viernes, 31 de octubre de 2014

El P. Ernesto Rojas comenta el libro de Juan Ramírez Aguilar, Movimiento sacerdotal ONIS. La Iglesia en el Perú frente a las demandas de justicia social. 1968-1975.

Juan Ramírez Aguilar, Movimiento sacerdotal ONIS. La Iglesia en el Perú frente a las demandas de justicia social. 1968-1975. Lima, Seminario de Historia Rural Andina – Universidad Nacional Mayor de San Marcos 2014.

El mencionado libro es la tesis de licenciatura que sustentó en el año 2006. La investigación empezó a partir de la preocupación por comprender al Movimiento Sacerdotal ONIS dentro de un contexto post vaticano II en que la Iglesia católica busca orientar su labor pastoral ante los nuevos retos del Mundo Moderno .El libro está compuesto por cinco capítulos:

El primer capítulo, "Hacia una Iglesia nueva. El contexto histórico-religioso", aborda el panorama general de la Iglesia católica en cuanto a su significado con el concilio Vaticano II, teniendo como figura a Juan XXIII que hizo un llamado al aggiornamento de la Iglesia ante el mundo moderno. Este cambio realizado desde arriba, es decir, desde la jerarquía eclesiástica, permitió repercusiones a nivel mundial, siendo el Perú afectado por los aires de cambio, aunque ya venían realizándose esfuerzos de renovación. Dentro de los planteamientos de renovación de la Iglesia podemos mencionar el concilio de Trento como formador de una pastoral sólida que marcó a la Iglesia durante casi cuatro siglos.

Será con Juan XXIII, para muchos el "papa de transición", quien va a convocar a un concilio ecuménico respondiendo a la labor pastoral de la Iglesia. Se habló de un concilio que fuera signo de los tiempos para adecuar su evangelización a los tiempos modernos. Analizar la biografía de Giusseppe Roncalli, quien más adelante será nombrado papa Juan XXIII, nos va a permitir profundizar su voluntad y ánimo para una renovación eclesial y apertura al mundo terrenal.

El capítulo segundo, "Una Iglesia renovada: el caso latinoamericano", analiza el panorama de la Iglesia latinoamericana donde se van a aplicar los postulados del concilio Vaticano II a la realidad latinoamericana. El impacto en el Perú fue de gran magnitud, ya que se permitió abordar el tema de la pobreza y justicia social, dos temas importantes en las conclusiones de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, Colombia.

La renovación de la Iglesia en Latinoamérica luego del Vaticano II (1962-1965) se concreta con el documento de Medellín (1968). Será un llamado a cambiar las estructuras de opresión y marginación de los sectores populares. Por otra parte, bajo la doctrina católica se va a remarcar la opción por los más pobres.

Debemos tener en cuenta que los diversos movimientos sacerdotales en Latinoamérica provienen del llamado de la Populorum progressio, mientras que Medellín significó el espaldarazo de la doctrina católica en Latinoamérica al sector progresista.

De esta manera surgen los movimientos sacerdotales en Latinoamérica. En el Perú, el Movimiento Sacerdotal ONIS; en Argentina, el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo; en Chile, los Sacerdotes por el Socialismo; en Colombia, el grupo de Golconda y, luego, el Movimiento Sacerdotes para América Latina, y, en México, Sacerdotes por el Pueblo; algunos más radicales que otros.

En el capítulo tercero, "El surgimiento de ONIS", se analiza la iniciativa de un sector del clero peruano de reunirse para analizar la situación socio-económica del país. Fruto de esta reunión surgió la ONIS (Oficina Nacional de Información Social) cuyas conclusiones fueron redactadas en un documento que lleva por título "Declaración de sacerdotes peruanos sobre las estructuras socio-económicas del país" (1968). Su impacto fue tanto social como religioso, ya que el clero peruano nunca se había pronunciado contra las injusticias sociales desde que los españoles trajeron consigo la religión católica al Nuevo Mundo. Más bien el clero del Perú siempre tuvo privilegios sociales y políticos. Al respecto hay que tener presente el denominado Patronato Indiano, que era el acuerdo entre la Estado y la Iglesia para realizar la obra evangelizadora en el Nuevo Mundo. El Estado asumía las cargas económicas de la institución eclesial. El Patronato tiene antecedentes en el Medioevo, cuando los papas otorgaban a determinados soberanos algunos privilegios, que eran inherentes a su poder espiritual. Con el advenimiento de la República, en el Perú, el Patronato no desapareció[1]. Los remanentes de esta institución desaparecieron con la promulgación de la Constitución de 1979.

