domingo, 1 de junio de 2014

                                                     CAYMA EN LA DEVOCIÓN POPULAR[1]

 

                                                               José Antonio Benito Rodríguez

 

                                                                               SUMARIO

1. Un balcón de paz maternal

2. La fuerza de la historia

3. Simbiosis e identidad cultural

4. El cura Zamácola y Monseñor Abad Illana

5. Piedad popular

a. Fiestas

b. Oraciones y canciones

c. Peregrinaciones

d. Santuario

e. Las novenas

6. Hace 50 años

Conclusión: ¿Por qué va la gente a Cayma?

Bibliografía    

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            ¿Qué resortes interiores han empujado y empujan a los miles de peregrinos a lo largo de la historia y del presente a visitar este privilegiado balcón de la Ciudad Blanca? ¿Cuál es la causa que en el aquí ahora de nuestro acontecer, en el umbral del Tercer Milenio, mayo de 1997, Arequipa se haya volcado de nuevo de forma desbordante al conmemorar las bodas de oro de su coronación pontificia canónica? Así lo han evidenciado las romerías programadas y llevadas a cabo todos los sábados del mes de abril, así como los actos multitudinarios de la bajada de la imagen a la Catedral, la visita permanente de los fieles, su presencia durante los días de la novena y la entrañable y popular despedida para acompañarla desde la catedral, por toda Arequipa, hasta entronizarla nuevamente en su hogar de Cayma.

 

            Podemos demandar respuestas a la sociología y la economía, a la antropología y etnografía; podríamos llegar a saber que se dan cita todas las clases sociales, que hay grupos de comerciantes -como en todas las concentraciones humanas- que obtienen sustanciosas ganancias, que habitantes de la ciudad y del campo se encuentran en la fiesta, que el folklore -rico y variado- da color y vida a la fiesta.

 

            Sin embargo, hay que ir a lo sustancial, a lo medular, al corazón de la celebración. Las muchedumbres se movilizan en pos de un hogar, acuden buscando una mirada tierna y acogedora -con un gesto entre bellamente triste y juventud suplicante en la Mamita de Cayma- que da una solución eficaz al problema de su vida. Aquí, en la Casa de la Madre, vuelven a encontrar sus raíces, su más auténtico yo personal y su más clara identidad colectiva. Rezan y cantan, recuerdan y proyectan, viven el ahora intensamente sabiéndose mirados por la Madre del Cielo que, en pura gratuidad, alcanza de Dios Padre los dones -ordinarios y extraordinarios (milagros)- que necesitan; agradecen, piden perdón, hacen sus promesas, en medio de la celebración gozosa de su Mamita, que saben "tan milagrosa". Así lo hemos podido observar y comprobar desde el 2 de febrero -en que pude asistir de forma directa a los actos festivos- hasta el día 11 de mayo de 1997 en que se concluyó la programación desarrollada con motivo de las bodas de oro de la coronación canónica pontifica de la Candelaria de Cayma.

 

1. Un balcón de paz maternal

Cayma es uno de los distritos más antiguos de la ciudad de Arequipa. Está situado en la parte alta del valle y, tal vez, fue la primera población que se fundó en la comarca allá por los tiempos de Mayta Capac. Sus calles son tortuosas y empinadas; hasta hace unos años se asomaban a los tapiales los frondosos árboles de sus huertos. Hoy pugna el nuevo urbanismo por apoderarse de los espacios de la pretérita campiña.

Con todo, su amplia plaza, llena de sol, y amurallada en sus esquinas por cinco arcos de sillar, nos permite penetrar en un recinto de paz y sosiego. Árboles con cómodos asientos presididos por la estatua de quien fuese el alma de la renovada construcción de Cayma, el célebre párroco Juan Domingo de Zamácola, convidan a la reflexión serena y tranquila. Los sillares llevan su antigüedad grabada en inscripción que dice "año de 1787". Dominando el conjunto se alza la iglesia parroquial, auténtico símbolo de la más genuina arquitectura mestiza; su magnífica portada, con la imagen de la Patrona en el centro y las majestuosas torres laterales, parece abrir sus brazos de sillar para acoger a cuantos peregrinos se dirigen al templo, la Casa de la Virgen, su Mamita Candelaria.

 

El médico Samuel Lozada Benavente -que junto a su familia asiste puntual a la cita con la Mamita- hilvana la estética con su experiencia espiritual:

 

"a este Santuario desde niño fui llevado por mis padres para postrarnos al pie de su sagrado altar en el día de su festividad [...]en ese santuario en que los atardeceres tienen la incomparable belleza de sus puestas de sol, de sus tranquilas horas, de su paisaje junto con us torres doradas por los últimos celajes de la tarde y su iglesia circundada de campos de verdor y de doradas espigas, de gente campesina y madrugadora que intian a la meditación y al recogimiento, y en donde no se puede dejar de exclamar: Iglesia bendita en donde mora la santa Imagen de la Reina de los Cielos; que me sea concedido volver a ver de nuevo estos parajes desde dondese elevan nuestras plegarias hacia las regiones de la eterna vida[2]".

 

El que estuviese en la coronación pontificia como Presidente de la República de Perú, José Luis Bustamante y Rivero, describe bellamante la Arequipa avistada desde Cayma:

 

"Ancho valle y risueño. Luz de sol, limpia y radiante en la serena sucesión de los días. Tibieza del aire diáfano. Campiña de relicario diminuta y suntuosa. Vegas magníficas en que la variedad de los sembrados presta la tierra el milagro de su policromía: verde aterciopelado de la alfalfa, oro de los trigales, morados dientes de las mazorcas, pinceladas violetas del patatal en flor. Policromo también el horizonte: de añil el cielo, incendio rojo el celja, cárdeno el tono de las montañas, blanca la nieve de las cúspides. Hacia el Nordeste, formando un majestuososo anfieteatro, la Cordillera de los Andes con sus tres grandes macizos- el Chahacni, el Misti y el Pichupichu- que velan como sombras tutelares el dueño de la ciudad. Y hacia el Poniente, en estribaciones de suave declive, la arena ris de la estepa cisandina, que parece rebuscar, en sitibundo alargamiento, el refrigerio del mar distante [...] Las campanas arequipeñas son como la risa del oasis. Vibración jubilosa de la sencillez pueblerina. Reto parlero del caserìo frente al ocre mutismo de la sabana. Vocinglera alegrìa de las torres, que suelta pidaosamente su lluvia de cascabeles sobre las almas romànticas y un poco triste de las gentes...En el alma del pueblo, la poesìa es a manera de una campana interior[3]".

 

Y hasta el "ateo" F. Mostajo se ve obligado a cantarle en su San Gil de Cayma

Es ya la tarde...Vaga la tristeza...

