucarística del primer viernes y la media hora de oración de la mañana. A las 7 en punto comenzamos: ¡Ven con nosotros a caminar, Santa María, ven! Recordamos que estábamos en vísperas de la Inmaculada, en el marco del XX Sínodo de Lima, y lo ofrecíamos por las familias, por los jóvenes. Tres misterios del Rosario los comentaron tres militantes, el segundo y el cuarto los otros grupos participantes. Un tierno detalle lo aportaron las Misioneras en el segundo misterio, al dar diez rosas que iban entregando a María a medida que iban rezando; era una forma hermosa de dar lo mejor de sí mismo a Dios, como la Inmaculada. Estupenda lección para vivir lo que tantas veces nos alentó el Siervo de Dios P. Tomás Morales: "¡Enamorarse de la Inmaculada es arder en amor de Dios!"  Y lo conseguimos, casi sin sentir, al ritmo del amanecer, saludando con nuestros rezos y nuestros cánticos a cuantos sorprendidos se encontraban con nosotros por la calle.

José Antonio Benito