viernes, 27 de agosto de 2021

Los últimos momentos de Rosa de Santa María, muerte y entierro

Los últimos momentos de Santa Rosa de Lima, muerte y entierro

José Antonio Benito

En los últimos años sufre una larga enfermedad, en la cual dice a menudo: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor". El 1 de agosto de 1617 comenzaron los intensos dolores de cabeza. Como dicen sus testigos, sentía "que por allí le prendía por él un puñal de fuego ardiendo que se lo atravesaban, y el brazo y todo".  Santa Rosa fue atendida por fray Juan de Lorenzana. Sin embargo, los dolores eran cada vez más intensos. Ella pedía que la dejen sola y no le hablasen. "Eran dolores del infierno". Ella soportó los dolores con paciencia y pedía a su esposo Jesús que le enviase más dolores y paciencia para soportarlos.

El domingo 6 de agosto, sufrió un ataque de hemiplejia, Rosa solo podía mover un lado de su cuerpo, el brazo y la pierna izquierda. Su boca se había torcido levemente. A pesar de la hemiplejia aún tenía lucidez y conocimiento. El 17 de agosto, aumentaron los dolores de costado y se agravó la gota en el pie derecho. Su madre María de Oliva y su padre la visitaron. Santa Rosa quiso como última voluntad ser amortajada con el hábito dominico. El 21 de agosto recibió la extremaunción, ofreció su sortija a Micaela de la Maza. Tenía lucidez y recibió la visita del médico Juan del Castillo.

 

Rosa vivía en la casa don Gonzalo de la Maza y doña María de Uzátegui quienes proporcionaron una morada ideal para sus deseos contemplativos. Tanto ellos, como sus hijas Micaela y Andrea serán testigos de su despedida terrena. Les asombraba que mientras "la naturaleza iba desfalleciendo, parecía se aumentaba su paz y alegría". Y estando así el martes por la noche del 22 de agosto, "con un crucifijo en la mano, con amorosos requiebros le pedía dolores": ‑ Mi Dios, mi Señor, mi Jesús, mi Esposo, y mis amores, dadme dolores.

 

Se va despidiendo tiernamente de todos sus familiares. Comenzó pidiendo la bendición al Contador; y, luego, llamando a sus dos hijas "les hizo una plática, exhortándolas a que sirviesen y amasen mucho a Nuestro Señor y sirviesen mucho a sus padres y les diesen buena vejez". Mandó llamar también a los siete esclavos negros de la casa para darles su bendición.

Por estos testimonios últimos sobre el momento de su muerte podemos calibrar el alto nivel espiritual de estos esposos:

‑ Doña María: "Llamando el dulce nombre de Jesús expiró, quedando con los ojos abiertos y claros sin quebrárseles, y su rostro tan lindo y hermoso como cuando estaba viva y con muy buenos colores".

. Don Gonzalo: "Y con esta resignación, paz y entendimiento, y con su habla y sentido estuvo hasta que expiró, un poco antes de las doce y media de aquella noche, diciendo: "Jesús, Jesús sea conmigo".

El 23 de agosto recibió la visita de su confesor fray Juan de Lorenzana y se despidió de él pidiéndole su bendición. Antes de morir le pide perdón por todos los pecados a cada uno de los de su casa. Pidió entonces Rosa le quitasen "las almohadas en que estaba incorporada, y se hizo arrimar a la madera de la cama"; le acompañaba su hermano Hernando y, teniéndole el brazo, se volvió a él y le dijo: "bien se puede sacar  [ir de allí], hermano, que ya no es menester". Era como decirle que se moría, que todo se acababa y le pedía "que se vaya, que ya está acabado".  Todavía logra persignarse con sus dedos pulgar e índice cruzados, que "se signó en la frente, en la boca y en los pechos". Entonces, sobrevino el paro cardiaco o aneurisma, ya que sufrió una breve pausa, tras la que exclamó: "Jesús sea conmigo" y expiró el jueves 24 de agosto de 1617, una media hora después de las doce de la noche, cuando alboreaba el día del apóstol San Bartolomé. Se encontraba en la madurez de su juventud de sus 31 años de edad y 4 meses.

Su cuerpo, después de vestido con el hábito de Santo Domingo, fue llevado de la habitación en que murió a una cuadra o sala más amplia en la que se juntaron alrededor de 20 personas. Allí, Luisa de Melgarejo se arrobó y estuvo en "éxtasis desde la una y un cuarto poco más o menos, hasta cerca de las cinco de la mañana…, y estando en él prorrumpió en habla". De lo que dijo en esa oportunidad tomaron nota puntual los testigos Juan Costilla Benavides, oficial mayor del contador de la Maza, y el fraile dominico Francisco Nieto. El texto íntegro de esas visiones, sacadas en limpio, las incluyó Gonzalo de la Maza en su respuesta a la pregunta 24 del cuestionario a los testigos que declararían sobre la vida de Rosa de Santa María con motivo de las informaciones ordenadas por el arzobispo Bartolomé Lobo Guerrero. El 25 de agosto su cadáver es trasladado al Convento de Santo Domingo y era tal la multitud que acudió a venerarla que durante tres días se hizo imposible el entierro, fue durante ese lapso que el pintor Angelino Medoro al ver el rostro de la santa, decide plasmarlo en una pintura al lienzo, convirtiéndose en el único retrato autentico de la santa. Tras su deceso, el vecindario y devotos determinaron pagar el alquiler de la casa en que había vivido y comenzaron a reunirse allí por las tardes a rezar el Santo Rosario y otros ejercicios de piedad. Por el fervor espontaneo la casa se convirtió en capilla y Santuario.

En vida, Rosa no fue una mujer de gran popularidad ni desempeñó un especial papel taumatúrgico, como sí lo hizo por ejemplo Francisco Solano. A pesar de ello, sin embargo, Rosa tuvo un entierro multitudinario y la sociedad limeña se precipitó a sus exequias, en la que participaron incluso las más altas autoridades civiles y eclesiásticas del virreinato. Personas que nunca la conocieron se abalanzaron sobre el féretro para tratar de tocarla u obtener alguna reliquia ¿A qué se debió ese fenómeno? Según el historiador René Millar el fenómeno estuvo vinculado con los confesores de la joven, que se encargaron de difundir sus virtudes y de comprometer a las órdenes religiosas en una participación activa e institucional en las exequias. Esto es especialmente clave en lo que respecta a la orden de Santo Domingo. Un miembro de ella tomó nota puntual de las revelaciones de Luisa de Melgarejo, durante el velatorio, y otro escribió a los pocos días una breve relación de su vida. Los dominicos asumieron a la difunta como un miembro de la orden y el procurador general de ella, a la semana de la muerte, solicitará al arzobispo que se reciba información de testigos acerca de "su santa vida".