Emoción religiosa hay en el ámbito

El crepúsculo avanza lentamente,

entulando ciudad, montes y campos.

La aldea que recoge sus afanes

al pie de su santuario, también se hunde

en el tul vespertino, y hay en todo

algo que la palabra no traduce.

Devota la campana toca el Ángelus...

y el labriego que toma a la alquería

callado, tras sus mansos animales

se pare, se descubre y se persigna.

Cielo, montes, eriales, campos, urbe

todo brilla en el amplio panorama

en muda sinfonía de colores:

verde, blanco, grisáceo, azul y gualda

Todo brilla en la gloria de un sol de oro.

El Pichu Pichu, el Misti y el Chachani

la ciudad, como novia recostada;

la vega...¡todo es bello en el gran valle!

Oh Cayma, nido entre un pensil hermoso,

rústico pueblo de la Madre Excelsa

aldea virgiliana de Zamácola

perdura, vive, canta, en la leyenda[4]".

 

Pero quizá ninguno como el poeta N. Gallego Sanz, brotado de su misma tierra, supo captar la fuerza telúrica caimeña entrelazada con los sentimientos cordiales de los devotos fieles de la Candelaria:

"Se extingue el Sol. La noche avanza...

El Ángelus se anuncia en los clamores

y en el pecho se aferra una esperanza[...]

Sus arrestos y costumbres populares

su hablar resuelto, sus múltiples leyendas

imprimen en las gentes y sus prendas

caracteres firmes y formas singulares

Es Dios quien alienta sus fervores

y la Virgen Candelaria es su baluarte,

la fe tiene como único estandarte

y es atmósfera la virtud en sus amores[5]."

 

 

2. La fuerza de la historia

 

Cuenta la tradición -y así lo mantienen los más cualificados historiadores[6]- que el emperador Carlos I de España envió varias imágenes a Perú, entre las que se encontraban la de Nuestra Señora de la Evangelización, en Lima, El Señor de los Temblores, Nuestra Señora de la Linda y Nuestra Señora de la Candelaria; que los conductores de las preciosas cargas al acampar y hacer pascana en el tambo situado en el paraje de Lari-Lari, en viaje a Cuzco, la imagen se hizo pesada[7] y no pudieron levantar uno de los cajones; al intentarlo repetidas veces oyeron una voz que decía Ccaiman-Ccaiman que en lengua natural quiere decir "aquí no más". Y se quedó[8] en este bello paraje presidiendo los actos de las gentes del lugar. Es el lugar del actual Panteón. Allí le levantaron pobre y humilde ermita de paja y barro. Los PP. Dominicos, con Fray Pedro de Ulloa a la cabeza, desde 1539 evangelizan la antigua panaca del encomendero Gómez Hernández. En 1544 levantan una ermita destruida por el terremoto de 1582, de la que se conserva una campanita de bronce con la inscripción "Ave Maria gratia plena, 1582". En 1589 se lleva igualmente para calmar una epidemia. El 16 de febrero de 1600 tuvo lugar la erupción del volcán Huaynaputina y Quinistaquilas con la destrucción de la ciudad y el templo; la población, aterrada, acudió en procesión hasta Arequipa con la Mamita de la Candelaria. A los 4 años, en julio y agosto de 1604, la peste del "Vómito negro" provocó miles de muertos hasta que la imagen de la Virgen salió en procesión. En marzo de 1779 vino al santuario, tras visitar el de Characato, donde consigue la mejora de su salud[9] y viste de cilicio y donde había permanecido durante un mes en acción de gracias a la Santísima Virgen. Ya en Cayma, predicó una serie de sermones, estableciendo la romería de todos los sábados que comenzaron las damas de Arequipa rezando el Rosario y la Vía Sacra y por último escribió una novena para regalar a devotos y peregrinos.

Desde entonces comenzó gran esplendor para el culto de la Virgen. Todos los días en la mañana se hacía el canto de las alabanzas y en la tarde el del Trisagio. Numerosas misas se celebraban cada día llegando algunas veces a 25 o 30.

 

Por estas fechas, el gran promotor de su devoción fue el célebre cura párroco Juan Domingo Zamácola, quien recoge el creciente fervor popular que reinaba en este tiempo:

"Caima en cuyo hermoso templo se venera una prodigiosa imagen de María Santísima con el título de la Candelaria de Caima; que por antigua tradición dice ser una de las que envió el Sr. Carlos V a estos reinos y con cuyo simulacro ha tenido y tiene siempre el pueblo de Arequipa, una grande fe, acudiendo a su protección en todas sus necesidades espirituales y temporales[10]".

 

De igual parecer es el detallista cronista e historiador, Intendente Antonio Álvarez y Jiménez, quien notifica que se

 

"ha levantado dos muy competentes capillas colaterales que formando el crucero de su Iglesia sirven a estribarla, al paso que desahogado el cañón principal hermosea aún el material aspecto, sin contar con aquel aliño y religiosa decencia que en toda Iglesia se advierte, tanto que hace el atractivo de la devoción y culto que semanalmente se frecuenta por toda clase de personas del vecindario de la capital a la Santísima imagen de María señora nuestra, que allí se venera en el misterio de su purificación bajo el título vulgar de Nuestra Señora de Cayma[11], lo que facilita la inmediación de la ciudad, cuya distancia no excede de un cuarto de legua camino todo llano y la común opinión de los manifiestos milagros de la Soberana Reina."

           

Para fomentar el culto, el celoso Zamácola, en 1790, encarga a Jacinto Carbajal pintar 12 cuadros que narran los milagros de la Virgen. Este afán catequético del párroco de Cayma ha sido determinante en el fomento de una auténtica devoción mariana que se nutre de lo mejor de la teología católica que encauza la veta popular autótoctona. Hacia 1820, Simón Bolívar, se alojó en el Santuario como hoy se recuerda en el denominado "Comedor del Libertador". El 7 de enero de 1871, el presidente de Perú, José Balta, y toda su comitiva visitan el santuario. El Papa Clemente XII concedió la posibilidad de ganar indulgencia plenaria a todas las personas que, tras confesar y comulgar, rogando al mismo tiempo por las intenciones de la Iglesia, peregrinasen a Cayma desde el 10 de agosto al 28 del mismo mes, tiempo en que se ofrece la Quincena de nuestra Señora. El 27 de febrero de 1877 el Papa Pío IX concede indulgencia plenaria a quien visite el santuario. El 14 de abril de 1944 el Santuario es declarado monumento nacional. Como hito singular en este rápido recorrido histórico hay que señalar el congreso mariano de mayo de 1947 que culminó con la coronación pontificia de la Candelaria de Cayma.

