jueves, 25 de abril de 2019

LA FACULTAD DE TEOLOGÍA PONTIFICIA Y CIVIL DE LIMA APUESTA POR EL PATRIMONIO DEL PERÚ Convictorio sobre el patrimonio cultural de la obra pastoral de Martínez Compañón y la Música criolla

LA FACULTAD DE TEOLOGÍA PONTIFICIA Y CIVIL DE LIMA APUESTA POR EL PATRIMONIO DEL PERÚ

Convictorio sobre el patrimonio cultural de la obra pastoral de Martínez Compañón y la Música criolla

 

Nuestro encuentro de abril se ha inspirado en el Día Internacional de los Monumentos y Sitios propuesto por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) el 18 de abril de 1982 y aprobado por la Asamblea General de la UNESCO en 1983 cuya finalidad es la de concientizar acerca de la diversidad del patrimonio cultural de la humanidad, de su vulnerabilidad y de los esfuerzos que se requieren para su protección y conservación. Imposible pensar el Perú sin valorar su formidable patrimonio como tuvimos el gusto de hacerlo este miércoles 24 de abril en el segundo convictorio del año, como siempre en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima y la responsabilidad del Instituto de Estudios Toribianos.

Comenzó con las palabras del director del Instituto, quien resaltó la importancia de conocer, profundizar, valorar la tradición, el patrimonio, la identidad como punto de partida para los desafíos del Bicentenario. Saludó a los ponentes y participantes y entregó el vistoso díptico elaborado en vísperas de la fiesta de Santo Toribio.

La primera ponencia corrió0 a cargo de la Mr.  Ana Cecilia Carrillo Saravia. Antropóloga, socióloga, historiadora del arte, egresada de la PUCP, y una de las mejores conocedoras en el mundo de la obra cultural del obispo ilustrado Baltasar Martínez Compañón, quien disertó acerca del valor de las acuarelas del obispo Martínez Compañón.

A través de lo que denominó "museo de papel" nos brindó imágenes y comentarios sobre la vida, obra pastoral y misión cultural del prelado, quien, nacido en Navarra, doctorándose en Salamanca, llega al Perú con un pensamiento ilustrado que le guió en su actividad y preocupaciones pastorales. De este modo y, sirviéndose de sus acuarelas, nos aporta un registro etnográfico de su tiempo, abarcando diferentes formas culturales, modos de producción y conocimiento existentes en su diócesis. Su preocupación por la educación de indios e indias, así como la formación de sacerdotes está estrechamente ligada al pensamiento ilustrado de su época y el establecimiento de un conocimiento enciclopédico de su diócesis. En apretada síntesis, nos ayudó a recorrer la diócesis de Trujillo, que en su época estaba conformada por Trujillo, Piura, Cajamarca, Amazonas, y las zonas de misión de los Hibitos que en la actualidad es Tarapoto. Como adelanto de lo que quiere ser un Seminario de postgrado, nos presentó la actividad pastoral del Obispo Martínez Compañón, en particular su Visita Pastoral y el impacto de ésta y las acuarelas que mandara a hacer para registrar el estado de su Diócesis.

Por su parte el Dr. Luis Gómez Acuña., historiador de la PUCP, nos compartió una sustanciosa síntesis de su tesis doctoral acerca de la "Música criolla y el nacionalismo en el Perú. El caso de Lima, 1920-1940". A través de imágenes, videos, canciones, nos trasladó a este mundo fascinante, con denominación de origen, haciéndonos gustar del vals limeño y del huayno de la sierra, la fiesta de Amancaes, precisando estilos, etapas, hasta verlo convertido en símbolo de la peruanidad por ley de 31 de octubre de 1944.

Bueno es recordar sus trabajos, varios de ellos en internet: La Pontificia Universidad Católica del Perú y los Estudios Generales. Educación y sociedad en el Perú de la segunda mitad del siglo XX (1960-1975); Lo criollo en el Perú republicano: breve aproximación a un término elusivo; La esclavitud en el Perú colonial", Ideología y política en José de la Riva-Agüero y Osma: breves apuntes e hipótesis de estudio, Iglesia y emancipación en el Perú: claves interpretativas (1808-1825); Las cofradías de negros en Lima (siglo XVII). Estado de la cuestión y análisis de caso.

Debe resaltarse que las dos ponencias fueron grabadas por Freddie Armando Romero quien nos las compartirá desde su enlace https://www.facebook.com/freddiearmandoromero.

 

José Antonio Benito

 

(Foto de los organizadores con los ponentes)

martes, 23 de abril de 2019

Huambo Semana Santa. Holy Week. Julio Stevens Riojas-Julio Stevens Riojas. Textos y redacción Lorenzo Tacca Quispe

Huambo Semana Santa. Holy Week

Autores: Fotografía documental Julio Stevens Riojas. Textos y redacción Lorenzo Tacca Quispe

Editorial: Expresiones Peruanas

Páginas: 301 

Formato: 24 x 28 cm. 

Año: 2018


Debo comenzar felicitando esta obra que es fruto de una tarea conjunta de personas e instituciones y nos acerca de modo científico y didáctico a este poblado de la provincia de Caylloma en la margen izquierda del Cañón del Colca.

Como historiador cabe destacar en primer lugar la documentación oral y escrita acometida por el redactor Lorenzo Tacca Quispe quien contextualiza la población, su geografía, historia, su mundo religioso y describe de modo pormenorizado toda la vivencia religiosa de la Semana Santa de Huambo.

