viernes, 13 de diciembre de 2019

¡Sor Nilda que estás en los cielos! Hermana de la Caridad del Cardenal Sancha

¡Sor Nilda que estás en los cielos!

 

Querida Hermanas Sor Nilda:

No termino de creérmelo, pero es cierto. Tú, la movida hermanita de la Caridad del Cardenal Sancha, superdinámica, superpilas, ya estás en la presencia del Padre. Acabo de despedirte en el velatorio de la parroquia de San Miguel Arcángel, te he acompañado con tus hermanas de congregación, tus familiares, tu gran familia del colegio, padres, profesores, alumnos…La Virgen de Guadalupe de la que eras tan devota te llamó y te llevó consigo y con su Hijo. Hoy sábado vuelas a Arequipa para descansar en la tierra que te vio nacer.

Parece que fue ayer cuando me invitaste con Leo a dirigir el Retiro a tus jóvenes que culminaban sus estudios y quisiste darles el mejor regalo: dos días de encuentro consigo mismos y con Jesús, su Creador y Redentora.

Después de dos años me avisaron que estabas internada en la Clínica Stella Maris. Seguías siendo el entusiasmo en acción, enamorada del Señor, celosa de tus jóvenes, pero sorprendida por la intempestiva cruz; pocos días después se te dictamina un agudo cáncer; sólo me ha tiempo a conversar por teléfono; hoy recibo la noticia de tu partida. Busco la crónica resumida de aquel fin de semana y lo comparto como gratitud por el bien recibido por tu vida donada a los demás. Ya has comenzado a vivir la Navidad Eterna, que seas muy feliz y que nos encomiendes ante la Madre y el Señor.

 

José Antonio

 

RETIRO ADOLESCENTES LIMA, OCTUBRE 2017

¡TAMBIÉN LOS ADOLESCENTES ARMAN LÍO DESDE EL SILENCIO!

Breve crónica de un Retiro de Fin de Semana en Lima Norte

He pasado un fin de semana de Retiro (Ejercicios Espirituales) con 29 adolescentes de un Colegio "Fe y Alegría" de la zona de Pachacútec-Ventanilla, diócesis del Callao. Hemos intentado que sea en silencio; para ellos ha sido riguroso, para el equipo coordinador (Sor Nilda, religiosa coordinadora de pastoral y su profesora de religión; Leo, militante, y servidor) una aproximación satisfactoria.

 Me siento obligado a dar gracias al Señor por muchos motivos:

Primero, por brindarme la oportunidad de compartir lo más grande para un cristiano, nuestra vida en Cristo.

Segundo, por constatar que hay instituciones en la iglesia como las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha que viven muy comprometidas con los jóvenes que viven como en este caso en las periferias existenciales (no solo geográficas sino en medio de familias necesitadas), a través de la enseñanza y el programa de confirmación.

Tercero, por trabajar en equipo, el Movimiento Santa María ha colaborado en la dirección del Retiro, a mitad del programa catequético; un militante ha sido el coordinador de la actividad, un sacerdote pudo prepararles para la confesión y confesar a todos, servidor, responsable de las charlas y de hablar personalmente).

Cuarto, por experimentar que los adolescentes no son un problema y no hay que tenerles miedo, son un tesoro por pulir y custodiar.

Quinto, por la oportunidad de dedicar dos días a los jóvenes, la mayor riqueza de la Iglesia en general y del Perú en particular. Esto significa olvidarse de uno mismo y darse por entero, experimentar que la gracia fluye cuando le abrimos paso, que la juventud sigue deseando que se le exija para poder darlo todo. Cuando uno es testigo de tremendas realidades, de situaciones familiares extremas, se da cuenta de que lo mejor es estorbar lo menos posible, amar hasta el extremo, pedir como un pobre de Yahvé, abandonarse en el Señor y decirle a Nuestra Madre: ¡Totus tuus! Ruega por nosotros, tus hijos.

¡Si viesen la reunión final en la que fueron contando sus experiencias! ¡Cuántas vivencias, cuántas gracias, cuántos propósitos! Qué regalo ver a esta muchachada llenarse de la gracia de la confesión y recibir a Jesús en la Eucaristía...

Siempre que pude les conté gestos del Papa Francisco, les compartí sus textos. Me sentí contento por saber que el Papa lo estaría si viese sus semblantes. Él ama a los jóvenes, dialoga con ellos, les desafía a "hacer lío", a comprometerse. Termino con este significativo texto, tomado de su mensaje a los jóvenes de Colombia, del pasado 7 septiembre 2017, y donde les invita a soñar en grande, como nuestros adolescentes del Retiro: 

Queridos hermanos y hermanas: Dios nos ama con corazón de Padre y ese es el principio de esta alegría. El fuego del amor de Jesús hace desbordante ese gozo, y es suficiente para incendiar el mundo entero. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que ustedes se propongan! ¡No le teman al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande! A ese sueño grande yo hoy los invito. Por favor no se metan en el chiquitaje, no tengan vuelos rastreros vuelen alto y sueñen grande. Ustedes, los jóvenes, tienen una sensibilidad especial para reconocer el sufrimiento de los otros; ustedes se dan cuenta en seguida. Los voluntariados del mundo entero se nutren de miles de ustedes que son capaces de resignar tiempos propios, comodidades, proyectos centrados en ustedes mismos, para dejarse conmover por las necesidades de los más frágiles y dedicarse a ellos.  Pero también puede suceder que hayan nacido en ambientes donde la muerte, el dolor, la división han calado tan hondo que los hayan dejado medio mareados, como anestesiados: por el dolor, por eso yo quiero decirles, dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos los abofetee y los movilice. Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono, los necesitamos. Ayúdennos a esto a no acostumbrarnos al dolor y al abandono.

https://jabenito.blogspot.com/2017/11/fwd-retiro-adolescentes-lima-octubre.html

jueves, 5 de diciembre de 2019

FRAY MARTÍN DE MURÚA, EL MERCEDARIO VASCO QUE DIO COLORIDO AL MUNDO ANDINO CON UNA OBRA QUE NOS CAUTIVA

Murúa, Martín de. Guipúzcoa, s. XVI – España, s. XVII. Religioso mercedario (OdeM), historiador.