El 5 de abril de 1668 es beatificada por el Papa Clemente IX cuya celebración tuvo lugar en el Convento Dominicano de Santa Sabina en Roma. El 12 de abril de 1671 es canonizada por el Papa Clemente X, declarándola Patrona de América, Indias y Filipinas y disponiendo el día 30 de agosto para la celebración de la fiesta en su honor.

BIBLIOGRAFÍA

BUSTO DUTHURBURU, José Antonio del. Santa Rosa de Lima (Isabel Flores de Oliva) Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. 2006

MILLAR CARVACHO, R. "Rosa de Santa María (1586-1617). Génesis de su santidad y primera hagiografía." Historia, Vol. 36, 2003: 255-273 Instituto de Historia Pontificia Universidad Católica de Chile

domingo, 15 de agosto de 2021

COMPROMISO MARIANO Y PATRIO POR EL BICENTENARIO

COMPROMISO MARIANO Y PATRIO POR EL BICENTENARIO

Rezando por los parques de Pueblo Libre y visita a la Quinta de los Libertadores

José Antonio Benito

Después de año y medio de pandemia, en plena crisis política peruana en torno a las elecciones presidenciales, conmemorando el Bicentenario del Perú, uno añora los encuentros amicales, las reuniones familiares, el pasear por los parques, la visita presencial a un museo. Todo ello y un poco más lo acabamos de vivir en el domingo 15 de agosto, fiesta de Nuestra Señora de la Asunción.

Lanzamos la convocatoria en nuestro círculo "Laicos en marcha", lo publicamos en las redes sociales, enviamos a nuestros amigos el formulario y la respuesta se pasó de la cuenta, más de cuarenta.

A las nueve en punto, nos concentramos en uno de los150 parques de Pueblo Libre, en concreto en el que se ubica nuestro Hogar Alzamora, de la Milicia de Santa María de Lima, el Parque Rospigliosi. Una canción mariana para dar la bienvenida y despertar los ánimos dio comienzo a nuestro rosario por el Perú, uniéndonos a la campaña de oración por nuestra patria. Unos de modo personal, otros en familia; unos de distritos lejanos, otros -los más- de parques cercanos; grandes y pequeños; a pie o en silla de ruedas. Promovido por nuestro Movimiento de Santa María pero como siempre acompañados fraternalmente por las legionarias de María, familiares y amigos invitados, todos unidos en entrañable familia, fuimos recorriendo los remozados parques del distrito desgranando avemarías, cantando, colgando del corazón de nuestra Madre de la Asunción las peticiones más íntimas del corazón. Y casi, sin darnos cuenta – a las 10 a.m.- llegamos al Museo Nacional de Pueblo Libre, donde visitamos la Quinta de los Libertadores; allí se brinda la estupenda exposición preparada con motivo del Bicentenario. "La Independencia. Procesos e ideas". Once salas: 1. La primera introductoria con el mismo título. 2. Implosión española y juntas de gobierno. 3. Las rebeliones peruanas. 4. Los primeros esfuerzos militares en el Perú. 5. José de San martín. 6. La guerra y las proclamaciones. 7. Simón Bolívar. 8. La campaña final. 9. La república auroral. 10. La Iglesia en la Independencia. 11. La vida cotidiana en la Independencia. Gran esfuerzo para presentar los alcances de la reciente investigación de la manera más didáctica y atractiva. Aparece claramente que la Independencia es un proceso desde mediados del siglo XVIII hasta mediados del XIX (no sólo 1821); Perú es mucho más que Lima, es todo su territorio nacional como se ve en los mapas en las que se incorpora a las provincias; no es una isla sino un centro vinculado con España y América, contextualizado mundialmente. La Independencia va más allá de los Libertadores -aunque se le dedican dos salas a San Martín y Bolívar y que se han recreado como serían cuando habitaron la Quinta-, nos presenta el protagonismo de las mujeres, de las montoneras, de los militares, los políticos, los académicos, la Iglesia; los grandes momentos como el espectacular mapa de la batalla de Ayacucho y los de la vida cotidiana. Un valor agregado lo da la bella restauración de cuadros originales de artistas de primer orden como Gil de Castro (asombran sus retratos de Olaya, Parada de Bellido, San Martín, Bolívar) o Lepiani que con sus gigantes cuadros como el de la proclamación de la Independencia o el Encuentro de Punchauca tanto ha contribuido visualmente a la formación de la conciencia histórica peruana.

Como complemento a la densa visita se encuentra la posibilidad de acceder al interior del recinto del Museo, precisamente en el ambiente en que se desarrollaban las presentaciones "El Museo abre de noche" de los últimos viernes de mes. Allí se ha colocado el monumento titulado "Semilla del tiempo del Bicentenario". Diseñada a partir de un cántaro inca-chimú de la colección del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (MNAAHP), alberga una cápsula de 1.60 m de alto por 1.20 m de diámetro, que preservará objetos destinados a los peruanos del mañana y se abrirá el 28 de julio del 2121, tricentenario del Perú.

Concluyo agradeciendo a los responsables por su generosa acogida y acompañamiento en, quienes en todo momento respetaron los protocolos de sanidad y facilitaron un ingreso ágil y una visita provechosa y confortable.

