martes, 18 de noviembre de 2014

Misionero columbano P. MIGUEL FITZGERALD, pionero de Lima Norte

MONSEÑOR MIGUEL FITZGERALD

 

Les comparto el trabajo que elaboró para mi curso de Historia en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima

 

"LA LABOR PASTORAL DE LA SOCIEDAD MISIONERA DE SAN CALUMBANO A LA LUZ DE MONSEÑOR MIGUEL FITZGERAL EN LA DIOCESIS DE CARABAYLLO"

 

P. GODOFREDO SAENZ LUNA

 

LIMA 2003

 

 

ENTREVISTA A MONSEÑOR MIGUEL FITZGERALD

 

 

 

 

1.     HISTORIA DE LA SOCIEDAD SAN COLUMBANO

 

La Sociedad de San Columbano es una sociedad misionera diocesana y no una orden religiosa, conformada por sacerdotes diocesanos o seculares que no tiene votos de ninguna clase. La sociedad fue fundada en 1916 por dos sacerdotes diocesanos irlandeses, el primero, el padre Eduardo Galvin, se encontró con un sacerdote misionero canadiense, Padre Juan M. Fraser, que había sido misionero en la China, el cual al hablare sobre su misión en la China le entusiasmó porque por aquel entonces había pocos sacerdotes en la China, que tenía una población de 500 millones que no conocían el mensaje de Cristo. Este sacerdote pensó en la conversión de estos hombres que no conocían a Cristo, este fue a la China y se encontró con la realidad que rodeaba su misión, millones de hombres que sin el mensaje de Cristo; pensó ¿qué podría hacer un sacerdote solo? La respuesta era más misioneros, P. Galvin escribió a Irlanda pidiendo ayuda, es así que llegan en 1916 dos sacerdotes el P. Patricio O´Reilly y el P. José O´Leary; ellos estaban solos en un mundo de confusionismo y budismo, y después de un año de trabajo reflexionaron, ¿qué hacemos aquí los tres, moriremos o qué haremos?

El primero, que luego fue obispo, el P. Galvin (sacerdote joven que estaba trabajando 5 años en la China) y el los PP. O´Reilly y O´Leary, animan al P. Galvin para que regrese a Irlanda para pedir ayuda a los obispos y sacerdotes, para que pudieran enviar misioneros a la China. El P. Galvin tuvo la suerte tener una gran acogida de parte de los obispos para formar una sociedad misionera irlandesa que ayudará a la conversión de los chinos.

El inicio de la Sociedad de San Columbano tiene así a estos sacerdotes irlandeses que estuvieron de misión en la China (el P. Galvin, P. O´Reilly y el P. O´Leary) en el año 1916, en un territorio de misión. Ellos decidieron hacer algo en bien de esta gran población, uno viaja a Irlanda (Galvin) y los se quedan en la China; el P. Galvin recibirá la ayuda en Irlanda del P. Juan Blowick (uno de los primeros candidatos) para formar la Sociedad, así se dio inicio a la Sociedad de San Columbano.

 

 

2.     BIOGRAFIA DE MIGUEL FITZGERALD

 

El padre miguel Fitzgerald nace en Irlanda el 29 de octubre de 1925, en el seno de una familia católica (como tota Irlanda de aquel entones) de siete hermanos (él es el tercero), su padre se llamó Juan y su madre Margarita, en su familia se "respiraba" un catolicismo practicante: Ir juntos como familia a la eucaristía dominical, recibir la comunión y la confirmación a la edad de once años, recibir en el colegio la visita del sacerdote parroquial. Su infancia lo pasa en su pueblo natal Cork, perteneciente a la diócesis del mismo nombre.

Al acabar los estudios (primaria y secundaria), ingresa al seminario diocesano de la Asociación de San Columbano (que forma a sacerdotes para la misión) a la edad de los dieciocho años. El joven Miguel antes de entrar al seminario había conocido ya la Asociación, tuvo noticia en su parroquia por medio del sobrino del párroco que era un misionero de San Columbano que había regresado de la China, mediante este sacerdote joven tiene las primeras noticias de San Columbano y sobre su labor en China; empieza a leer las publicaciones de la Asociación referente a las misiones (como "El Oriente Lejano"), donde se empieza a enterar sobre las labores de los Columbanos en la misión.

