martes, 28 de agosto de 2018

Amigos: Les comparto la interesante tesis del P. José Antonio Melgar, a la fecha párroco en San Ramón (Perú) y que durante dos años ha estado estudiando y acaba de sustentar su tesis de licenciatura en Teología Dogmática en la Facultad de Teología del Norte, en Burgos (España). El trabajo lleva por título: Los signos de los tiempos en las conferencias latinoamericanas: continuidad y profundización. (Curso 2017-2018) Su director ha sido el teólogo Dr. D Eloy Bueno de la Fuente. 

Agradezco la deferencia de enviarme el texto de la sustentación que comparto en su mayoría. 

Fotos: 1. A punto de ser ordenado diácono en San Ramón. 2. Celebrando misa con militantes de Santa María. Dr. Eloy de la Fuente


1.   Motivación.  

La principal misión de la Iglesia es hacer que la gracia de salvación obtenida por Cristo, siga llegando y beneficiando a todas las personas de cada época. Esta tarea la Iglesia lo ha realizado y lo sigue realizando mediante la actualización de la fe a cada época y a cada contexto.  El Concilio Vaticano II designó esta labor de la Iglesia como aggiornamento. El gran deseo del Papa San Juan XXIII es que el Concilio Vaticano II vuelva a experimentar la fuerza transformadora de pentecostés que invita a salir e iluminar los acontecimientos presentes desde la fe (puesta al día). Luego de más de cincuenta años, desde el Vaticano II, el Papa Francisco vuelve a insistir en la tarea de puesta al día mediante palabras que ya son conocidas: Iglesia en salida, una Iglesia como tienda de campaña, hagan lío, etc.  

     Una de las principales categorías y propuestas teológicas del Concilio Vaticano II fue la categoría teológica signo de los tiempos, que reflejaba de forma adecuada, la intención de puesta al día del Concilio. Una vez culminado el Concilio Vaticano II venía la gran tarea de hacer llegar los frutos del Concilio a todos los rincones de la Iglesia. América Latina no fue ajena a este deseo y como parte de la Iglesia, fiel y obediente, asumió todas las enseñanzas y directrices del Vaticano II. Especialmente asumió la categoría signo de los tiempos como elemento transversal de los documentos desde Medellín hasta Aparecida, que son fruto de la reunión de los obispos de América Latina y el Caribe (CELAM).

     Ante este panorama, mi principal motivación fue preguntarme cómo hacer para que este deseo del Concilio siga haciéndose realidad en nuestra época y en el contexto latinoamericano. Preguntando a distintos profesores la respuesta más común fue la categoría signo de los tiempos. Con las ideas un poco más claras emprendí la tarea de investigar sobre la categoría teológica signo de los tiempos, de modo especial en las conferencias latinoamericanas. El trabajo no fue fácil, porque surgieron muchas preguntas, según avanzaba en la investigación, que sirvieron de motivación para indagar aún más en la categoría signo de los tiempos. Los cuestionamientos que encontré fueron: ¿Qué entiende la Iglesia por signo de los tiempos? ¿Cómo asumieron los Obispos latinoamericanos la categoría signo de los tiempos? ¿Cuál es el trasfondo teológico de la categoría signo de los tiempos? ¿Cómo reconocer los signos de los tiempos? ¿Son solo signos de los tiempos los hechos positivos o también los negativos?

2.   Presentación del tema.

 

     El título escogido para este presente trabajo es: Los signos de los tiempos en las Conferencias latinoamericanas: continuidad y profundización. El trabajo estará dedicado a recorrer las conferencias latinoamericanas, poniendo énfasis en la utilización y el sentido que cada Conferencia General dio a la categoría signo de los tiempos.

El trabajo se ha dividido en cinco capítulos: En el primer capítulo hacemos una breve introducción sobre los signos de los tiempos en el Concilio vaticano II; en el segundo capítulo iniciamos a estudiar las conferencias latinoamericanas, empezando por Medellín como recepción de la categoría signo de los tiempos en Latinoamérica; en el tercer capítulo analizamos la conferencia de Puebla donde se realizó la profundización de los signos de los tiempos; en el cuarto capítulo continuamos con el análisis de la conferencia de Santo Domingo que viene a significar un cambio de paradigma; y en el quinto y último capítulo estudiamos la conferencia de Aparecida como continuadora de la reflexión desde los signos de los tiempos.