Por su parte, el fotógrafo y editor Julio Stevens Riojas nos brinda un espléndido fotorreportaje en el periodo comprendido entre los años 2010 al 2016, siempre asesorados por el antropólogo Carlos Mazza.

Sorprende la devoción profunda que muestran los fieles en las fotografías. El autor enfatiza las procesiones ricas en expresiones y costumbres religiosas, su sincretismo cultural que parece beber en la cultura huari y que ha integrado su religiosidad popular católica asumiendo las tradicionales ceremonias de la Semana Santa desde el viernes de Dolores, privilegiando el Sábado de Gloria pero que el Domingo de Pascua culminan con un pago a la tierra. Pienso que habría que profundizar más acerca del sentido que le dan a la ceremonia.
La Semana Santa de Huambo fue declarada como Patrimonio Cultural de la Nación por Resolución Viceministerial No 068-2012 del Ministerio de Cultura publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21 de diciembre del 2012.

Conscientes de vivir en un mundo globalizado y haciendo un claro guiño al turismo, la obra se presenta en español e inglés, lujosamente editado, en tapa dura y fino papel cuché mate y cuenta con los auspicios de AUTOCOLCA.
 
CONTENIDO

·                     Presentación

·                     Preámbulo

·                     Introducción

·                     La Semana Santa en Huambo

·                     Patrimonio Cultural de la Nación

·                     Bibliografía

·                     Mapa del distrito

·                     Fotorreportaje documental

·                     Viernes de Dolores

·                     Sábado Quinto de Cuaresma

·                     Domingo de Ramos

·                     Lunes Santo

·                     Martes Santo

·                     Miércoles Santo

·                     Jueves Santo

·                     Viernes Santo

·                     Sábado de Gloria

·                     Huambo desde el cerro de Jayaquima

·                     Huambo desde el cerro de Calvario

·                     Agradecimientos

Quiles García, Fernando. Santidad Barroca. Roma, Sevilla y América hispana. Recensión de Carlos Piccone

Quiles García, Fernando. Santidad Barroca. Roma, Sevilla y América hispana. Sevilla: Universo Barroco Iberoamericano, 2018, pp. 231.

 

Recensión de Carlos Piccone Camere

 

A lo largo de su fecunda trayectoria académica, Fernando Quiles García se ha distinguido por conjugar su incuestionable pasión por el arte y el patrimonio cultural iberoamericanos con una profesionalidad que ha sabido recrearse de acuerdo a los estándares contemporáneos de investigación. He aquí la razón del porqué el presente volumen no defrauda la expectativa. En él se recoge una serie de estudios de relevancia llevados a cabo por el autor desde 1999, año en el que inauguró un sugerente ciclo de estudios interdisciplinares sobre la reformulación de la imagen sagrada a partir de las directrices del concilio de Trento.

Desde el punto de vista historiográfico, algunas páginas son realmente provocadoras. Acaso el mérito más plausible sea la capacidad del autor para abordar cuestiones espinosas sin demasiados miramientos y formalismos, trascendiendo la esfera de lo políticamente correcto. Quiles es consciente de que detrás de las causas de canonización existen también motivaciones políticas que, en cierta medida, determinan el éxito de dichos procesos.

El autor deja en claro que su intención no es cuestionar la virtud de los hombres y mujeres que han entrado a formar parte del santoral romano: no espere el lector encontrarse con comentarios ambiguos ni críticas ácidas encubiertas. Por el contrario, el debate se desarrolla dentro de ámbitos histórico-críticos, historiográficos y artísticos, en los que el autor demuestra plena destreza. Lo que sí entra en cuestión es el modus operandi a través del cual los siervos de Dios llegaron a ser inscritos en el catálogo de los santos y el rol protagónico que llegó a ocupar la construcción hagiográfica por medio de los escritos y de las artes visuales.

El autor adopta, de esta manera, una aproximación crítica que le permite detectar los sofisticados mecanismos que funcionaban silenciosamente en el andamiaje montado alrededor de las imágenes más representativas de la santidad canonizada del barroco Hispano-Americano. Así, sale a la luz el accionar de los delegados de la jerarquía eclesiástica y de los agentes de las distintas entidades seculares, desde la Casa de Contratación sevillana hasta los propios monarcas hispanos. El interés de ambos lados era grande: canonizar a una persona implicaba también la 'canonización' de sus obras, escritos, métodos de evangelización y posturas políticas, lo que convertía al santo en una prenda codiciada tanto por las iglesias locales como por la sociedad civil que se encomendaba al patrocinio del candidato a los altares.

Ciertamente, Trento supuso un hito insoslayable en el proceso de construcción de la santidad barroca (pp. 7-8). En efecto, en un contexto caldeado por las opciones reformistas, adoptado de cara al movimiento protestante, la Iglesia Católica trazaría una tipología nueva de santidad, favoreciendo la transmisión de un rostro cada vez más cercano a la nueva sensibilidad religiosa: "En el Barroco se codificó un nuevo patrón de santidad, más humanizado y cercano a los fieles" (p. 33), de modo que estos lo hiciesen suyo. Una empresa en la que los mentores intelectuales y los artistas tuvieron una labor encomiable.