Los animo a regresar con familiares y amigos y profundizar en cada sala, esquema, cuadro, texto, video (tiene la posibilidad de conectar si se llevan auriculares; también la lectura braille para invidentes). No olviden llevar su DNI, mascarilla y protector facial. Reservas: https://bit.ly/VisitaLaQuinta-MNAAHP. Conviene asomarse a su enlace por si hay alguna novedad.  https://www.facebook.com/MNAAHP . La entrada es gratuita, en horario de lunes a domingo: 9:00 a. m. a 4:00 p. m.

viernes, 13 de agosto de 2021

PADRE ALFONSO ALCALÁ ALVARADO AYUDÓ A ORGANIZAR EL ARCHIVO DEL SEMINARIO DE SANTO TORIBIO (1927-2019)

PADRE ALFONSO ALCALÁ ALVARADO AYUDÓ A ORGANIZAR EL ARCHIVO DEL SEMINARIO DE SANTO TORIBIO (1927-2019)

 

El Dr. Alfonso Alcalá Alvarado nació en Celaya (Estado de Guanajuato), al este de la ciudad de Guadalajara y a unos 260 kms. Al NW de la Capital Federal de México, el 6 de agosto de 1927. Fue ordenado sacerdote el 1 de febrero de 1953 en Roma. Licenciado en Sagrada Teología en el Pontificio Ateneo Angelicum (ahora Universidad de Santo Tomás) de Toma, en 1953. Doctor en Historia Eclesiástica por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma en 1963. Diplomado en Biblioteconomía por la Biblioteca Apostólica Vaticana en 1963. Desde 1982 es miembro del Pontificio Comité de Ciencias Históricas. Ha sido Secretario general del Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos de México de 1967 a 1974. vicerrector del mismo de 1978 a 1981 y Decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad de México de 1982 a 1983. Fue uno de los fundadores y miembros más activos de la Sociedad Mexicana de Historia Eclesiástica.

El mes de octubre de 1977, llega desde México el P. Alfonso Alcalá, M.Sp.S, en viaje de trabajo para documentarse de los archivos eclesiásticos para la historia de América Latina.

Gracias a la gestión del entonces rector del Seminario, P. Francisco Navares, en mayo de 1989 vuelve el P. Alfonso Alcalá, M. Sp. S, con el objetivo específico de ordenar el archivo del Seminario y elaborar la historia del mismo, continuándola desde 1911, fecha en que la dejó el P. Rubén. Vargas Ugarte en su obra clásica. Gracias a su empeño laborioso, muy profesional, el Archivo goza de una catalogación modélica. En abril del 2006, me comunicó por correo electrónico solicitando información acerca de su trabajo en la historia de la institución y me manifestó que no llegó a elaborar la historia programada.

Tanto uno como el otro, miembros de la legión de Misioneros del Espíritu Santo que desde el hermano país de México volcaron sabiduría y santidad en la Ciudad de los Reyes por más de medio siglo.

Falleció en México, el 14 de julio del 2019.

 

El Anuario de Historia de la Iglesia de la Universidad de Navarra le ha dedicado dos espléndidos artículos.

-Ignasi Saranyana, "Conversación en México con Alfonso Alcalá Alvarado", en Anuario de Historia de la Iglesia, AHIg  10 (2001), p. 408.

- Juan González Morfín "P. Alfonso Alcalá Alvarado (1927-2019) in memoriam Un enamorado de la historia a través de las fuentes primarias" AHIg 29 / 2020, p.606

https://revistas.unav.edu/index.php/anuario-de-historia-iglesia/article/view/39912/34219

 

José Antonio Benito

martes, 10 de agosto de 2021

LOS TRES PROTAGONISTAS DEL HIMNO NACIONAL DEL PERÚ

LOS TRES PROTAGONISTAS DEL HIMNO NACIONAL DEL PERÚ

José Antonio Benito

Quien compuso la letra, quien creó la música, quien lo comunicó con su voz. El P. Luis Enrique Ramírez, dominico, ha tenido la brillante idea de pintar juntos a los tres en una de las paredes del salón de entrada del convento dominico de Nuestra Señora del Rosario de Lima y gracias a la generosidad de Iván Landa se lo puedo compartir. Un claro y sentido homenaje al autor del mismo, Alzedo, quien vivió en sus claustros en aquellos momentos decisivos.

José Bernardo Alzedo nació en Lima en 1780. Fue considerado el más importante compositor del siglo XIX. Inició sus estudios musicales a temprana edad y compuso su primera Misa a los 18 años. A los 33, ganó el concurso que le permitió componer la Marcha Nacional, estrenada el 24 de setiembre de 1821, y que él mismo dirigió.

Quien la interpretó por vez primera fue la soprano Rosa Merino, junto a la Orquesta del Teatro Principal, Segura,presentaron las primeras cuatro estrofas de nuestro Himno. Rosa Merino era una reconocida cantante lírica, quien era miembro de la compañía de ópera de Andrés Bolognesi, padre de Francisco Bolognesi. A la función de estreno asistieron San Martín y otros próceres de la Independencia en Lima. Relatan las crónicas, que el auditorio, al escuchar la música y letra del Himno Nacional, respondió poniéndose de pie sugestionados por Alcedo, que dirigía la orquesta.

Asimismo, la letra del Himno Nacional, cargada de fuerza poética, fue escrita por el abogado José de la Torre Ugarte, quien nació en Ica en 1786 y también formaba parte de la corriente independentista, al igual que Alzedo. Ambos habían realizado trabajos en conjunto previamente.

El año de 1823, Alzedo se asimiló al ejército libertador, como músico mayor de la banda de guerra. En 1824, viajó a Santiago, donde permaneció por cuarenta años, se desempeñó como maestro de capilla de la Catedral de Santiago de Chile por 18 años, y fue considerado el padre de la música culta.

En 1864 retornó al Perú donde le solicitan hacerse cargo de la Dirección del Conservatorio de Música y la Dirección General de las Bandas del Ejército. En 1869 publicó el libro "Filosofía elemental de la música", con el que busca aportar a los músicos en América y acercar los conocimientos filosófico-musicales en el idioma español. Cuando Alzedo retornó al Perú en 1864, invitado por el Gobierno, el Himno Nacional tenía diversas versiones por lo que publicó su propia versión. Además, solicitó a Claudio Rebagliati, músico italiano que llegó a Lima a los 20 años y vivió en el Perú durante el resto de su vida, realizar una armonización y orquestación del mismo, concluyendo entre ambos la versión oficial.

En 1900, el Gobierno instauró una comisión presidida por el compositor José María Valle Riestra, y en mayo de 1901 se aprobó la nueva versión del Himno Nacional, y en junio del mismo año, se estrenó en el Teatro Politeama, con una capacidad para 1900 personas, en ceremonia dedicada al héroe Francisco Bolognesi.