ONIS –constituido como movimiento– tuvo participación activa en diversos actos de solidaridad. A su vez, publicó pronunciamientos, declaraciones y otros documentos en periódicos limeños, de manera especial en el diario Expreso por la facilidad de costos. Los documentos de ONIS se fundamentan bajo la doctrina católica de la época que tenía un rasgo común: lucha contra la pobreza y opción por los pobres; luego, van a tomar los postulados de la Teología de la Liberación que fue una reflexión de Gustavo Gutiérrez en el primer encuentro nacional de ONIS.

El capítulo cuarto, "Concepción socio-religiosa del Movimiento Sacerdotal ONIS", estudia la concepción social de ONIS, es decir, la propuesta social de una sociedad más justa y que se fundamentan en planteamientos teológicos, logrando que ONIS cumpliera un rol en la sociedad peruana. La teología en que se fundamentó es la Teología de la Liberación, que significó un nuevo paradigma teológico, ya que esta nueva forma de hacer teología tomaba postulados de la realidad y especialmente de la situación de los oprimidos. La reflexión de Gustavo Gutiérrez hizo que la teología fuese analizada desde la situación de injusticia, y muchas de sus reflexiones fueran desarrolladas en diversas conferencias antes de ser redactadas en su libro Teología de la Liberación. Será en una disertación del primer encuentro nacional de ONIS (1968) cuando inicia su reflexión que será redactada en 1971. Gustavo Gutiérrez fue uno de los miembros de ONIS y, junto con Jorge Álvarez-Calderón, se mantuvo firme en la opción preferencial por los pobres. Si bien Gustavo Gutiérrez es el teólogo, Jorge Álvarez-Calderón es el pastor y organizador. La biografía sobre Gustavo Gutiérrez es amplia y difundida, mientras que la de Jorge Álvarez-Calderón es desconocida; de allí que esta investigación sea una de las primeras en hacer su estudio y va a contribuir con investigaciones posteriores.

En el capítulo quinto, "Acción social y política del Movimiento Sacerdotal ONIS", se van a analizar las acciones pastorales de ONIS que implicaron un compromiso político y social. Si bien los diversos actos de ONIS fueron de una actitud de reclamo o protesta, ésta se basaba también en una actitud de compromiso. En este capítulo voy a exponer una periodificación de la labor que cumplió ONIS en la modificación de las estructuras sociales del Perú. Podemos establecer una periodificación tanto eclesial como social, pero que no implica una ruptura, más bien se acentúa el compromiso con los sectores populares. La primera postura es eclesial (1968-1971) y busca una renovación del clero; la segunda postura es la social (1971-1975), donde se pone énfasis en la vía socialista de la sociedad. Esta periodificación tiene que ver mucho con los planteamientos de ONIS, ya que va dejando poco a poco la doctrina de la jerarquía católica para adoptar los planteamientos de la doctrina católica latinoamericana y de los documentos del episcopado peruano.

Agradecimiento.

Reconocimiento al esfuerzo y talento puesto en juego por el autor.

Referencia a la importancia de historiar ya la historia reciente de la Iglesia en el Perú.

 

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En el prólogo escrito por el profesor Fernando Armas encontramos una frase rotunda que tomaré como punto de partida para este comentario. Refiriéndose al compromiso con los pobres y su camino, como prioridad pastoral del grupo de sacerdotal ONIS, dice que: "...es expresión de [este] voluntarismo clerical". (p. 10)

Y es que el libro precisamente constituye un esfuerzo por conocer cómo fue que surgió y fraguó este voluntarismo en una acción pastoral concreta, desde unos factores que no podían ser sino expresión de una época, en una coyuntura determinada. Así, el trabajo bien hecho de un historiador es una oportunidad preciosa para poder pasar de una mirada superficial, arbitraria, desde los pre-juicios del observador común, al resultado de un esfuerzo profesional. Creo que acostumbrados a la "historia" entre comillas, contada por periodistas o supuestos "conocedores" sobre estos temas, es bueno resaltar la importancia y necesidad de ir contando con aproximaciones profesionales bien hechas. Y estimo que el libro de Juan es justamente un ejemplo.

