sábado, 22 de mayo de 2021

EL PAPA APRUEBA EL MARTIRIO DE LA HERMANA AGUSTINA RIVAS

EL PAPA APRUEBA EL MARTIRIO DE LA HERMANA AGUSTINA RIVAS

José Antonio Benito

En la mañana de este sábado 22 de mayo de 2021, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a Su Eminencia Reverendísimo el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en el marco de la cual el Papa autorizó a la misma Congregación a promulgar el decreto relativos a: " el martirio de la Sierva de Dios María Agostina Rivas López, conocida como Aguchita (en el siglo: Antonia Luzmila), religiosa profesa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor; nacido en Coracora (Perú) el 13 de junio de 1920 y asesinado, por odio a la Fe, en La Florida (Perú) el 27 de septiembre de 1990" https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2021/05/22/0319/00705.html.

El vicariato de San Ramón, donde vivió la última etapa de su vida y donde recibió la palma del martirio, al igual que todo el Perú y toda la Iglesia se alegra con tan gozosa proclamación.

Me comenta el P. Alfonso Tapia, misionero burgalés presente en el Vicariato y que está ultimando la biografía de la próxima beata, que la Hermana Aguchita vivió su día a día en martirio permanente, en olvido de sí, haciendo siempre la vida agradable a los demás. De hecho, ella solía decir "Reconozco que dar la vida por el hermano requiere haber vivido previamente, día a día, hora a hora, el carisma de la Congregación, de la misericordia del Buen Pastor. Momentos como el martirio, no se improvisan… "El buen Pastor da la vida por sus ovejas".

Nació el 13 de junio de 1920 en Coracora, provincia de Parinacochas, Ayacucho. Sus padres fueron Dámaso Rivas y Modesta López, quienes tuvieron en total 11 hijos, todos nacidos en Ayacucho. Es en este hogar ayacuchano donde interioriza el valor de la justicia solidaria y aprende las virtudes cristianas, junto a sus diez hermanos.

Vino a Lima en 1938 y en 1942, el 8 de febrero, hace su primera profesión en la Congregación del Buen Pastor. Desde entonces, vivió con fidelidad inquebrantable su compromiso con la Persona y la misión de Jesús Buen Pastor. Vivenció plenamente el carisma de misericordia en su vida comunitaria y apostólica. Transcurre gran parte de su vida en la casa de Barrios Altos. Allí trabajó especialmente en la lavandería y alternaba con el personal y las jóvenes internas.

De 1970 a 1975 acompañó a las Hermanas Contemplativas. Agustina fue para ellas una excelente y abnegada enfermera, un apoyo, un recurso frecuente y fraterno. Luego, en su contacto con jóvenes y niñas en el apostolado, se dio con su habitual abnegación; ellas como todas las personas que compartieron con ella, la encontraron sencilla, alegre y llena de bondad.

En 1986 forma parte de la comunidad del Noviciado. Su testimonio de vida fue un factor importante en la formación de las jóvenes. En 1987 se ofreció para vivir en la comunidad misionera de La Florida (Vicariato de San Ramón).

La Congregación había asumido allí desde hacía 11 años un Proyecto de Promoción de la Mujer dirigido a la joven y mujer campesinas y de las zonas nativas, las más pobres del valle, en talleres textiles, repostería y cocina. Estaba comprometida con la defensa de la tribu amazónica asháninka, diezmada a principios del siglo XX por la explotación del caucho y la destrucción de su bosque, así como por la enfermedad y la esclavitud. De acuerdo con la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el 10% de la población asháninka fue asesinada por Sendero Luminoso y unos 10,000 se vieron obligados a desplazarse. Muchos asháninkas, además, padecieron trabajos forzados en campos de concentración de Sendero Luminoso.

La última etapa de su vida, la que puso en evidencia toda su riqueza personal y su opción por los pobres, fue harto difícil. La situación fue tornándose muy difícil debido a la presencia de grupos subversivos en el valle de Yurinaqui. Permanecer allí era para la Congregación un fuerte desafío, con dos alternativas: o abandonar el rebaño, o ponerse en riesgo constante de "dar la vida" por Él. Las hermanas optaron por lo segundo. Aguchita, pese a su salud quebrantada, siguió fiel a su opción, en absoluta coherencia.

Hasta que el 27 de setiembre de 1990 el Buen Pastor le hizo su último llamado, le dio el privilegio de ofrendar su vida, junto al rebaño. Fue asesinada por Sendero Luminoso, junto a 6 personas del lugar. La Hermana Aguchita (diminutivo cariñoso con el que se la conocía) desarrolló el programa de Catequesis Familiar en todo tiempo y lugar. Era muy querida pues tenía el don de convocar a niños y grandes. A su lado, los pequeños aprendían a rezar, tejer, hacer el pan y cuidar las plantas y los animalitos. Precisamente cuando la columna senderista la llamó para ser ejecutada se encontraba enseñando a las niñas a preparar caramelos toffees. Fue un 27 de septiembre de 1990. Contaba con 70 años. Los cargos que le inculparon los terroristas fueron "por hablar de la paz y no hacer nada, por estar trabajando con los asháninkas, por estar organizando, por distribuir alimentos...".

Aquel día la hermana Agustina se encontraba reunida con un grupo de jóvenes, una integrante de "Sendero luminoso" la vio mientras ella buscaba unos limones, ella la obligó a presentarse ante el jefe del movimiento armado. Después de que el jefe terminó de hablar, leyó una lista de las personas que serían ejecutadas, entre las que mencionó a la hermana Luisa, de la congregación del Buen Pastor. En vista de que ella no estaba le dijeron a Agustina: "Tú pagarás por ella". Junto con ella se encontraba: Juan Pérez Escalante, Luis Pérez Marín, Pedro Pizarro, Efigenia Marín de Pérez.

Al día siguiente fueron enterrados, pero el cuerpo de la hermana sería trasladado a la Merced por orden del juez. Allí la Congregación del buen Pastor celebró sus exequias el 6 de octubre del mismo año donde estuvieron presentes varias religiosas y varios sacerdotes, entre ellos su hermano Cesar. Ante su testimonio se dijo de ella: "Aguchita, ayúdanos a tomar conciencia del alcance de nuestra entrega, hasta la muerte. Tú moriste por causa de un compromiso que asumimos: el de estar al lado de los más pobres y oprimidos. Tu testimonio nos hace pensar en la situación de América Latina. Construir el Reino de Dios y su justicia en el mundo, defender la vida es nuestra misión. Aguchita ahora estás resucitada con Cristo y vives para siempre. Ruega por nosotros, por los jóvenes, por las vocaciones, por la Congregación, por el pueblo oprimido del tercer mundo".

Monseñor Julio Ojeda, Vicario Apostólico de San Ramón, dirá en la homilía de su funeral: "Ella en su larga y callada vida fue asimilando profundamente la espiritualidad del Buen Pastor. Supo amar a todos y en su sencillez lo fue demostrando en los pequeños detalles del vivir cotidiano, hasta que el Señor considerándola ya madura, le pidió el obsequio de su misma vida, ofreciéndola cruentamente, como signo de que era capaz de amar hasta el extremo".