 

3. Simbiosis e identidad cultural

 

El gran polígrafo, V.A. Belaúnde, parece hablar sobre Cayma, en el capítulo de su obra Peruanidad, dedicado al culto mariano, cuando concluye que

"la divinización fetichista y animista es reemplazada por el culto personal en la jerarquía admirable que pasa de los protectores particulares a la Virgen Madre y de ésta a Jesús, Verbo Encarnado, y luego al Dios Creado en las personas de la Augusta Trinidad [...] Esta profunda transformación religiosa adquiere una mayor palpitación de vida y un sentido de amorosa intimidad con el culto de la Virgen [...], la expresión religiosa por excelencia [...] Este es el hecho capital y definitivo de la historia espiritual de América[12]".

 

 

P. Morandé abunda en la tesis del prolífico intelectual arequipeño Belaúnde cuando, al analizar la síntesis cultural latinoamericana, se fija en la figura de María como signo de unidad y corazón maternal que abraza y hermana realidades distintas:

 

"Puede afirmarse que la historia de América Latina es una experiencia de encuentro y síntesis entre pueblos, etnias, tradiciones culturales y religiones diferentes en torno a la figura de María. Cuando se descubre una historia común es posible, entonces, desarrollar también un presente y un futuro compartido [...] Es notable encontrar que siempre donde hubo veneración a María, donde hubo un santuario mariano, este dualismo se superó mediante la comprensión de que todas las historias de los hombres, a pesar de sus diferentes tradiciones y particularidades son, sin embargo, fruto de un mismo designio de origen[13]".

 

Nuestra sociedad, en el umbral del tercer milenio, debe hacer memoria de este rico patrimonio para encarar con decisión y esperanza el rumbo del futuro:

 

"La nueva evangelización debería recordar en el contexto de los conflictos sociales actuales de América Latina que la Iglesia es una propuesta de síntesis [...] porque nos revela, en primer lugar, el origen y la naturaleza del único designio de Dios sobre los hombres que, en la Virgen María, encuentra su plena realización como Madre de Dios y madre de los hombres. En segundo lugar, porque los santuarios de la religiosidad popular forman un espacio público y abierto para el encuentro de todos quienes se formulan una pregunta sobre el sentido de su historia y sobre su dignidad[14]".

 

Como destacamos en el capítulo anterior, esta síntesis ha sido evidente a lo largo de la historia de Cayma. Se comprueba palmariamente en la actualidad, aunque es evidente que ha bajado la temperatura espiritual de los fieles, sobre todo si la comparamos con las vivencias de hace medio siglo, con motivo de la coronación pontificia en 1947. En este evento, el Concejo Distrital de Cayma no se contenta con publicar una nota aséptica, meramente comunicativa de convocatoria a una procesión para el domingo 4 de mayo a las 3 de la tarde, sino que aprovecha para entroncar con su identidad cultural recordándoles a todos los caimeños que será el mismo recorrido de 1600 -fecha en que reventó el volcán de Ubinas- y el de 1718 -por la peste del vómito de sangre- cuando la población sacó en procesión la imagen de la Virgen hasta la catedral. Termina la nota publicitaria invocando "los sentimientos religiosos del pueblo arequipeño para dar realce a este acto evocativo de una de las más grandes tradiciones de Arequipa Católica".

 

Esto es bien palpable en Cayma, auténtica "aldea global", donde ha cuajado feliz "síntesis viviente" -para usar el término acuñado de V.A. Belaúnde- entre el campo y la ciudad, el indio y el español, el pobre y el rico, lo antiguo y lo moderno: María ha unificado todas las razas y culturas, la Madre ha aglutinado todas las creaturas, fundiéndolas en una misma familia, desde este balcón místico arequipeño. Basta con comprobar la procedencia étnica de los protagonistas plasmados en los lienzos de "los milagros"; así sucede con el primero: los que escuchan los sonidos "Cca-mann" eran indios, al igual que en el 5° -Andrés Calderón-, en el 7° cuando se nos narra el milagro de la curación del indio que se desbarrancó desde la cúpula de la iglesia y el 13°, que alude a la curación del "indio atacado por un furioso toro". Parece que Antonio Cornejo, Gregorio Rodríguez, Capitán Huerta, Lorenzo de la Cruz y Fr. Juan Ortiz eran españoles o descendientes de españoles. En todo ello observamos que no hay acepción de personas por su origen étnico, social, económico; todos forman una familia en torno a la Patrona. Un tierno gesto lo recuerda en la actualidad, cuando el sacerdote, al finalizar la Misa de cada día, bendice y cubre con el manto de la Virgen a cuantos fieles se acercan a venerar la sagrada imagen.

 

Con singular acierto ha evidenciado este mestizaje cultural el P. Esteban Puig en su espléndido estudio titulado "La Virgen de Cayma: devoción, arte e identidad"[15], destacando la significativa e intencional presencia de indios, mestizos y criollos en la iconografía pictórica y arquitectónica.

 

Al coronar a la Virgen de Chapi en la Blanca Ciudad, justo en un día de la fiesta de la Candelaria, 2 de febrero de 1985, el propio Papa Juan Pablo II expresó el sello indeleble que el culto mariano ha grabado en la historia de Arequipa y, por tanto, de Cayma, y cómo él mismo:

"quiere sellar la vinculación que ya existe y que se consolidará más entre la ciudad de Arequipa, entre la Iglesia en el Perú y la Virgen Santísima. En efecto, esta "ciudad blanca", eminentemente mariana, que nació bajo el amparo de Nuestra Señora, el día de la Asunción de 1540, ha profesado siempre gran devoción a la Madre de Dios."

 

Con razón, el mismo Sumo Pontífice ha llegado a decir que "la fe y la devoción a María y a sus misterios pertenecen a la identidad propia de América Latina". (Zapopan, 31-I-79). Es la misma postura señalada por la Conferencia de Santo Domingo al subrayar que "la Virgen María...es la Madre común tanto de los aborígenes como de los que han llegado, propiciando desde el principio la nueva síntesis cultural que es América Latina" (n.229).

Coincide igualmente con la tesis de bachiller elaborada por Luzmila Trinidad Abarca Valencia, pues de la encuesta aplicada a 60 familias concluye que en "en los procesos éticos y religiosos" apenas se percibe cambio alguno, debido a que "la profunda fe de los pobladores la llevan por herencia cultural y convicción"[16] y a su "profunda fe afianzada por los milagros que reciben" en el santuario mariano de la Candelaria[17].

 

4. El cura Zamácola y Monseñor Abad Illana

 

Fijamos nuestra atención en un personaje singular, protagonista decisivo en el fomento de la devoción mariana de Cayma: Monseñor Manuel Abad Illana (1713-1780). Oriundo de Valladolid (España), Catedrático de la Universidad de Salamanca, Superior General de la Orden Premostratense, único obispo de la misma que fue a América, obispo de Tucumán (Argentina) y Arequipa (Perú), donde desempeñó una gran tarea pastoral mediante la fundación de nuevos curatos, defendiendo a los indios y criollos frente a los corregidores, desde un acendrada espiritualidad mariana y un decidido empeño cultural.