 

El voluntarismo clerical de fines de la década del sesenta, su camino inscrito en el de la sociedad, en el contexto de la vida de la Iglesia del inmediato post-concilio Vaticano II, requiere pues ser estudiado y comprendido. Y quedando claro que el libro de Juan responde a esta necesidad, voy a pasar a decir algunas cosas sobre su estudio, y también sobre la comprensión del fenómeno ONIS que nos presenta.

 

Pasemos pues a decir algo del estudio plasmado en el libro:

 

Respecto al marco temporal comprendo que la lógica del trabajo no implicaba historiar toda la existencia de ONIS. La naturaleza del movimiento, sus características y límites, quedan claros precisamente en el estudio de su origen y plenitud, hasta el rápido agotamiento del camino de cambio social, económico, y político que el gobierno de Velasco intentó con vigor hasta el ocaso de su liderazgo de 1974 a 1975.

Lo que sobrevino a partir de allí fue, según es sabido, un progresivo debilitamiento del ímpetu reformista-revolucionario (nótese la carga de significación de este binomio) del gobierno de las fuerzas armadas, es decir, el lento final de esta utopía transformadora, impuesto tanto por la coyuntura económica internacional y local, como también por los límites cada vez más patentes del proyecto mismo, hasta su extinción en la coyuntura que lleva a la constitución del 79. Con este proceso, ONIS también decae y finalmente languidece... pero esa no es la historia que Juan ha querido contarnos, y me parece bien.

 

Respecto a las fuentes y bibliografía estimo que el autor ha manejado bibliografía suficiente, aunque quizá podría haberla ampliado un tanto. Pienso por ejemplo, en publicaciones de protagonistas del movimiento como Jorge Álvarez Calderón o Alejandro Cussiánovich, presentes en el más amplio trabajo sobre el tema de Young-Hyun Jo publicado por la UNAM en 2005.

En cuanto a fuentes, lo mismo, aunque creo que podemos considerarnos satisfechos.

 

Sobre la estructura del trabajo, me ha gustado especialmente cómo el autor ha proyectado los cinco capítulos. Los dos primeros refieren el contexto histórico-eclesial, a nivel universal y a nivel regional. Los siguientes ya tratan directamente sobre ONIS. La introducción y las conclusiones están bien construidas, y de su lectura puede decirse que el autor cumple con lo que promete, sin que el cuerpo propiamente dicho del libro resulte desbordado o se quede corto.

 

Pasemos ahora a decir algo sobre el aporte del libro a la comprensión del tema estudiado.

 

En la Introducción se avisa al lector que la materia a estudiar viene de la pregunta sobre el modo en que los sacerdotes de ONIS, al interior del denominado "clero progresista", construyeron un discurso de justicia social desde el magisterio episcopal y conciliar de la Iglesia. Si bien es cierto que en el libro la pregunta queda respondida, hay ciertas insuficiencias –me parece- que provienen de no tener siempre presentes todos los factores.

 

Me explico. Por ejemplo, la categoría "clero progresista" requeriría un mayor esclarecimiento, quizá justamente desde su contraparte clerical. Asimismo me parece deseable un mayor trabajo sobre el clero (y su crisis, que fue muy grande), en el universo de la Iglesia post-conciliar.

También sobre la manera en que el marxismo del momento –no en abstracto- es asumido como factor del discurso de justicia social construido por los sacerdotes de ONIS, atendiendo al cómo, en los años sesenta y setenta justamente se desarrollan justificaciones y se piensa como posible la amalgama entre marxismo-cristianismo, inconcebible en tiempos de Pío XII, tanto a nivel doctrinal como en el de la práctica política concreta.

 

El primer capítulo, en tanto trata del contexto histórico-eclesial "macro" constituiría un desafío difícil de afrontar para cualquier historiador. Considero que, en general, el autor lo cumple bien, pero no termina de ser satisfactorio y, en ese sentido, me parece el más débil de todos –siendo el no menos importante.

Por ejemplo allí, de un modo no justificado, Juan asume una de las posturas hermenéuticas sobre el Vaticano II sin, al parecer, llegar a ser consciente de las dificultades de la cuestión, dependiendo en exceso del pensamiento de un sector muy caracterizado de autores.