El normativismo postridentino —establecido especialmente a partir de Urbano VIII— hizo del proceso de canonización un trámite aún más complejo: No bastaba ya con que el candidato a los altares hubiese muerto en olor de santidad o se atribuyera a su intercesión una serie de milagros; era necesario también verificar escrupulosamente su ortodoxia y ortopraxis, y que su imagen hagiográfica diese garantía de ambas. En cierto modo, al amparo de la Sagrada Congregación de los Ritos, la santidad canonizada se estandarizó. En efecto, gracias a la multitud de fronteras abiertas por las que se extendía la cristiandad hispana, se empezó a proponer una especie de santidad globalizada, de manera que los santos de las Indias serían modelados en las hormas de los santos europeos. Una vez finiquitado el proceso de 'fabricación' resta 'vender' el producto; de esto se encargarían personalidades ad hoc que procurarían granjearse el beneplácito de la Santa Sede.

En este arduo itinerario hacia la canonización, el autor se sirve didácticamente de los procesos postulados por la arquidiócesis de Sevilla, haciendo hincapié en el emblemático caso de Fernando III, el rey santo. La suya es una figura cautivante, tanto por el culto que se le tributó desde su muerte cuanto por la instrumentalización política de la que fue objeto en los diversos períodos históricos. Si en el siglo XIII su nombre evocaba la lucha reconquistadora, en los siglos XVI y XVII Fernando III será invocado como el adalid de los países alineados con la Santa Sede contra las potencias protestantes. Estas mutaciones historiográficas serían siempre acompañadas por una evolución iconográfica: desde los retratos inexpresivos de autores anónimos, pasando por el hieratismo y la rigidez áulica de renombrados artistas, hasta la actitud beatífica, atemporal y enternecedora con la que Bartolomé Esteban Murillo lo representaría. Sin embargo, el caso de Fernando III no es la excepción. A través de los diferentes capítulos, Quiles García rastrea también otros fenómenos similares, resaltando ciertos patrones de desarrollo en los procesos de Rosa de Lima, Francisca Dorotea, Fernando de Contreras y Miguel de Maraña.

Profundamente arraigado en el imaginario de los cristianos del s. XVII, el martirio fue otro elemento clave en el diseño de la santidad barroca. El afán de muchas iglesias locales por reavivar el recuerdo de los mártires de la antigüedad y, en el ámbito hispano, del período andalusí, no fue fortuito. Antes bien, supuso "una de las secuelas más importantes del choque religioso y cultural habido con el islam en tierras peninsulares entre los siglos VIII y XV, prolongándose todavía hasta el siglo siguiente con el brote alpujarreño" (p. 46).

A la trama canónico-administrativa, el autor sitúa paralelamente la evolución y estructuración de la divulgación de los siervos de Dios: desde la obsesión de los postuladores de las causas por obtener las veras effigies de sus candidatos hasta los grabados y estampas que ilustrarán sus vidas. La sensibilidad barroca hará brotar manifestaciones cultuales en distintos lugares del orbe. Precisamente, gracias a este dilatado horizonte geográfico y a través de la revitalización de la centralidad romana que propiciarán las nuevas canonizaciones, la Santa Sede será la gran beneficiaria. 

En definitiva, un libro que aborda con competencia de oficio un tema capital que acaso no haya sido valorado aún en su real dimensión por la academia. La santidad canonizada detrás de los bastidores es una veta aún por explorar y de la cual se puede entrever ya el material precioso. Saludamos, pues, el acto de generosidad intelectual por parte del autor que ha querido poner su investigación a disposición de los lectores, permitiendo su descarga gratuita por Internet (https://www.upo.es/investiga/enredars/?page_id=682). Por último, cabe destacar que "EnRedArs Publicaciones", la matriz editorial del área de Historia del Arte de la Universidad Pablo de Olavide – Sevilla, se ha constituido en un proyecto innovador e interesante digno de ser imitado por otras universidades y centros de estudios, especialmente en América Latina.

lunes, 15 de abril de 2019

VALORES DE LA HISTORIA Y SU APORTE A LA TEOLOGÍA SEGUN TORIBIO RODRIGUEZ DE MENDOZA


Nuestro bicentenario patrio debe nutrirse de sus "padres" del Convictorio de San Carlos. Les comparto un precioso texto del gran rector sobre la HISTORIA


Biblioteca del IV Centenario de la Fundación de la U. N, M. de San Marcos (1551-1951)

Lugares Teológicos POR Toribio Rodríguez de Mendoza

Y Mariano Je Rivero, Rectores del Colegio de San Carlos, y miembros

de la Universidad de San Marcos. (1780-1811).

TRADUCCION DEL LATIN POR LUIS ANTONIO EGUIGUREN

LIMA - 1951

 Libro IV. De la historia y otras ayudas

Cap. 1, Nn.112-114

112. Se ha de aprender la historia no por vana y sutil jactancia, ni para cavar con el ocio, sino para dilucidar la Escritura, confirmar la verdad de la Religión, conocer y reformar las costumbres de los hombres, instruir la vida de éstos y finalmente para instaurar y defender la disciplina de la Iglesia-. La historia que encomienda a la posteridad los hechos es necesarísima al teólogo, porque no hay casi fuente de la teología, que pueda conocer dignamente sin la ayuda de la historia

115. Qué regla se ha de tener en la lectura de las historias, para que no rechacemos temeraria e inconscientemente las que deben ser ciertas, ni admitamos como verdaderas las que son dudosa y falsas…En lo histórico hay las cosas que narran y los escritores que las narran. La cosa o el hecho es necesario que sea visible y sensible. Si puede ser hecho por Dios o por las causas naturales, entonces se dice posible; será sensible si está sujeto a los sentidos, si los hiere a ellos y se imprime en el que recibe. De parte del escritor se requiere que conozca suficientemente le hecho y que para escribirlo haya sido movido por la fuerza de la verdad y no por concupiscencias ni por opiniones prejuzgadas. Los argumentos observados por el historiador con los cuales pueden persuadirse estas cosas, se toman de la narración del hecho, de las circunstancias del mismo o de los escritos de otros contemporáneos, porque puede ocurrir que un solo historiador pueda ser suficiente para la certeza, lo cual no se da con un solo testigo.