Casi toda la reconstrucción de su vida se ha hecho expurgando lo que él mismo dice sobre sí mismo en sus manuscritos, pues hasta el momento son muy pocas las fuentes ajenas a su obra que den testimonios de su existencia. De aquí que se ignore la fecha de su nacimiento y de la muerte, así como todo lo relativo a su familia.

De una afirmación que hace en su manuscrito más temprano sobre ser natural del mismo sitio que el patriarca Ignacio de Loyola, se ha supuesto que es de la provincia de Guipúzcoa, aunque nadie puede precisar de qué población. Sujeto a confirmación, algunos historiadores contemporáneos suponen que pudo llegar al Perú en 1577 con otros mercedarios que salieron de Madrid y Sevilla. Para entonces ya debía de haberse ordenado como sacerdote mercedario, pues la fuente para su llegada al Perú parece ser una lista existente en el Archivo de Indias de Sevilla de los sacerdotes mercedarios que se embarcaron para ese país.

Monseñor Severo Aparicio (1994: 47) le atribuye haberse desempeñado como doctrinero en San Salvador de Capachica, en el corregimiento de Paucarcolla, en 1580. Asimismo, un documento fechado el 7 de noviembre de 1595, que se conserva en el archivo de los mercedarios de Cuzco, da cuenta de que a la sazón era procurador del Convento de Nuestra Señora de la Merced de Cuzco y, como tal, representa los intereses de su Orden en relación con unas tierras que poseía en Curahuasi.

El siguiente hito cronológico sobre su vida es que hacia 1600 se desempeñó como procurador del Convento de los mercedarios en Arequipa y que, estando en esta ciudad, el 18 de febrero presenció y describió minuciosamente los estragos que produjo la erupción del volcán Huaynaputina. Luego se puede deducir, a través de algunos relatos recogidos de la de Felipe Guaman Poma y de otros documentos que permanecen en el Archivo de la Nación del Perú, que entre 1604 y 1610 ejerció de comendador de la Orden Mercedaria en el Convento de la provincia de Aimaraes y que mientras se desempeñó como corregidor de la zona Alonso de Medina, posiblemente se produjeron las desavenencias entre este cronista indio y el mercedario, lo que los llevaría a un rompimiento radical (Ossio, 2004: 56).

De las distintas cartas de apoyo que recibe para la publicación de la versión final de su obra se puede inferir que, siendo elector de la Orden Mercedaria y comendador y cura de Huata, por el 25 de agosto de 1611 estuvo en Ylabaya y que luego, en septiembre, pasó a La Paz. Un año más tarde otros tres lectores de su obra sugieren que está en La Plata. En 1613, tres cartas lo situán en Potosí. Finalmente, una penúltima carta da su apoyo al libro desde Madrid en 1615 y por último la autorización de la Corona Real, también otorgada en Madrid, tiene como fecha el 28 de abril de 1616. Estas dos cartas postreras sugieren que Murúa llegó a retornar a España llevando su manuscrito, pero que a pesar de haber logrado todas las autorizaciones para la publicación, quedó inédito hasta que, en 1962, comenzó a publicarlo su descubridor, Manuel Ballesteros Gaibrois.

Fray Martín de Murúa tiene la peculiaridad de ser el único cronista sobre el pasado incaico de fines del siglo XVI y principios del XVII que cuenta con dos manuscritos ilustrados a color, escritos con una diferencia de unos dieciséis o más años, de los cuales uno devino en borrador y el otro la versión en limpio que debía ir a la imprenta. El primero tiene como título y lleva en su portada como fecha el año de 1590 y el otro se denomina y consigna en un sitio semejante al anterior, aunque tachado, el año de 1613. Además la importancia de la obra es realzada porque es coetánea y está emparentada con la otra gran crónica ilustrada sobre la misma realidad, que escribió el cronista indio Felipe Guaman Poma de Ayala. Esta es que al parecer también empezó a escribirse en la última década del siglo XVI y se concluyó entre 1613 y 1615. Lo más asombroso del caso que estos paralelismos no son una mera coincidencia. Existe evidencia contundente de que los cronistas se conocieron y hubo entre ambos una estrecha colaboración que luego acabo en ruptura. Esto último se advierte sobre todo en el manuscrito más temprano del sacerdote, donde se puede apreciar que gran parte de los dibujos son coincidentes en el estilo con los que ofrece Guaman Poma y que esconde una estructura e innumerables datos que son muy parecidos.

Para el estudio de la construcción de las crónicas sobre la realidad indígena y el desarrollo del arte figurativo colonial de los indígenas, esta trilogía de manuscritos tiene la virtud de permitir elaborar una secuencia donde la crónica de Guaman Poma representaría un extremo indígena, la versión final de Murúa un extremo occidental y el manuscrito temprano una instancia intermedia.

El contenido de los dos manuscritos de Murúa sugiere que su autor es un sacerdote apasionado por el conocimiento de la cultura andina, pero sobre todo por aquello que resulta ingenioso y con un atractivo estético. Más que un científico sobrio pareciera un hombre sensual que se solaza imaginando a vírgenes del sol que se pasean desnudas o describiendo las pantorrillas gruesas de las indígenas. Un relato oral sobre los amores prohibidos de una de estas vírgenes con un pastor lo llevan a consignarle varias páginas y dibujos. El manejo de los quipus le produce una gran admiración, así como la habilidad que muestran los andinos en el arte textil. Tal es su interés por este último, que, luego de su rompimiento, Guaman Poma, para desprestigiarlo, lo dibuja golpeando con un palo a una india que está tejiendo.

El apego a la tradición indígena es mucho más evidente en la versión temprana que en la tardía, aunque ninguna está exenta de numerosos plagios de historiadores contemporáneos. La primera, que por honrar a su actual dueño se la llama "Manuscrito Galvin", tiene casi la mitad de folios que la segunda, pero ambas siguen una misma organización en libros y capítulos. Se diferencian en que la que devino en borrador tiene cuatro libros y enfatiza las costumbres e instituciones de los Incas, mientras que la destinada a ser publicada sólo tres y le da un mayor peso a la reconstrucción de la historia de los Incas hasta la decapitación de Túpac Amaru I por orden del virrey Francisco de Toledo.