Tenemos en ella una santa mártir. Aguchita nos mostró el Evangelio durante su vida, a partir de su muerte nos sigue evangelizando con la fuerza radical de las bienaventuranzas. Precisamente en estos momentos tan convulsos para el Perú, le pedimos nos ayude a entender lo que significa ser artesanos de paz con justicia en nuestra nación y en el mundo.  Le pedimos que nos ayude a amar hasta que duela, hasta el extremo, hasta dar la vida.

Cada 27 de septiembre se ha venido conmemorando el aniversario de su martirio. Sus restos mortales fueron llevados justamente al lugar del martirio donde reciben constantemente la visita de los fieles que rezan por su pronta beatificación y se encomiendan a sus oraciones. De igual manera, han vuelto las Hermanas del Buen Pastor retomando la benéfica acción pastoral pasada en tiempos de Aguchita.

Como escribió el P. Daniel Córdoba, o.f.m. "Agustina, mártir, no defendió su vida sino su causa: la fidelidad al Dios de la vida y al hermano. Esta causa sólo se defiende muriendo, perdiéndose"

Seguimos encomendándonos con la oración aprobada para pedir por su beatificación:

Señor Jesús, Buen Pastor, Tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre y concediste a la Sierva de Dios María Agustina Rivas López – Aguchita, la gracia del pastoreo ejemplar al servicio de la Iglesia, en la caridad con los más necesitados y en el cuidado de la Creación, expresado en la entrega de su vida. Te pido humildemente, para Tu mayor gloria, me concedas, por intercesión de Aguchita, la gracia de …".

viernes, 21 de mayo de 2021

LA FACULTAD DE TEOLOGÍA EN TIEMPOS DELA INDEPENDENCIA

LA FACULTAD DE TEOLOGÍA EN TIEMPOS DE LA INDEPENDENCIA

   En la actualidad, nos encontramos con tres instituciones claramente diferenciadas: El Seminario de Santo Toribio, la Facultad de Teología y la Universidad San Marcos. Sin embargo, en sus cuatro siglos de historia han vivido etapas en que sus vidas se fundían (¿también se confundían?) e identificaban, no sólo por compartir local -calle san Francisco- sino autoridades, profesores y alumnos. Baste con recordar que don Hernando de Guzmán, primer Rector del Seminario de Santo Toribio, durante tres periodos fue rector de San Marcos. Por tanto, no nos extraña que hace 200 años las tres instituciones recaían en la misma persona: el Dr. P. Ignacio Mier, quien, por la misma razón, fue protagonista de la declaración de Independencia en sendas corporaciones. el responsable máximo

   Desde su fundación en la Universidad de San Marcos el primer puesto del claustro se reservó a la Facultad de Teología. Las otras facultades eran las de Derecho Civil (Leyes), Derecho Canónico (Cánones), Artes y Medicina. Las cátedras más importantes en Teología eran la de Prima o Teología escolástica, la de Sagrada Escritura, Vísperas y Nona. Cátedras de Sagrada Escritura. En la Universidad de San Marcos, la Facultad de Teología contaba con cuatro cátedras: Prima, Sagrada Escritura, Santo Tomás, Vísperas. Los grados eran de bachiller, licenciado, maestro y doctor. El gobierno de la Universidad corría a cargo del claustro, encabezado por el rector, que era elegido por catedráticos y estudiantes, y que estaba asistido por cuatro consejeros o consiliarios (elegidos del mismo modo), más un procurador general, el secretario y el tesorero.

En Lima existían varios colegios universitarios, convictorios o residencias de alumnos en los que se proporcionaba a una minoría selecta -aparte de alojamiento y comida- una formación esmerada tanto en el aspecto académico, como en el humano y espiritual. El más conocido era el "Colegio Real de San Felipe y San Marcos"; estaba también el de "San Martín "que en 1770 se fusiona con el primero y se convierten en el Real Convictorio de San Carlos; en tercer lugar, estaba el de "Santo Toribio". Los estudiantes del seminario que aspiraban al doctorado en Teología, llevaban a cabo sus estudios en la Facultad respectiva de San Marcos. Debían asistir a la apertura, clausura, y todos los actos públicos que se verificasen en la Universidad. Por su parte, los profesores de la Facultad de Teología enseñaban los cursos de esta Facultad en el colegio seminario.

Durante el siglo XVIII la Universidad decayó tanto que llegó decir en 1733 el arzobispo de Lima Francisco Antonio Escandón que era "la cosa más inútil" del Perú, acabando por dejar de asistir los seminaristas. Por esta razón, el arzobispo Diego del Corro introdujo un plan de estudios en el Seminario de acuerdo con su pastoral de 4 de noviembre de 1759 y encargando de su aplicación al rector Agustín de Gorrichátegui. Sin descuidar las humanidades, sobre todo el latín, se exigía se diese más importancia a la Sagrada Escritura, al Derecho Canónico, la Teología Moral.

El universal polígrafo peruano José de la Riva Agüero, buen conocedor de la trayectoria histórica de los centros educativos del Perú, evaluará positivamente su reforma: "En el periodo que media entre la expulsión de los jesuitas (1767) y la reforma del Colegio de San Carlos por Rodríguez de Mendoza, el Seminario de Santo Toribio era el centro de la ilustración de la colonia, el foco de los estudios teológicos y filosóficos".

El humanista peruano L.A. Eguiguren, uno de los mejores conocedores de la universidad sanmarquina enfatiza su rol en el proceso emancipador, gracias a su ubicación en Lima, capital del virreinato peruano:

"Las familias más distinguidas, de todos los ámbitos de América, envían a sus hijos a estudiar en San Marcos o en los colegios más renombrados de entonces: en el Real de San Martín, en el de San Felipe y San Marcos, en el de santo Toribio, en el de San Carlos, todos vinculados a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue Lima, por tal razón, la capital de la inteligencia de la Colonia. Cuando la Independencia crea la República, en Lima, trabaja activamente la generación de los próceres que formó su espíritu en san Fernando y san Carlos, hijos predilectos de la Universidad de San Marcos"

Al final del virreinato y comienzos de la emancipación, el arzobispo De las Heras establece un nuevo plan poniendo "un Maestro de Latinidad y Retórica, dos catedráticos de Filosofía que deben enseñar también la historia de esta facultad y la Álgebra y Geometría tan descuidados antes, que esta es la primera vez que se oyen en los ángulos del Colegio; otros tres de Teología Dogmático-Escolástica, Expositiva y moral con otro de Cánones y Disciplina Eclesiástica".

La historiadora Águeda Rodríguez Cruz escribirá con acierto que "cuando llegó el momento de la gesta libertadora, la Universidad de Lima tenía preparados a sus dirigentes intelectuales y luego a los estadistas de la República, donde bebieron los principios del respeto a la persona humana, de la libertad en su auténtico sentido, de la verdadera democracia, de lo que Salamanca fue siempre maestra.