Empieza a sentir ese contacto que reinaba en Irlanda por aquel entonces sobre las misiones evangelizadoras que se realizaban, había un deseo grande de propagar la fe.

Su deseo al entrar al Seminario era ir algún día como misionero a la China, esto fue lo que en él dio nacimiento en su vocación, porque en el ambiente en que crecía reinaba este clima de celo evangelizador.

Antes de entrar al seminario pudo ingresar a la universitarios en la Facultad de Letras, pero (gracias a Dios y para alegría nuestra) no va a la universidad porque en las vacaciones estuvo discerniendo, con la ayuda de un sacerdote, la posibilidad de ser sacerdote misionero. En este discernimiento personal le ayudo mucho la eucaristía diaria y la oración frecuente, es así que él va tomando cuerpo el deseo de ser sacerdote (la vocación).

En setiembre de 1943 ingresa al Seminario de San Columbano, mediante una entrevista personal. Durante estos años en Europa se vivía la Segunda Guerra Mundial, Irlanda al ser país neutral no era indiferente a este clima de dolor que envolvía a toda Europa. El joven Miguel pertenecía por aquel entonces al movimiento Scout de su parroquia y durante una excursión de verano experimento la vida de un "soldado" que vigila las costas de su país del "enemigo". Porque existía la amenaza de los ingleses podrían hacer unas bases antisubmarinas, y los alemanes para invadir desde allí a Inglaterra. En Irlanda de aquel entones se vivió un clima de tranquilidad a pesar de la guerra.

 

 

VIDA EN EL SEMINARIO

 

Ingresa al seminario en setiembre de 1943, donde vivió siete años de formación. La vida en el seminario represento para él un cambio radical en un estilo de vida, a pesar que sus estudios secundarios lo realizó en una escuela cristiana (estudiaba de 9 de la mañana a las 3 de las tarde), porque la vida en el seminario era un internado.

Su vida dentro del seminario seguía un horario comunitario: Levantada a las 6 de la mañana, oración personal 6:30 (media hora de oración), a las 7 tenía la misa solemne en latín, luego el desayuno, luego tenía las clases hasta el medio día, practicaba deporte, en las tardes retomaban el estudio, y a las 5 de la tarde tenía el estudio personal. Cada alumno del seminario tenía su habitación personal, dentro de una institución de 200 seminaristas, contando con una buena biblioteca.

El seminarista Miguel vivía en un ambiente oración donde se fortalecía su deseo de ser un misionero, participaba en conferencias que algunos misioneros contaban sus experiencias en tierras de misión. Porque los sacerdotes de San Columbano iban a la China por diez años (como él que estuvo diez años de misión en el Perú en un primer momento) y luego regresaban por un periodo de descanso (algunos regresaban enfermos, pero muy celosos en su deseo de ser misioneros). A pesar de todas las peripecias que vivían los misioneros, el joven Miguel fortalecía en él su deseo de ser misionero. A él le alentaba el testimonio de estos misioneros.

En el seminario muchos ingresaban, pero también muchos se retiraban a lo largo de su formación. Había muchas ordenaciones al año (un promedio de 30 ordenaciones sacerdotales por año). Entre todos los seminaristas había este espíritu de oración, meditación y ejemplo de los misioneros que compartían su experiencia. Este espíritu de vida se alargo durante siete años (su formación).

Desde el tiempo su fundación hasta los años de vida en el seminario del joven Miguel, la Sociedad Columbana había extendido su campo misionero en otros países como: Filipinas, Birmania, Corea y Japón; la Sociedad crecía en apostolado y en numero. Podemos decir que en este tiempo de apogeo de la Sociedad de San Columbano se llegó a contar con 1000 sacerdotes en los lugares de misión, su origen en Irlanda los llevo a fundar casas de formación en el mundo de habla inglesa: Inglaterra, Nueva Zelanda, Australia y los Estados Unidos. La mantención de las casas de formación como de las misiones se realizada gracias a la ayudad de personas que colaboraban con sus limosnas en la manutención.