Con el fin de custodiar la intangibilidad del himno se promulgó la Ley Nº 1801, de 26 de febrero de 1913, firmada por el presidente de la República, Guillermo E. Billinghurst: Artículo 1: "Declárense intangibles la letra y música del Himno Nacional, debidas respectivamente a la pluma de don José De la Torre Ugarte y a la inspiración del maestro don José Bernardo Alcedo, y adoptados como tal en 1821 por el Supremo Gobierno".

La mayoría de los himnos nacionales de Europa datan del siglo XVII y XVIII. Debido a ello, los himnos de América se encuentran influenciados, especialmente, por la Marsellesa. Los himnos en América, en su mayoría, tienen la autoría de italianos, húngaros y catalanes, no autores de su país; sin embargo, el del Perú fue elaborado por un compositor nacional. De los 35 países en América, solo 9 (Brasil, Belice, Costa Rica, Cuba, Haití, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela y Perú) tienen himnos compuestos por músicos locales.

Uno de los historiadores que más trabajo dedicó a estudiar la autenticidad del himno fue Gustavo Pons Muzzo Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú quien publicó el libro "La Ley nº 1801 y la letra auténtica del himno nacional".  Ahí recoge que según don Ricardo Palma únicamente el coro y las cuatro primeras estrofas "son de la Torre Ugarte y están oficialmente declaradas como letra del Himno". Así lo confirma el Catecismo Patriótico" de Francisco de Paula González Vigil para uso de las escuelas municipales de la ciudad del Callao, publicado en 1859. "El Álbum de Ayacucho", del capitán de caballería José Hipólito Herrera, editado en Lima en 1862 incluye una estrofa apócrifa (Largo tiempo el peruano oprimido... etc.) que se ha venido cantando hasta que fue desestimada y consigna notables variantes.

El Tribunal Constitucional determinó en junio de 2005 que la estrofa (Largo tiempo ...) no era de la autoría de José de la Torre Ugarte, sino más bien fruto del folclore popular y que su inserción en el himno expresa la voluntad del pueblo peruano representado en el Parlamento Nacional mediante la Ley Nº 1801; por lo que merece mantenerse como intangible. Sin embargo, también verificó que se había excluido la quinta estrofa original del himno y considerando la legislación de los derechos de autor y la integridad de la obra ordenó que se restituya dicha quinta estrofa que, en la versión actual del himno, sería la sexta estrofa de un total de siete.

En septiembre de 2009, el gobierno de Alan García dispuso nuevamente que en ceremonias oficiales se entonara la última estrofa (En su cima los Andes sostengan...) en lugar de la primera, lo cual se realizó el 24 de septiembre (Día de las Fuerzas Armadas) y el 8 de octubre (Día del Combate de Angamos). Desde esa fecha se ha ido extendiendo la entonación de la última estrofa a todos los sectores del país.

 

CORO

¡Somos libres! ¡Seámoslo siempre!
Y antes niegue sus luces el sol,
Que faltemos al voto solemne
Que la patria al eterno elevó.


ESTROFA I

Ya el estruendo de broncas cadenas,
que escucharon tres siglos de horror
de los libres, al grito sagrado
que oyó atónito el mundo cesó.
Por doquier San Martín inflamado,
¡Libertad! ¡Libertad! pronunció;
y meciendo su base los Andes,
la enunciaron también a una voz.
¡Somos libres! etc.


ESTROFA II

Con su influjo los pueblos despiertan,
y cual rayo corrió la opinión,
desde el Istmo a las Tierras del Fuego,
desde el Fuego a la helada región.
Todos juran romper el enlace,
que natura a ambos mundos negó,
y quebrar ese cetro que España,
reclinaba orgullosa en los dos.
¡Somos libres! etc.


ESTROFA III

Lima cumple ese voto solemne,
y severa su enojo mostró,
al tirano impotente lanzando
que intentaba alargar su opresión.
A su esfuerzo saltaron los fierros
y los surcos que en sí reparó,
le atizaron el odio y venganza
que heredó de su Inca y señor.
¡Somos libres! etc.


ESTROFA IV

Compatriotas, no más verla esclava,
si humillada tres siglos gimió,
para siempre jurémosla libre
manteniendo su propio esplendor.
Nuestros brazos hasta hoy desarmados,
estén siempre cebando el cañón,
que algún día las playas de Hesperia,
sentirán de su estruendo el terror.
¡Somos libres! etc.


ESTROFA V

Excitemos los celos de España,
pues presente con mengua y furor
que en el concurso de grandes naciones
nuestra patria entrará en parangón
Llenemos primero el reglón,
que el tirano ambicioso Iberino,
que la América toda asoló
¡Somos libres! etc.


ESTROFA VI

En sus cima los Andes sostengan
la bandera o pendón bicolor
que a los siglos anuncie el esfuerzo
que ser libres por siempre nos dio.
A su sombra posemos tranquilos
y al nacer por sus cumbres el sol
renovemos el gran juramento
que rendimos al Dios de Jacob
¡Somos libres! etc.

Más adelante se encargó al maestro Claudio Rebagliati la restauración de la música del Himno que el gobierno aprobó el 8 de mayo de 1901. El maestro italiano conoció en vida a Alcedo y logró que el anciano compositor cantara la melodía que transcribió cuidadosamente. Rebagliati le agregó una introducción que el Himno original no tenga, pero Alcedo nunca la desaprobó. El Himno restaurado lucia "una armonización" llena de interés, acentuación adecuada, vigor y variedad de ritmos.

Queda claro el sentido de la rotunda letra a favor de la libertad, como compromiso y voto solemne del Perú al Eterno, el Dios de Jacob. Al cantarlo -en unión de más y más peruanos- se renueva el entusiasmo por forjar y hacer nueva la promesa patria, ya bicentenaria. 

jueves, 5 de agosto de 2021

“La UCSS expresa el Perú del Bicentenario con los hechos”. Teresa Briozzo Pereyra, decana de la FCEyH

"La UCSS expresa el Perú del Bicentenario con los hechos".