Estos dos manuscritos están en la actualidad fuera del Perú. La Historia del origen y genealogía real de los Reyes Incas del Perú, hechos, trajes, y maneras de gobierno se encuentra actualmente en Dublín, República de Irlanda, en manos del coleccionista Sean Galvin, mientras que la Historia general del piru Origen y descendencia de los Yncas donde se trata así de las guerras civiles suyas como de la Entrada de los españoles descripción de las ciudades y lugares del con otras cosas notables, después de haber estado en la manos del duque de Wellington desde 1814 hasta 1979, se ubica ahora en el Centro Getty de California. La primera fue estudiada por primera vez por el historiador español Marcos Jiménez de la Espada el año 1879 en Poyanne. Luego desapareció y Juan Ossio la redescubrió en 1996 y la difundió en una edición facsímil en el 2004. Antes sólo se conocía una copia de este documento que existe en el convento de los jesuitas de Azpeitia, de la cual se hicieron varias ediciones siendo la mejor una que preparó el jesuita Constantino Bayle en 1946. Aquella que se encuentra en el Centro Getty fue descubierta en 1950 por Manuel Ballesteros Gaibrois que la sacó a luz entre 1962 y 1964.

 

Obras de ~: Historia del origen, y genealogía Real de los Reyes ingas del Pirú. De sus hechos, costumbres, trages, y manera de gobierno, colección privada de Sean Galvin, 1590 (Historia general del Pirú. Origen y descendencia de los Yncas. Donde se trata, así de las guerras civiles suyas, como de la entrada de los españoles, descripción de las ciudades y lugares del, con otras cosas notables, The J. Paul Getty Museum, Ms. Ludwig XIII 16, 1613; Origen e historia de los Incas, M. González de la Rosa, Lima, Imprenta Nacional de Federico Barrionuevo, 1911; Historia de los Incas Reyes del Perú, anotaciones y concordancias con las Crónicas de Indias por Horacio H. Urteaga, biografía del padre Morúa por Carlos A. Romero, Lima, Sanmartí, 1922-1925, 2 vols., Colección de Libros y Documentos Referentes a la Historia del Peru 4 y 5, segunda serie; Historia del origen y genealogía real de los reyes Inças del Perú. De sus hechos, costumbres, trages y manera de gouierno, intr., notas y arreglo por C. Bayle, S.J., Madrid, Instituto de Santo Toribio de Mogrovejo, Consejo Superior de Investigaciones Científicas [CSIC], 1946, Biblioteca "Missionalia Hispanica"; Los orígenes de los Inkas, ed. y est. bio-bibliográfico por R. Porras Barrenechea, Lima, Francisco A. Loaysa,. Domingo Miranda, 1946, col. Los Pequeños Grandes Libros de Historia Americana, serie 1, t. 11; Historia general del Perú, origen y descendencia de los Incas..., pról. del Excmo. Sr. Duque de Wellington y Ciudad Rodrigo, intr. y notas de M. Ballesteros-Gaibrois, Madrid, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, CSIC, 1962-1964, col. Joyas Bibliográficas, Bibliotheca Americana Vetus 1-2); Historia general del Perú, ed. de M. Ballesteros, Madrid, Historia 16, 1986, Crónicas de América, 35; Historia del origen y genealogía real de los reyes Ingas del Pirú de sus hechos, costumbres, trajes, y manera de gouierno. 1590, en Códice Murúa. Historia y genealogía, de los reyes Incas del Perú del padre mercedario fray Martín de Murúa, Códice Galvin, ed. facs., Madrid, Testimonio Compañía Editorial, 2004, vol. 1 y vol. 2, págs. 73-258 [transcr. de Juan M. Ossio]).

 

Bibl: J. M. Ossio, "Una nueva versión de la crónica de Fray Martín de Murúa", en Revista del Museo Nacional (Lima), t. XLVI (1980); "Expresiones Simbólicas y Sociales de los Ayllus Andinos. El Caso de los Ayllus de la Comunidad de Cabana y del antiguo Repartimiento de los RucanasAntamarcas, en Castelli, Koth de Paredes y Mould", en Revista del Museo Nacional (1981), S. Aparicio, "Los Mercedarios en la evangelización del Perú (siglos XVI-XVIII)", en Analecta Mercedaria, vol. 13 (1994), págs. 7-132; J. M. Ossio, "El original del manuscrito Loyola de Fray Martín de Murúa", en Colonial Latin American Review, 7, n.º 2 (1998) págs. 271-278; "Tras la huella de Fray Martín de Murúa", en Harvard University, 29 de abril de 1999; "Tras la Huella de Martín de Murúa", en Revista del Museo Nacional (Lima), n.º XLIX (2000), págs. 433-454; "Guaman Poma y Murúa ante la tradición oral andina", en Iconos, 4 (2000-2002), págs. 44-57; "Introducción", en M. de Murúa, Historia del origen y genealogía..., op. cit., 2004; www.kb.dk/elib/mss/poma/docs/ossio/1998/index.htm; www.fas.harvard.edu/~icop/juanossio.html.

 

Juan M. Ossio Acuña

martes, 3 de diciembre de 2019

NICOLÁS AYLLÓN, EL SAN JUAN DIEGO PERUANO

VARGAS UGARTE, Rubén, SJ. Vida del Siervo de Dios Nicolás Ayllòn o por otro nombre Nicolás de Dios, natural de Chiclayo

3ª edición, noviembre 2018, 115 PP.

La novedad de esta edición se relata en la nota inicial "prólogo del editor" escrita por el Padre Ernesto Rojas Ingunza Postulador de la Causa quien nos comparte que se "trata de una obra corta, sencilla y asequible, que refleja la riqueza del personaje, y que es capaz de atraer la atención y el afecto sobre su figura". Para ello "se ha procurado adaptar las expresiones originales correspondientes a modos hoy extraños, ya en desuso y que originarían confusiones y dificultad en la lectura, respetando lo más posible el texto y su sentido" (p.17).  En el empeño ha contado con la ayuda de Rafael Sánchez-Concha historiador y experto en la materia.

El libro fue publicado en 1964, en Buenos Aires, y reeditado en el 2007. Como era habitual en el P. Vargas, y afirma en el prólogo, se nutrió de las fuentes más solventes, en este caso el proceso de beatificación custodiado en el Archivo Arzobispal de Lima, así como la vida del P. Bernardo Sartolo (Madrid 1684), los "Apuntes sobre la india del indio de Chiclayo" de 1679 del archivo del Monasterio de Jesús, maría y José; los escritos de la esposa de Nicolás, María Jacinta, acerca del origen del recogimiento. Pretende el autor y lo logra ser conciso y ameno para captar la atención del lector y hacer la obra accesible a todos.