116. La Historia que engendra verdad cierta debe ser múltiple, concorde, contemporánea a lo narrado, en armonía con la tradición y con los monumentos. 

https://archive.org/stream/lugaresteologico00rodr/lugaresteologico00rodr_djvu.txt  

MERCEDARIO JULIÁN UBALDE, COLECTOR DE REDENCIÓN, POR TIERRAS DE MOQUEGUA SIGLO XVIII

El celoso mercedario Fray Julián Ubalde a fines del siglo XVIII, procurador colector jubilado de redención, por tierras de Cuzco, Arequipa, Moquegua

Me ha impactado el entrañable y crudo relato de este fervoroso mercedario redentor de cautivos que nos comparte su empeño misionero en días difíciles para el Perú, con los sucesos de Túpac Amaru II, el tránsito del virreinato a la República, cuando la religiosidad conventual decae, pero el día a día del consagrado religioso se mantiene, especialmente en el cuarto voto de trabajar por redimir cautivos. Lo transcribo como homenaje a los Mercedarios en su VIII Centenario, particularmente a Monseñor Severo Aparicio, quien me lo dio a conocer y que él tomó del Archivo Mercedario de Cusco, "Libro de provincia", 1777-1819, ff.232-233

Representación del P. Fr. Julián Ubalde, procurador colector jubilado de redención al Capítulo Provincial del Cusco de 1795

 

"Que desde el año 1773 me puso la obediencia en esta Villa de Moquegua en el ministerio de la colección de las limosnas de nuestros hermanos los cautivos, sacándome del ministerio de predicador del convento de la ciudad de Arequipa y ejercitándome en este nuestro principal instituto, no solamente en la colección de las dichas limosnas en esta dicha villa 22 años, sino también en la predicación de la redención como lo previene nuestras Constituciones en la Dist. II, capt. 2, no solamente un solo sermón al año, como allí se previene, sino muchos y para este efecto establecí, a impulso de mi devoción, la fiesta de nuestra Madre de las Mercedes en esta Villa, hasta el presente verla dotada; ejercitándome también en el confesonario y demás ministerios, en ayuda de los párrocos para mover con esto la devoción de los fieles para que constituyan con sus limosnas a nuestros los cautivos como se puede ver en las partidas que tengo entregadas a los RR. Padre Provinciales, Visitadores y Comendadores, en medio de estar esta Villa tan atrasada, y corriendo una voz tan pública de que ya no hay redención, que han sido partidas crecidas y habiéndolas sumados por los recibos de dichos RR Padres y depositarios, sí del convento del Cuzco como del de Arequipa, ha ascendido su cantidad a 8.700 y tantos pesos que tengo entregados, sin que yo haya sacado de dicha limosna ni para un par de zapatos, ni menos me lo traían señalado los prelados, ni aún para la mantención natural, exceptuando los gastos precios e indispensables para la recaudación de dichas limosnas, y aun en esto he ahorrado mucho por el favor de los amigos, padeciendo muchas repulsas, desprecios y aun dicterios, a fin de dar el lleno a esta mi obligación; pues muchas veces me he pasado en el valle el rigor del sol bajo de un árbol, sirviendo de pasto a los mosquitos, sin más alimento que un boquete de pan que acostumbro cargar para estas ocasiones, y lo restante del tiempo lo empleo en la enseñanza de la Gramática de algunos niños, porque siquiera me socorran para pasar el día, pues la escasez del lugar no contribuye por el altar para socorrer las indigencias naturales.

Y aun previniendo nuestras Sagradas Constituciones que ejercitemos este ministerio por espacio de doce años, y cumplidos que sean se exponga al Procurador de Redención al grado de Presentad de Púlpito, he continuado con este ministerio, sin más interés que cumplir con el cuarto voto que tengo profesado hasta la muerte, padeciendo, como he padecido hasta hoy, las indigencias naturales, por no tener auxilios temporales, ni de partido la región ni de parte de mis deudos, sino solo de la Divina Providencia que no me falta con lo necesario, atribuyéndolo al cumplimiento de mis obligaciones y de no haber dado, por su infinita piedad, mala nota de mi persona, procurando siempre dar buen lustre al santo hábito; como de todo lo sido son testigos todos los religiosos, así prelados como no prelados que han venido a este villa a recaudar los intereses que en ella tiene ese nuestro convento del Cuzco y si necesario fuere, daré una plena información así de los señores curas como del Cabildo seculares y principales señores de la República."

El Capítulo de 12 de junio de 1795 concluye que "enterado de la justicia de esta parte, le da las debidas gracias y suplica y encarga a su celo, religiosidad y eficacia, que continúe en tan laudable ejercicio con la misma actividad que hasta aquí: teniendo presente su mérito para la primera vacante que ocurra".