Juan Domingo Zamácola, el más célebre de los párrocos de Cayma, secretario y biógrafo del Prelado premostratense, escuchó de sus labios el testimonio de haber escrito la Novena a María Santísima Madre de Dios que con el título de Rubialejos se venera extramuros de la Villa de Pesquera, a distancia de seis leguas de Valladolid, impresa en la misma ciudad y que aún hoy se sigue usando para el culto[18]. No es de extrañar si tenemos en cuenta su acendrado marianismo, su fecundidad literaria y la vinculación afectiva tan sentida con esta advocación tan querida para él.

J. D. Zamácola nos describe la sólida y ferviente espiritualidad mariana del prelado Abad Illana, que define como:

"muy tierna y muy afectuosa su devoción a la Santísima Virgen. Llamábala siempre su Madre y no omitía medio alguno para ser su digno Hijo. Esta devoción en nuestro Ilustrísimo era como otra naturaleza. Rara era la conversación en que no hablase como hombre verdaderamente arrebatado de las excelencias del poder y bondad de esta tiernísima Madre. Traía continuamente en la mano el Rosario sin que rarísima vez la soltase ni cuando comía ni cuando andaba ni cuando dormía y rezaba por las cuentas del Rosario muchos salmos y otras preces de su devoción, ocupando en esto aquellos cortes espacios de tiempo que le dejaban libres los negocios públicos [...] Fue muy devoto de los santuarios de Nuestra Señora de Characato y Cayma. Al salir de Córdoba para Arequipa le dieron noticia a nuestro Ilmo. del santuario de Characato y desde aquel mismo instante se encomendó muy de veras a aquella soberana imagen, poniendo en sus sacratísimas manos el éxito de su viaje. Luego que llegó a Arequipa visitó aquel santuario y todos los años hacía costear la fiesta en el día de la Purificación llevando desde la ciudad música y predicador. Regaló un precioso ornamento y otras cosas a aquella iglesia.

Fue del mismo modo especial devoto de Nuestra Señora de la Candelaria de Cayma que con mucho fervor de los ciudadanos de Arequipa se le ha dado culto desde los primeros establecimientos del catolicismo en la iglesia parroquial del mismo nombre y por cuya poderosa intercesión han logrado y logran cada día muy especiales favores del Cielo como se refiere por extenso en la 'Historia de Nuestra Señora de Cayma' escrita por mí. Por eso, luego que me confirmó el cargo de este curato de Cayma, vino en persona Su Ilma. y se mantuvo más de un mes en él, haciendo por sí mismo todos los oficios de cura. Y, habiendo visto que por la injuria de los tiempos o negligencia de los curas se había resfriado la antigua devoción hasta haber quedado su hermosa iglesia del todo desmantelada, maltratada y aun falta de los preciosos vasos sagrados, comenzó a exhortar a los fieles mandándome a mí que franquease las puertas de la iglesia. Que no negase ornamentos a cuantos sacerdotes viniesen a decir Misa, que se rezase el Santo Rosario a son de campana, que los sábados estuviese descubierta la Soberana Imagen con competente número de luces y se cantasen frecuentemente sus alabanzas, que en los días jueves se cantase la Misa con nuestro Amor y Señor. Patente, aun no habiendo dotación para ello. Que no se llevase en la iglesia de Cayma con noticia ni pretexto alguno, derecho ninguno para los bautizos porque siendo los indios por su naturaleza tan cuitados, acontecía que por no dar 1 real retardaban semanas enteras y aun meses los bautizos de sus hijos en cuyo intermedio morían desgraciadamente sin este auxilio.

En los días que se mantuvo en Cayma hizo una novena a Nuestra Señora y la escribió de su propio puño, la cual hice imprimir en Lima en el año de 1780 y se repartieron 1.500 ejemplares gratis a todos cuantos los pedían.

El órgano que estaba inservible lo mandó llevar a su propio Palacio en donde lo trabajó de nuevo un religioso franciscano llamado Fr. Domingo Andía, a expensas por la mayor parte de su Ilma.

Donó a la Iglesia de Cayma 2 ornamentos de buen gusto con sus albas y corporales, una alfombra fina que cogía todo el presbiterio, un frontal y ayudó con sus limosnas para la obra del sagrario y camarín[19]".

 

5. Piedad popular[20]

En el santuario de la Candelaria de Cayma se han ido consolidando diferentes manifestaciones espirituales con sello propio. La decisiva Conferencia de Puebla destacó numerosos aspectos positivos en la piedad popular, bien presentes en nuestro santuario: el sentido de lo sagrado y trascendente; la disponibilidad a la Palabra de Dios; una marcada piedad mariana, evidente en los santuarios marianos; la capacidad para rezar; el sentido de amistad, caridad y unión familiar; una capacidad de sufrir y reparar; y una profunda resignación cristiana en situaciones irremediables, así como un desprendimiento de lo material (N° 912).

 

a. Fiestas[21]

La fiesta central se celebra el 2 de febrero, presentación de Jesús en el templo y purificación de la Virgen, fiesta de la Candelaria; tan importante como la fiesta del día -o más como sucede en Puno- es la octava que viene a coincidir con la semana anterior al carnaval. Todo párroco de Cayma sabe muy bien que una de sus misiones preferentes es cuidar y potenciar esta fiesta. Así lo hace notar el célebre Juan Domingo Zamácola al hilo de un pleito mantenido con el Dr. Delgado, cura de Tío, para asegurar las limosnas y los diezmos de los indios de Sachaca, Tío y Guaranquillo, el 20 de julio de 1780:

 

"y aunque en el intermedio del año se canten algunas misas (que son bien pocas) por haberse promovido la devoción de esta divina Señora, son contingentes, porque si ahora hay devotos, tal vez no los habrá mañana [...] (Además) tiene el Cura que costear la fiesta de Nuestra Señora el día en la Candelaria, con vísperas, Procesión y sermón, con trescientas y más velas que arden todo el día y otra igual fiesta el día en san Agustín"[22].

 

            Veamos como se desarrolló la fiesta a comienzos del siglo XX, 11 de febrero de 1901, según nos informa el cronista de El Deber:

"En el santuario de Caima celebróse ayer la popular solemnidad que se venera, con que con la misma pompa de otros años, la popular solemnidad en honor de la Santísima Virgen de la Candelaria que se venera en dicho templo. Hubo misa de primera clase oficiada por la Sociedad Musical de Santa Cecilia. Publicó las glorias de María, en conceptuoso panegírico, el Reverendo P. Antonio Arenas, religioso franciscano. Con motivo de esta festividad, desde antiayer afluyó muchísima gente devota de ambos sexos, notándose en el distrito mucho movimiento particularmente en la tarde de ayer en que se realizó la procesión. El templo estuvo engalanado y a profusión había luces. No se extingue, pues, la piedad por más esfuerzos que se haga".