Entrevista a la Mtra. Teresa Briozzo Pereyra, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades a propósito de su experiencia en el Perú, el Bicentenario y el próximo Simposio Interfacultades de la Universidad.


Mtra. María Teresa Briozzo.

REDACCIÓN CAMPUCSS

1. ¿Qué significa en su trayectoria la experiencia humana y profesional de trabajar en un país como el Perú?

Llegar desde Uruguay a Perú me amplió el horizonte. Basta recordar que Uruguay es un país pequeño, con 3 millones y medio de habitantes, en un territorio de 176.215 km2; frente a un Perú de 32 millones de habitantes, en una superficie de 1.285.000 km2. Esto amplió definitivamente el horizonte de mi vida. Llegué justo en 1992, un momento crítico para el país; con una democracia frágil y asolada por el terrorismo ya presente en Lima. Además de una epidemia de cólera en zonas emergentes, como los pueblos jóvenes. Perú era un mundo multicultural que tenía que ir conociendo mejor, en su contexto histórico y social; un mundo ensangrentado por el odio y la violencia, tal como lo mostró la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Es decir, un mundo que había que mirar con respeto, misericordia y decisión de servicio, especialmente para mí, como religiosa y educadora.

Era entrar en aquel espacio de la Patria Grande, de la que hablaba y soñaba Simón Bolívar; sueño que compartía nuestro libertador, José G. Artigas, pero que no pudo ver realizado, por lo que se exilió del Uruguay y murió en Paraguay. Comencé a conocer la realidad integrándome en movimientos juveniles parroquiales y enseñando filosofía y teología en diversos institutos para la formación de los laicos. Ello me ayudó a descubrir las aspiraciones de los jóvenes peruanos; pero, sobre todo, descubrí al hombre peruano particularmente religioso. Una realidad extraña, mejor dicho, extraordinaria para mí, que venía de un mundo marcado por el laicismo ateo que campeaba en mi país. Por otro lado, los peruanos y peruanas demostraron acogida y solidaridad para con el que llegaba de afuera. Enseguida, advertí que había mucho para hacer y que había buena pasta. Por eso, continué estudiando teología para dar mejores fundamentos a esa religiosidad natural de la cultura peruana; para que no fuera barrida por el agnosticismo y nihilismo de los países llamados desarrollados. En pocas palabras, puedo decir que el Perú me ha desafiado para dar siempre algo más de mí misma y de mi historia. Asimismo, para conocer el Perú fue importante recorrer algunos lugares emblemáticos de la diversidad cultural: Machu Picchu, Cusco, Arequipa, Huancayo, Huánuco, Caral, Huacho, Tarma, San Ramón y La Merced de Junín, Nueva Cajamarca en Rioja, Tarapoto, Moyobamba, Pucallpa, Atalaya, Lurín, Paracas, Nazca, Palpa, Trujillo, Chiclayo. En fin, admiro la gran riqueza y diversidad de culturas y riquezas peruanas.

2. ¿Cómo veía al Perú antes de llegar aquí?

Conocía poco del Perú, es decir, lo que se estudia en la secundaria. Ciertamente, conocía las luchas por la independencia, algunas ambigüedades de la conquista y evangelización, y las dificultades de consolidar la vida republicana. Pero en el Instituto de Profesores donde estudié filosofía, se respiraban los sueños de liberación comunista, al estilo cubano, que aspiraba llegar a toda América Latina. Personalmente, yo percibía que el mundo era más amplio que mi querido país y conversando y preguntando me llegó una invitación del entonces Padre Lino Panizza para venir a trabajar al Perú. Yo me entusiasmé enseguida, pese a que algunos amigos me decían que eligiera una muerte más digna, considerando la epidemia del cólera y en el terrorismo en el Perú. Sin embargo, llegué junto a tres Hermanas capuchinas más que, en pleno toque de queda, nos deslizábamos por Lima cautelosamente desde el aeropuerto y, por los apagones sistemáticos, a la luz de una vela, ya en nuestra casa en Chorrillos, brindábamos por la llegada y la nueva misión. A los tres días de llegadas, explota el coche bomba en la calle Tarata, en Miraflores. Pronto percibí la complejidad de la situación histórica en la que me estaba embarcando, pero no sentía miedo, me parecía muy oportuna nuestra presencia, aunque fuera para dar un pequeño estímulo de serenidad, esperanza y solidaridad.

3. ¿Qué cree Ud. que la UCSS le dice al Bicentenario de la Independencia del Perú?

Ante todo, me siento con la obligación de comentar lo que la UCSS me ha dicho a mí en estos quince años de trabajo. Rápidamente me demostró que estaba en mi casa y en mi familia, trabajando hombro a hombro con las columnas de la Institución. Personalmente y profesionalmente he aprendido mucho de los grandes maestros que lideran la universidad y es esto lo que se testimonia a los estudiantes en las decisiones cotidianas. Creo que la UCSS expresa el Perú del Bicentenario con los hechos: ella trata de poner en pie lo mejor de la mujer y del hombre peruano, preparándolos para ser actores positivos, creativos para una sociedad más humana y profesional. Con sus opciones prácticas, dice al Perú que hay que ser incluyentes con los que tienen menos recursos y con las diversas culturas. Por eso, de un modo inédito y clarividente lo dice asumiendo la educación de los pueblos originarios que promueven sus propias comunidades, culturas y lenguas. Asimismo, la UCSS le dice al Perú del Bicentenario que el futuro del país se construye con el esfuerzo, con la prolijidad en el trabajo intelectual y profesional. Sin hacer ruido, la UCSS es como una selva que crece; por tanto, está gestando una verdadera transformación social en buena parte del pueblo peruano, que cada vez se amplía a lo largo y ancho del país. La UCSS tiene una marca humanista cristiana, lanza a la vida pública hombres libres y responsables del bien común de la sociedad, educando con seriedad en las diversas profesiones. En otras palabras, en este Bicentenario de la Independencia, la UCSS demuestra que es posible ser mejores personas, más humanos y solidarios, capaces de construir un Perú con altos ideales. Hace unos días, entrevistaba y escuchaba la clase modelo de dos ex alumnos nuestros que, ya con su maestría, postulaban por una cátedra de la FCEH y el jurado calificador comentaba complacido: se nota que son nuestros exalumnos, tienen el sello de la UCSS.