 

(Ilustración Celda del Padre Salamanca en Cusco y Mercedarios en Cusco 2019)

sábado, 13 de abril de 2019

Cien años de presencia pasionista en el Perú. Mons. Miguel Irízar Campos, C.P.

Mons. Miguel Irízar Campos, C.P.

Arzobispado de Arequipa, Arequipa, 2018, 337 pp

Cien años de presencia pasionista en el Perú

 

Con miras al Centenario de la presencia pasionista en el Perú, Monseñor Miguel Irízar se impuso un trabajo muy propio de su empuje apostólico, hacer la historia pasionista centenaria del Perú. Para ello contactó con todas las congregaciones religiosas, vinculadas a la obra misionera de la Congregación Pasionista, tanto en el Vicariato Apostólico de Yurimaguas como en la Prelatura de Moyobamba. Para garantizar este proceso se puso en contacto con casi todos los Superiores Provinciales de los respectivos institutos religiosos que según él acogieron muy bien sui propuesta y cooperaron con algunos informes a través del correo electrónico.

Como primer paso, a inicios del 2012 diseñó cuatro fichas o documentos con su carta de saludo y solicitud de cooperar al proyecto de documentación para el Centenario Pasionista. El primer documento está dirigido a las Congregaciones Religiosas que han servido a la misión, tanto en el Vicariato, como en la Prelatura. El segundo documento va dirigido a las un autoridades provinciales o regionales de Loreto y San Martín. El tercer documento es la carta con un cuestionario apropiado para los religiosos pasionistas que han servido en el Vicariato de Yurimaguas o en la Prelatura de Moyobamba, solicitándoles información y su visión de la presencia de la Congregación Pasionista desde su propia experiencia. El cuarto documento está dirigido a personas amigas y conocedoras de la obra pasionista en Yurimaguas como en Moyobamba. Yo mismo le propuse abrir un blog para la celebración del Centenario Pasionista en el Perú, invitando a dar su testimonio. El producto final –según él- debiera materializarse en una publicación documentada, gráfica y bien ilustrada que sea amigable e interesante para el público en general. Junto al P. César Antonio Molinero participé como asesor del proyecto, sin saber en qué había quedado. Con la dolorosa noticia del fallecimiento del autor me ha llegado esta gozosa nueva de ver coronada la publicación que considero como un homenaje póstumo que le tributan sus hermanos, especialmente el maestro P. Antonio María Artola quien le dedica un emocionado y entrañable prólogo, firmado en Lima el 18 de enero del 2018. Su objetivo es bien claro: "suscitar un verdadero interés por conocer personalmente la hazaña épica de los misioneros pasionistas", cuyo rico legado histórico "recibe calor y vida de la mano Mons. Miguel Irízar" (p.5)

Se abre la obra con un útil y didáctico "Itinerario histórico" del 1912 al 2007 (pp. 6-12).

El primer apartado lleva por título "Monseñor Emilio Lissón y los Pasionistas" da razón de la génesis de la presencia misionera de la Orden por la iniciativa del celoso prelado de Chachapoyas, quien acude al Papa, al propio superior de los pasionistas y, una vez conseguidos los permisos, se encarga de recibirlos, acogerlos y destinarlos. Toda esta parte tiene el encanto de las florecillas franciscanas por su sencillez, abnegación, vida de familia y misión. Bien completada por la información del contexto del "primer escenario", el Departamento de San Marín y la trayectoria pastoral de los pioneros misioneros.

A continuación el apartado "Vicariato Apostólico de Yurimaguas"  se articula a través de sus obispos vicarios: Mons. Atanasio Jáuregui, Mons. Elias Olazar, Mons. Miguel Irizar y Mons. José Luis Astigarraga.

En el apartado III se da cuenta de la obra de los pastores de la Prelatura de Moyobamba, Mons. Martín Elorza, Mons. Venancio Orbe, Mons. Santos Iztueta.

 

El IV corresponde a los fundadores de parroquias de Lima y otros lugares del Perú: Santa Beatriz en Lince, Virgen del Pilar en San Isidro, Cristo Rey, La Molina, Apata (Huancayo), Sullana, Chiclayo, Hospital Naval. Con un apartado especial dedicado a los misioneros populares considerados "heraldos de Cristo Crucificado"

 

El V se dedica al martirologio misional con cinco padres (Eleuterio Fernández, Aquilino Iribertegui, Gabino Basares, Cayetano Ardanza, Modesto Erbiti) y la Hermana franciscana de María, Lourdes Fernández.

 

El capítulo VI brinda nueve semblanzas de misioneros pasionistas: P. Andrés Asenjo, P. Zósimo Rivas, P. Lucas Zarandona, P. Constancio Bollar, P. Iñaki Basauri, P. Benedicto Lekue, P. Inocencio Rodríguez, H. Juan María Odriozola, H. Mauricio Uranga

 

El VII contiene dos testimonios de misioneros pasionistas, P. Bixente Intxausti y P. Luis Arrieta.

VIII. Giras pastorales (misionales). Se ofrecen las de Mons. Atanasio Jáuregui como crónica de la Obra de la Propagación de la Fe y la de Mons. Martín Elorza acerca de su método de trabajo en las giras y el testimonio del P. Félix Usoz que le acompañaba.