El libro se articula en 18 capítulos, los primeros 14 dedicados a la vida, el 15 a su glorificación con motivo de morir en olor de santidad, los 16 y 17 a la fundación de la capilla y monasterio y el 18 a la causa de beatificación. El apéndice contiene 8 documentos: su partida de bautismo, partida de matrimonio de Nicolás y María Jacinta, el edicto inquisitorial prohibiendo el libro del P. Sartolo, carta del Consejo Supremo de la Inquisición de 1713, carta del virrey Duque de la Palata y la Audiencia de Lima solicitando al Rey la fundación de Monasterio en el Recogimiento, Real Cédula de licencia como Monasterio de Capuchinas en 1698, carta de los indios nobles del Cuzco al Rey en 1706 solicitando su beatificación, representación de los indios de Lima al Arzobispo para que se retome la causa de beatificación

En cómodo formato de bolsillo, claridad de impresión y buenas fotos, aseguran la buena acogida y difusión. Felicitaciones

 

Les comparto la síntesis que incluí en mi obra "Peruanos ejemplares" así como el buen reportaje en EL PERUANO.

 

Nicolás de Dios Ayllòn (1618-1677)

Nicolás Puicón Faxollen fue un indio mochica natural de Chiclayo, educado por los franciscanos, en particular por el Padre Fray Juan de Ayllón que le protegió y le dio su propio apellido como muestra de afecto. Con él viajó a Lima para vivir en el convento de San Francisco donde se dio a la oración. Antes de los 21 años, edad a la que contrajo matrimonio con la india María Jacinta, había tenido un hijo natural de una joven mestiza. Después de este suceso ejerció como sastre en Lima dedicándose a la práctica de obras de caridad como un nuevo buen samaritano. Para cumplir con el cometido de asistir a los enfermos creó el Hospital de Santa Ana. Además, fundó el asilo de Jesús María con capacidad para 12 muchachas pobres a las que atendió con su mujer, una mestiza mundana a la que hizo mudar de vida gracias a su acción caritativa pues cuidaba mujeres pobres en su propio hogar. Fueron tantas las ocupaciones que su amiga sospecharon que poseía don de la ubicuidad y fue muy respetado por su papel de defensor de indios y negros frente a los poderosos. A su muerte, en 1677 se inició un proceso para elevarlo a los altares, pero para su desgracia el heresiarca Ángela Carranza mencionó en una de sus visiones al indio Nicolás Ayllón, por lo que la causa fue detenida. Hoy, la casa se ha convertido en monasterio de Jesús María, para doncellas españolas e indígenas, bajo la estricta regla capuchina.

 

https://elperuano.pe/noticia-un-siervo-dios-nicolasayllon-45345.aspx

RUMBO A LOS ALTARESNICOLÁS AYLLÓN

Un siervo de Dios NicolásAyllón

Un movimiento laico y clerical impulsa la canonización del chiclayano Nicolás Ayllón, un hombre caritativo de la Lima del siglo XVII.

Nace en Chiclayo (Lambayeque) el 4 de marzo de 1632 con el nombre de Nicolás Puicón Faxollen. Sus padres fueron prominentes miembros de la etnia moche. En su niñez, vive bajo la tutela del padre franciscano Juan de Ayllón, quien lo instruyó en los saberes del catolicismo.

 

Marcelino Aparicio maparicio@editoraperu.com.pe

Las tierras norteñas forjaron su temperamento. Visita en reiteradas ocasiones la opulenta Zaña, urbe, por entonces, de majestuosos conventos y templos. La mítica ciudad desaparecería en 1720, producto de las inundaciones.

Siendo un inquieto adolescente se traslada a Lima con don Juan de Ayllón. Antes de viajar adopta el apellido de su protector. En la capital, Nicolás Ayllón vive en el convento de San Francisco, donde consolida su formación católica.

Como buen descendiente de moches, maneja con destreza los tejidos de algodón y rápidamente se convierte en el preferido de la corte limeña, que le encarga vistosos trajes.

No le puede ir mejor a Nicolás. Instala un taller de sastrería, aunque la nostalgia por su lejano Chiclayo lo atormenta. La Lima de aquellos tiempos era acogedora y el joven moche rápidamente se acostumbra a la ciudad, siempre llena de calesas jaladas por robustos percherones.

Medicina para el alma
Con lo que gana compra alimentos y medicinas para asistir a los hambrientos que deambulan por Lima. Con frecuencia se le ve en los hospitales de Santa Ana y de la Caridad llevando medicinas a los enfermos y socorro espiritual.
En 1653, desposa a María Jacinta Montoya con la que vive ocho años y luego, movidos por la intensa vida espiritual, deciden vivir célibes.
En aquel tiempo compra un pequeño terreno en el barrio de San Diego, actualmente ubicado en el cruce de Camaná y Moquegua. Hacia 1713, en este recinto urbano construyen el monasterio Jesús, María y José.
Se convierte en hombre de oración y la templanza gobierna sus actos. Hasta la humilde morada llegan indígenas desposeídos, españoles empobrecidos y todo aquel que busca ayuda.
Su fama crece a raudales. "La sociedad limeña lo reconoce como un santo varón que hace de su vida un apostolado. La gente capta en él algo excepcional", se lee en las crónicas de la época. Logró que las iglesias capitalinas oficiarán misas para indígenas y esclavos en horario especial.

El retorno
Viaja a Chiclayo a las exequias de su padre. Cuando retorna la embarcación casi naufraga, y Nicolás Ayllón siente la presencia de la Virgen María.
Este hecho lo marcaría por siempre. A partir de entonces convirtió su casa en hogar de recogimiento para doncellas pobres y huérfanas.
Murió el 7 de noviembre de 1677, a los 45 años. A los funerales asiste el virrey, don Baltasar de la Cueva Henríquez, conde de Castellar. Lo secundan las altas autoridades, criollos, mestizos, negros y mulatos.

