lunes, 24 de noviembre de 2014

SANTO TORIBIO MOGROVEJO EN LA BASÍLICA DE MARÍA AUXILIADORA DE LIMA

 Si la Iglesia Católica distinguió a los santos escritores anteriores al siglo VII como "santos padres", podríamos dar este título a cuantos pastores eclesiásticos cultos se han distinguido por su ortodoxia, su santidad, su "antigüedad" y aprobación eclesiástica en América. Sobresale entre todos, el segundo arzobispo de Lima, Toribio Alfonso Mogrovejo, quien falleció un 23 de marzo de 1606. En 1978, la Conferencia de Puebla, III CELAM, dirá que "Un obispo, santo Toribio de Mogrovejo, es factor de primer orden en ese jalón fundamental de la Iglesia latinoamericana; por su libertad ante el Estado, su inteligencia y voluntad de servicio, es modelo e inspiración de pastores". En 1983 Juan Pablo II lo nombrará "Patrono de todos los obispos de América Latina". No olvidemos que entre los casi mil obispos de la historia iberoamericana, sólo él, (y recientemente, el agustino recoleto Ezequiel Moreno, obispo de Pasto, Colombia) ha merecido el honor de los altares. Es curioso ver como todos los sucesores en la silla arzobispal de Lima se propusieron imitar su ejemplo; recordemos como el propio Cardenal Landázuri quiso ser enterrado en su capilla, como el Cardenal Vargas Alzamora visitó su tierra natal -Mayorga- con motivo del V Centenario en 1992- y el actual sucesor, Cardenal Juan Luis Cipriani lo nombró: "Patrono de la Misión Jubilar de Lima", y de la Misión "Remar Mar Adentro" y ahora nos insta a todos a "ccontemplar la figura de Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo es contemplar la figura de un Obispo que promueve santidad, que se entrega con exuberante generosidad a su ministerio evangelizador superando las dificultades e inconvenientes que pueda encontrar. Preocupado por la enseñanza, padre de los pobres, defensor de los naturales, buen organizador de las estructuras eclesiásticas, promotor de las vocaciones que extiendan el reinado del amor divino, y muchas más obras como Pastor de almas".

 

Testimonio salesiano

Ahora que estamos celebrando el Bicentenario de Don Bosco y la basílica de María Auxiliadora de Lima luce en su esplendor, les comparto el bello relieve en bronce de una de las puertas laterales y que hace compañía a San Juan Bosco.

Bueno es recordar los vínculos toribianos peruanos y salesianos. C. García Irigoyen, que en 1904 publicó la obra más documentada hasta el momento sobre el santo, fue también el cronista de los eventos del III centenario. En el marco del octavario celebrado en la Catedral para clausurar se nos dice en la crónica par el último día, 4 de mayo: "Con llave de oro cerraron este solemne octavario los reverendos padres salesianos…Los alumnos de la escuela de Don Bosco y los Padres Salesianos que tan dignamente los dirigen, estuvieron presentes, cuando comenzó la misa a las 9 y 10 de la mañana. Varios de esos alumnos dirigidos por dos Padres desempeñaron la parte musical…La banda salesiana, compuesta de buen número de alumnos, tocó escogidas piezas durante la misa que fue cantada por el canónigo señor Stevenson, siendo los diáconos los prebendados señores Juan Clímaco López y Manuel de la Jara. El R.P. Aurelio Sosa, salesiano, pronunció el panegírico del santo" (p.155). La Familia Salesiana organizó un gran congreso como homenaje a Santo Toribio. Fue en su clausura cuando se puso la primera piedra del actual templo de María Auxiliadora. En una de las puertas laterales de la entrada principal se esculpió un bajorrelieve del santo; de igual modo, en la parte superior de la bóveda, junto al presbiterio hay un gran vitral con los santos peruanos en el que se ofrece la imagen de Santo Toribio.