Al frente de la Universidad, como rector (l-VII-1819 a 30-VI-1822), así como del decanato de la Facultad de Teología y del propio Seminario Santo Toribio – de 1814 a 1831- se encontraba un gran clérigo, el limeño Ignacio Mier, quien había cursado sus estudios en el propio Seminario, y que se graduó como Licenciado y Doctor en Teología (2-IV-1781) en la Universidad Mayor de San Marcos, donde se desempeñó como catedrático de Prima de Sagrada Escritura. Ejerció su ministerio sacerdotal en el cuarto de Pomabamba (1789-1799), de donde pasó al cabildo metropolitano de Lima, en calidad de canónigo teologal (24-IX-1799); luego fue designado juez hacedor de diezmos (1811), y sucesivamente promovido a las dignidades de maestrescuela (24-IX-1812), chantre (17-111-1813), arcediano (30-1-1814) y deán (9-XH-1824). Por su informe rectoral de 1817, sabemos que los maestros y colegiales eran entonces 62 y los sirvientes 8.

Y aunque sus deberes lo indujeron a establecer un trato amistoso con el virrey, como lo demostró aun después de que éste fuera depuesto en Aznapuquio (29-1-1821), al hacerle frecuentes visitas en su forzado retiro de Magdalena; lo cierto es que ya profesaba el clérigo una decidida adhesión a la causa libertadora. De hecho, fue uno de los firmantes del acta de la independencia (15-VII-1821) en el cabildo de Lima; y, en su calidad de rector, presidió a los miembros del claustro en la sesión durante la cual fue jurada la independencia (30-VII-1821), no sólo de España sino "de cualquiera otra nación extranjera". La declaración de independencia también llegaría a las aulas sanmarquinas proclamándosela un 30 de julio de 1821, siendo Rector el Dr. Ignacio Mier, quien a su vez era Decano de la Facultad de Teología (1814-1831) y Rector del Seminario de Santo Toribio. He aquí las palabras con que el Dr. Mier invitaba a los colegas del Claustro a prestar el juramento de fidelidad a la patria:

"Me parecería, dijo, hacer agravio a la distinguida penetración y luces de que abundan todos los individuos que componen este Cuerpo, si tomase el empeño de manifestar todas las ventajas que han de resultar a la América en su gobierno independiente de la nación española y de cualquier otra nación extranjera, no sólo en las artes y comercio, sino también en las ciencias, pues libres ya los sabios de que abunda este nuestro suelo de incurrir en la indignación de un gobierno indiscreto y opresor que los obligaba a sofocar aun la idea de lo que son, podrán desplegar toda la sublimidad de sus luces y conocimiento para explicar y defender la alta dignidad de hombres libres, con una libertad sujeta siempre a las leyes y preceptos de nuestra Santa Religión".

Lo mismo hará en el Seminario. El 30 de julio de 1821, profesores y alumnos prestan, juntamente con el clero diocesano, el juramento de sostener y defender la independencia del Perú y el arzobispo de Las Heras remite el testimonio de lo hecho al Protector San Martín. Tal gesto será correspondido por el Congreso Constituyente del Perú al decretar becas de estudio para facilitar a la «juventud estudiosa, escasa de facultades, los medios de hacer su carrera en la ilustre profesión del foro» (Lima15 de febrero de 1855).

Foto: Salón de Grados. Casona de San Marcos


jueves, 20 de mayo de 2021

SAN JOSÉ,PATRONO DEL PERÚ. https://www.facebook.com/arzobispadodelima/videos/305076627905479/


 

José Antonio Benito, historiador

(Guión para la grabación del Arzobispado de Lima) https://www.facebook.com/arzobispadodelima/videos/305076627905479/

El 19 de marzo del 2021, además de recordarnos que es la fiesta de san José, el presente año viene regalón pues marca el inicio del Año de la Familia en simultáneo con el Año de San José (del pasado 8 de diciembre del 2020 al 8 de diciembre del 2021), en el quinto aniversario de la Exhortación apostólica post sinodal Amoris Laetitia y que concluirá el 26 de junio de 2022 con ocasión del X Encuentro Mundial de las Familias que se realizará en Roma. Vivimos en el Perú los fastos del Bicentenario de la Independencia que entre tantas iniciativas por parte de la naciente república no fue la menor la declaración de san José como patrono del Perú. Les invito a respirar un poquito ante tanta densidad conmemorativa, haciendo una singular peregrinación josefina por nuestra ciudad de Lima.

1.   Podemos comenzar por un emblemático museo como el MALI en el que podremos contemplar  bellísimos lienzos de la vida cotidiana del virreinato transfigurada por la recreación que se hace de pasajes de la vida de san José y la Sagrada Familia.

  1. Catedral de Lima: Recordemos que ya en 1560, el primer Arzobispo de Lima, Fray Jerónimo de Loayza, erigió el 3 de noviembre del mismo año la Hermandad del Señor San José, la que se vio crecer en poco tiempo debido al ingreso entre sus cofrades de los aserraderos, carpinteros y alarifes, haciéndose al mismo tiempo eje del gremio que los habría de representar. Esta Cofradía alcanzo a tener una capilla en la antigua Iglesia Mayor de Lima y cuando se construyó la Catedral, adquirió su propia capilla en 1618, la cual fue debidamente ornamentada con los motivos artísticos y simbólicos de la época, pare evidenciar mejor la devoción de los cofrades, quienes costeaban la solemne fiesta del Santo en la Catedral, celebrada con Vísperas, Tercia.

 

  1. Concilio Limense: A tal punto llegaba por entonces la devoción a nuestro Santo, que cuando el Concilio Provincial de Lima del año de 1583 fijó los días de guardar sin considerar la festividad del Señor San José, los socios de su Cofradía pidieron al Sínodo Diocesano de 1592, presidido por el Arzobispo Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo, fuese de guardar dicha fiesta, éste dispuso:·"habiéndosenos pedido en este presente Sínodo por parte de los cofrades de la Cofradía de San José de esta ciudad, se guardase la fiesta de dicho Santo: habiéndolo conferido y tratado con el clero y pueblo que estaba presente, mandamos guardar la dicha fiesta de San José en esta ciudad". El culto a San José no se limitaba al día central, sino que se extendía a los días 19 de cada mes, en el cual se decía la Misa propia del Señor San José, benignamente concedida por S.S. Clemente XIII el 16 de diciembre de 1760 a petición del XIV Arzobispo, el limo. Sr. Diego del Corro, exceptuando los Domingos o al‑tuna otra fiesta de mayor clase. Además, cabe recordar que el tercer Domingo de Pascua había rezo particular del Patrocinio de San José. Este tipo de culto permanecía vigente aun en 1862.
  2. Monasterio de las Descalzas de San José. Bajo el gobierno de Santo Toribio se fundó el 19 de marzo de 1603 el Monasterio de las Descalzas de San José, San José de Surco, Patrocinio Descalzas de San José. Mariano Ferrel. 1754
  3. Nicolás Ayllón. Entre tantos detalles de devoción a san José quiero compartirles que el célebre Nicolás Ayllón (1632- 1667) descendiente de caciques mochicas Puycón de Chiclayo, sastre de profesión, casado con María Jacinta Montoya, con la que compró una finca que convirtió en la casa de Jesús, María y José, para acoger y educar a las jóvenes abandonadas, como  iniciativa a la gran devoción de Nicolás por san José, a quien sentía como modelo de obreros, como él lo era en el rubro textil "a imitación del glorioso Padre San José, en la solicitud de sustentar su sagrada familia con el oficio de carpintero; y así le impuso a su casa el nombre de Jesús, María y José por la mira de tan soberano ejemplar".
  4. Templo carmelita de san José en el distrito de Jesús María. Y podemos recordar la abundante toponimia: Barranco, en Puno, Azángaro un pueblo se llama San José y así hay otros 83 pueblos con el nombre de San José. El Papa Pio El por la bula: "In Cathólica Orbi", del 13 de julio de 1945 creó la Prefectura Apostólica de San José de la Amazonas. Los signos de esta devoción de San José, Patrono del Perú es palpable por la difusión y culto en toda nuestra patria: actualmente existe 34 parroquias, dos capillas,23 centros educativos,5 seminarios, 7 monasterios, y 19 Congregaciones entre religiosos y religiosas que llevan el nombre de San José y muchas instituciones de obras sociales y benéficos que llevan el mismo nombre.