IX. Cartas e informes pastorales. Se refieren a los episcopados de Mons. Jáuregui, Mons. Elorza y Mons. Orbe.

Por último, se recoge abundante documentación en la sección de anexos y que ha sido la respuesta de las congregaciones religiosas al pedido del autor del libro.

El primero titulado "Episcopologio" pasa lista cronológica a los nueve obispos pasionistas en el vicariato de Yurimaguas y la prelatura de Moyobamba (p.233)

Termino consignando el listado de los institutos religiosos que han aportado a la misión pasionista en la Amazonía. En primer lugar los de Yurimaguas (pp.234-286)

1.      Franciscanas Misioneras de María

2.      Compañía Misionera del Sagrado Corazón

3.      Misioneras Lauritas

4.      Religiosas de San José de Cluny

5.      Misioneras Marianas

6.      Canonesas de la Cruz

7.      Religiosas Pasionistas

8.      Misioneras Carmelitas (Lagunas)

9.           Hermanos del Sagrado Corazón

10.       Misioneros de Jesús

11.       Salesianos. Sociedad Salesiana de San Juan Bosco

12.       Misioneros del Sagrado Corazón y Santa María de Guadalupe

13.       Madres Carmelitas Descalzas

14.       Trabajadoras Sociales (México)

 

Prelatura de Moyobamba (pp.287-314)

1.      Mercedarias de la Caridad

2.      Religiosas compasionistas

3.      Dominicas de la Presentación

4.      Misioneras del Pilar

5.      Misioneras de San Vicente de Paul

6.      Hijas de la Caridad

7.      Padres Vicentinos

8.      Padres Claretianos

 

Vicariato Apostólico de Yurimaguas: Una iglesia de muchos carismas, Carta del P. Pío Zarrabe p. 315

Finaliza con un álbum titulado "fotos del recuerdo" (pp. 324-328).

Agradezco la iniciativa del querido y recordado Mons. Miguel Irízar, así como la culminación por el P. A.M. Artola que nos comparten cien años de vida apasionada de los pasionistas en el Perú. ¡Cuánta entrega, cuánta creatividad, cuánto celo evangelizador por las almas y cuánta acción solidaria en los campos de la educación, la salud, la promoción social! Resalta –es verdad- la obra de la congregación, pero en comunión ejemplar con las familias eclesiales. Los pasionistas han roturado un territorio y lo han ganado para Cristo, su Iglesia, el Perú.

Ojalá que en una nueva edición se logre visibilizar con mayor coherencia y de modo más articulado la magna obra misionera que en este primer esfuerzo vemos a manera de puzzle.  

 

José Antonio Benito



lunes, 8 de abril de 2019

SEMANA SANTA DEL PERÚ 2019

A LA BÚSQUEDA DEL TESORO DE LA SEMANA SANTA EN EL PERÚ

 

José Antonio Benito

 

Los multicolores y ruidosos festejos carnavalescos los días anteriores al Miércoles de Ceniza, pórtico de la Cuaresma, y que en el Perú no distinguen ni respetan el calendario litúrgico, vienen a ser una suerte de aldabonazo, de aviso anticipado pero como contrapunto de la Semana Santa. Pero ahí están, como remembrando la feroz batalla de Don Carnaval (la fiesta de la carne y los sentidos) y Doña Cuaresma (oración, ayuno, limosna, con cara de pocos amigos).

Sin embargo para la antropología y teología católicas, la Semana Santa es la culminación del itinerario catequético (pedagógico) litúrgico (celebrativo) del año cristiano, en el triduo pascual, que podríamos denominar como los días más santos, al hacer memorial (recuerdo y actualización) de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

La Iglesia sabe muy bien que es mucho más que hacer memoria y teatralizar lo vivido hacia el año 33 por el Hombre-Dios, Dios-Hombre, Jesucristo, principio y fin, camino, verdad y vida, salvador del mundo. La liturgia celebra, reviviendo prácticamente la historia pero aplicándolo a cada uno. En términos bancarios podríamos decir que en el año 33 se consiguió el tesoro de la Redención, por la muerte y resurrección de Cristo, depositando las riquezas en el Banco de la Iglesia y efectivizando su cheque cada vez que nos acercamos a los sacramentos.

Estas celebraciones adquirieron, año tras año, mucho esplendor, llegando incluso hasta competir con las celebradas en las más importantes ciudades de la Península Ibérica. Una de las características resaltantes de estas manifestaciones religiosas fueron las procesiones de los Pasos de la Pasión del Señor, en las que se representaban con intenso fervor  las escenas evangélicas de esta etapa de la vida de nuestro Redentor.

Junto con las procesiones, también surgieron las Cofradías y Hermandades, cuyos miembros, representantes natos del pueblo católico, se encargaron de hacer de estas celebraciones expresiones auténticas de fe. Actualmente, es muy grato constatar que, a pesar del carácter propio de los tiempos actuales y de su compleja problemática, estas expresiones religiosas continúan como vehículo de cristianización. La Semana Santa es, en este sentido, fiel reflejo del profundo arraigo de la fe católica en todo rincón de nuestra Patria.

La tierra ensantada del Perú a lo largo de su dilatada geografía costera, andina, selva, tanto en las ciudades como Arequipa, Ayacucho, Cuzco, Lima o las más recónditas provincias como el valle del Colca, Catacaos, Ancash, brinda en la actualidad un inusitado y variopinto fervor religioso fruto de su rica religiosidad popular, que va mucho más allá de innegable belleza de sus imágenes, la gracia de sus procesiones con toda una dramaturgia sacra excepcional.

