lunes, 19 de mayo de 2025

Federico Prieto Celi "DON IGNACIO Por las montañas a las estrellas Semblanza de monseñor Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea, pionero de la nueva evangelización, 2018

Federico Prieto Celi DON IGNACIO Por las montañas a las estrellas Semblanza de monseñor Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea, pionero de la nueva evangelización (Palabra, Madrid, 2ª 2018, 416 pp)

Ahora que Chiclayo está en el corazón de la Iglesia, gracias a la elección como papa León XIV de quien fuese su obispo, Monseñor Robert Prevost, la obra se convierte en la clave-respuesta al dinamismo y pujanza de esta diócesis del norte del Perú. Su floración vocacional, la religiosidad de sus fieles debe mucho a la siembra de santo Toribio Mogrovejo que coronó su itinerante vida misionera en Zaña y ya recientemente, con la creación de la diócesis en 1956, sus ejemplares prelados Mons. Daniel Figueroa Villón (1956-1967), Mons. Luis Sánchez Moreno-Lira, como Administrador Apostólico, Mons. Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea (1968-1998), Mons. Jesús Moliné Labarta (1998-2014), Monseñor Robert Francis Prevost Martínez O.S.A. (2015-2023)

Sobresale por su labor de pionero y forjador durante 30 años Monseñor Orbegozo, quien venía bien preparado tras sus afanosos años de Yauyos y Cañete. El Perú de la segunda mitad del siglo XX es el horizonte en el que se desenvuelven cuarenta años de la vida de Don Ignacio -monseñor Ignacio María de Orbegozo y Goicoechea- al servicio de Dios, de la Iglesia y de las almas.

 El relato de su personalidad carismática ha trascendido dentro de la Iglesia por ser un adelantado de la segunda evangelización, haciendo un puente de siglos con la primera, realizada por santo Toribio de Mogrovejo.

El itinerario de Don Ignacio es inédito, por ser la aventura de un médico cirujano español -vasco, para más señas- que, por las cordilleras andinas y por los valles costeños del Perú, cuando todavía no había las comodidades que hoy existen, se convirtió en el prelado primero y el obispo después que predicaba la palabra de Dios, administraba los sacramentos y gobernaba la parcela que le había sido encargada por Roma.

Desplegaba su figura por igual entre poderosos e indigentes, con el mismo cariño humano y visión sobrenatural con que lo había hecho durante su juventud en su patria. Fue un gran admirador y fiel discípulo de san Josemaría Escrivá de Balaguer, que cambió el destino de su vida.

Con Don Ignacio se inicia una fructífera presencia de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, sociedad intrínsecamente vinculada al Opus Dei, en su segunda patria. Sirvió a los romanos pontífices, desde Pío XII hasta san Juan Pablo II, y participó en las cuatro sesiones del Concilio Ecuménico Vaticano II.

Sus 30 años como pastor forjador de la diócesis a través del Seminario, los profesores, el santuario-monasterio de Nuestra Señora de la Paz, la Universidad han puesto los pilares de la celosa diócesis que le ha llevado al actual Papa en su primer saludo a decir: "mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe, y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo".

La presente obra recoge informaciones de primera mano, oral y escrita, de cuantas personas trataron a su protagonista en sus años de misión. Campea por sus páginas precisión documental y elegancia en el estilo, aire familiar sin dejar lo institucional, el cuidado académico sin la anécdota personal tan recia y cordial como le es propia a don Ignacio.

Aunque no es una biografía al uso, nos da la base y el cimiento para lograrlo. Su autor, Federico Prieto Celi (Lima, 1940), nos brinda una obra en la plenitud de su trayectoria como periodista. Licenciado en la Universidad de Navarra y titulado por la Universidad de San Marcos. Comentarista político, ha sido director de los diarios La Prensa y El Sol, subdirector de El Callao y jefe de Suplementos de Expreso. Fue deportado, junto a otros periodistas, por el gobierno militar en 1974 por defender la libertad de expresión en el semanario Opinión Libre. Escribe en el portal Lucidez. Doctor en Derecho y profesor universitario, ha ocupado diferentes cargos públicos, entre ellos la Secretaría General del Ministerio de Educación y ha representado al Perú en diferentes foros internacionales. Es miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas del Perú. Entre sus libros destacan El deportado, biografía de Eudocio Ravines (1979), Regreso a la democracia, biografía del general Francisco Morales Bermúdez (1996), Crónica de la crisis de los rehenes (1997), La fuerza creadora de la educación (2006) y Así se hizo el Perú (2010), entre otros. Recibió en 2017 el Premio de Periodismo Cardenal Landázuri.