3.   Objetivo.

     El trabajo que he realizado tiene como objetivo principal dar a conocer el sentido teológico que se le dio a la categoría signo de los tiempos en el Concilio Vaticano II y su aplicación y evolución en el contexto latinoamericano, especialmente en las cuatro últimas conferencias que comprende desde Medellín hasta Aparecida.

4.   Metodología.

     El método que utilizaré en el desarrollo del trabajo es el histórico-teológico.

     Con el aspecto teológico nos referimos a que no solo nos limitaremos a un recorrido de verificación, sobre todo analizaremos las diferentes conferencias para encontrar el sentido teológico que le dio cada una de ellas. 

     La metodología quiere responder especialmente a la pregunta ¿Qué entiende la Iglesia por los signos de los tiempos? Unida a esta pregunta surgen otras y a las cuales intentaremos responder. ¿Cómo ha utilizado la Iglesia latinoamericana los signos de los tiempos? ¿Cuáles son los criterios que permiten su discernimiento? ¿Qué valoración teológica podemos darle?

5.   Contenido fundamental:

     Capítulo primero: En el primer capítulo, signo de los tiempos en el Concilio Vaticano II, comenzamos mostrando los lugares donde se inició a utilizar la categoría signo de los tiempos. Estos lugares se reducen sobre todo a revistas y pequeños grupos de reflexión. El gran impulso lo darán San Juan XXIII, Pablo VI y el Concilio Vaticano II. A partir de estos dos pontífices y del gran acontecimiento conciliar, la categoría signo de los tiempos pasará a formar parte del magisterio universal.

     Antes de estudiar los signos de los tiempos en los documentos conciliares, fue necesario hacer un breve estudio sobre la historia. En el ámbito de la teología fue Melchor Cano quien definió de forma extraordinaria los lugares teológicos como lugares donde se encuentran los contenidos para hacer teología, es decir, como lugares donde se da la revelación. Dentro de esos lugares se encuentra la historia, aunque en el último lugar, y con una definición escéptica que solo se reduce a descripción de sucesos y acontecimientos. Las posteriores investigaciones profundizarán en el concepto de historia y llegarán a afirmar que la historia es el lugar por medio del cual Dios se va revelando. Esta forma de concebir la historia será terreno propicio para hablar sobre los signos de los tiempos.

     Por su parte, el Concilio Vaticano II en su intento de entrar en diálogo con el mundo volvió a mirar la historia desde una óptica creyente. En ella descubre que los acontecimientos que suceden en cada época no son vacíos e irrelevantes. Esta forma de ver la historia fue denominada signo de los tiempos. Será en la Gaudium et Spes donde se recoja y reflexione sobre la categoría signo de los tiempos. En los numerales 4, 11 y 44 se recoge la riqueza de los signos de los tiempos. Por su parte el numeral 4 hace referencia al aspecto sociológico donde se describe los sucesos de la época presente. El numeral 11 resalta el aspecto teológico de los signos de los tiempos, porque en los acontecimientos también podemos sentir la presencia de Dios. Y por último, el numeral 44 complementa a los dos numerales anteriores, porque añade el aspecto del discernimiento a la luz del evangelio, necesario para descubrir los signos de los tiempos en nuestra época. Vemos que los signos de los tiempos hacen referencia a los acontecimientos de cada época donde sentimos la interpelación de Dios que nos invita a cambiar la realidad y  a su vez sentimos su presencia que nos invita a continuar con las realidades positivas. Este reconocimiento solo se logrará desde el discernimiento realizado desde el evangelio.

     Capítulo segundo: Ubicados en el ambiente latinoamericano, el segundo capítulo está dedicado al análisis y reflexión del documento de Medellín. La segunda conferencia se destaca sobre todo por ser la receptora de forma creativa de la doctrina conciliar, de modo especial de la categoría signo de los tiempos; y por la utilización del método ver-juzgar-actuar que con el tiempo se fue convirtiendo en el método de las conferencias y de la reflexión pastoral del continente.