Durante este tiempo de formación el joven seminarista Miguel respira en un ambiente de Providencia de Dios, deseo misionero y de entrega personal a Dios. Acabados los siete años de formación es ordenado subdiácono y luego diacono (como aquel entonces se daba), de la promoción del diacono Miguel algunos optaron por la vida diocesana otros por la misión, él es ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1949 (fiesta de santo Tomás Apóstol). El Padre Miguel pasa un período en su casa, hasta que en Junio de 1950 es asignado para ser misionero en Japón con cuatro compañeros más, los demás compañeros de su promoción son designados a las demás misiones y para estudios posgraduales.

Algo que debemos señalar es que el Padre Miguel estando designado para ir a Japón, no va a llagar a realizar dicho viaje. Tenía su viaje listo para realizar por barco en octubre o noviembre de 1951, pero mientras esperaba su viaje estalla la guerra civil en Corea (los Columbanos tenían muchos sacerdotes allí y entre ellos muchos sacerdotes jóvenes), donde la Sociedad sufre mucho en un país que es devastado por la guerra. La Sociedad toma la iniciativa de evacuar a los sacerdotes jóvenes a Japón (ellos todavía no habían aprendido el idioma), es por este motivo que el Padre Miguel no realiza su viaje a Japón, no había lugar para más sacerdotes. Se queda en Irlanda, luego irá a Inglaterra por un año a ayudar a un obispo que necesitaba sacerdotes en su diócesis. Su primer año como sacerdote lo realizará así en Inglaterra.

Cuando regresa a Irlanda, todavía no se había solucionado la guerra en Corea, se dedicará por un tiempo a la proposición vocacional en su país de origen: Visitó parroquias, colegios en tres diócesis, promocionando las vocaciones al sacerdocio misionero entre los jóvenes. A finales del año 1951, recibe la noticia que los columbanos irán a América Latina: Argentina, Chile y Perú. A él lo designaron para ir a Perú

 

 

RUMBO AL PERÚ

 

Para que los Sacerdotes Columbanos decidieran venir a América Latina, habían enviado a dos sacerdotes a reconocer las zonas donde podrían ejercer su misión sacerdotal y decidir los lugares para ello. Es así que en la quincena de enero de 1952. El Padre Miguel Fitzgerald es designa ir al Perú, junto con el Padre Malaquias Lynes (que había venido antes al Perú para hacer el reconocimiento) y el Padre Martín Forde (que era compañero de promoción del Padre Miguel).

Parte de Irlanda, embarcándose en Liverpool (Inglaterra), en junio de 1952. En el Barco "Reina del Pacífico"que salen había como 1800 pasajeros (por el comercio que existía con América), el viaje duró un mes, pasa por Francia y España. Algo curioso fue el hecho que en España, se embarcaron ocho jesuitas peruanos, entre ellos Monseñor Luis Bambarén (por aquel entonces seminarista), fue en Santander de España que los Sacerdotes Columbanos tienen su primer contacto con algunos peruanos. El Padre Miguel no hablaba el castellano y se comunicaba con los peruanos por latín o por señas; en el mismo barco se embarcaron también Misioneros del Sagrado Corazón que iban rumbo a Perú, también sacerdotes Dominicos.

Durante la travesía este gran grupo de Misioneros celebraba la Misa diaria en latín, algo curioso es que el estudiante jesuita Bambarén fue en algunas ocasiones acolito del Padre Miguel. Es así que el Barco "Reina del Pacífico" era un "Barco Misionero". Hacen escala en Cuba, luego en Cartagena de Colombia y legaron al Callao en julio de 1952.