Devoción
En mayo de 1699 comenzó su proceso de beatificación y canonización, llegando a la Congregación para las Causas de los Santos, en El Vaticano. Pero el expediente no llega a buen puerto. Actualmente, el caso está en proceso de reactivación. Para promoverla hay que demostrar dos cosas: la santidad de vida de Nicolás y demostrar que existe una devoción vigente.
"Fue un hombre común y corriente, un laico que ayudó al prójimo. Fue un ejemplo para los limeños de la época", refiere el sacerdote Ernesto Rojas Ingunza, postulador de la causa.
Para Rojas Ingunza, este proceso de canonización demuestra que cualquier cristiano puede ser santo. "No se necesita ser sacerdote para llegar a los altares", remarca. Nicolás fue un peruano ejemplar, indígena, laico, padre de familia y vecino caritativo.
"Nicolás hizo el bien por inspiración divina", nos dice la hermana María Francisca, del monasterio Jesús, María y José. Sus restos yacen enterrados en este recinto del centro de la capital, desde 1853.
Cuando salimos del local, dejamos a las hermanas clarisas capuchinas orando por la beatificación de Nicolás Ayllón. Que así sea.

Nicolás fue un peruano ejemplar, indígena, laico, padre de familia y vecino caritativo.

 

Cuentan con una atractiva y dinámica web con útiles informaciones acerca de su vida, obra y todo el proceso de beatificación

https://www.facebook.com/pg/Siervodedios.Nicolas.Ayllon/posts/.

 

 

sábado, 23 de noviembre de 2019

LA MUERTE DE PIZARRO en EL MUSEO DEL PRADO

La muerte de Francisco Pizarro 1877. Óleo sobre lienzo, 151 x 201 cm, en el Museo del Prado (Madrid) del pintor, MANUEL RAMÍREZ IBÁÑEZ

El Museo nos indica que la pintura representa la muerte de Francisco Pizarro, que yace moribundo, a la izquierda de la composición, mientras sus oficiales forman un grupo compacto de altivos caballeros, a la derecha que se pierde por el fondo"

https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-muerte-de-francisco-pizarro/13ef52ab-6b14-437d-bb72-392814a7593b

Al hilo del presente episodio, les comparto la página escrita con Antonio Rojas en "Forjadores del Nuevo Mundo" (Valladolid, 1992), complementada con el texto del buen amigo historiador Juan José Pacheco:

 

Rincón de historia peruana 26 de junio de 2018 · 

ASESINATO DE FRANCISCO PIZARRO. Los rumores de un atentado al marques Francisco Pizarro eran muy fuertes, después de la muerte de Diego de Almagro, muchos almagristas eran despreciados por su situación de pobreza y marginación. Un gran deseo de venganza los impulsaría a matar a Pizarro.
Era mediodía del 26 de junio de 1541 y se preparaba el almuerzo, cuando un grupo de veintiún almagristas al mando de Juan de Rada asaltaron la casa de Pizarro, ubicada en el actual palacio de gobierno. ¡Viva el rey!, ¡muera el tirano!, desde la plaza la multitud que estaba en misa los observó, nadie intervino.

Pizarro no estaba solo, estaba acompañado de amigos y criados, pero muchos de ellos huyeron cuando escucharon los gritos de los almagristas.
Pizarro al saber que vendrían por él se quedó a luchar. Se defendió con valentía a pesar de sus 65 años de edad. Juan de Rada empujó a Diego Narváez contra Pizarro y el marques lo mató. Debilitando su defensa, esto fue aprovechado por sus atacantes que no dejaron a Pizarro hasta que recibió una estocada en el cuello.
Pizarro fue rematado de un golpe hecho con un pesado jarrón. Se dice que con su sangre dibujó una cruz en el suelo antes de morir.
Durante el ataque estuvo a su lado su medio hermano Martín de Alcántara, quién también murió, junto a sus pajes Gómez de Luna, Tordoya y Vargas.
De esta manera murió el conquistador del Perú, quién había vivido con violencia, murió en su ley.
https://www.facebook.com/rincondehistoriaperuana/posts/asesinato-de-francisco-pizarro-los-rumores-de-un-atentado-al-marques-francisco-p/2183963404977521/

 

Hay que añadir que el antropólogo forense Edwin Greenwich afirma que por las evidencias se puede afirmar que «Pizarro se defendió bravamente» e incluso su rostro quedó desfigurado: recibió una estocada que indica que le vaciaron el ojo izquierdo y otro corte recto en el pómulo derecho.

En el programa "A la vuelta de la esquina" Gonzalo Torres lo recrea así: https://www.youtube.com/watch?v=GJbZNF7s744

Para todos los interesados en una síntesis objetiva de la biografía del conquistador y fundador de Lima, les comparto la del académico Héctor López Martínez

 http://dbe.rah.es/biografias/9825/francisco-pizarro-gonzalez

  

viernes, 22 de noviembre de 2019

P. Emilio Moscoso Cárdenas SJ (1846-1897) Mártir de la EucaristíaNuevo beato del Ecuador y que vivió en Lima

P. Emilio Moscoso Cárdenas SJ (1846-1897) Mártir de la Eucaristía

Nuevo beato del Ecuador y que vivió en Lima

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El 16 de noviembre en Riobamba (Ecuador) tuvo lugar la beatificación del P. Emilio Moscoso S.J. "Mártir de la Eucaristía" en el Estadio Olímpico.El sábado 16 de noviembre previa a la eucaristía de beatificación se realizó una procesión desde la Capilla del Sacrilegio hacia el Estadio Olímpico con las reliquias del jesuita cuencano P. Emilio Moscoso, S.J. y  el cuadro de la Madre Dolorosa. El señor Obispo, jesuitas, unidades educativas, congregaciones religiosas, familiares del Beato Emilio Moscoso, S. J. y creyentes acompañaron  el recorrido.

La eucaristía estuvo presidida por el Cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano y delegado enviado del Papa Francisco, junto a obispos, sacerdotes, diáconos y presbíteros concelebraron la eucaristía.

Mons. Julio Parrilla, obispo de la Diócesis de Riobamba, acompañado por el postulador jesuita de la causa padre Pascual Cebollada y delegado del Padre General, fueron quienes solicitaron al Cardenal Becciu se proceda a la beatificación. El cardenal Becciu dio lectura a la carta apostólica por medio del que se declaraba beato al padre Emilio Moscoso, lo que fue celebrado con aplausos y juegos pirotécnicos lanzados al cielo de Riobamba y gran alegría de todos los asistentes, mientras se develaba la imagen con el retrato del P. Emilio Moscoso S.J.