7.   Congreso de la República. Patrono del Perú. Así nos lo recuerda Jorge Basadre en su clásica obra La Historia de la República en su primer tomo, en el capítulo acerca de las relaciones Iglesia-Estado, en el que da cuenta de cómo el Congreso Constituyente de 1828, restituye la fiesta del Santo Patriarca en el calendario de fiestas de guardar y lo elige como Patrono de la República. El 14 de marzo, en el tercer ´Considerando', precisó "que los peruanos profesan particular devoción al glorioso San José, y que así en todas las Iglesias de la República se celebra su conmemoración un día de cada mes y que todos los peruanos profesan particular devoción al glorioso San José, y por eso "el Congreso elige y toma por patrono de la República al glorioso San José, y la pone bajo su especial patrocinio. Su fiesta principal será de tabla con asistencia de las corporaciones, en todas las catedrales y matrices".El Padre Armando Nieto en el Simposio Internacional sobre San José del pasado mes de agosto del 2002, coincidían circunstancias bien curiosas: como presidente del congreso fungía Francisco Javier de Luna Pizarro, más adelante (1845-1855) Arzobispo de Lima, Lima no tenía arzobispo (sólo en 1834 sería promovido Monseñor Jorge Benavente), la arquidiócesis estaba regida por el Deán Francisco Javier Echagüe que fungía como vicario y gobernador eclesiástico de la arquidiócesis, no había ningún representante del Vaticano ni Nuncio Apostólico, el presidente de la República era el general José de la Mar y el Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores que refrendó el decreto josefino fue el destacado liberal y masón Francisco Javier Mariátegui; como diputados secretarios Gregorio Cartagena y Nicolás de Piérola. Este hecho y otras múltiples manifestaciones de una secular devoción a San José, manifestado en cofradías, decretos conciliares y sinodales, su presencia en la toponimia y numerosos patronazgos de la patria, capillas, centros educativos, seminarios, monasterios, congregaciones, instituciones de obras sociales y benéficas, llevó a los Obispos de la Asamblea Episcopal a solicitar al Romano Pontífice en 1957 que ``confirmase la elección del Celestial Patriarca como Patrono de la República Peruana", a la cual el Santo Padre Pío XII accedió emitiendo el 19 de Marzo del mismo año el Breve Apostólico con el cual declaró al "Patriarca San José, Esposo de la Virgen María, principal Patrono ante Dios de la Nación Peruana, con todos los honores y privilegios litúrgicos que corresponden a los Patronos de los lugares".

Concluyo con un breve, pero enjundioso artículo de Monseñor José Dammert Bellido en el que agradece el gesto del Papa hacia el Perú y que nos da la clave para renovar este compromiso justo con este motivo del Bicentenario patrio:

"La confirmación oficial de la Santa Sede obliga más a todos los peruanos a continuar la tradicional devoción al glorioso Señor San José y a solicitar por su intercesión las gracias necesarias para el progreso espiritual del Perú, conformidad a las intenciones de los fundadores de la Independencia que suscriben el decreto de 1828, Luna Pizarro, primer Presidente del Congreso Constituyente de 1822 y más tarde Arzobispo de Lima, La Mar, vencedor en Ayacucho, y Mariátegui que sirvió a la República como diputado, ministro y finalmente austero magistrado de la Corte Suprema de Justicia. Para esos ilustres patriotas el destino de la República Peruana no podía estar separado de los principios que norman nuestra Santa Religión".

 

Culmino de la mano del Papa Francisco que acaba de brindarnos siete nueve invocaciones para las letanías a San José: Custodio del Redentor, Servidor de Cristo, Ministro de salud, Apoyo en las dificultades, Protector de los exiliados, Patrón de los afligidos, Padre de los pobres, bendice a nuestro Perú. 

miércoles, 19 de mayo de 2021

LA HERMANA ERMELINDA CARRERA DEL VALLE (1861-1914), caridad viviente de Lima.

LA HERMANA ERMELINDA CARRERA DEL VALLE (1861-1914),

caridad viviente de Lima.

José Antonio Benito

 

Ermelinda Carrera del Valle, nació en Lima el 22 de julio de 1861. Fueron sus padres Santiago Carrera Palacios y María del Valle Sáenz de Tejada. Estudió en el Colegio de los Sagrados Corazones de Belén, asimilando la excelente educación de sus maestras como alumna ejemplar. Bien pronto aplicó lo recibido en casa y en el colegio a través de su compromiso con las conferencias de San Vicente de Paúl y en la misión de tesorera del colegio de la Tercera Orden Franciscana del Callao[1].

Después de salir del colegio, y sintiendo la llamada a la vida religiosa, ingresó en el Monasterio de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor de Angers. La congregación tenía en el colegio del Buen Pastor un internado para niñas de 4 a 14 años y junto a este internado" una casa de salvación para muchachas y mujeres que han llevado una vida licenciosa y que quieren o que deben corregirse aquí, pues en esta clase hay huéspedes obligadas y voluntarias ".

Nuestra protagonista permaneció en este monasterio varios meses como novicia, pero tuvo que salir por consejo del médico debido a una úlcera aparecida en su tobillo. Más adelante reingresó de nuevo y apareció persistente la úlcera, motivo por el cual tuvo que volver a abandonar la congregación, quedándose con la pena de no profesar. De todos modos, no vivió por las puras, sino que asumió una vida de entrega a Dios en la oración, vida de comunidad y servicio a las jóvenes abandonadas.

Después de la salida del monasterio, siguió con un gran deseo de ayudar a remediar la stuación de tantas mujeres y jóvenes perdidas y.abandonadas. De hecho, recogía por su cuenta en su casa a algunas de estas jóvenes, al tiempo que iba madurando la forma de responder de modo efectivo a la demanda.