 

SEMANA SANTA DEL CENTRO DE  LIMA[1]

Me centro en la del Centro histórico de Lima Semana Santa del Centro Histórico de Lima que le valió por parte del Ministerio de Cultura la declaratoria de ´patrimonio nacional cultural en el 2018 por "tratarse de una celebración que congrega tanto a la población del centro de Lima como de otros barrios de la ciudad que se sienten representados en la conmemoración de esta importante fecha del calendario católico. Ha alcanzado continuidad gracias a la organización de una activa comunidad de fieles que rinde culto a diversas imágenes religiosas que se integran en un mismo corpus ritual".

Las imágenes son conducidas en procesión por su respectiva Hermandad o Cofradía, desde sus iglesias de origen hasta la Basílica Catedral, en donde se les rinde homenaje. Les invito a recorrer sus templos al ritmo cronológico y su ubicación correspondiente.

 

1.     Quinto Domingo de Cuaresma.  

En este domingo, llamado también Domingo de Pasión, culminan las peregrinaciones cuaresmales de las parroquias a la Basílica Catedral de Lima, con la peregrinación de los directorios de las hermandades y fieles del Centro Histórico. Reunidos en la Basílica Menor de la Merced, se dirigen a la Sede Metropolitana llevando la inmensa Cruz que fue venerada por el P. Urraca y acompañados por la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza, venerada en la Catedral de Lima, copia de la imagen de la misma advocación del Barrio de Triana, en Sevilla.

 

2.     Viernes de Dolores.

En el umbral de la Semana Santa, nuevamente desde la Basílica Menor de la Merced, esta vez, las comunidades mercedarias traen en procesión a Jesús Nazareno con la cruz a cuestas, al Santo Cristo del Auxilio, acompañados por nuestra Señora de la Piedad. El primero  representa a Cristo camino del Calvario en el momento que cae sobre sus rodillas, por ello es llamado "Señor de la Caída". Impacta al espectador por su intenso realismo, al que se suman sus ojos de cristal y cabellos naturales. El segundo, Santo Cristo del Auxilio, tallado por Juan Martínez Montañés en el siglo XVII, representa el cuerpo lacerado del Salvador  en sus mínimos detalles; debe su nombre a que un día, el Venerable Padre Urraca, ante las asechanzas del demonio, pidió a este Cristo su especial ayuda, el cual permitió que milagrosamente se abriera una de las paredes cercanas al Él, por donde el fraile pudo escapar. Nuestra Señora de la Piedad, admirable por la expresión melancólica de su rostro, suavemente encarnado y la actitud de sus manos donde lleva un fino pañuelo.

 

3.     Sábado de Dolores.  

Procedentes de la iglesia de San Agustín, vienen en procesión las impresionantes tallas del Ecce Homo, el Señor de la Columna, el Santo Cristo de Burgos y Nuestra Señora de la Pasión. Las dos primeras se atribuyen a Baltazar Gavilán; el Cristo de Burgos corresponde a una talla en madera policromada de1.93 m. copiada de una tosca figura de cuero de la Edad Media, que los agustinos de Burgos custodiaban en el Siglo XVI y que trajeron a la Iglesia de San Agustín el viernes 3 de diciembre de 1593. Representa a Jesús ya crucificado, casi sin contorsiones, con la cabeza caída a un lado, que con redentora serenidad ofrece su vida por nuestros pecados.

 

4.     Domingo de Ramos.

El Domingo de Ramos, la Iglesia conmemora la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén. Las palmas y olivos que los fieles llevan a esta celebración contribuyen a expresar la fe en Cristo, rey del universo, salvador y redentor de la humanidad. La liturgia se inicia en la Parroquia del Sagrario, en donde se bendicen los ramos y se va procesionalmente a la Catedral para celebrar la Santa Misa. En este domingo se lee la lectura de la Pasión del Señor que anuncia lo que será celebrado en siguiente viernes.

El mismo domingo, por la tarde, el pueblo de Lima es invitado a la Plaza Mayor para rezar los Misterios dolorosos del Rosario. Cada misterio del Rosario es representado por hermosas tallas virreinales: el Señor del Huerto, el Cristo de la Caña, y el Señor Cautivo, procedentes del Monasterio de Trinitarias; el Señor de las Caídas, de la Parroquia de Mercedarias; el Cristo de Burgos, de Monasterio de Santa Clara y Nuestra Señora de los Dolores, del Monasterio del Prado. Junto a la imagen de la Virgen, se une Santa María Magdalena, procedente del Sagrario.

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5.     Lunes Santo

La Arquidiócesis de Lima, a través de sus parroquias, santuarios y basílicas, invita a los fieles a la Reconciliación sacramental, para aprovechar espiritualmente y con el alma limpia de pecado la celebración del Misterio Pascual de Cristo. 

 

6.     Martes Santo

El Martes Santo, las Comunidades dominicas procedentes de la Basílica Menor del Santo Rosario, llevan en procesión al Señor de la Justicia y Nuestra Señora de las Penas.

 

7.     Miércoles Santo

El Miércoles Santo, desde la Basílica Menor de San Francisco el Grande, las comunidades franciscanas llevan a cabo la procesión del encuentro de Jesús Nazareno con la Virgen Dolorosa en las puertas de Catedral de Lima.