El P. Gustavo Calderón, S.J. Provincial de la Compañía de Jesús en el Ecuador en el rito de conclusión de la ceremonia de beatificación puntualizó "nos sentimos profundamente agradecidos por este inmenso regalo del cielo, como es la beatificación del P. Emilio Moscoso, S.J.  Como Compañía de Jesús en el Ecuador queremos renovar nuestro compromiso de servicio al Papa Francisco y a la sociedad ecuatoriana, compromiso que se hace tangible en la fe de nuestro señor Jesucristo, en el compartir del evangelio y la promoción de la justicia que se desprende del mismo."

Además, señaló  la vida y el contexto, en el cual dio su vida el P. Emilio Moscoso, S.J. Mártir de la Eucaristía. Agradeció la presencia de Mons. Angelo Cardenal Becciu, representante del Papa Francisco y pidió que le lleve un mensaje  manifestándole "que Ecuador lo ama y ora por él, que sabemos cuánto afecto tiene por nuestra tierra, y que continúe abriendo la Iglesia al Espíritu que actualiza el evangelio en el mundo de hoy."

El 17 de noviembre en la Catedral de Riobamba se celebró una misa de acción de gracias, presidida por Monseñor Parrilla y concelebrada por sacerdotes de la diócesis y de la Compañía de Jesús. Al mismo tiempo, en la Plaza de San Pedro, al finalizar el rezo del Ángelus, el Papa Francisco destacó el ejemplo del nuevo beato mártir de Ecuador padre Emilio Moscoso, quien fue asesinado el 4 de mayo de 1897 en un clima de persecución en contra de la Iglesia Católica.

"Que su ejemplo de religioso humilde, apóstol de la oración y educador de la juventud, sostenga nuestro camino de fe y de testimonio cristiano", dijo el Papa quien pidió "un aplauso para el nuevo beato".

SEMBLANZA

 

Nace en Cuenca (Ecuador) en 1846, noveno hijo de numerosa familia. En esa época Ecuador se hallaba enfrascado en una guerra con Colombia (1840). El gobierno colombiano, que era de corriente liberal antirreligiosa; había expulsado a los jesuitas, quienes vinieron a refugiarse en el Ecuador hacia 1850, expulsión impuesta con el argumento inverosímil de que ¡la expulsión de Carlos III (1767) estaba vigente! y ejerció presiones para que Urbina (presidente entonces del Ecuador) los expulsara del país en 1850. Sin embargo, los jesuitas volvieron al Ecuador en 1862, traídos por García Moreno. El general Mosquera, presidente de Colombia, que veía con malos ojos la política del Ecuador bajo el régimen de García, pretendió invadirlo y efectivamente llegó con su ejército hasta Ibarra. La Compañía de Jesús entonces, sintiéndose amenazada, quiso poner a salvo a sus estudiantes y novicios, enviándoles a Riobamba y al Noviciado a Cuenca.

 

Emilio Moscoso, que tenía entonces 18 años y había iniciado su carrera de leyes en la universidad, pidió entrar en el Noviciado. Fue de los 2 o 3 primeros novicios que ingresaron a Cuenca. Los primeros votos los hizo en la capilla de Santa Mariana de Jesús (que en esa época era beata), por haber retornado el noviciado a Quito. En su juventud se distinguía por su carácter amable. Fue estudiante de leyes en la universidad.

Hace sus primeros Votos en la recién inaugurada capilla de la entonces Beata Mariana de Jesús en el Templo de La Compañía de Quito. Realiza sus estudios de Humanidades, Filosofía, Pedagogía y Ciencias en el Colegio Seminario San Luis, la Casa de Formación del centro histórico de la ciudad, distinguiéndose como buen filósofo, campo en el que ejerció su magisterio eficientemente. Su primer año de magisterio lo realiza en el Colegio San Gabriel de Quito, luego va al Colegio San Felipe de Riobamba y lo culmina en el Colegio de Guayaquil.

 

Vuelve a Quito para los estudios teológicos y es ordenado el 1° de noviembre de 1876. Es destinado para su cuarto año de teología a Payanne (Francia). Realiza la Tercera Probación en Manresa (España), de donde salió más enfervorizado y resuelto a lanzarse al trabajo apostólico.

 

En Lima

Terminados los estudios de Teología y la Tercera Probación en España, es enviado a Lima, entonces Misión Ecuatoriano Peruana, dependiente de la Provincia de Castilla, en España. Llegó al puerto del Callao el sábado 2 de agosto de 1879, ya iniciada la Guerra con Chile, como operario apostólico, junto con los padres Ricardo Cappa, Antonio Salazar, Francisco Fernández y los hermanos Eulalio Morales, Eusebio Cevallos y Manuel Franco. El P. Moscoso estuvo 18 meses en el Perú. No bien llegó a la Residencia y Colegio de la Inmaculada, en la calle Ayacucho 99 (antes Botica de San Pablo), asumió tareas pastorales. La primera de ellas fue la cárcel, para catequizar a inmigrantes chinos, continuando luego en este ministerio. Predicó los tres primeros días de la Novena de Ntra. Sra. del Carmen en la iglesia Matriz del Callao. El 8 de septiembre hizo la Profesión en la capilla del Colegio.

 

Habiendo viajado el P. Garcés a Arica el 2 de noviembre como Capellán de guerra; el P. Moscoso se hizo cargo de las beatas y monjas que él atendía, así como de una de las escuelas dominicales. El 22 de diciembre, a solicitud del obispo auxiliar de Lima, Mons. Bandini, que actuaba por delegación del anciano y enfermo arzobispo Mons. Orueta, fue al hospital de San Bartolomé a atender en confesión a los heridos de la sublevación de Nicolás de Piérola, que no había aceptado el viaje del presidente Mariano Ignacio Prado tras la derrota en la campaña del sur.