Índice de la obra:

DON IGNACIO. Por las montañas a las estrellas

CONTRAPORTADA

A MANERA DE PRÓLOGO

UN VERDADERO PADRE Y UN HERMANO INCONDICIONAL

PRIMERA PARTE

1. INSTRUMENTO DE DIOS PARA UNA MISIÓN ESPECIAL

2. ESTUDIOS DE MEDICINA

3. FAMILIA EN LA OBRA

4. ORDENACIÓN SACERDOTAL Y VIAJE AL PERÚ

5. PARTICIPACIÓN EN EL V CONGRESO EUCARÍSTICO (1954)

6. DOCTORADO EN TEOLOGÍA (ROMA: 1954-1956)

7. EL AMOR DEL PADRE A LOS ENFERMOS

8. PÍO XII ENCARGA LA PRELATURA DE YAUYOS AL OPUS DEI (1957)

9. ¿POR QUÉ DON IGNACIO?

10. CAMINO DE YAUYOS

11. CINCO SEMILLAS QUE GERMINARON EN LOS ANDES

SEGUNDA PARTE

12. YAUYOS FORTALECE LA FE

13. PASTOR CON OLOR A OVEJA

14. EL ACCIDENTE DE FANFI

15. PRIMERA CARTA PASTORAL (1959)

16. EVANGELIZANDO A LOMOS DE MULA

17. SANTIFICACIÓN DEL DESCANSO

18. VI CONGRESO EUCARÍSTICO NACIONAL

19. PADRE CONCILIAR (1962-1965)

20. CAÑETE, NUEVA SEDE DE LA PRELATURA

21. OBISPO PRELADO DE CAÑETE (1964)

22. CATEDRAL, SEMINARIO Y ERMITA

23. RECUENTO DE UNA DÉCADA

TERCERA PARTE

24. OBISPO DE CHICLAYO

25. MAESTROS Y SACERDOTES

26. LA UNIVERSIDAD Y EL SANTUARIO

27. PRESIDENTE DE CÁRITAS DEL PERÚ

28. CARTAS CON EL PADRE Y CON SUS SACERDOTES

29. CON SAN JOSEMARÍA EN LIMA

30. PIONERO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

31. MUERTE DE SAN JOSEMARÍA

32. AL SERVICIO DE LA IGLESIA UNIVERSAL

33. JUGLAR DE DIOS

34. GENIO Y FIGURA

35. ASÍ HA SIDO MI VIDA

36. LA ÚLTIMA ENFERMEDAD

37. EN LA CRIPTA DEL SANTUARIO

FUENTES Y AGRADECIMIENTOS

NOTAS

domingo, 6 de abril de 2025

BASIDA, MI SEGUNDA PLACENTA. Clemente Aguilera, 2024, 130 pp

Este sábado 5 de abril del 2025, en el marco del 29º aniversario de Basida-Navahondilla "Agarrados a la vida" he tenido el gozo de asistir a la presentación del libro "Basida. Mi segunda placenta". Su autor, Clemente Aguilera Flores, gran amigo de mis días de voluntario en esta casa y con quien he compartido las vivencias del libro. La editora, entusiasta, Guadalupe Romero, a quien pude conocer en el evento. Las ilustraciones de Alex Miclan

Comienza con un sencillo prólogo. Las 130 páginas se articula en tres grandes apartados con simpáticos títulos "La buena", "La no tan buena", "La mejor". Es la trayectoria de su fascinante vida de aventura que "ve un puntito de luz", cuando tras el túnel oscuro en que perdió, llegó a BASIDA providencialmente. De la 115 a la 125 nos narra la historia de las tres casas de Basida y termina con "algunas frases y buenos consejos" que son la quintaesencia de la vida saboreada y compartida de Clemente (pp.126-128); bueno, el fin es una invitación a que el lector se implique y escriba y el superfin es la simpática despedida con el infaltable buenhumor que le acompaña.