     Cuando se celebró la conferencia de Medellín los obispos iniciaron realizando un análisis de la realidad para conocer las principales preocupaciones del continente (Signo de los tiempos). En Latinoamérica se está viviendo una época de transformación rápida que va teniendo consecuencias negativas y está afectando a los más pobres. En todo el continente se está viviendo un ambiente de injusticia y en muchos lugares se ha llegado hasta la violencia en contra de los más vulnerables. Ante esta realidad la Iglesia no quiere ser ajena a los sufrimientos del hombre y quiere dar un mensaje de esperanza. Ante este contexto los obispos reunidos en Medellín creyeron necesario contribuir, desde la Iglesia, a la tarea de la gran transformación, que no es otra cosa, pasar de una realidad inhumana a otra más humana. Para poder dar esperanza al pueblo los obispos no dudan en volver a releer la realidad presente desde el hecho bíblico de la liberación de Israel de las manos de Egipto. Dios sigue realizando esa liberación y ahora esta liberación se traduce en pasar de condiciones inhumanas a más humanas. Para realizar esta transformación los obispos proponen unas líneas pastorales que ayuden a impulsar la fe y a la vez contribuyan a la gran transformación que tanto desea el pueblo. Medellín es el primer intento de trabajo desde los signos de los tiempos en el continente latinoamericano. La misma forma de realizar la reflexión, iniciando desde la realidad para buscar los signos de los tiempos, da a conocer que se quiere ser fiel al Concilio. El trabajo de reflexión desde los signos de los tiempos, en Latinoamérica, será realizado desde el método ver-juzgar-actuar y los documentos finales de las conferencias son un fiel testimonio de esta forma de trabajo.

     Capítulo tercero: Está dedicado a la tercera conferencia realizada en Puebla. La tercera conferencia centrará su trabajo en llenar de contenido teológico la reflexión desde los signos de los tiempos. Es una invitación a mirar desde la fe todos los acontecimientos. Además, Puebla, hará un llamado al continente para vivir y fomentar la comunión y participación.

     Han pasado 11 años desde que se celebró la conferencia de Medellín. En el continente siguen sucediendo grandes cambios y los obispos sienten la necesidad de seguir respondiendo a esos cambios. Puebla será la conferencia que como punto de partida tendrá la reflexión realizada en Medellín, que aún es actual, y otros documentos magisteriales, como la Evangelii Nuntiandi, que van marcando el caminar de la Iglesia. Puebla inicia buscando los signos de los tiempos y para realizar esa tarea inicia por el análisis de la realidad al igual que Medellín. Para ver esta realidad y no correr el peligro de mirar y enfatizar solo un aspecto, Puebla introduce el concepto de cultura que será un término que abarca todos los aspectos de la vida del hombre. Desde ahora se hablará de un análisis socio-cultural.

      Si Medellín hizo referencia a la gran transformación como tarea urgente a realizar, Puebla continuará enfatizando esa tarea, pero ahora el camino elegido para realizar la gran transformación es la evangelización. Vemos como Puebla empieza a enfatizar la tarea de la evangelización en el continente, fruto de la recepción de la Evangelii Nuntiandi. Los obispos dan un paso más y son conscientes que no basta con hablar de evangelización, además, hace falta llenar de contenido esa evangelización. Es así que Puebla hace una breve reflexión sobre las verdades de Cristo, la Iglesia y el Hombre, desde donde pretende iluminar toda la realidad. Ya podemos notar el cambio que se viene dando entre conferencias. Medellín optó por el aspecto sociológico-pastoral, ahora Puebla enfatiza el aspecto teológico-pastoral.

También es de resaltar que la conferencia de Puebla al hacer referencia a los signos de los tiempos lo utiliza en sus dos aspectos: interpelación y presencia. Al realizar el análisis socio-cultural se afirma que nos acercamos a la realidad para sentir la voz de Dios que nos interpela. Cuando Puebla desarrolla el apartado "el contenido de la fe", recuerda la tarea profética de la Iglesia y enfatiza que una de las formas de vivir el profetismo en nuestro tiempo es mostrando donde se encuentra la presencia del Espíritu.  

     Capítulo cuarto: La cuarta conferencia, realizada en Santo Domingo, enfatizará la realidad eclesial. Luego de 13 años desde la última conferencia los tiempos han cambiado y están afectando a la Iglesia. Son momentos muy duros que vive la Iglesia y los obispos sienten la necesidad de hacer un alto y reflexionar sobre la fe del pueblo. Han pasado 500 años desde que llegó el evangelio al continente y es necesario hacer una revisión de la tarea evangelizadora para continuar con los logros y corregir los errores. A las efemérides, que es motivo de celebración, hay que añadir la rápida influencia de la cultura moderna que lo cuestiona todo y la rápida propagación de las sectas y los nuevos movimientos. Todas estas circunstancias hicieron que la principal preocupación de los obispos sea el análisis y reflexión de la realidad eclesial. Si hasta ahora las anteriores conferencias han enfatizado en la tarea de mirar la realidad social para descubrir los signos de los tiempos, Santo Domingo continuará con este análisis, pero tendrá la necesidad de enfatizar la realidad eclesial por la creciente descristianización que sufre el continente.