El 1° de marzo el Colegio abrió el curso con 4 alumnos internos y 16 semi internos. A pesar de la situación de guerra, se intentaba desarrollar las tareas escolares dentro de los límites de la normalidad, que eran más bien estrechos. Se le encargó ser profesor de ínfima de gramática, aritmética, geografía e historia universal. Esta fue su tarea principal a lo largo del año, además de su presencia y la de todos los padres en los cuarteles y batallones para atender a los soldados. El 12 de diciembre la casa fue tomada y dividida para convertirla en hospital de sangre. Para el 29 se quiso tomar toda la casa para un batallón, pero al encontrar que los padres habían quedado relegados a un pequeño espacio, solo quedó el hospital.

 

De regreso al Ecuador

El jueves 3 de febrero de 1881 el P. Moscoso partió para Guayaquil, rumbo a Quito. En 1889 fue destinado de nuevo a Riobamba, al Colegio San Felipe Neri, con 10 sacerdotes, 5 coadjutores y 2 maestrillos, como ministro de la comunidad, espiritual, profesor de Lógica y Metafísica y director del Apostolado de la Oración, y luego Superior y Rector en 1893. Así, el nuevo beato fue uno de los miles de jesuitas del siglo XIX que se consagraron al ministerio evangelizador de la educación, servicio que cumplió ejemplarmente. Desde el año 1892 y por espacio de cuatro años, el P. Emilio Moscoso fue destinado al Colegio San Felipe. De carácter sencillo y bondadoso, se sentía llamado a la docencia y trato directo con los estudiantes.

 

La revolución liberal

Mientras era Rector, en 1895 se rompe el orden constitucional. En Guayaquil se proclama la Revolución Liberal, que se traduce en leyes y acciones contra la Iglesia y sus fieles. Se controla la predicación, religiosos encarcelados, seglares católicos perseguidos. El General Alfaro marcha hacia Quito y se apodera de la ciudad en 1896 y consolidó su poder, quedando solo pequeños grupos de resistencia en Riobamba y sus alrededores. El gobierno concentró por eso, en este sector, fuerzas militares, y sospechaban por todos lados de movimientos de resistencia. Se produjo el combate entre conservadores y liberales.

 

El martirio

Empezaron de pronto a sospechar y perseguir al Obispo de Riobamba, Mons. Arsenio Andrade, al clero de la diócesis y a los jesuitas acusados de ser promotores de "la resistencia conservadora".

La situación empeoró cuando, a finales de abril de 1897, las autoridades encarcelaron arbitrariamente a Mons. Arsenio Andrade, acusado de conspirar contra el gobierno. Fue apresado también el Superior de los Redentoristas. En la madrugada del 4 de mayo, los militares fieles al régimen con hachas rompen las puertas del templo del Colegio y rompen el Sagrario, tiran al suelo las hostias consagradas, las pisotean, y beben licor en los vasos sagrados. Estos mismos actores pasan al Colegio, hacia la vivienda de los jesuitas.

El P. Emilio Moscoso se encontraba fuera al momento del arresto. Al saber que sus hermanos se encuentran prisioneros dentro del Colegio, ingresa libremente y se entrega solidario a la misma suerte que los otros jesuitas. Los militares llevan a todos al cuartel frente al Colegio. A medianoche los trasladan a otro recinto militar bajo la amenaza de muerte o exilio. Pasan la noche en una inmunda caballeriza. Esa noche el P. Moscoso muestra fortaleza y hasta una alegría desbordante por estar con sus compañeros que ellos notan, que contrasta con su temperamento sereno y tímido. Así, infundía en los demás un coraje espiritual evidente.Por la mañana apareció toda la población en las calles en tumulto pidiendo la libertad de los religiosos y tanta fue la presión popular que lograron que para la tarde fueran liberados, pero no todos, pues a cuatro los detuvieron. Una vez en casa, el P. Moscoso agenció la libertad los otros sin conseguirlo.

Los soldados irrumpen en el Colegio, y el jefe ordena: "maten a todos los frailes": al primero que encuentran en su cuarto orando de rodillas, rosario en mano, es al P. Moscoso a quien le disparan a bocajarro y caído lo rematan. Las mismas manos, que profanaron la Eucaristía, asesinaron al Padre Moscoso., asaltan el Colegio, destruyen las puertas de la iglesia y toman presos a los Jesuitas en su propio colegio.

Ultrajan el cadáver e intentan arrastrarlo por las calles, y tratan de confundir al pueblo, poniéndole en un fusil y balas a su derredor. Para ocultar lo ocurrido, hicieron circular un boletín oficial, el número 4, plagado de mentiras. En el juicio civil, en cambio todos los testigos, militares actores del hecho, confirmaron la verdad y el segundo comandante José Joaquín Merino, el 21 de marzo de 1916, en documento autobiográfico, patético y juramentado, reveló además la identidad de los sacrílegos asesinos.

Desde 1897 nace una devoción muy especial en la Capilla del Colegio San Felipe Neri de la ciudad de Riobamba por el martirio del P. Emilio Moscoso, quien ofrendó su vida por la fe y su profundo amor a la Eucaristía, y el lugar se transformó en el Templo donde se le venera.+

miércoles, 20 de noviembre de 2019

LA RELIGIOSIDAD DE TÚPAC AMARU Y MICAELA BASTIDAS

TÚPAC AMARU II, REBELDE CATÓLICO Y MICAELA

La fecha emblemática de la Independencia del Perú -28 de julio de 1821-podía ser adelantada a la de la tremenda sacudida que supuso la revuelta de Túpac Amaru en 1780. Estudiado casi siempre como líder político, vamos a fijarnos en su dimensión espiritual como hombre de fe, católico.   

José Gabriel Condorcanqui o Quivicanqui (Surimana, 1738 - Cuzco, 1781) descendía por línea materna de la dinastía real de los incas: era tataranieto de Juana Pilco-Huaco, la hija del último soberano incaTúpac Amaru I (bautizado y catequizado por el jesuita Alonso de Barzana a fines del siglo XVI). Más de doscientos años después, en 1780, el vigoroso José Gabriel, carismático, culto y elegante, lideró el más importante de los levantamientos indígenas contra las autoridades virreinales españolas.

 

Tras el fracaso de la revuelta, preludio de las luchas por la independencia, fue ejecutado cruelmente, uniendo su destino al de su ancestro. Las rebeliones indígenas prosiguieron durante dos años en diversas regiones del país, y obligaron a las autoridades a introducir algunas reformas. Pero su nombre se convirtió en símbolo y bandera para posteriores insurrecciones indígenas y criollas. Durante la primera fase del Gobierno Militar, el General Juan Velasco Alvarado utilizó intensamente la imagen de curaca cusqueño,  reproduciéndola  en los eventos oficiales y otros espacios de la esfera pública; todavía en el siglo XX diversos movimientos guerrilleros revolucionarios como el MRTA reivindicaron su figura.