 4. El 2021, pasada la peor parte de la pandemia ¿Qué expectativas se tiene con la educación a la luz del Pacto Educativo Global propuesto por el Papa Francisco?

La pandemia de la Covid-19 nos ha recordado, como decía el Papa Francisco, que estamos todos en la misma barca de la humanidad, creo que, de estos sufrimientos estamos saliendo más humanos y solidarios para enfrentar los nuevos desafíos, como nación. Considero que es la hora de estar unidos para participar activa y cuidadosamente en la vida del país; no podemos dejar a los gobernantes de turno que hagan su fiesta por cinco años, no. Pienso que ya existe, en las nuevas generaciones una conciencia democrática acrisolada, para buscar crecer por los caminos de la libertad, responsabilidad y honradez. Basta reconocer el signo de "Los jóvenes del Bicentenario". A mi entender, es preciso que todos nos comprometamos más por el Perú y doy fe de que nuestros estudiantes lo desean y se sienten capaces. En tal sentido, el Pacto Educativo apunta a la formación de un hombre nuevo, que tenga el coraje de poner a la persona en el centro, de invertir las mejores energías para educar en la creatividad y responsabilidad; para formar personas dispuestas a ponerse al servicio del bien común de la comunidad y no del dinero, ni del prestigio, ni del poder.

5. ¿Qué objetivos tiene el próximo Simposio Interfacultades de la UCSS para los jóvenes universitarios de todo el Perú?

El Simposio significa un hito de reflexión que nos invita a evaluar, mejorar y proseguir el camino de la educación ya iniciado por la UCSS. Está diseñado para ser un momento importante que nos ayude a clarificar y fortalecer, el norte de nuestro futuro trabajo educativo, en el cual docentes y estudiantes identifiquemos los recursos para construir el proyecto grande de formar la "Aldea de la educación". El mismo Francisco nos propone tres líneas de acción concretas. En primer lugar, centrarse en el valor y dignidad de la persona, en su singularidad y en su capacidad de relacionarse con los demás y con el mundo que le rodea. En segundo lugar, promover la acogida y la escucha del otro, en especial de los jóvenes y niños, con el fin de que sean capaces de trabajar juntos, en donde nadie quede afuera o esté demás. Finalmente, unir esfuerzos y crear ideales, respetando la diversidad, para comprometernos en la causa común de la educación, creando redes educativas que promuevan las diversas culturas, la investigación y el cultivo de la inteligencia al servicio del bien común del país y de la humanidad[1]. En efecto, Francisco recomienda reconstruir una alianza educativa para crear la "Aldea educativa". Es decir, debemos hacer que crezca la conciencia de lo que une a las personas en todos sus componentes: el estudio y la vida; las generaciones; los maestros y los estudiantes; la familia y la sociedad civil con sus expresiones políticas, productivas, empresariales y solidarias[2]. En definitiva, se trata de un proyecto de corto, mediano y largo aliento en el cual nos estamos embarcando con este Simposio.

 Fuentes Bibliográficas:

[1] Cf. Luiz F. Klein (SJ) (2021), Papa Francisco: La nueva educación y el Pacto Educativo Global, pp. 33-34.

[2] Cf. Francisco (2019) Videomensaje del lanzamiento del Pacto Educativo.

miércoles, 4 de agosto de 2021

PODER POLÍTICO, CABILDO E IGLESIA EN LA INDEPENDENCIA del PERÚ. Margarita Guerra, julio 2021

PODER POLÍTICO, CABILDO E IGLESIA EN LA INDEPENDENCIA del PERÚ

 

Margarita Guerra Martiniere

Presidenta de la Academia Nacional de Historia del Perú

Ponencia para el Congreso "La Iglesia Católica ante el Bicentenario"

Lima 29 de julio 2021

 

Nos encontramos ya a 200 años de la proclamación de la Independencia del Perú en las principales plazas de la capital, cuando los españoles la habían abandonado ante la cercanía del Ejército Libertador que inició su entrada a la ciudad el 10 de julio de 1821.

 

La primera plaza donde se hizo la proclamación fue la Plaza Mayor, allí estaban ubicados el palacio de la gobernación, a su izquierda la residencia del arzobispo y la catedral y al frente de ellas, el cabildo. En estos edificios estaban las principales autoridades políticas, civiles y religiosas, que fueron parte principal del público que participó de la ceremonia.

 

¿Podríamos decir que las tres instituciones tuvieron los mismos sentimientos frente a la ceremonia de la cual participaban? Diríamos que no. Si bien todos de una u otra forma estaban conscientes del cambio que debía producirse, la manera de percibirlo y de insertarse en él era distinta por lo que cada uno representaba.

 

San Martín y el Ejército Libertador

 

San Martín tuvo objetivos muy precisos al venir al Perú: conseguir la salida de los españoles del continente, pues su permanencia en América hacía peligrar la libertad de los nuevos estados, pero quienes lo acompañaban en esta expedición tenían además aspiraciones personales, como era el caso del almirante Cochrane y el personal de Marina que lo acompañaba, entre quienes había muchos mercenarios, de allí el pronto retiro de la escuadra.

 

El cabildo

 

Las autoridades edilicias tuvieron,  asimismo, aspiraciones diversas entre las cuales estaba en primer término la independencia del Perú, aunque algunos de ellos buscaban básicamente una autonomía que ya había empezado a darse, incluso bajo la monarquía española, y que les permitía mejorar su estatus como elite local que confiaban se pudiera mantener bajo el nuevo gobierno que se establecería bajo San Martín. Se habla mucho de cómo el cabildo limeño fue una institución que consiguió pasar sin mayor trastorno del virreinato a la república, porque en ambos casos trabajaban por el Perú.  

 

Pero los cabildantes tuvieron, también, objetivos particulares, expresados en el mantenimiento de su posición social dentro de la comunidad peruana. Muchos de ellos conformaban parte de la aristocracia criolla y tenían la certeza de poder mantener sus privilegios en la nueva organización social independiente. Consideraban que les correspondería reemplazar a los españoles en la dirección del estado republicano por haber sido preparados para desempeñar el gobierno político de la nación.