 

            Unos años antes de la coronación pontificia, 1 de febrero de 1941[23], la fiesta discurrió del siguiente modo. En primer lugar se incluye el comunicado sobre la "Primera fiesta de la Candelaria":

 

"Con la solemnidad tradicional se celebrará mañana en el santuario mariano de Caima, la primera fiesta de la Santísima Virgen de la Candelaria, con un nutrido programa religioso que comenzará hoy a las 7.30 con el canto de vísperas solemnes y festival popular. Mañana habrá misas desde las 4 de la mañana, cada hora hasta las 9 en que se contará la misa de la fiesta con panegírico por un renombrado orador y la imposición del manto después de la misa. El Sr. Adrián Butrón es el devoto de la salva siendo el convite a las 12 de la mañana y a las 3 de la tarde la tradicional entrada de ceras, debiendo celebrarse la fiesta principal de la Candelaria de Caima el domingo 16, desde el lunes principiará la solemne novena, con misa y distribución matutina a las 8 de la mañana y distribuciones del ejercicio a las 7 de la tarde. Los numerosos devotos de la Virgen encontrarán en la parroquia toda clase de facilidades para las misas, confesiones y demás actos sagrados. habrá conexiones de tranvías y autos hasta el santuario".

 

            Quince días después[24] se consignó la siguiente crónica: "Con gran solemnidad se celebró la fiesta de la Candelaria de Arequipa en Caima".

 

"Caima vivió momentos de gran emoción espiritual con motivo de la tradicional fiesta de la Santísima Virgen de la Candelaria, cuya bellísima y milagrosa imagen se venera en el templo de dicho distrito. La Virgen de la Candelaria ha sido visitada como de costumbre por millares de fieles, lo cuales han acudido presurosos a postrarse a sus pies depositando diversas ofrendas, como testimonio de su piedad y devoción. El sábado en la tarde se verificaron solemnes actos religiosos. Cantó las vísperas el R. P. Fr. Juan Francisco Gómez, vicario de san Francisco, diaconado por el presbítero señor Manuel G. Álvarez, párroco del lugar y por el seminarista Sr. Manuel Ampuero. Asistieron a dicho acto las autoridades del lugar y numerosos fieles. Después se verificó un alegre festival en la plaza del lugar. Se quemaron varios castillos y otros fuegos artificiales. Una banda popular dio animado recibimiento.El día de ayer cobró extraordinario aspecto. Miles de peregrinos se dirigieron desde la madrugada a visitar el histórico santuario. Desde las 4 de la madrugada se celebraron misas cantadas hasta la las 10 habiendo recibido la Sagrada Eucaristía multitud de fieles. A las 12 de este día cantó la misa de fieles el Excmo. Mons. Dr. Juan G. Guevara, obispo electo de Trujillo, diaconado por los presbíteros señores Benjamín P. Urízar y Erasmo Hinojosa. Después del Evangelio pronunció el panegírico de la festividad el orador descalzo R. P. R. Fernando M. Sáiz, quien hizo la apología de la devoción a la Virgen de la Candelaria, recordando que su origen era España. Una buena orquesta y coro de voces bajo la dirección del Sr. Manuel Moscoso Vargas interpretó la misa de Rossi. Durante el ofertorio entonó una hermosa composición religiosa la Sra. Teresa Polar de Lozada Benavente. El sagrado recinto se hallaba totalmente ocupado. Entre los concurrentes estuvieron el diputado por Camaná, Ilmo.Sr. H. Eduardo Lozada Benavente; el Dr. Samuel Lozada Benavente, jefe de la 6a. concentración sanitaria, L. J.M. Cuadros, Alcalde del lugar, gobernador Sr. Galdos, un redactor de "El Deber" en representación de nuestro director; Sr. E.Zegarra Ballón, Director de "El Pueblo" las autoridades de Yanahuara y otros caballeros y damas de Arequipa. A las 4 de la tarde la imagen de la Virgen fue sacada en procesión, la cual recorrió el cuadrilátero de la plaza principal en el cual se habían levantado varios y vistosos altares. La banda del 13 de infantería ejecutó durante el recorrido adecuadas y alegres marchas. Fueron en el cortejo religioso numerosos fieles y en la tarde se verificó otra procesión. Cayma también ha sido visitada hoy por crecida multitud de personas con el fin de postrarse a los pies de la Virgen. Durante los diversos actos religiosos la imagen de María Santísima ha estado en magnífico trono bajo dosel alumbrado con focos y artísticamente arreglado. A las 9 de esta mañana celebró la misa de devotos Manuel G. Álvarez quien dirigió a los fieles adecuada alocución".

 

 

b. Oraciones y canciones

Muchas gentes devotas rezan el Rosario, la novena, las canciones... Transcribo algunas de las facilitadas por Ofelia Galdos Pinto y Clelia Sánchez, las dos entusiastas propagadoras de la devoción mariana en Cayma.

 

b-1 Tienen tus ojos, Madre, tanta bondad;

que al mirarlos me inundo de gozo, me inundo de paz.

Que tus ojos tan bellos, María,

son fuentes de vida, de luz y de amor"

al mirarlos yo puedo en mi extrema agonía y volarme por ellos a Dios

Cuando mis ojos cierre Madre el dolor

de mi lado no apartes tu manto bendito de amor

No ocultándome Madre ese manto

será mi mortaja más bella al morir

a cubierta con ella no temo a la muerte,

mas espero en el cielo vivir.

 

 

b-2 Quisiera madre María

mi dulce Madre mía traerte en este día

ay en este humilde flor

Quisiera que las rosas

los lirios y azahares

que cubren tus altares

hallen allí tu divino amor

hallen allí tu divino amor

hallen allí tu divino amor.

(Al colocar el manto a los peregrinos)

 

b-3 Virgen María, dulce prenda de amor

adiós Virgen María, dulce prenda de amor.

Adiós Madre querida

dadnos tu protección

Adiós Madre querida

dadnos tu protección

Adiós Reina del Cielo

dadnos tu bendición

adiós Reina del Cielo

dadnos tu bendición.

 

b-4 Himno del Congreso, compuesto por el célebre músico Benigno Ballón Farfán, y la poetisa H.M. de Cornejo:

Arequipa, católica entona

himno excelso de gloria y amor,

pues la Virgen de Caima pregona

las bondades de Nuestro Señor.