 

 

LA IGLESIA PERUANA EN 1952

El P. Miguel cuando llegó al Perú tuvo una entrevista con el Cardenal Juan Gualberto Guevara (luego tuvieron otros contactos con él), con los sacerdotes diocesanos de Lima, entre ellos con el P. Rene Paredes (secretario del Cardenal), también con el P. Javier Meguiño (párroco de la Parroquia San Francisco de Paula). El Cardenal les encargó el sector que comprendía desde el Puente del Ejército hasta Puente Piedra, que comprendía: el pueblo de 27 de Octubre (hoy San Martín de Porres), los Barrios Obreros, Piñonate y Zarumilla (limite de la zona urbanizada), y 15 haciendas donde se cultivaba algodón y artículos de pan llevar. Todo este sector pertenecía a la Parroquia San Francisco de Paula.

Por aquel entonces el Presidente del Perú era Manuel A. Odría y el Alcalde del Distrito de 27 de Octubre era el Sr. Antonio Maquilón. Existía solo dos parroquias en el cono norte de Lima: la de Puente Piedra y la parroquia de Ancón. Todo este sector estaba en función de las haciendas. Algo debemos decir es que algunas de estas haciendas fueron, en la colonia, haciendas de comunidades religiosas (como la hacienda de "Boca Negra" que perteneció a los Jesuitas), también algunas de ellas tuvieron gran importancia en Lima: Como la Hacienda del "Naranjal" que se dedicó hasta los años 30 como hacienda azucarera.

Por los años 50, el Cono Norte de Lima tenía una población de 30 mil habitantes; la atención pastoral para esta población era muy escasa (por no decir casi nula), el párroco de San Francisco de Paula no se daba abasto para atender toda la población a él encomendada (sólo iba a las fiestas patronales de las haciendas).

 

 

INICIO DE LA PASTORAL DE LA SOCIEDAD MISIONERA DE SAN COLUMBANO

Desde su llegada los Sacerdotes de San Columbano, en su primera semana, se hospedaron en el Colegio Santa María de los Marianistas en San Isidro, posteriormente fueron recibidos por los Jesuitas en la Iglesia de La Inmaculada (hoy Universidad Villarreal) donde se quedaron por un año.

Los Sacerdotes de San Columbano cuando iniciaron su trabajo en el distrito 27 de Octubre, no contaban con casa parroquial, ni con Iglesia. El P. Martín Forde se había instalado en una biblioteca (Biblioteca Inca Gracilazo) en la Av. Caquetá. Desde su llegada los sacerdotes de San Columbano sintieron el afecto caluroso de la gente peruana y de su espíritu solidario.

Este primer lugar de inicio tuvo por nombre la Capilla Beato Martín de Porres, los Columbanos pidieron poner este nombre al Cardenal. Hay que decir que las Iglesias tenían que por nombre a santos y no a beatos (disposición de Roma), los Columbanos pidieron permiso porque desde Irlanda ellos habían sentido una gran devoción por este Beato (no sólo ellos sino por aquel entonces en Irlanda era muy popular); es así que el Cardenal escribió una carta a Roma pidiendo el permiso de excepción, se recibió la aceptación a través del Nuncio Apostólico y es así que la es la Primera Iglesia en el mundo de dedicada al Beato Martín de Porres (el cardenal quería poner por nombre san Francisco Solano, pero los Columbanos vieron también la fe de la gente).

Los sacerdotes de la Sociedad Misionera de san Columbano durante un año ellos iban diariamente al distrito de 27 de Octubre y regresaban por la noche al Colegio la Inmaculada para descansar. Los pobladores del lugar sintieron desde el primer día como un sueño realizado, porque donde había presencia de la Iglesia la población siempre era más unida, solidaria y comunitaria entre sí. El P. Miguel recuerda de este día que fueron recibidos muy calurosamente por la población, que a pesar de  la pobreza su población era muy rica en espíritu.