Y, lo mejor, lo que se consiga con la venta va cien por cien para BASIDA, su segunda placenta, su Cielo en la tierra.

Gracias, Clemente, ¡enhorabuena! Amigos no se lo pierdan y compartan esta vida, relatada de modo tan sincero y abundante.

Les comparto su testimonio escrito en "Sencillamente" (Diciembre 2023, nº 33, p.38)

BASIDA = MI SEGUNDA PLACENTA.

Nací en Cabra, pueblo de Córdoba, en 1950, y me pusieron de nombre Clemente como mi padre. Cuando tenía cuatro años y ya éramos muchos en casa, nos trasladamos a un piso de Madrid. Al poco tiempo, me llevaron a un internado de monjas; luego, a otro internado, hasta que por edad no podía seguir y  me inscribieron en un colegio estatal. La familia había crecido ya hasta llegar a 17 los hermanos.  

Aproximadamente, cuando tenía unos catorce o quince años, nos juntábamos un grupito de amiguitos del barrio, nos íbamos al cine, al baile etc. Entre el grupito había una vecinita que me gustaba y, con el tiempo, noté que ella me miraba de una manera diferente. Cuando salíamos los domingos, era mi sombra, le contaba chistes y ella se partía de risa. Éramos inseparables por lo que la relación se convirtió en un amor, ¡de verdad!

 Recién cumplidos los dieciocho años, me saqué el carnet de conducir y me compré a plazos una moto Vespa 125 c. c., luego vendría una citroén.   Aunque trabajé de botones en la adolescencia, mi trabajo tuvo que ver siempre con el tema de la construcción; se me daba tan bien, que siempre solicitaban chaperones así que me puse por a trabajar por mi cuenta, llegando a tener una secretaria y dos chavales conmigo; si algún domingo salía un urgencia la tenía que hacer yo. Fui prosperando en el trabajo, llegando a ir fuera de Madrid, hasta Barcelona. Y tantas veces ocurrió que mi novia -con mucha razón- se cansó y me dejó. No pasado mucho tiempo lo volvimos a intentar, pero no funcionó. Me sentí tan deprimido que -con veinticinco años- me lié la manta a la cabeza, lo dejé todo y firmé tres años en la legión.

Ni que contar las aventuras vividas por las tierras africanas de Melilla. Como siempre me ha gustado meterme de lleno en el asunto, fui instructor, participé en varias operaciones especiales y mis superiores me pidieron que renovase. Pero, la verdad, es que cuando cumplí los tres años que firmé, añoraba regresar a mi casa y enseguida lo hice. Retomé mis trabajos y enseguida me dispuse a ganar mucho dinero; alguna chiquita que otra, pero nada cuajó, porque yo casarme por casarme y no quedarme soltero no entraba en mi convicción y poco a poco me fui picando con el alcohol, hasta el punto de perder la cabeza. Me convertí en un mendigo, un pordiosero, tirado por las calles.

En tales condiciones, necesitaba una ayuda especial. Los médicos le aconsejaron a mi familia que me ingresaran en un Hospital de salud mental. La le dio las señas de BASIDA, casa de acogida donde conocía a la directora y ella misma se encargaría de hablar en su nombre.

Concretamente, el día uno de noviembre hace diecisiete años se me abrieron las puertas de BASIDA y poco a poco volví a ver la luz, pero von muchísima mas claridad que cuando mi madre me trajo al mundo.

BASIDA nunca jamás se acabará porque siempre habrá alguien que coja las riendas y hacia delante seguirá. Esta es mi auténtica realidad.

 Clemente Aguilera Flores

domingo, 16 de febrero de 2025

ENCUENTRO DE SACERDOTES MISIONEROS ESPAÑOLES EN AMÉRICA República Dominicana, 27 al 31 de enero de 2025. P. Jaume Benaloy. DÍA DE LA OCSHA

ENCUENTRO DE SACERDOTES MISIONEROS ESPAÑOLES EN AMÉRICA

República Dominicana, 27 al 31 de enero de 2025

 

 

 "Hermanos sacerdotes en una Iglesia sinodal y misionera"

 

En Santo Domingo, capital de República Dominicana, del 27 al 31 de enero de 2025, nos hemos reunido 1 obispo y 21 de los 138 sacerdotes misioneros españoles, actualmente activos de la OCSHA (Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana), procedentes de Argentina, Brasil, República Dominicana, Honduras, Estados Unidos, Venezuela y Perú, acompañados por el Obispo coadjutor de la Seu d'Urgell, D. Josep Lluís Serrano, y D. José María Calderón Castro, en representación de la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Española.