 

La Iglesia católica

 

La autoridad religiosa consideramos que se encontraba en una situación más complicada, especialmente a nivel de la jerarquía, debido a que muchos obispos y arzobispos eran de nacionalidad española y estaban, por el Real Patronato, sometidos a la autoridad real. Desde finales del siglo XVI, el Papa había firmado con los Reyes Católicos el acuerdo para la evangelización del nuevo continente a cambio de ser la corona española la que nombrase a las autoridades máximas y se ocupase de dotarlas de los auxilios económicos necesarios para la edificación de iglesias, y mantenimiento del personal encargado de la evangelización.

 

Con el tiempo hubo ya  misioneros, clero regular y clero secular criollo, y aún mestizo, que empezó a reemplazar al clero español en la conducción de las parroquias, y también en algunos obispados, lo cual al momento de la proclamación de la Independencia ocasionó  la adopción de posturas contestatarias al poder español, sobre todo al confrontar la doctrina que partía de los Evangelios y que hablaba de justicia social, con la realidad, la cual no era ejercida por muchos funcionarios del rey.  

 

Al llegar a 1821 y proclamarse, el 28 de julo, la Independencia, y aún durante toda la década anterior, por lo menos, ya se había observado la presencia de dos tendencias muy marcadas en el clero: quienes seguían leales al rey y que ante el juramento de fidelidad a la Patria en contra de los intereses del rey optarían por abandonar el territorio u operar como capellanes en las fuerzas realistas; el otro partido fue enrolarse en las filas patriotas, igualmente como capellanes o como guerrilleros  dejando atrás los hábitos y tomando las armas por la libertad. Estas dos actitudes dieron lugar a que al formarse las llamadas "Juntas de Purificación fueran numerosos los procesos a los curas para determinar ante estos tribunales cual había sido la conducta frente a la independencia y aplicar sanciones a quienes se habían negado a obedecer a la república. Tales sanciones podían ser confinamiento, supresión de sueldos, suspensión de parroquias, etc.

 

Como puede apreciarse es difícil encontrar una manifestación unánime de la población peruana, especialmente la de Lima, frente a la proclamación de la Independencia debido a las circunstancias personales por las cuales atravesaban los distintos actores que presenciaron y participaron de la proclamación de la Independencia el 28 de julio, día esperado con ansias por unos y con temor por otros.

 

El pueblo de Lima en la Independencia

 

Se habla de cómo el Acta de la Independencia se firmó y se rubricó por alrededor de unas 3,000 personas, entre alfabetos y analfabetos, quienes al no poder firmar, simplemente pusieron alguna señal que pudiera identificarlos. La cifra puede parecernos no muy significativa, pero si se toma en cuenta que la ciudad era básicamente lo que hoy consideramos la Lima cuadrada nos damos cuenta que es un número apreciable, porque, además, como en todo acontecimiento hay curiosos que no llegan a comprometerse con su firma, pero que asisten con tono afirmativo al acontecimiento, de modo que puede considerarse que los asistentes pueden haber sido, por lo menos un 30 % más.

 

Epílogo

 

La Independencia para los diferentes actores que estamos señalando tuvo un significado diferente en algún sentido, debido a las diferentes funciones que ejercía cada sector, las cuales muchas veces interfirieron con las aspiraciones personales. Sin embargo nos atreveríamos a señalar que hubo algunos puntos en común, como fueron el anhelo de una vida mejor, la cual no siempre fue percibida, ni aún hoy, de la misma forma , de lo cual derivan muchas discrepancias.

 

Cuando hablamos del poder político, que en este caso estaría representado por San Martín y quienes lo secundaron en el gobierno, vemos que desde que establece el Protectorado, desde inicios de agosto ya surgieron las contradicciones, y el Libertador empieza a convertirse en dictador, más aun cuando insinúa la posibilidad de un gobierno monárquico.

 

Para los cabildantes la Independencia representaba una de las primeras manifestaciones de prácticas democráticas mediante los cabildos abiertos para la toma de decisiones en las ciudades, contra lo cual parecería estar yendo el poder político, al no convocar de inmediato a elecciones para la conformación del Poder Legislativo. Pero, a la par de la presunta práctica democrática, estaría el partido favorable a la monarquía, para el cual había resultado suficiente la autonomía que estaban ejerciendo en su acceso directo al rey, por lo cual veían con buenos ojos el mantenimiento de la figura del rey.

 

Para la Iglesia es quizá, para la institución que se plantea la Independencia como más complicada, porque depende de las relaciones que se habían establecido desde el siglo XVI, por el Real Patronato y que deberían terminar al establecerse los nuevos estados que dejaban de depender de España.

 

Los nuevos estados soberanos se dijeron herederos del Real Patronato, pero la Santa Sede recordó que esos beneficios solo podían aplicarse a España, que en este tipo de acuerdo no existía una sucesión hereditaria, de manera que los estados soberanos americanos, el Perú entre ellos, debía firmar con Roma un Tratado específico, es decir, un Concordato cuyos términos deberían discutirse entre el estado Vaticano y el Perú.

 

El arzobispo peruano José Sebastián de Goyeneche, que fue, prácticamente, la única autoridad debidamente nombrada que quedó en el Perú y América tuvo que lidiar durante casi medio siglo con las autoridades  políticas para no ceder a las exigencias de los nuevos Estados de reconocer la injerencia de los Presidentes y del Congreso en el nombramiento de las autoridades eclesiales.

 

En cuanto al clero, se encontró con las dudas planteadas en el Vaticano respecto a la orientación liberal que se le adjudicaba a los movimientos de emancipación americanos, como seguidores de las doctrinas liberales, ateas y masónicas, por lo cual se veía la Independencia como un movimiento ateo, contrario a la religión católica, por lo cual resultó difícil que la sede romana diera un reconocimiento pronto a la nueva situación americana.

UN LIBRO COMO UNA CATEDRAL. La Basílica de María Auxiliadora de Lima, 2021.


Hola, Franco:
El primer envío salió incompleto. Este sí tiene todo, por si lo quieres publicar
Un abrazo
JAB


La Basílica de María Auxiliadora de Lima. (Templo edificado en homenaje nacional a Dios por el primer centenario de la Independencia del Perú. Patrimonio Cultural de la Nación). Editorial Salesiana, Lima, 2021, 402 pp

Bulle en las páginas de esta preciada obra lo mejor del carisma de Don Bosco, honrados cristianos, buenos cristianos, devotos de María florecido en el jardín del Perú.