Hijo del cacique Miguel Condorcanqui, nació en Tungasuca hacia 1738, y se educó con los jesuitas en el Colegio de San Bernardo de Cuzco. Durante un tiempo se dedicó al negocio del transporte entre las localidades de Tungasuca, Potosí y Lima, para lo cual contó con un contingente de varios centenares de mulas; hizo también fortuna en negocios de minería y tierras. Hombre educado y carismático, llegó a ser cacique de Tungasuca, Surimana y Pampamarca, y las autoridades reales le concedieron el título de marqués de Oropesa.

Su prestigio entre los indios y mestizos le permitió encabezar la rebelión contra las autoridades españolas del Perú en 1780; dicha rebelión (precedida por otras similares) estalló por el descontento de la población contra los abusos de los corregidores y contra los tributos, el reparto de mercaderías y las prestaciones obligatorias de trabajo que imponían los españoles (mitas y obrajes).

Casi todos los movimientos de reivindicación social cercanos al cristianismo han recurrido al Antiguo Testamento para buscar en el Éxodo la justificación de una lucha santa para conseguir la libertad del pueblo y crear un reino mesiánico en la tierra.

Monseñor Severo Aparicio, en su obra El clero y la rebelión de Túpac Amaru (Amauta, Cuzco 2000) destaca que Túpac Amaru es un hito singular de la forja del Perú. Podemos decir que el Bicentenenario comenzó en 1980, al cumplirse los doscientos años de la rebelión indígena en el siglo XVIII y que fue encabezada por él, en defensa de los derechos de los indios contra los abusos de las autoridades locales hispanas. Ese año se organizaron dos eventos académicos: el «Coloquio Internacional: Túpac Amaru y su tiempo», celebrado en Lima y Cuzco en 1980, promovido por el gobierno del país; y un Simposio sobre la «Iglesia y la Rebelión de Túpac Amaru», por iniciativa de la arquidiócesis de Cuzco. Por estos trabajos, conocemos a los eclesiásticos que se opusieron a Túpac Amaru y que emprendieron iniciativas para su represión; y a los que le apoyaron en su causa; estos últimos fueron doce sacerdotes seculares y cinco regulares: tres dominicos, un franciscano y un agustino; el más significativo fue D. José Maruri, cura de Asillo (Puno), nacido en Huancayo, hijo de Mariano Maruri, coronel del regimiento de Infantería de la ciudad de Cuzco, de la Orden de Santiago, que sería aprisionado en Perú tras la derrota de los sublevados, trasladado a España, donde sería liberado en 1787, pero con la expresa prohibición de pasar a las Indias.

José Gabriel Túpac Amaru fue católico creyente como confiesa en carta al visitador Areche (Tinta, 5 de marzo 1781): "No soy de corazón tan cruel como los tiranos corregidores y sus aliados, sino cristiano muy católico, con aquella firme creencia que nuestra madre la Iglesia y sus sagrados ministros nos predican y enseñan"; estudió teología en el colegio San Bernardo, participaba habitualmente en la misa y comulgaba, se asesoraba espiritualmente con los sacerdotes, llevaba prendida la chilligua o cruz de paja en su sombrero. En el proceso judicial que se le siguió, asombra el dominio de ciertos temas bíblicos y la aplicación práctica a la realidad cotidiana. En una de sus cartas al obispo Del Cuzco, Mons. Juan Manuel Moscoso, compara la suerte de los indios con la del pueblo de Israel: "Un humilde joven con el palo y la honda, y un pastor rústico, por providencia divina, libertaron al infeliz pueblo de Israel del poder de Goliat y Faraón: fue la razón porque las lágrimas de estos pobres cautivos dieron tales voces de compasión, pidiendo justicia al cielo, que en cortos años salieron de su martirio y tormento para la tierra de promisión...Mas nosotros, infelices indios, con más suspiros y lágrimas que ellos, en tantos siglos no hemos podido conseguir algún alivio". Hay también una alusión a Moisés, Saúl y David y una velada comparación de su persona con los caudillos israelitas: "Y así esperando que otro u otros sacudiesen el yugo de este Faraón, no habiendo salido alguno a la voz y defensa de todo el Reyno" (3 de enero de 1781). Presenta la rebelión como una causa justa querida por Dios que vela por los maltratados indios y que desenmascara a los corregidores españoles.  

En la citada carta a Areche le pide que le castigue a él solo "y no paguen tantos inocentes…sólo a fin de que otros queden con vida…pero ahí está Dios, quien con su gran misericordia, me ayudará y remunerará mi buen deseo".  Es interesante la atribución que el caudillo indígena se toma para nombrar a diversos párrocos en los territorios que fue dominando.

Cabe mencionar también la religiosidad de Micaela Bastidas, esposa de TúpacAmaru. El mercedario P. Juan de Dios Pacheco, declara que "convocaba a su gente para rezar el Santo Rosario en su casa y alabar a Dios en la Iglesia"; era devota del Crucificado de Tungasuca, encargó misas por el triunfo de la revuelta y en el célebre Edicto de 13 de diciembre de 1780, se lee: "Que nuestra Santa Fe se guarde con el mayor acatamiento y veneración, la que hemos de llevar adelante, y si es posible fuese morir por ella".

Debe considerarse también la actuación del Obispo de Cuzco, Juan Manuel Moscoso y Peralta, promocionado desde la sede de Córdoba del Tucumán a la sede andina en 1778. Aunque fue acusado de actuar a favor de la revuelta, las acusaciones no se demostraron; de hecho el obispo fue promocionado en 1789 a la diócesis peninsular de Granada, en donde permaneció hasta su fallecimiento en 1811.

 


El vie., 15 nov. 2019 a las 12:25, José Ignacio Alemany (<jiagorcssr@gmail.com>) escribió:
Querido José Antonio:
Jesucristo es el primero en todo.
Esperamos que nos envíes pronto el artículo sobre el Bicentenario.
Un abrazo.

+ José Ignacio