Agradecidos por este nuevo Encuentro Continental bianual de la OCSHA, compartimos lo vivido en estos días como una gracia de Dios para renovar fuerzas y continuar con gozo la misión ad gentes en Hispanoamérica y El Caribe.

Tras la llegada al Centro de Formación Integral Juventud y Familia, se inició el Encuentro celebrando la Eucaristía, que fue presidida por Mons. Rafael Felipe, obispo emérito de Barahona, y Mons. José Amable Durán, auxiliar de Santo Domingo.

Comenzamos el segundo día conociendo la situación de República Dominicana con la ayuda del diácono permanente José Monegro y la Hna. Carmencita Ferrer, quienes nos presentaron la realidad sociopolítica y los principales desafíos pastorales de la Iglesia.

Por la tarde, nos encontramos con el Arzobispo de Santo Domingo, Mons. Francisco Ozoria Acosta, y visitamos la Catedral de Santo Domingo, primada de América, para celebrar la eucaristía y venerar la primera Cruz de la evangelización, siguiendo los pasos de los primeros misioneros.

Siendo Año Santo Jubilar, el tercer día peregrinamos a la basílica nacional de Ntra. Sra. de Altagracia en Higüey, donde nos recibió muy fraternalmente el P. Evaristo, rector de la basílica, y celebramos juntos la eucaristía a los pies de la Virgen más venerada por el pueblo dominicano. Por la noche, se proyectó el interesante documental "Hispanoamérica".

En el cuarto día, Mons. Josep Lluís Serrano nos dirigió la mañana de retiro donde nos recordó que somos hermanos misioneros en la Iglesia, misterio de comunión y misión, donde Cristo siempre está presente en medio de los hermanos.

Por la tarde, a los sacerdotes de la OCSHA se unieron otros religiosos y religiosas españoles que están de misión en República Dominicana para compartir sus ricas experiencias de misión. También nos visitó el obispo auxiliar emérito de Santo Domingo, Mons. Benito Ángeles, concluyendo con la celebración eucarística presidida por Mons. José Vicente Conejero Gallego, obispo de Formosa en Argentina.

En el quinto y último día, tras la presentación de la vida de la OCSHA, de la Comisión Episcopal de Misiones, de la ONG Misión América y del Fondo Nueva Evangelización, a cargo de D. José María Calderón, el Nuncio Apostólico de Su Santidad en República Dominicana, Mons. Piergiorgio Bertoldi, presidió la eucaristía final, clausurando el Encuentro Continental de la OCSHA 2025.

Agradecidos por la acogida fraterna y las gestiones realizadas por el P. Domingo Legua y el P. Rodrigo Hernández, así como la hospitalidad del Centro de Formación Integral Juventud y Familia, a cargo del P. Kennedy Rodríguez, nos despedimos jubilosos hasta el próximo Encuentro Continental de la OCSHA que será, Dios mediante, en México del 25 al 29 de enero de 2027.

Sacerdotes diocesanos misioneros de la OCSHA

Jaume Benaloy Marco,

misionero de Alicante en Perú

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DÍA DE HISPANOAMÉRICA

Historia de esperanza

Domingo, 2 de marzo de 2025 

La presencia de la Iglesia en el continente americano ha colaborado a hacer de los pueblos que lo integran «historias de esperanza». Cuando revisamos el camino recorrido, descubrimos con facilidad momentos de dificultad, de prueba y hasta de conflicto. Sin embargo, una y otra vez, la fe cristiana ha introducido en el corazón de las personas y de las culturas algo que resulta irreductible al mero optimismo: la certeza de que Jesucristo ha vencido ya a la muerte, a la esclavitud y al pecado. Más aún, la certeza de que esta victoria no es un mero hecho del pasado, sino que se dilata hasta el presente, en toda circunstancia y lugar. En otras palabras, la Esperanza es la misma certeza de la fe, pero extendiéndose a través del tiempo y regalándonos una buena noticia para nuestro presente y nuestro futuro personal y comunitario.

