viernes, 25 de octubre de 2019

PRIMER COMPENDIO CATEQUÉTICO EN LA UNIVERSIDAD DE SAN MARCOS

Fray Domingo de Santo Tomás (1520-1570) será el primero en graduarse en San Marcos, su primer catedrático de Prima Teología y el autor de la primera gramática en quechua: Grammatica o arte de la Lengua General de los Indios de los Reynos del Perú (Estudio introductorio y notas por Rodolfo Cerrón-Palomino, CBC, Cuzco 1995 LXVI+179 pp). Al final de la obra y como muestra redacta un compendio de la doctrina cristiana sumamente interesante. Todo un modelo de evangelización inculturada del que pueden tomar nota los padres del sínodo panamazónico.

Se lo dedico a mis queridos alumnos de la catequesis que con toda ilusión se preparan la confirmación este diez de noviembre en la Catedral de Lima:

Plática para todos los indios

Hermanos, hijos míos, a todos vosotros os amo y quiero mucho, como a mis propios hijos; por tanto, os quiero decir los mandamientos de Dios, para que seáis sus hijos y amigos suyos. Por eso estad atentos, y oídme bien esto que os quiero decir.

Nosotros todos los hombres no somos como los caballos ni como las ovejas ni como los leones ni como las demás cosas vivas. Porque los caballos, los leones y todas las otras cosas que viven, cuando mueren, el cuerpo y el ánima todo juntamente muere, pero nosotros los hombres no somos así: que cuando morimos nosotros y vamos de este mundo solamente muere nuestro cuerpo. Mas nuestra ánima y espíritu este hombre nuestro interior (que acá dentro tenemos) nunca muere: para siempre jamás vive.

Y los que son hijos de Dios (por sus sacramentos) y son buenos y guardan sus mandamientos, van allá al cielo (que es la morada de Dios) adonde estarán con Él, en muy gran gozo, gloria y alegría, descanso y recreación para siempre jamás.

Los que fueren pecadores y malos y no obedecen ni guardan sus mandamientos, cuando mueren, sus almas irán al infierno (que es la casa y morada de los demonios), y allí estarán para siempre penando. Y pues ha de ser así, que las ánimas de los buenos, después que mueren, han de ir al cielo, a tener gran gloria con Dios y las de los malos con el demonio al infierno con pena para siempre. Oídme bien esto que os quiero decir para que vayáis al cielo, escapándoos del infierno...

Por eso avisad de aquí adelante y no lo hagáis, así como hasta ahora, sino de aquí adelante enmendaos de vuestros pecados y con vuestros corazones y pensamientos allegados a Dios Nuestro Señor diciendo: 

Oh, Señor mío, vos sois mi señor y criador, hasta ahora no os he conocido y así (adorando los ídolos) os he mucho enojado. De aquí adelante me enmendaré y nunca más pecaré. Y a vos solo adoraré y amaré, más que a todas las cosas.

Viviendo así, y siendo cristianos, cuando muriéredes, vuestras ánimas irán al cielo, con Dios para siempre jamás.