 

LA CÁRCEL DE MUJERES

En noviembre de 1891, con treinta años, tiende puentes entre familiares y amigos; su tío era presidente de la Corte Suprema, para que el Presidente de la República, el Coronel Rernigio Morales Berrnúdez y el ministro de justicia Epifanio Serpa, creen la Penitenciaría y Cárcel Departamental de Mujeres de Lima, por la cual se separan los penales de hombres y mujeres que venían funcionando en un solo local  en el recinto penitenciario Guadalupe y que era un atentado contra la moral La medida se concretará el 7 de marzo de  1892, y fue Errnelinda su organizadora y primera directora

El 26 de enero de 1892, el Arzobispo de Lima, Monseñor Manuel Antonio y Bandini, autorizó la fundación de la Congregación que llevaba por nombre "Hermanas de la Caridad Franciscana" Errnelinda tomó el hábito el 7 de marzo con cuatro jóvenes que se le habían unido: sor Francisca, sor Clara, sor Magdalena y sor Jesús en la capilla de las religiosas Terciarias de la Inmaculada Concepción, fundadas en 1883 por la joven limeña Clara Álvarez, amiga de Ermelinda.

El director espiritual de Ermelinda Carrera fue el franciscano Bernardino González, de donde procedía la espiritualidad franciscana. Sor Ermelinda, junto con la atención a la cárcel, inició el trabajo de formación de las nuevas religiosas.

 

Una vez que se separaron los penales de hombres y mujeres, designan a Ermelinda como superiora del de mujeres, concediéndole las atribuciones correspondientes a los directores de los otros establecimientos penales. La nueva institución conocida corno Cárcel de Santo Tomás, nace en el local del antiguo colegio de Santo Tomás que el Gobierno les cedió. Este colegio se había construido en torno a 1650 para ser Colegio Mayor de los Dominicos. Poco después de la Independencia, el gobierno lo expropió y fue usado corno cuartel primero, mercado de abastos después y posteriormente cárcel de mujeres. En la actualidad es la Gran Unidad Escolar Mercedes Cabello.

Una vez al frente del establecimiento de mujeres, procedió a clasificarlas en tres secciones que denominó: penitenciadas, rematadas y procesadas, con reglamento interno y manejo independiente cada grupo. Se preocupó primero de impartir la instrucción primaria a las detenidas como un medio importante de regeneración. Otros medíos reeducativos que se implantaron desde el principio, junto con la instrucción, fueron la disciplina, el trabajo, la piedad; y sobre todo, un trato con amor. La cárcel de mujeres se mantuvo en el lugar inicial hasta el terremoto de mayo de 1940, en que fue trasladada provisionalmente una casa particular de Magdalena.

En 1952, el gobierno construyó la cárcel de mujeres de Chorrillos, y las reclusas tuvieron que trasladarse al Centro de Reeducación y Taller para Mujeres Adultas de Chorrillos. El gobierno siguió confiando a la misma Congregación, la dirección y administración de dicho centro hasta 1970, cuando por falta de personal y otras circunstancias, se vieron obligadas, a pesar de las protestas de las presas, a devolverla administración del establecimiento al Estado.

 

ASILO CORRECCIONAL

Desde el momento en que las Hermanas de la Caridad Franciscana se ocuparon de la cárcel, sor Ermelinda empezó a hacer las diligencias necesarias para fundar un nuevo centro que llamó el Asilo Correccional, para albergar a las menores de edad, con el fin de dar una atención preventiva. En este centro está el origen del actual Hogar de Niñas Ermelinda Carrera. Se cuenta que sor Ermelinda tenía recogidos y escondidos en la cárcel a los hijos de algunas presas, pues, no podían estar con sus mamás, y con estos niños se juntaron algunas niñas que el comisario llevaba, al encontrarlas abandonadas en Lima. Las autoridades se oponían a la creación de una nueva institución y decían que era más prudente atendiese sólo a la cárcel y no pensase en una institución de menores, lo que iba a suponer un doble trabajo. Si la creación de la cárcel de mujeres fue más sencillo por el apoyo de las autoridades, la del Asilo Correccional fue más difícil por la oposición de las autoridades durante varios años. Contiguo a la cárcel de mujeres existía un local propiedad del estado, que tenían alquilado a un comerciante italiano. Sor Ermelinda vio que dicho local era adecuado para el Hogar de Niñas que tenía pensado abrir. Después de casi cinco años de gestiones, el 1 de octubre de 1896, el presidente Nicolás de Piérola, que la ayudó mucho, expide un decreto concediéndole dicho local, donde se habría de construir el Asilo Correccional. Ella cuenta este episodio en su diario:

"Se me entregó el terreno y pasé una nota al Prefecto, comunicándole dicha entrega. A los pocos días se presentó el Prefecto y me dijo: Madre, alzara, dígame ¿ qué quiere hacer con este local? Le contesté: hace mucho tiempo que deseo proteger a tanta criatura abandonada, para salvarla del camino de la perdición. Le causó muy buena impresión mi propósito y me dijo: esta mañana hablaré con el presidente sobre el prm;ecto. Quedé llena de con fianza, formando castillos para su realización. El Señor Presidente acogió con entusiasmo paternal mi propuesta y el 1 º de octubre se dio el Decreto para ejecutar la obra del nuevo local; quedaba por resolver la segunda parte, el sostenimiento de las menores".

 

Entretanto, ingresaron al establecimiento 30 niñas que fueron albergadas, sin ninguna comodidad, en uno de los claustros del colegio de Santo Tomás. Este centro fue inaugurado oficialmente el 12 de octubre de 1896. El primer año se hizo cargo de la alimentación de las menores, la Municipalidad de Lima, posteriormente fueron distintos ministerios como Justicia y Gobernación, quienes asumieron los gastos de alimentación y vestido. El local del Asilo Correccional resultó pronto muy pequeño, estaba formado por un patio con construcciones alrededor, en el primer piso estaban los dormitorios y el comedor y en el segundo piso, las clases y los talleres. La casa era pequeña para el número de internas y no tenían espacio para la recreación y el deporte. A los pocos años de su fundación se pensó en trasladarlo a otro local, a un lugar más espacioso y así poder cambiar el nombre y la idea que tenía la gente sobre la institución, ya que todos la llamaban "Cárcel de Mujeres", apelativo que no era apropiado para el fin que cumplía. El traslado a un nuevo local no se realiza hasta 1940, unos meses antes del terremoto. Pasaron a una casa que les prestaron las Hijas de la Caridad en Magdalena, en la cual permanecieron un año. Las niñas internas se dedicaban a los estudios elementales, los talleres ( que se les dio una extraordinaria importancia); y recibían al mismo tiempo una educación integral con el fin de ser restituidas de nuevo a la sociedad. Nacía así una institución que a lo largo de los años ha contribuido eficazmente a la atención de las menores en estado de abandono moral. El centro fue incrementando su población. Cuando se inició el 12 de octubre de 1896 tenía 30 niñas y el 25 de octubre de 1900 había aumentado a 140 niñas.