Ante la creciente descristianización y el alejamiento de los fieles de la Iglesia, los obispos ven como necesario volver a impulsar la evangelización. La fe del pueblo no es la misma y los métodos de evangelización no respondes a estos tiempos. Hace falta una renovación de nuestros principios y formas de evangelizar. Santo Domingo propone renovar la evangelización mediante la Nueva Evangelización que debe ser nueva en su ardor, método y expresión. El principal fin de esta Nueva Evangelización es renovar la fe del pueblo y para lograr este fin es necesario que la evangelización tenga como principal tarea volver anunciar a Cristo. Con el énfasis puesto en la Nueva Evangelización y el marcado cristocentrismo, Santo Domingo vuelve a optar por el sentido teológico-pastoral.

     Capítulo quinto: Después de un largo recorrido llegamos a la última conferencia celebrada en Aparecida. Desde las primeras páginas del documento se afirma que esta conferencia continuará con la reflexión pastoral desde la categoría signo de los tiempos y el método ver-juzgar-actuar. Trabajar desde los signos de los tiempos obliga a empezar por un análisis de la realidad. Si en Santo Domingo se enfatizó el análisis eclesial, Aparecida amplía esta perspectiva y vuelve a remarcar el análisis socio-cultural y eclesial. Los obispos insisten para que el análisis de la realidad se realice desde una mirada creyente fruto de revalorizar y enfatizar la dimensión discipular y misionera de todo cristiano.

     Luego de analizar la realidad, los resultados dicen que la rápida transformación de la sociedad sigue afectando a la Iglesia. Los afectados no solo son los que se alejaron de la Iglesia, ahora los afectados también son los que aún permanecen en la Iglesia porque han perdido la alegría de vivir la fe. Hay un cristianismo cansado y frio que reduce su vida solo a lo sacramental, sin ningún compromiso evangelizador. Ante esta realidad los obispos creen conveniente continuar con la Nueva Evangelización. El trabajo evangelizador será concretado en hacer de los fieles discípulos y misioneros. Hace falta reavivar la fe del pueblo y esto solo se logrará si se vuelve anunciar a Cristo y se procura el encuentro con él. Consecuencia de renovar el encuentro con Cristo es el anuncio, es decir, despertar el sentido misionero de cada cristiano.

Por otra parte, Aparecida vuelve a manifestar que utiliza los signos de los tiempos en sus dos sentidos: interpelación y presencia. Entre los acontecimientos que nos interpelan están los nuevos rostros sufrientes donde se encuentran los abandonados, excluidos, ignorados, etc. Y entre los acontecimientos donde podemos sentir la presencia de Dios están la cultura, que cada vez está siendo influencia, la piedad popular que se convierte en alma de la fe latinoamericana, las comunidades de base, etc.  

6.   Conclusión general.

    La categoría teológica signo de los tiempos pasó a formar parte del magisterio universal por medio del Concilio Vaticano II. Como sucede con toda novedad, no es suficiente con acoger, hace falta realizar un estudio para delimitar su contenido. Los padres conciliares después de realizar la acogida de la categoría signos de los tiempos, hicieron un estudio sobre su contenido teológico. El resultado de este estudio fue a parar en la constitución pastoral Gaudium et Spes. Los padres conciliares concluyeron que la categoría teológica signo de los tiempos son los acontecimientos donde podemos escuchar la interpelación de Dios (GS 4) y sentir su presencia (GS 11). Y para poder saber que acontecimientos son signos de nuestros tiempos, hace falta un discernimiento desde el sentido de la fe y el evangelio (GS 44). De esta forma los acontecimientos de cada época ya no son hechos vacíos y sin sentido, ahora son lugares donde podemos sentir el actuar de Dios.

    La recepción de la categoría signo de los tiempos en el continente latinoamericano se dio en la conferencia de Medellín. Esta recepción no fue solo copiar lo dicho por el Concilio Vaticano II, más que eso, fue contextualizar la categoría signo de los tiempos a la pastoral latinoamericana. Los obispos latinoamericanos vieron una gran riqueza para la pastoral el contenido teológico que le dio el Concilio Vaticano II a la categoría signo de los tiempos. No contentos con una recepción, los obispos buscaron la forma de aplicar la categoría signo de los tiempos a la pastoral. Esta aplicación se concretizó en el método ver-juzgar-actuar. Este método tripartito hizo que todos los aspectos teológicos de la categoría signo de los tiempos se pusieran en práctica. Desde Medellín la categoría signo de los tiempos irá unido al método tripartito y todas las demás conferencias lo utilizarán.