Candelaria de Caima fue siempre

madre tierna y supremo blasón

luz celeste que alumbra radiante

esta tierra de lava y de sol

Dios eterno te envió desde España

y quisiste quedarte, al llegar,

y el los altos solares de Caima

y en sus tierras por siempre reinar

 

Otro fue compuesto por el Canónigo Domingo La Rosa con letra del P.Carlos Caselli

 

b-5 ¡Flor misteriosa de la campiña!

Virgen de Caima, Reina de paz,

no desampares, desde tu trono

tu hermoso campo ni la ciudad.

¡Ave María! te saludaron

nuestros abuelos con firme voz;

también nosotros te repetimos:

¡Ave María, Madre de Dios!

Virgen de Caima, Señora hermosa

mira piadosa tu tierra en flor

en nuestras penas y desconsuelos

recuerda que eres Reina de amor.

Nadie tu nombre borrar pretenda

de nuestra historia, ni tradición:

que, en cada pecho que es tu vasallo,

hay un devoto y hay un león.

 

c. Peregrinaciones

 

La primera peregrinación multitudinaria acaeció a raíz del Vómito Negro, en agosto de 1604. Por iniciativa del doctor, Domingo Barriga que lo propuso al Cabildo Eclesiástico, se acordó traer en romería a la Virgen de la Candelaria. Los vecinos de la ciudad condujeron a hombros a la imagen. En la plaza de Armas esperaban las imágenes de la Virgen de la Concepción y del Consuelo, la de san Francisco y la Merced. Al llegar al puente cesó la mortandad. Los miles de fieles presentes se percataron del milagro y los "kalas" quisieron quedarse con la imagen; pero la Candelaria se paró fuerte en el Puente sin pasar. Las imágenes que asisten a la Romería son: el Señor de la Caña, san Pedro de Pachacútec, Jesús Nazareno de Cerro Colorado, San Juan Nepomuceno de Carmen Alto; las Cruces de Acequia Alta y La Tomilla; de Yanaguara se llevaba también a san Juan Bautista y de Cayma, san Agustín y san Miguel. El recorrido suele durar dos horas y sigue el mismo itinerario que el trazado para conjurar el Vómito Negro.

En Cayma son típicas las peregrinaciones de los sábados. Cada sábado a las 9 de la mañana, la familia Contreras animaba la misa con su orquesta. Venían rezando en peregrinación.

Con ocasión de la coronación pontificia todos los colegios, movimientos, instituciones participaron de las peregrinaciones. Particular -por su número y calidad- fue la del templo de santo Domingo, la de las asociaciones marianas y la de las Terceras Órdenes Franciscanas. De igual manera la de Paucarpata, Tiabaya y Sabandía como coronación a las Misiones predicadas por los padres de san Francisco y la Recoleta. Con todo, la más impresionante fue la del Clero, secular y regular del 28 de abril de 1947; partió de la Catedral presidida por el Nuncio, Mons. Luis Arrigoni, y el Sr. Arzobispo con el Cabildo Catedralicio, los sacerdotes, seminaristas y todas las comunidades religiosas.

Como en todo santuario, las manifestaciones multitudinarias se han hecho presentes en Cayma. Así nos lo manifiesta el entrañable pedagogo arequipeño, Juan Manuel Polar, quien habló en 1940 de los "forasteros de lejanas tierras atraídas por la sugestión del milagro y las multitudes del pueblos, las olas humanas movidas por el viento de la fe"[25]. El mismo día de la fiesta de 1997 se llevó a cabo una organizada por los Departamentos de Madre de CIRCA-MAS, provenientes de los Pueblos Jóvenes e iniciando la romería desde el corazón de Arequipa, Plaza España. Con motivo de las bodas de oro, a lo largo del mes de abril, han vuelto en 1997 las romerías, destacando la multitudinaria organizada por los jóvenes de CIRCA el sábado doce de abril[26], así como las organizadas para bajar la imagen a la Catedral y para acompañarla en su regreso al templo.

 

d. Santuario

El pueblo que acude a los santuarios experimenta junto a María una atmósfera que lo hace sentir como en su propia casa, encuentra las raíces de la fe de sus antepasados, alimenta su fe; el pecador y el marginado quieren ser escuchados en sus anhelos más profundos, de ahí que la confesión es un elemento esencial. En Cayma flota una vivencia espiritual aprisionada en el templo, testigo elocuente de silenciosos encuentros espirituales entre cada peregrino y su Madre.

P.Marcel Mouras penetra en los vínculos que se manifiestan entre el pueblo fiel y la personalidad de María:

 

"Hay rasgos de nuestro pueblo, como la hospitalidad, la acogida cálida, la pobreza, el sacrificio y la sencillez, que manifiestan una consonancia con aquello que María, como mujer y madre, encarna en sí misma. Se puede afirmar que existe una connaturalidad espontánea y un gran parentesco entre el puebl o latinoamericano y María[27]".

 

Los "santuarios marianos del continente son signos del encuentro de la fe de la Iglesia con la historia latinoamericana" (P 282) Ello se manifiesta en sus hombres (descubridores, organizadores) y en sus nombres (miles de lugares llevan su nombre), en la literatura y el arte, en las fiestas nacionales y en las prácticas religiosas populares.

P. Gerardo Farrel reflexiona acerca de la "modernización" en el encuentro de rectores de santuarios de América del Sur:

"El santuario tiene un papel que cumplir en esa tensión cultural que se da entre los nuevos modelos de libertad y justicia que se vislumbran por los avances científicos modernos y la idiosincrasia del pueblo, que quiere vivir esas nuevas posibilidades de libertad y justicia [...]significado fundamental que atrae a la juventud, muchas veces después de esforzadas peregrinaciones, tras valores espirituales y propuestas por la tradición y la Iglesia[28]"

Es el mismo sentir expresado por Juan Pablo II, en Piura, el 4 de febrero de 1985:

"Lo mismo sucede con la honda devoción que vosotros, católicos peruanos, sentís hacia nuestra Madre la Virgen Santísima, a cuyo amparo recurrís tantas veces, también en los diversos santuarios marianos que surcan vuestra geografía. Sed fieles a esas devociones, y que ellas os conduzcan cada vez más hacia Cristo, centro de nuestra vida de fe, único Pastor y Redentor." (Ángelus, 14-X-1979).

 

e. Las novenas

Fue el propio Zamácola quien deseoso de aumentar "el fervor" de sus fieles, ayudándoles a vivir coherentemente de acuerdo con las "alabanzas de su boca", publicó la novena, añadiéndole en la segunda impresión "una oración devota a petición de algunos pobres labradores". En el más puro barroquismo de la oratoria y literatura de comienzos del XVIII, pone todo su corazón en estas vivas palabras del último día de la novena:

"Purísima Madre de Dios, alegría de nuestro Pueblo, y honra de nuestra Villa, que con el soberano título de Rubialejos favorecéis y amparáis a sus vecinos y vuestros devotos, sobrepujando con la abundancia de vuestras piedades sus rendidos votos y humildes oraciones. ¿Cómo podremos daros las debidas gracias, no teniendo cosa que ofreceros, digna de vuestra grandeza? Pero si os contentáis, Señora, con nuestros corazones, aquí os los ofrecemos para que ardan víctimas agradables al Señor, sobre vuestro altar".