¿Para qué nos sirve la esperanza? Para caminar juntos, es decir, para ponernos en marcha y mantenernos en comunión. La esperanza, en otras palabras, no es un mero horizonte «inspirador», un lema «motivador» o una suerte de «sueño utópico» para salir de nuestro inmediatismo. La esperanza es mucho más que todo ello. Es la seguridad existencial, que se nos regala como gracia, de que la compañía de Jesucristo en nuestras vidas es auténticamente contemporánea. Dicho de otra manera, el Verbo de Dios se hizo carne y permanece habitando entre nosotros (cf. Jn 1,14). De inmediato pienso en san Agustín que agudamente señala: Muchas y grandes son mis dolencias; sí, son muchas y grandes, aunque más grande es tu medicina. De no haberse tu Verbo hecho carne y habitado entre nosotros, hubiéramos podido juzgarlo apartado de la naturaleza humana y desesperar de nosotros

Jesucristo, verdadero Emmanuel, es decir, «Dios con nosotros», nos permite descubrir que entonces la comunión no es tampoco un mero «exhorto a la unidad» o un esfuerzo asociativo, sino un hecho que él mismo construye, contra todo pronóstico, y para nuestra sorpresa y escándalo. ¡Podemos ser y hacer juntos, por gracia de Dios! ¡Más aún, podemos arriesgarnos al servicio del hermano, incluso del más diverso, porque el Señor sostiene y no abandona!

La esperanza también nos mueve a «ver» la realidad de otra manera. En la bula de convocatoria del jubileo ordinario del año 2025, el papa Francisco anota: Además de alcanzar la esperanza que nos da la gracia de Dios, también estamos llamados a redescubrirla en los signos de los tiempos que el Señor nos ofrece. Como afirma el Concilio Vaticano II, «es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de la época e interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la mutua relación de ambas». Por ello, es necesario poner atención a todo lo bueno que hay en el mundo para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia. En este sentido, los signos de los tiempos que contienen el anhelo del corazón humano, necesitado de la presencia salvífica de Dios, requieren ser transformados en signos de esperanza

En efecto, en todo el continente americano, existen numerosas contradicciones, miserias y absurdos. Al revisar las noticias del día, podemos sentirnos rebasados e incapaces de contribuir a que algo pueda cambiar. Sin embargo, los «signos de los tiempos» no son solamente los muchos desafíos sociales. El principal «signo de los tiempos» es el propio Jesucristo, que es preciso reconocer en el interior de las heridas y de los sufrimientos de nuestros pueblos. Jesucristo siempre suscita, de manera discreta pero eficiente, conversión, comunión, fraternidad y misión. Por eso es por lo que el bien no está totalmente ausente. No hay escenario, por oscuro que parezca, en que Jesús no opere como buena noticia y como hecho salvífico a través de nuestra fragilidad.

Con esto bien asentado en nuestra mente y en nuestro corazón, podemos entender de una nueva manera que los pueblos americanos constituyen un «continente de la esperanza», como han dicho todos los papas desde san Pablo VI y hasta nuestro actual pontífice. En particular Francisco, confiando en que el Señor actúa siempre en lo pequeño, en lo periférico, en lo más pobre, y en lo más herido, ha dicho:

América Latina es el «continente de la esperanza», porque de ella se esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen tradición cristiana y progreso civil, justicia y equidad con reconciliación, desarrollo científico y tecnológico con sabiduría humana, sufrimiento fecundo con alegría esperanzadora. Solo es posible custodiar esa esperanza con grandes dosis de verdad y amor, fundamentos de toda la realidad, motores revolucionarios de auténtica vida nueva  

¡Quiera Dios que todos los misioneros en tierras americanas encuentren, durante el año jubilar, motivos renovados para anunciar con alegría que «la esperanza no defrauda»! (Rom 5,5). 

¡Quiera la Santísima Virgen, Nuestra Señora de Guadalupe, transformar nuestros corazones para que, renunciando a nuestros orgullos y apegos, podamos continuar haciendo de los pueblos americanos auténticas «historias de esperanza» para la renovación del mundo y de la Iglesia!

Amén.

 Robert Card. Prevost, OSA Presidente