Diez años ha llevado la investigación, redacción, edición, de esta magna obra que quedará como su mayor testigo impreso para celebrar los cien años de la inauguración y la conmemoración de los doscientos del Perú. Sorprende la conjunción de personas artífices de tan magna obra, toda una orquesta sinodalmente formada por su comité editorial: P. Santo Dal Ben y Christian Becerra, salesianos; David Franco, José Cava y el padre Martín Cipriano, responsables de los textos; Walter Fajardo director de la edición y Víctor Pérez, director de la Editorial Salesiana.

Claro que cada uno ha asumido su responsabilidad como la fundamental investigación histórica por parte de David Franco, la corrección de estilo de José de la Cruz, la didáctica infografía de Raúl Rodríguez, el diseño de Luis Chumpitazi, la producción editorial de Walter Fajardo de Yumai Sostenible SAC y la impresión de Gráfica Biblos.

Escribió el filósofo G. Thibon que si se quiere que un pueblo se divida basta con lanzarles repartija de monedas, si quieren que se una convóquenlo para levantar una catedral. Y acertó al cien por cien para la construcción de esta basílica que fue la primera y más importante del Perú republicano.

1.   Historia de una advocación: La devoción de los tiempos difíciles

2.   Los salesianos y la devoción a María Auxiliadora en el Perú

3.   Devoción a María Auxiliadora en el Perú Salesiano

4.   La construcción y ornamentación de la Basílica de María Auxiliadora de Lima (BMA)

5.   Pane y Vespignani: los artífices del templo

6.   Una restauración espléndida

7.   Patrimonio religioso, artístico y cultural de la BMA

8.   Significado catequético de la BMA

Destaca el abultado número de notas, 258, y la profusa bibliografía señalada capítulo por capítulo al final del libro.

Se abre la obra con el texto del arzobispo de Lima, Mons. Carlos Castillo quien se siente a sus anchas al bautizar la basílica como "perla preciosa para los jóvenes", que tanto calza con su lema episcopal (¡joven, a ti te digo levántate!), recordando los inicios del trabajo de los salesianos con los jóvenes del Rímac a los que acompañaron con "misericordia entrañable"

El sucesor de Don Bosco, P. Ángel Fernández Artime agradece a los protagonistas de la basílica rescatando sus nombres y sus historias, sin olvidar a los sucesores del Fundador y antecesores suyos que se han hecho presentes como él mismo en el 2015.

El actual inspector provincial P Manuel Cayo saluda a la familia salesiana y a los amigos de la obra de DB deseando que MA "desde esta casa nos ilumine, aliente y empuje a caminar codo con codo con nuestros jóvenes y con el pueblo peruano como lo venimos haciendo desde hace 130 años" (p.13)

Los capítulos 1, 2, 4, 5 y 7 corresponden a David Franco, quien vuelca en la obra lo mejor de su oficio de historiador sanmarquino y de su fervor salesiano. Como otrora hiciese un gran personaje que conoce muy bien, el Inca Garcilaso, funde de modo armonioso el rigor de la investigación histórica con el calor espiritual, sin olvidar la sencillez y belleza de la redacción. Cuando leemos sus textos tenemos la impresión de encontrarnos -más allá de los elementos materiales, piedras, maderas, mármoles, pinturas, vitrales, campanas, órgano, cuadros, esculturas- con personaje vivo. Al igual que cuentan del famoso escultor Miguel Ángel al ver su bello Moisés faltaría decirle: ¡Y ahora, habla!

Y cierto, que un siente que este templo habla, porque hay mucha oración acumulada, muchos sacrificios de limosnas de fieles, trabajos de sus inspiradores y ejecutores, toda una solidaridad gozosa -salesiana- en marcha, cuyo eslabón entrañable protagonizó el formidable equipo restaurador del P. Ugo de Censi, el arquitecto Ripamonti, jóvenes talentos pintores como Fernando Cruz y Óscar Silva. Todo ello ha sabido registrarlo y comunicarlo con singular acierto José Cava Arangoitia, autor de los capítulos 3, 5 y 6; quien nos da cuenta de la creatividad desarrollada en la obra frente a tantas dificultades surgidas en estos cien años; ni fuertes terremotos de fuera ni desánimos de dentro han logrado tumbar este edificio que no ha cesado de revivir, resucitar. Como dijo Chesterton "después de la tormenta el astro brilla más". ¡Qué acierto colocar en portada el mosaico del ábside con el moderno rostro de María, Reina de Cielos y Tierra, que con tanto anhelo se perseguía para coronar la obra; hasta los nuevos misterios luminosos propuestos por san Juan Pablo II han sido incorporados en bellas escenas.

El último capítulo, 8, es obra del salesiano Martín Cipriano Salazar que corona la obra con lo que se considera clave de la congregación salesiana y que se concreta en esta publicación, la acción evangelizadora y catequética de los salesianos. El último acápite –"al servicio de María"- merece transcribirse. Constata el singular recorrido del libro acompañado por el camino de la belleza artística, pero nos interpela para acudir "al encuentro y servicio del hermano como intuyeron muy bien los Salesianos que diseñaron y construyeron la Basílica", palpable en los vitrales que representan las 14 obras de misericordia a través de las escenas de la vida de Cristo, María y los santos, especialmente don Bosco.  Ellos se convierten así en una invitación a la santidad vivida en lo ordinario de nuestra vida, a través del servicio, como lo hizo María", como lo hicieron los jóvenes de la escuela de don Bosco Domingo Savio, Laura Vicuña, Ceferino Namuncurá, "invitación a vivir la espiritualidad juvenil salesiana como un camino de santidad" p.382

No quiero cansarles acumulando bondades evidentes de la obra. Compruébenlo ustedes mismos y sepan que van a disfrutar de la lectura y, sobre todo de la contemplación gozosa de sus cientos de imágenes.  Todo un bálsamo de consuelo y esperanza en medio de la terrible pandemia.

Felicitaciones y gracias por esta obra imperecedera en el marco histórico de nuestro Bicentenario patrio.

José Antonio Benito