 

            Esta novena, titulada Novena de la Milagrosa Imagen de Nuestra Señora de la Candelaria de Caima (Arequipa, 1952), guarda gran parecido con la citada anteriormente de Rubialejos. Cada día incluye una oración especial, una antífona, la deprecación y el rezo de la letanía. Termina con una bella plegaria:

"Angustiados de sufrimientos y fatigas, rendidos de cansancio, con lágrimas en nuestros ojos, venimos a este Templo bendita, milagrosa Virgen de Caima y de hinojos postrados a tus maternales plantas te pedimos, !oh Virgen Santísima de Caima! vuelvas tus ojos a nuestros hogares para santificarlos; nos des consuelo en nuestras amarguras, remedios en nuestras necesidades y, sobre todo, el alivio y calma en nuestro pobre corazón, porque nosotros tus hijos muy ingratos no tenemos a quien demandar socorro sino a Ti, Madre muy querida de Caima. Amén".

 

El celoso párroco de Cayma, J.D. Zamácola, incluye una breve exhortación -paráfrasis de la que su obispo había incluido en la novena a Nuestra Señora de Rubialejos- en la que insta a sus fieles a imitar a María, tal como aconseja el Vaticano II, en su constitución Lumen Gentium n.8:

 

"Ya que habéis concluido la Novena, os vuelvo a suplicar que, arreglando vuestra conducta [...] viváis en justicia y santidad...Por eso, el fin principal, que os ha de mover a hacer esta Novena, ha de ser arrancar del alma los vicios, plantar en ella las virtudes y entablar de nuevo una vida muy arreglada a la profesión y obligaciones de cristiano. Ya que la habéis concluido, os vuelvo a suplicar que procuréis mantener en vuestra alma el fervor que os ha comunicado la caridad de esta Señora y perseverar en los buenos propósitos...".

 

            No dejará de recordar al autor de la novena:

"Para insinuar en vuestros ánimos esta máxima tan cristiana, he querido dar al público esta Novena, en la que puso las manos en otro tiempo el Ilmo. y Rdmo. Sr. Dr. Don Manuel Abad Yllana, mi Señor Obispo que fue de Arequipa y cuya memoria quedará estampada eternamente en los corazones de los arequipeños con el renombre de Padre de pobres".

 

Para los que no pueden asistir durante los nueve días, existe la posibilidad de seguir el Triduo. En el mismo folleto de la "Novena" se ofrece el Triduo compuesto por Mons. Francisco Rubén Berroa, obispo de Ica, ex-párroco de Cayma y que "se podrá hacer visitando el Santuario de la Candelaria de Caima en tres sábados continuos; o también en tres días seguidos". Las meditaciones versan sobre los misterios relacionados con la Purificación: la Anunciación del Ángel, la Natividad, la Presentación en el Templo. La práctica se inicia con oración preparatoria para cada día en la que se pide a la Madre Candelaria conseguir de Cristo "perdón de mis culpas y la gracia de conocerle, amarle y servirle y poderte amar"; le sigue una profunda reflexión doctrinal y una oración final en la que se pide por la perfección personal y la santidad de todos los miembros de la comunidad civil y eclesiástica. Termina con la súplica de consagración en la que se invoca a la Candelaria como "alegría en nuestras penas, alivio en nuestras enfermedades, guía en nuestros caminos, socorro en nuestras miserias, luz resplandeciente en nuestra penosa peregrinación", para que alcance de "su Divino Hijo, el remedio de nuestros actuales males, alivio en nuestras amarguras, fatigas y dolores".

 

Uno de los palpables frutos de esta celebración jubilar ha sido -sin duda- la novena compuesta por el actual arzobispo, Mons. Luis Sánchez-Moreno Lira. Quien desde su condición de universitario de la UNSA -Facultad de Derecho- fuese secretario de la Comisión formada para la coronación pontificia en 1947, vuelca su caudal teológico, su rica experiencia pastoral y, sobre todo, su tierna devoción filial[29], para regalarnos una novena moderna, espiritualmente sabrosa y denso contenido doctrinal[30]. Comienza con una "oración inicial para todos los días" en la que se presentan los "gozos y esperanzas", las "necesidades y angustias", en el umbral del Tercer Milenio, dando gracias y pidiendo por "el Santo Padre ¡que es regalo divino!...y por todo el pueblo santo de Dios"; culmina con la mayor sencillez: "¡Virgen de la Candelaria, Virgen de Cayma!, deseamos decirte una y otra vez que te queremos mucho. Amén". Cada día de la novena está dedicada a reflexionar sobre un aspecto de María vinculado con un asunto particular de los hombres de nuestro tiempo: María, Madre de todos los hombres; la vocación universal a la santidad; unidos a Cristo y a María junto a la cruz; Madre nuestra, consíguenos el don de la sabiduría; los laicos, testigos de Cristo en el mundo; la Virgen en nuestro apostolado; la Virgen y nuestra fidelidad; la Virgen, la vida y la educación. A continuación se incluyen trece letanías o breves súplicas, las mismas para los nueve días. Termina con una oración final, elaborada a partir de oraciones del Papa Juan Pablo II y textos del magisterio eclesial.

 

 

6. Hace 50 años

 

El 11 de mayo de 1947 fue coronada canónicamente por el legado del Papa, Cardenal Guevara, y en presencia de todas las autoridades e instituciones arequipeñas, además del presidente de la República, José Luis Bustamante y Rivero. Este año de 1997, el 11 de mayo, se cumplieron las bodas de oro de la coronación canónica de la Candelaria de Caima. Volvió a conmocionarse Arequipa por su Madre como lo hiciera en 1947. En aquella oportunidad se dieron cita arequipeños que ocupaban los máximos cargos civil (José Luis Bustamante, presidente de Perú), y eclesiástico (Cardenal. J.G. Guevara, primado de Perú y legado pontificio para la coronación); se contaba además con autoridades católicas y todas las instituciones al unísono se volcaron con su Mamita de Caima. Cierto que se cumplió lo que cantase su poetisa Hortensia Málaga de Cornejo:

"Y vibrará Arequipa en un solo latido,

como una sola antena esparcirá su voz...

¡Del "León" ya no queda ni el eco de un rugido,

que está manso, a las plantas de la Madre de Dios...!"