La imagen de Jesús Nazareno es obra del taller de Juan Martínez de Montañés que representa una de las caídas de Cristo en el camino al calvario. La imagen apoya la mano izquierda sobre una peña mientras que la otra se aferra al madero; dirige su mirada al espectador, interpelándolo, como queriendo hablarle. La Virgen Dolorosa. Obra del imaginero limeño Baltasar Gavilán, que se distingue por su exquisito rostro de semblante melancólico, cuyo realismo se ve intensificado por sus ojos y las lágrimas, ambos de cristal.

 

8.     Jueves Santo

El Jueves Santo, por la mañana, en la Catedral se celebra la Misa Crismal, en la cual los sacerdotes renuevan sus promesas sacerdotales de pobreza, castidad y obediencia y se consagran los diversos óleos: el santo Crisma, que se usa en los bautismos, confirmaciones y ordenaciones sacerdotales, el óleo de catecúmenos para los que se van a bautizar y el óleo para ungir a los enfermos.

El mismo Jueves Santo, por la tarde, en la Catedral y Parroquias se celebra  la Misa de la Cena del Señor. Se conmemora la Cena del Señor y litúrgicamente se inicia el Triduo Pascual. En esta Misa se recuerdan tres importantes hechos de Jesús: la institución de la Eucaristía, la institución del Orden Sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna.  Al concluir la Misa de la Cena del Señor, se lleva el Santísimo Sacramento para la adoración eucarística, hasta un lugar especialmente preparado y que la piedad popular llama monumento. Es tradicional que los fieles con este objetivo inicien el recorrido de las estaciones, es decir, visitar siete iglesias en recuerdo de los pasos de Jesús por el Huerto de los Olivos, ante Anás, ante Herodes, ante Pilatos, camino del calvario crucifixión, muerte y sepultura. 

 

9.     Viernes Santo

Para presidir los solemnes cultos del Viernes Santo en la Basílica Catedral, sale en procesión la popular y querida imagen del Señor de los Milagros, que representa a Cristo muerto en aquel memorable Viernes Santo. En este día, la Iglesia reflexiona y medita la Pasión y Muerte del Señor y, adorando la Cruz, conmemora su nacimiento del costado de Cristo e intercede por la salvación de todo el mundo. Es un día de ayuno y abstinencia. Este día también está lleno de signos y gestos que expresan el dolor de la Iglesia al recordar cómo murió el Señor y cuál fue el precio de nuestra redención. Específico del día es el Sermón de las Tres Horas o de las Siete Palabras, prédica en la que se recuerda las siete palabras del Señor dichas en sus tres horas de agonía en el Calvario. Parece que en Lima fue iniciada su práctica por el Venerable P. Francisco del Castillo, SJ 

Procesiones

Acabada la celebración de la Pasión del Señor, regresa al Santuario de las Nazarenas el Señor de los Milagros. Enseguida vienen en procesión, procedentes del Santuario de la Soledad, Jesús del Santo Entierro, acompañado de Nuestra Señora de la Soledad, que recorren el perímetro de la Plaza Mayor de Lima, acompañados del rezo de los fieles que meditan los Dolores de la Virgen.

Este día comienza la práctica de la Adoración de las Cuarenta horas. Consiste en adorar al Santísimo Sacramento ininterrumpidamente durante un periodo de cuarenta horas. En este tiempo se recuerda y se recrea los eventos, que desde la deposición de la Cruz, permanece el cuerpo inerte de Jesucristo en el Santo Sepulcro hasta que resucita.

 

10. Sábado de la sepultura del Señor.

El día siguiente, sábado, es un día de meditación y oración sobre la pasión y muerte del Señor, de su descenso a los infiernos y de espera de la resurrección. Por la noche se conmemora la Noche Santa en que resucitó el Señor.

 

11. Domingo de Resurrección.

Al día siguiente, Domingo de Resurrección, procedente del Monasterio del Carmen, es traída a la Basílica Catedral la Nuestra Señora de la Alegría, para encontrarse con la imagen de Cristo Resucitado, que se hace en el atrio de la Basílica Catedral. Luego del encuentro, ambas imágenes ingresan a la Catedral para presidir la Misa de Resurrección.  Acabada la Misa, el Señor Resucitado y Nuestra Señora de la Alegría van en procesión por las calles de Lima hasta el Monasterio del Carmen.

Concluye este tiempo santo en el que Lima ofrece a sus habitantes un camino espiritual que desde hace más de cuatro siglos ha sido vivido por innumerables personas, entre los que tenemos contar a Santo Toribio de Mogrovejo, II Arzobispo de Lima, a Santa Rosa, a San Martín de Porres, a San Francisco Solano y a San Juan Macías.

Como escribió  Santo Toribio de Mogrovejo, en su Catecismo, Jesucristo nos libró del poder del demonio y del pecado después de haber vivido treinta y tres años, enseñándoles y haciéndoles mucho bien y obrando muchas maravillas, de su voluntad se permitió entregar a padecer dolores, afrentas, muerte cruel en la cruz, y eso nos enseña la cuarta palabra del Credo, diciendo que "padeció, bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado … y en viniendo el tercer día, resucitó de entre los muertos y se levantó glorioso para nunca más morir, ni padecer, dando principio de vida eterna a los redimidos con su sangre. Amén".



[1] Agradezco a Iván Landa Calle su generosa colaboración bibliográfica y vivencial en la elaboración del presente artículo.