Ermelinda Carrera falleció el 9 de agosto de 1914, alos53 años de edad

 

Nadie mejor que el historiador de nuestra república peruana, Jorge Basadre, para sintetizar como punto final su magna labor:

"La energía, el tino la abnegación, el talento y la caridad cristiana de Sor Ermelinda, hicieron verdaderos milagros. Acaso su obra más querida fue la fundación de la Escuela Correccional de Mujeres a la que dedicó buena parte de su tiempo, de sus anhelos y de sus esperanzas. En este plantel estableció clases de primera enseñanza, reguladas por exámenes ante jurados en la época reglamentaria. Hizo alternar allí los estudios teóricos con el trabajo manual tipo vocacional y dio también horas para el recreo apropiado.[2] ".



[1]AYUSO MANSO, María Jesús "Primer hogar tutelar de niñas en Lima Ermelinda Carrera".Docente del Departamento de Educación. Educación: Revista de la Facultad de Ciencias de la Educación, Vol. 8 Núm. 1 (2001):http://revistas.unife.edu.pe/index.php/educacion/article/view/1624/1632

[2] Historia de la República del Perú. Tomo 8, 8ª Ed. La República, Lima pp.2124-2125 

miércoles, 12 de mayo de 2021

MARÍA, CORAZÓN DE AMÉRICA, EN EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA


MARÍA, CORAZÓN DE AMÉRICA, EN EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA

(Publicado en SIGNO , nº 297, Lima 2021, pp.18-20)

José Antonio Benito, historiador, docente en la FTPCL

 

Aprovecho este mes de mayo - mariano por excelencia-, mes en que celebramos las fiestas de Fátima (día 13), Nuestra Señora de la Evangelización (día 14), María Auxiliadora (día 24), mes en que recordamos a nuestras madres, para dedicarle mis "flores" desde el campo de la historia de América, en pleno Bicentenario de su Independencia.

 

El documento de Aparecida nos incentiva con este bello texto: "Alabamos al Señor Jesús por el regalo de su Madre Santísima, Madre de Dios y Madre de la Iglesia en la América Latina y el Caribe, Estrella de la Evangelización renovada, Primera discípula y gran misionera de nuestros Pueblos" (n. 25).  ¡Con qué singular acierto la primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, prevista del 21 al 28 de noviembre se celebrará en la basílica de Guadalupe de México al calor de la Reina y Señora de América!

 

Pocas obras tan eruditas y devotas a un tiempo sobre el tema como la escrita por el Monseñor  Esteban Puig  Aurora en América (María, estrella de la primera y de la nueva evangelización)[1]. Destaco sus palabras introductorias: Si "María es la Estrella matutina que precede al Sol que es Cristo… convirtiéndose en "el prototipo de la presencia viva de la mujer en la inculturación del evangelio" (p.7) así sucederá en la aurora de la evangelización americana y a lo largo de toda su historia. Destaca el autor cómo "el amor singular de Madre para con los hijos latinoamericanos, posee matices y rasgos maternales muy característicos y entrañables", tales como sus palabras y hechos llenos de profunda ternura, que "llegan a lo hondo del corazón porque van impregnadas de cariño" (p.7). Los destinatarios de sus palabras y de su mensaje son almas francas, sencillas, humildes, pobres, sin dobleces, muy buenas... ¡niños al fin! Todos los que recibieron estas "visitas" de María fueron auténticos evangelizadores enamorados de la Virgen. Se registran sus nombres: Guatícaba, bautizado con el nombre de Juan Mateo, de la República Dominicana, mártir en 1496 Los mexicanos Cristóbal (1527), Antonio (1529) y Juan (1539) oriundos de México, San Juan Diego (1531) el vidente de Guadalupe; Gregorio López, 1596, Sebastián Aparicio, "santo carretero", 1600, el "Negrito" Manuel de Argentina, Beata Mariana de Jesús (1645) "azucena de Quito", Tito Cusi Yupanqui, Sebastián Quimichu, en Perú.

 

En América surgieron advocaciones propias de cada país, en el modo y la manera más fiel a su identidad específica y culturas ancestrales, como lo muestran sus bellos y armoniosos nombres: Guadalupana, Aparecida, Suyapa, Coromoto, Treinta y Tres, Cobre, Cocharcas, Luján, Chiquinquirá...Esto le hará constituir un principio de identificación, unificación y surgimiento de la Patria amada. A Ella acudirán para reafirmar sus valores cuando están amenazados por intereses malsanos que quieran arrancarle el timbre de gloria de cristiana y católica. De ahí que por ejemplo Argentina o Cuba hasta en su misma bandera patria el color azul se deba al manto azul de la Virgen. "María es la Patrona, la Guardiana, la Mariscala, la que vigoriza la raíz de la unidad nacional en su identidad y en su destino" (p.151). María, Madre de Jesús y Madre nuestra "viene a ser como el nudo de seda que ata, fuertemente, sin apretaduras subyugantes, la cultura hispánica con la autóctona y la africana originando la cultura mestiza, hija vigorosa y espléndida del feliz entramado entre América, África y Europa" (p.11).

 

Dos siglos después del Descubrimiento, la genial poetisa Juana Inés de la Cruz, cumbre del barroco mexicano, dirá por toda Hispanoamérica «¡que no sé que se tiene el que en tratando de María Santísima se en­ciende el corazón más helado!". Lo sucedido en esta nación ha tenido lugar en la veintena de naciones engendradas a la fe por España y Portugal. Con razón pudo decir Juan Pablo 11 en Zaragoza el 10-­X-84: «Decir España es decir María... Y decir Iberoamericana, es decir también María, gracias a los misioneros españoles y portugueses". 

Con ironía y agudeza a un tiempo, el más célebre de los literatos mexicanos, Octavio Paz, escribía: «El pueblo mexicano, después de dos siglos de expe­riencias y fracasos, no tiene más fe que en la Virgen de Guadalupe y en la Lotería Nacio­nal». Quedémonos con lo primero. Hoy no tenemos otro factor más importante para buscar la identidad mexicana que la Mo­renita. Ella ha sido el corazón maternal que ha acogido a todos sin excepción, desde el humilde indiecito Juan Diego hasta Emiliano Zapata, sin olvidar a Cantinflas. El propio san Juan Pablo II llegó a decirles: "Los mexicanos son 80% católicos, 100% guadalupanos".

En estos años conmemorativos del Bicentenario de la Independencia de América, les animo a rescatar gestos de la persistencia de la devoción mariana como les brindo a continuación.

Uno de los grandes próceres del Perú, Hipólito Unanue (1755-1833), médico y político comprometido con los últimos virreyes y los libertadores San Martín y Bolívar. Fue Hermano 24 de la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de la iglesia de Santo Domingo, de Lima, por lo que rezaba diariamente el rosario en familia y solía participar en la devoción de tejer una corona de rosas espirituales para la Virgen.

Pablo de Olavide (1725 – 1803) ministro de Carlos IV, amigo de Voltaire, oidor de Lima, al volver al catolicismo escribe un bello poema dedicado a María, titulado "Magníficat" en el que nos comparte: "Cuando la Virgen María fue a ver a su prima Isabel entonó este dulcísimo cántico, que salió de su corazón inflamado de amor, y que debe servirnos de modelo para glorificar al Señor por la elección que hizo de ésta, la mejor de sus criaturas, y agradecerle los beneficios que le debemos".