Precisamente en la medida en que se trata de la interpretación del momento histórico eclesial en el que se puede entender ONIS, resulta una debilidad importante que además, por ejemplo no deja espacio para siquiera pensar positivamente que pudiese haber –como de hecho hubo- otro sector de sacerdotes con una mirada y una sensibilidad muy distinta respecto al tiempo del Vaticano II y su legado.

 

Sobre los demás capítulos, entre tanta riqueza de elementos, hay uno que me parece clave y sobre el cual el autor tampoco parece tener dudas, y es la cuestión de en qué sentido y hasta dónde el pensamiento-doctrina teológica asumida por ONIS dependía del marxismo, y si puede decirse que sus miembros –o por lo menos sus líderes más importantes- eran marxistas.

El autor piensa que no, y en eso coincido, a la luz de la investigación aportada por él.

En este sentido, Juan sostiene –sin cuestionar los testimonios que recoge- la naturaleza genuinamente religiosa de la Teología de la Liberación de Gustavo Gutiérrez y su recurso meramente instrumental al marxismo, es decir, un recurso no fontal a esta filosofía.

En esa línea suma los testimonios de protagonistas importantes de aquella hora, para quienes la opción por los pobres y el compromiso por su liberación social y política, no brotaban de otra fuente que no fuese, en definitiva, su experiencia de fe y su manera de leer la revelación bíblica. Es el caso del testimonio de la página 122 sobre la manera en que entendían lo revolucionario de su posicionamiento y acción pastoral, sin jamás planteárselo en una forma violenta.

En correspondencia con esto, sin embargo, el objetivo del movimiento se traducía en propender a una "salida revolucionaria precisamente por la vía socialista" (p. 167), para el Perú, esto es, la transformación de la sociedad desde sus fundamentos –una verdadera revolución- pero por el camino socialista-reformista no violento.

 

En esta línea un elemento de extraordinario interés lo constituye, a mi juicio, la forma en que el movimiento ONIS se comprende a sí mismo en el horizonte del plan divino de salvación de cada hombre y de todo el pueblo, en el aquí y ahora de su historia y no en el más allá.

Y cómo esta utopía –permítaseme la expresión- encontraba en su mente y sus vidas, expresión cabal en la acción político-social al interior de la acción pastoral de la Iglesia como tal, ¡y no como dimensión sobre-añadida a ella!

 

Por eso es interesante cómo aparece en el trabajo la índole de la pastoral liberacionista promovida por ONIS, la dimensión social de la fe, con autonomía y no-dependencia de un proyecto político concreto, por más que de hecho hayan apoyado el proceso emprendido por el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada. Así se comprende que no dejaran de ser críticos con él, siempre en su posicionamiento desde la fe, pero también se entiende que entre sus miembros más destacados, hubo colaboradores muy cercanos del gobierno, como por ejemplo en el padre Romeo Luna Victoria y su compromiso con la Reforma Educativa.

 

Finalmente, sobre las conclusiones quisiera hacer alguna observación puntual, Concretamente, al autor le parece que ONIS asume la Teología de la Liberación después de una primera etapa en la que bebió más bien de las fuentes del magisterio conciliar y episcopal latinoamericano (Medellín).

Sin embargo ya en julio del 68, en una conferencia en Chimbote, el padre Gutiérrez tiene algo avanzado el planteamiento teológico que plasmará en libro el 71 con la primera edición de Teología de la Liberación. Perspectivas. Con lo que por cierto, no es recién entonces cuando ONIS empezó a asumir tales "perspectivas".

Asimismo, quizá es excesivo el carácter categórico y sin matices de la afirmación de Juan cuando dice que ONIS "...no tuvo vínculo alguno con la "primera fase" del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, ya que su pastoral se dirigía a los sectores populares donde las reformas parecían no haber llegado" (p. 188s.).

 

En fin, termino ya este comentario concordando con el autor sobre la importancia de haber realizado este intento de historiar este movimiento sacerdotal, expresión importantísima de la vida de la Iglesia de la época, que sin duda tiene un sitio ganado en la historia de la Iglesia contemporánea del Perú. Y, en esa línea, estimo que este trabajo también.

 Dr. Ernesto Rojas Ingunza

Lima, Universidad Federico Villareal, 16 de octubre del 2014

[1] Armando Nieto Vélez. "La Iglesia católica en el Perú". Historia del Perú. Procesos e instituciones. T. XI Pág. 422.