 

Trayectoria

Nació nuestro santo en 1538, en el mes de noviembre, en Mayorga (Valladolid), encrucijada de caminos, entre las actuales comunidades autónomas de Castilla-León, Asturias, Cantabria y Galicia.  En 1551 inicia sus estudios de Gramática y Humanidades en Valladolid, capital del mundo hispánico. En 1562 acude a Salamanca donde enseña su tío Juan Mogrovejo, catedrático universitario. En 1569 obtiene el título de bachiller en Cánones y en 1571, peregrina a Compostela, y se licencia en Derecho. Cuando cursaba estudios de doctorado en el Colegio San Salvador de Oviedo, en 1574, se le nombra para Granada como Inquisidor Apostólico. En 1580, es propuesto como arzobispo; contaba con 39 años y necesitó una apurada ordenación sacerdotal como paso indispensable para la consagración episcopal. En 1581 llega a Paita y hace su entrada  en Lima un 12 de mayo. En 1583 tiene lugar el Tercer Concilio Limense del que emanan tres grandes publicaciones en quechua, aymara y español: el catecismo, el sermonario y el confesonario. En 1584 comienza su  primera visita pastoral. En 1591 acomete una obra decisiva, la creación del Seminario que -dedicado en su día a Santo Toribio de Astorga- hoy lleva su nombre. Se siente, ante todo, pastor dispuesto a dar su vida por sus ovejas. A tal efecto crea  nuevas parroquias. De igual modo, impulsará instituciones destinadas a la formación de líderes espirituales, académicos y sociales, en los monasterios como el de Santa Clara, hospitales como el de San Pedro, la Universidad de San Marcos, la Casa del Divorcio.... En 1593 inicia la segunda visita y  en 1605 la tercera, falleciendo en 1606, un 23 de marzo, en Saña. Al año siguiente, 1607, un 27 de abril, es enterrado en Lima. En 1679 fue beatificado y en 1726, canonizado.

 

Recuerdo vivo

El recuerdo del Santo fundador está presente en Lima, de forma especial en el Monasterio Santa Clara, donde se custodia su corazón, en el Arzobispado (reliquia del cráneo, cuadro, imagen y en la Catedral (capilla, archivo, sacristía). De forma particular en el Seminario fundado por él en 1590 en las imágenes (portada de la iglesia, vestíbulo, comedor e interior de la iglesia)  y cuadros del santo, en su reliquia (falange de uno de sus dedos y una tapa de su mitra), en la selecta bibliografía (libros, novenas, artículos), constituciones y reglamentos, la fiesta y su espiritualidad. Recordemos que uno de los milagros atribuidos al Santo se operó con el seminarista Mateo de Rojas y Agüero, quien padecía flujos de sangre y se curó al aplicarle una reliquia de la costilla del santo, tal como atestiguan en 1684 el rector y vicerrector junto a los colegiales José Antonio Ruiz de Yantada y  Juan Ortiz de Landaeta, y cuatro años más tarde, el  24 de noviembre de 1689, el Bachiller y sacerdote Juan de Llanos, Nicolás de Melgosa, vicerrector del Seminario, Álvaro de Torres Bohórquez, rector, y el propio médico Bachiller Bernabé Ortiz (15 de febrero de 1690).

Año Jubilar

Con motivo del IV Centenario del tránsito a la eternidad de Santo Toribio, y en el marco de la Misión Remar Mar Adentro, el Papa Benedicto XVI concedió el don de la indulgencia plenaria a cuantos –además de las condiciones acostumbradas, es decir, confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice, con la detestación de todo afecto a cualquier pecado- visiten la Basílica Catedral de Lima y participen atenta y religiosamente en una celebración jubilar o en un ejercicio piadoso en honor de Santo Toribio o se dediquen a meditar piadosas consideraciones.

 

Patrono del XX Sínodo Limense

 

El mismo sucesor del santo arzobispo, S.E. el Cardenal Arzobispo Juan Luis Cipriani lo enfatizó en la misa inaugural -7 de septiembre del 2014:

"Quiero recordar y poner bajo su protección a mi querido antecesor Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo. Un hombre misionero, un pastor que organizó la Iglesia en toda Latinoamérica a través de los múltiples sínodos y concilios que convocó en un espíritu de obediencia al entonces Concilio de Trento, a él, patrono del Episcopado Latinoamericano y especial protector de este sínodo, le pedimos su poderosa intercesión para que nos guíe en espíritu de filial obediencia al Santo Padre Francisco".