El cura Miguel Hidalgo, pionero de la in­dependencia mexicana, el mismo día del Grito de Dolores en 1810, acudió con los insurgentes al San­tuario de Atotonilcó a tomar de la sacristía un lienzo con la imagen de Nuestra Señora de Guadalu­pe, que colocada en el asta de una lanza, enarbolará como en­seña delante de su ejército. Con ella, y al grito de «Viva la Virgen de Guadalupe», entrarán triunfan­tes en Celaya.

De igual manera el cura José María Morelos, su sucesor en la lucha, dirá en el bando que expi­dió en Omotepec, el 11 de marzo de 1813: «Por los singulares, especia­les e innumerables favores que debemos a María Santísima, en su milagrosa imagen de Guadalu­pe. Patrona, defensora y distingui­da Emperatriz de este reino, es­tamos obligados a tributarle todo culto."

 

Si en México destaca la advocación Guadalupana en el Sur destaca Nuestra Señora de la Merced, como madre de alivio y esperanza, como le aconsejó el General Manuel Belgrano al libertador José de San Martín, en Tucumán: "La guerra no debe usted hacerla solo con las armas, sino afianzándose siempre, en las virtudes naturales cristianas y religiosas en la fe católica que profesamos, implorando a Nuestra Señora de la Merced nombrándola generala" (indicar la referencia de la cita entre comillas).

Así, el 24 de mayo de 1822, el general Antonio José de Sucre, vencedor en Pichincha por la que se alcanzó la independencia de la gran Colombia, y encaminado hacia el Perú, propuso que esta nación reconociese a la Virgen de la Merced por patrona de sus ejércitos; de hecho, en 1823, fue declarada Patrona de las Armas de la República por el Presidente José Bernardo Tagle. Al cumplirse en primer Centenario de la independencia de la nación, el 24 de septiembre de 1921 fue coronada canónicamente y como recuerdo de esto, se colocó a la Sagrada imagen las insignias de su alto patronato militar, consistentes en una faja de Gran Mariscala y un cetro de oro, a partir de entonces, se ha llamado la Gran Mariscala del Perú. Desde entonces esta fecha del 24 de septiembre es declarada fiesta nacional. Cada año el ejército le rinde honores a su alta jerarquía militar de "Mariscala".

José de San Martín, pocos días antes de iniciar el cruce de los Andes, proclamó a la Virgen del Carmen patrona del ejército, junto a la iglesia de San Francisco en la que se formó la procesión que culminó en "misa solemne, panegírico y tedeum. Al asomar la bandera junto con la Virgen, el propio San Martín le puso su bastón de mando en la mano derecha. Tal devoción fue ratificada en otras ocasiones como la del 12 de agosto de 1818 en la que manifiesta la "decidida protección que ha presentado al ejército su patrona y generala, nuestra Madre y Señora del Carmen".

Me complace compartirles como conclusión, la dedicatoria de la obra titulada La proyección de la Universidad de Salamanca en Hispanoamérica:, tesis doctoral de Águeda Rodríguez Cruz, quien acaba de fallecer en Salamanca y es fiel reflejo de la devoción a María en las universidades de América:« Pongo este trabajo en ma­nos de Nuestra Señora la Virgen María, de quien la Universidad de Salamanca se complacía en lla­marse «su muy devota y aficiona­da» con una súplica para que la Universidad, hoy como ayer, la siga sintiendo Madre y Protecto­ra. Asiento de la Sabiduría, que brindó en sus claustros como Alma Mater solícita y vigilante, ¡y con la que formó el alma de la Hispanidad! Ella -que inculcó esta devoción en sus hijas de His­panoamérica, como lo mejor de su proyección -especialmente en el misterio de su Inmaculada Con­cepción, venerado con fervor continúe impartiendo con fidelidad esta lección magistral, en un ser­vicio incansable a la Verdad y a los supremos valo­res del espíritu».



[1] (Ediciones Paulinas, Lima, 2016, pp.151) Una primera versión de la misma pueden consultarla en la  USAT (Chiclayo, Perú, 2002,http://alicia.concytec.gob.pe/vufind/Record/UDEP_0efe9bdedcbe2754e1214f5df2d8c4b9/Details

miércoles, 5 de mayo de 2021

Mons. Luis Arrigoni, el nuncio del Perú, camino de los altares (1890-1948)

Mons. Luis Arrigoni, el nuncio del Perú, camino de los altares (1890-1948)

"Esta casa es la casa del Papa y de todos los hijos e hijas de la Iglesia, especialmente de los más humildes", dijo monseñor Fernando Cento, cuando inauguró la sede de la Nunciatura Apostólica en el Perú, el 29 de junio de 1942.

En el 2019, 75 años después, la casa del Papa tuvo el honor de recibir por tercera vez a un Sumo Pontífice, Francisco, después de haberlo hecho en 1995 y 1998 con San Juan Pablo II. Se ubica en el distrito de Jesús Maria, 6a cuadra, Avenida Salaverry, Lima 11, Peru

Hasta la fecha han sido 30 los nuncios, uno de ellos, a punto de ser elevado a los altares y el único enterrado en nuestro suelo patrio, en concreto en la Catedral de Lima, en la capilla titulada de los "santos peruanos". Les comparto los escasos datos que hasta la fecha he logrado recabar.

Monseñor Luigi Arrigoni nació el 2 junio 1890 en Morimondo, Provincia de Milán, Lombardía, Italia, originalmente se graduó en derecho, pero dejó la profesión legal a los 28 años para continuar sus estudios teológicos.

Ordenado sacerdote el 18 de enero de 1922, después de un breve período como párroco, fue dirigido al servicio diplomático de la Santa Sede, siendo asignado en Viena, como secretario del Nuncio Apostólico, y sucesivamente en Bucarest y Bruselas.

Dejó Bélgica tras la ocupación nazi en 1940, se trasladó a la Pontificia Academia Eclesiástica de Roma. A los 56 años de edad, el Papa Pío XII lo nombró Nuncio Apostólico en Perú, recibiendo su consagración episcopal en calidad de Arzobispo de la Sede Titular de Apamea en Siria de manos del cardenal Clemente Micara asistido por los arzobispos Angelo Rotta y Antonino Arata. Será el número 18 de los nuncios del Perú. Su ministerio resultó ser breve, exactamente desde el 31 mayo de  1946 al 5 de julio de 1948, fecha de su muerte.

Antes de ser ordenado sacerdote, ejerció como competente abogado que le llevó a distinguirse después como uno de los miembros más notables de la Diplomacia Vaticana.

Desempeñó con singular brillo puestos diplomáticos en naciones europeas y por último en Bélgica, de donde vino al Perú para suceder al ilustre Nuncio, Monseñor Fernando Cento, de tan gratos recuerdos para nuestra Universidad. Monseñor Arrigoni desempeñó durante corto tiempo tan elevado cargo en nuestro país, pero ese breve lapso fue suficiente para que todos en el Perú pudieran apreciar en lo que valla tan eminente diplomático, que fue, antes que todo, un santo y noble sacerdote.