El distrito de 27 de Octubre y en los barrios obreros trabaja un comité de la Acción Católica, los fines de semana venían un grupo de la Acción Católica a enseñar el catecismo, entre este grupo venía el padre del actual cardenal de Lima, el Dc Cipriani. Ellos fueron los que iniciaron la presencia pastoral de la Iglesia en aquella zona. Gracias a ellos se logró canjear el terreno que estaba al lado del Colegio Savogal por uno junto Santa Liberata (Rímac), en este terreno se iniciará luego la construcción de la Parroquia San Martín de Porres. El P. Miguel recuerda con gran cariño la ayuda prestada por el P. Felipe McGregor, el rector del Colegio La Inmaculada.

La atención pastoral de los Columbanos en un inicio fue entre las misas en el centro, la biblioteca, el despacho parroquial y las intensas "visitas" a todas las familias del Barrio Obrero, visitas a las escuelas nacionales para la preparación sacramental y las visitas a las haciendas. Poco a poco se logró formar un pequeño núcleo con los pobladores de la zona, que colaboró de una manera más intensa en la tarea pastoral con los Columbanos.

Los grupos que empezaron a formarse por aquel entonces en esta Parroquia fueron: los Acólitos, la Legión de María, la Juventud Obrera Católica, las Adoradoras del Santísimo, unos grupos de deporte, una pastoral educativa, etc. En este ambiente de efervescencia cristiana se lanza y se iniciará la construcción de la Iglesia de san Martín, que será la primera Iglesia de muchas que vendrán luego.

 

 

LA IGLESIA DE SAN MARTIN DE PORRES: LA PRIMERA DE MUCHAS MÁS

Conseguido el terreno para la futura Iglesia, la construcción del templo se consiguió gracias a la ayuda de los mismos pobladores de la zona; el P. Miguel recuerda cuantos personas de muchas formas colaboraron, todos los poblares se involucraron este gran proyecto: Organizando quermeses, rifas, por las visitas a los hogares muchos se ofrecieron dar un aporte mensual a la construcción, etc.; con este inicio se pudo construir el salón parroquial. Desde 1953 hasta 1962, se realizó esta dinámica de ayuda para construir la Iglesia; en los inicios se había pensado en una Iglesia más modesta (el proyecto del Ingeniero Wecan), pero con el P. José Morfil (superior) pensó en un proyecto más grande porque iba a ser la primera Iglesia dedicada al San Martín de Porres, como un santuario nacional dedicado a él.

Es así que se diseña un proyecto nuevo con la ayuda del arquitecto Ortiz de Sevallo, amigo del Presidente Belaunde (que también fue a ver el nuevo templo). La Iglesia Parroquial San Martín de Porres fue consagrada en 1962 por el Cardenal Landazuri, que había sucedido al Cardenal Guevara desde 1954, fue la primera IGLESIA DE MUCHAS MAS que la Sociedad de San Columbano realizaría en el Cono Norte de Lima.

Es bueno decir en este momento que a partir del año de 1955 se empezó a poblar todo lo que es la Av. Perú en la actualidad, es así que el P. Malaquias Lynes vista esta nueva zona habitada y constata que de un día para otro toda una zona que era deshabitada se ha vuelto un pueblo joven. El P. Miguel recuerda que le habían explicado que toda la zona que se estaba poblado era el antiguo lecho del río Rímac, él imaginó que todo esto se parecía al Éxodo del Antiguo Testamento: Hombres y mujeres trasportando sus propias casa en la espalda, con esperanza de un mañana mejor. Por iniciativa de los Misioneros Columbanos y con la aprobación del Cardenal Juan Landazuri, se decide la fundación de dos nuevas parroquias en la Av. Perú: Una al final de la Av., que será la Parroquia de la Santa Cruz, y la otra a la mita de la misma, la Parroquia La Dolorosa.

El P. Lynes escoge la Parroquia de la Santa Cruz y el P. Miguel La Dolorosa. Los Columbanos empiezan su nueva labor siguiendo el método pastoral que estaban empleado en San Martín: La visita casa por casa, las actividades para financiar las obras de construcción, incentivar la formación de los grupos cristianos, etc.; pero hay que recalcar un hecho: La ayuda del Cardenal de Boston, el Mons. Cushig. Este gran hombre ayudara en la edificación de la Parroquia La Dolorosa, aporte (10 mil dólares) que hará que esta Parroquia sea la primera Iglesia en acabarse de construir (antes que San Martín), de 1955 a 1958. Es así que los sacerdotes de San Columbano en menos de cuatro años estaban encargados de tres Parroquias en el Cono Norte de Lima, y de su respectiva construcción.