A Monseñor Arrigoni se le recuerda como sacerdote de una extraordinaria humildad, siempre atento a oír a todo aquel que llegaba hacia él. Fue particularmente sensible ante las desgracias del mundo, frente a las cuales fomentó al máximo el cuidado y el fomento de las vocaciones sacerdotales en el Perú. Así lo manifestó en la carta-prefacio que dirigió al Rector de la PUCP, a la sazón el Padre Rubén Vargas Ugarte, quien publicó un libro acerca de su lamentable situación y los medios que estimaba necesarios para remediarla cuanto antes.

De su viaje al Sur del Perú, pocos meses antes de su fallecimiento, llegó sumamente entristecido tanto por las miserias humanas que había constatado, como de lo poco que podía hacer el Clero para combatirlas, en razón del número reducido de sacerdotes de que disponían los Obispos en las regiones visitadas.

 

La PUCP reconoce las numerosas atenciones que tuvo con la institución, especialmente la Facultad de Derecho, a la cual se sentía más ligado por haber ejercido como abogado y diplomático. Varios de sus docentes lo visitaron a la Clínica, dando testimonio de la cristiana resignación con que llevó la enfermedad y recibieron el encargo de trasmitir su "paternal saludo a catedráticos y alumnos, haciendo votos muy sinceros por el progreso de la Universidad Católica, a la que consideraba como uno de los principales elementos en el futuro progreso del Perú"[1].

Entre las celebraciones que presidió rescato la que tuvo lugar en Arequipa con motivo de la preparación de la coronación pontificia de Nuestra Señora de Cayma que presidiría el Cardenal Guevara como legado pontificio, el 11 de mayo de 1947. Días antes, todos los colegios, movimientos, instituciones participaron de las peregrinaciones preparatorias. Particular -por su número y calidad- fue la del templo de santo Domingo, la de las asociaciones marianas y la de las Terceras Órdenes Franciscanas. De igual manera la de Paucarpata, Tiabaya y Sabandía como coronación a las Misiones predicadas por los padres de san Francisco y la Recoleta. Con todo, la más impresionante fue la del Clero, secular y regular del 28 de abril de 1947; partió de la Catedral presidida por el Nuncio, Mons. Luis Arrigoni, y el Sr. Arzobispo con el Cabildo Catedralicio, los sacerdotes, seminaristas y todas las comunidades religiosas. El 11 de mayo de 1947 fue coronada canónicamente por el legado del Papa, Cardenal Guevara, y en presencia de todas las autoridades e instituciones arequipeñas, además del presidente de la República, José Luis Bustamante y Rivero.

La forma en que enfrentó su enfermedad y muerte misma, llamó la atención de muchos, de tal manera que los prelados del Perú iniciaron una investigación en cuanto a su vida con numerosas personas testificando que recibieron gracias a través de su intercesión. Miles de peruanos visitaron su cuerpo mientras yacía en el estado, tocando rosarios y objetos sagrados para guardar como reliquias.

Afligido por una grave enfermedad, murió en Lima el 5 de julio de 1948, a la edad de 58 años, siendo enterrado en la catedral de Lima.

Originalmente enterrado en la cripta de la catedral de Lima, en 1991, por iniciativa del cardenal Augusto Vargas Alzamora SJ., sus restos fueron trasladados a la capilla de los santos peruanos de la misma catedral, junto a los restos del Siervo de Dios Monseñor Lissón.  

SERIE DE NUNCIOS (1851-2021)

  1. Lorenzo Barili † (26 May 1851  - 17 Jun 1856 Resigned)
  2. Mieczyslaw Halka Ledóchowski † (17 Jun 1856 25 Jul 1861 Resigned)
  3. Francesco Tavani † (25 Jul 1861  18 Jul 1869 Resigned)
  4. Serafino Vannutelli † (23 Jul 1869 15 Mar 1875 Appointed, Apostolic Nuncio to Belgium)
  5. Mario Mocenni † (6 Aug 1877 27 Feb 1882 Appointed, Apostolic Internuncio to Brazil)
  6. Cesare Sambucetti † (30 Mar 1882 1883 Resigned)
  7. Beniamino Cavicchioni † (21 Mar 1884 4 Aug 1889 Appointed, Official of the Congregation of Bishops and Regulars)
  8. José (Giuseppe) Macchi † (12 Apr 1889 2 Aug 1897 Appointed, Apostolic Internuncio to Brazil)
  9. Pietro Gasparri † (18 Dec 1897 23 Apr 1901 Appointed, Secretary of the Congregation for Extraordinary Ecclesiastical Affairs)
  10. Alessandro Bavona (Bavaona) † (13 Jul 1901 13 Nov 1906 Appointed, Apostolic Nuncio to Brazil)
  11. Angelo Maria Dolci † (7 Dec 1906 Jan 1910 Resigned)
  12. Angelo Giacinto Scapardini, O.P. † (30 Aug 1910 4 Dec 1916 Appointed, Apostolic Nuncio to Brazil)
  13. Lorenzo Lauri † (4 Jan 1916 25 May 1921 Appointed, Apostolic Nuncio to Poland)
  14. Giuseppe Petrelli † (27 May 1921 1925 Resigned)
  15. Serafino Cimino, O.F.M. † (13 Apr 1926 4 May 1928 Died)
  16. Gaetano Cicognani † (20 May 1928 14 Jun 1936 Appointed, Apostolic Nuncio to Austria)
  17. Fernando Cento † (25 Jul 1936 9 Mar 1946 Appointed, Apostolic Nuncio to Belgium)
  18. Luigi Arrigoni † (31 May 1946 6 Jul 1948 Died)
  19. Giovanni Panico † (28 Sep 1948 14 Nov 1953 Appointed, Apostolic Delegate to Canada)
  20. Francesco Lardone † (21 Nov 1953 30 Jun 1959 Appointed, Apostolic Delegate to Turkey)
  21. Romolo Carboni † (2 Sep 1959 26 Apr 1969 Appointed, Apostolic Nuncio to Italy)
  22. Luigi Poggi † (21 May 1969 1 Aug 1973 Appointed, Apostolic Nuncio to Other)
  23. Carlo Furno † (1 Aug 1973 25 Nov 1978 Appointed, Apostolic Nuncio to Lebanon)
  24. Mario Tagliaferri † (15 Dec 1978 20 Jul 1985 Appointed, Apostolic Nuncio to Spain)
  25. Luigi Dossena † (30 Dec 1985 2 Mar 1994 Appointed, Apostolic Nuncio to Slovakia)
  26. Fortunato Baldelli † (23 Apr 1994 19 Jun 1999 Appointed, Apostolic Nuncio to France)
  27. Rino Passigato (17 Jul 1999 8 Nov 2008 Appointed, Apostolic Nuncio to Portugal)
  28. Bruno Musarò (5 Jan 2009 6 Aug 2011 Appointed, Apostolic Nuncio to Cuba)
  29. James Patrick Green (15 Oct 2011 6 Apr 2017 Appointed, Apostolic Nuncio to Sweden)
  30. Nicolas Girasoli (16 Jun 2017 )