El inicio de este poblamiento en el Cono Norte será origen de las invasiones que se darán a lo largo de los años sucesivos en Lima, pero este primer momento estuvo organizado por una asociación llamada 27 Octubre (en recuerdo del movimiento de Odría), en la cual se afiliaron muchas personas que no poseían techo propio en Lima. La Ciudad de Lima no estaba preparada para este crecimiento tan grande, el cual dio origen a un crecimiento desordenado en la capital. Desde este momento la preocupación de los Alcaldes de la capital será buscar un orden este crecimiento, como Bedoya que asfalta toda la Av. Perú (pensado como una vía de acceso directo al aeropuerto).

El P. Miguel recuerda como se organizaban junto con la comunidad para poder realizar los tramites de instalación de luz, agua y desagüe, la pavimentación de pistas y veredas, etc. Las veces que fueron juntos a la alcaldía, al congreso, a los diferentes ministerios, hasta al palacio de gobierno para hablar con el Presidente. Siempre con un solo objetivo buscar el bien común y una vida digna para la población.

Los sacerdotes Columbanos conocían poco a poco a la gente y sus costumbres, les asombraba la fe y la devoción de la gente (les parecía increíble el esmero que ponían para celebrar la Semana Santa, la procesión del Señor de los Milagros); recordemos que en ese tiempo Lima tenía un millón de habitantes. La Sociedad Misionera de San Columbano no sólo se preocupó de la fe de la gente, sino que también contaran con el servicio necesario para vivir (gestionando la instalación del agua, la luz eléctrica, etc.) en sus casas y en su comunidad.

Creo yo que en este punto tengo algo que decir: La desmitificación que se tiene de la Sociedad Misionera de San Columbano, que la obra por ellos emprendida no fue una financiación del extranjero, sino un trabajo de concientización al pueblo para involucrarse en el la fe y en el desarrollo de su comunidad. En el diálogo que he tenido con Mons. Miguel Fitzgerald me he dado cuenta que la obra más grande de los sacerdotes de San Columbano es el haber involucrado a la comunidad y al Estado en la historia de su salvación (la evangelización y el desarrollo de la comunidad iban juntos, la fe y una vida dignidad no se separaban).

 

NO BASTARON TRES, SE NECESITARON A MAS…

Los tres sacerdotes de San Columbano muy pronto se dieron cuenta que el trabajo era grande. El P. Miguel, estando en La Dolorosa en 1959, presencia la llegada de nuevos sacerdotes Columbanos (que será el principio de muchos que vendrán): El P. Leo, el P. O´Connor, el P. David, y junto a ellos también sacerdotes diocesanos irlandeses asociados a los Columbanos.

En el año de 1961 ocurrirá otro hecho importante que demandará redoblar fuerzas en la labor pastoral de los Columbanos: El doblamiento de Independencia. Ocurrió lo mismo que en la Av. Perú, de un día para otro apareció poblado todo un cerro (algo que recalcamos es que estas invasiones no eran propiciadas por personas de la sierra, sino por personas de misma Lima). También ya desde 1960, la zona de Comas empezará a poblarse. Los Misioneros de San Columbano asumirán, por encargo del Cardenal, la tarea pastoral de Independencia y de Villa María (cruzando el puente Dueñas): En Independencia se crea la Parroquia Cristo Resucitado y La Virgen Medianera (todo esto en 1961).

Como caídos del cielo, en 1961 llegan de Irlanda e Inglaterra 12 sacerdotes diocesanos, que vienen a apoyar la obra de los Columbanos (por detrás de esta llegada estaba la invitación que había hecho Juan XXIII a las iglesias particulares y congregaciones para enviar sacerdotes a América). De esta manera se irán creando y formando las Parroquias de Infantas, Nuestra Señora del Rosario, San Pedro y San Pablo; como se ve en el Distrito de Independencia se formaron cuatro parroquias.

Por eso años se formara la Parroquia de Santa María de la Providencia (en Palmeras), la Parroquia el Buen Pastor (en Sol de Oro), la Parroquia Reina de los Cielos (en Villa Sol), Parroquia Nuestra Señora Reparadora (en Naranjal) y Nuestra Señora de la Reconciliación (en Villa Norte); todo esto en el distrito de Los Olivos. Podemos decir que el apostolado y la labor pastoral de la Sociedad Misionera de San Columbano ha sido netamente Parroquial, fundar las parroquias con la ayuda de la gente que vivía en cada zona señalada.

Los Columbanos en 1964 crean una casa de acogida para ellos en Villa los Ángeles (Los Olivos), es la única propiedad que ellos adquirieron para uso personal de la sociedad (antes usaban la Parroquia de San Martín de Porres, pero se dieron cuenta que esta era una iglesia diocesana), porque todo lo formado por ellos es para la Iglesia local de Lima. Esta casa tiene como origen acoger a los sacerdotes de San Columbano que llegan al país y de sitio de confraternidad, de deporte, de retiro de los que se encuentra acá de misión, fue inaugurada en 1965. Esta casa en la actualidad tiene el mismo uso, pero también es prestada para las reuniones presbiterales de los sacerdotales de la diócesis de Carabayllo.

Durante estos años la Sociedad Misionera de San Calumbado combinaba su acción pastoral con su trabajo de proyección social, porque veían que no se podía hablar de Dios sin dejar de ayudar a solucionar los problemas sociales de la población. Los sacerdotes de San Columbano fundaron en total 26 parroquias en el Cono Norte de Lima (recuerdo que la Diócesis de Carabayllo está conformada por 42 parroquias), todas ellas para que fuesen asumidas en un futuro posible por sacerdotes diocesano de Lima.

Desde el año 1952, pasando por las décadas del 60' al 80', la Iglesia de Lima no tenía sacerdotes suficientes para que asumieran las parroquias que se iban formando en el Cono Norte. Por impulso e iniciativa de Mons. Garaicoa (obispo auxiliar de Lima y actual Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana) estas parroquias serán poco a poco asumidas por sacerdotes diocesanos; el primer sacerdote diocesano que llega al Cono Norte es en 1992, que asume la Parroquia de San Martín de Porres. El P. Miguel recuerda que cuando ellos entregaban una parroquia, lo esencial estaba construido (como la Iglesia y la casa parroquial), pero no estaban acabadas: Dejaban que el sacerdote que asumía dicha parroquia también se involucrará en la construcción de la Comunidad Parroquial, como sucedió en las parroquias El Buen Pastor, San Martín de Porres y Santa María de la Providencia.

El P. Miguel insiste que la labor de los Columbanos se debe a la estrecha relación que existía entre ellos, la población y las instituciones que existía en cada comunidad. Esta labor se realizó y se sigue realizando hasta que se creó la Diócesis de Carabayllo en 1997, don de Mons. Lino Panizza asumió esta Diócesis y trabaja comúnmente con la Sociedad Misionera de San Columbano.

La Diócesis de Carabayllo debe lo que es a la Sociedad Misionera de San Columbano, yo personalmente me siento honrando haber podido realizar esta entrevista a Mons. Fitzgerald, porque me ha ayudado saber más de la diócesis a la que quiero entregar mi vida, a no mirar con prejuicios a las demás comunidades o congregaciones que hacen posible que la Iglesia se extienda por el mundo y sobretodo dar gracias a Dios de haber suscitado hombres que se desgastan por el Reino de los cielos.

 

 

BIBLIOGRAFIA

REVISTA DE ANIVERSARIO: SOCIEDAD MISIONERA DE SAN COLUMBANO, 50 AÑOS EN EL PERU

ENTREVISTA A MONSEÑOR MIGUEL FITZGERALD, POR GODOFREDO SAENZ.