 

El alcalde de Arequipa, Pedro P. Díaz, pudo pronunciar este sentido discurso:

 

"Arequipa es, pues, una ciudad Mariana. Despierta con el toque del Ángelus y al atardecer la misma plegaria despide al día. En estos días Arequipa tributa a la Santísima Virgen el más puro de sus homenajes".

 

El Arzobispo Mons. R. Ballón giró la visita pastoral a Caima y volcó su celo en el congreso mariano celebrado por medio de pastorales[31], su discurso titulado "Arequipa Mariana" y con su apoyo constante. Sabía muy bien que toda Arequipa era de María como lo demostraban las costumbres de los arequipeños: la costumbre de rezar el Ángelus, el Rosario en familia, el hecho de haberse fundado la Ciudad Blanca el 15 de agosto, fiesta de la Asunción; en casi todas las iglesias de la ciudad y del departamento se tributa culto a alguna advocación mariana:

 

"Arequipa nació a la fe católica al amparo de María; Ella nos ayudó a conservarla; Ella nos ayudó a conservarla; con Ella se ha robustecido y por Ella la hemos defendido. Mediante Ella se mantendrá inalterable, porque estamos prontos a perderlo todo antes que dejarnos arrebatar tan sagrado tesoro".

 

No se quedó atrás el Cardenal Guevara, arequipeño, ex-director del mejor periódico del surandino de su tiempo, El Deber, deseando a los arequipeños:

 

"mantened pura vuestra fe católica, inmaculado vuestro credo religioso, íntegros y libres de toda mancha los valores morales que son los únicos que dan verdadera grandeza a los pueblos [...]

Por un designio providencial será la Virgen de Caima, la Virgen campesina, patrona y guardiana de Arequipa, la que ceñirá su frente con la corona triunfal de los mártires, de los doctores y de las vírgenes, por mano del mismo Sumo Pontífice, representado por su Legado Papal. Honor insigne para Caima, ese pueblecito que todos hemos visitado en busca de solaz y descanso, de aire puro y de panorama magnífico; y sobre todo en busca de su Virgencita a cuyo regazo maternal, todos, el rico, como el pobre, el grande como el pequeño hemos ido en peregrinación piadosa, a depositar nuestras penas y amarguras y a pedir favores y mercedes para remediar las necesidades del cuerpo y del alma.

Caima, vergel, caserío y santuario [...], que ha visto desfilar por su viejo templo y casa parroquial a próceres y magnates, está de fiesta y verá en estos días, con el corazón sobresaltado de alegría, el desfile interminable de devotos y peregrinos que irán a felicitar al pueblo humilde héroe ahíto de fe, por la coronación de su Reina y Señora".

 

El año siguiente, se pudo constatar el mismo fervor[32]:

 

"Con inusitado esplendor se ha celebrado este año la fiesta de la Santísima Virgen de la Candelaria, el domingo 1° de febrero, debido al fervor despertado por el Congreso Mariano y Coronación Pontificia de la devotísima Imagen que se venera en aquel Santuario, en las fervorosas e inolvidables jornadas de mayo del año pasado. Uno de los actos más significativos del programa fue el Rosario de la Aurora que salió del templo de santo Domingo y que constituyó una emocionante prueba de la tierna devoción que nuestro pueblo profesa a la Madre de Dios. Miles de fieles de todas las clases sociales tomaron parte en esta devota romería, rezando en alta voz el santo Rosario y entonando cánticos a la Reina del Cielo con indescriptible entusiasmo. En la plaza del pintoresco pueblecito frente al Santuario se celebró la santa misa y varios sacerdotes distribuyeron la sagrada comunión a varios miles de fieles que así quisieron honrar a la Madre de Misericordia".

 

Quince años después de la coronación, en 1962, se comprueba por la prensa local, que la fiesta sigue conservando su singular raigambre:

 

"Con una extraordinaria concurrencia de fieles se celebró ayer la fiesta de la Santísima Virgen de la Candelaria de Caima. La Misa de fiesta fue oficiada por el Ilustrísimo Vicario General de la Arquidiócesis, Monseñor Leónidas Bernedo Málaga. La celebración se inició precisamente en la víspera con la recitación de oficios religiosos en el altar y del santuario. A las 4 de la tarde se realizó la tradicional entrada de cirios, organizada por los devotos de la milagrosa imagen. Luego por la noche el Sr. Párroco de Caima cantó solemnes vísperas que culminaron con la quema de castillos y fuegos artificiales. Ayer domingo se dijeron misas rezadas desde las 4 de la mañana. Los devotos de la Virgen se movilizaron desde las primeras horas mediante un servicio especial de ómnibus y colectivos. La Misa de comunión se celebró a las 8 de la mañana durante la cual se acercaron a la Mesa Eucarístico numerosos fieles [...] El panegírico de la Santísima Virgen fue tenido por un religioso capuchino. Ofició la orquesta el Maestro Aurelio Díaz y un coro de voces que entonó escogidas piezas de música sacra. Por la tarde salió la triunfal procesión de la Venerada imagen con el acompañamiento de gran número de fieles y devotos de la Virgen. Cubrió el recorrido de todos los años en cuyo trayecto se entonaron cánticos sagrados y se rezó el Santo Rosario. A su retorno al templo el sacerdote franciscano Fr. Luis Valdivia pronunció un sermón impartiendo a continuación la bendición con su Divina Majestad. La celebración continuará hoy con la segunda procesión de la Virgen que saldrá a las 3 de la tarde. En la mañana se ofició una Misa de Comunión[33][1] El Deber Local, n° 28.433, p.5[34]".

 

1997, como señalamos al comienzo del presente artículo, registra una renovada convocatoria. Así lo ponen de manifiesto todos los actos programados y desarrollados, regentados por el "Comité Organizador de las Bodas de Oro". Constituido por cinco comisiones (Pastoral, Cultural, Económica, Medios de Comunicación Social, Relaciones Públicas y Protocolo), ha desplegado una titánica labor que ha cuajado en evidentes frutos: promoción de la fiesta del 2 de febrero, organización de las romerías de abril, publicaciones (desde las ediciones populares de CIRCA, n° 11 de "MÁS", titulado "¡Vamos a Cayma!" dedicado íntegramente a la conmemoración, así como El Destape titulado "Todo por mi Madre" n° 964; la publicación mensual de la parroquia San Miguel Arcángel de Cayma Caminemos seguros; diversos artículos en la prensa local; cancioneros; la novena del actual Arzobispo; revista 50 años de la coronación pontificia), concursos escolares, conferencias académicas a cargo del P. Armando Nieto Vélez y Mons. Severo Aparicio Quispe, la novena seguida en la Catedral por miles de fieles y los actos cumbre de bajada y subida de la imagen acompañada masivamente por el pueblo fiel de Arequipa. Su objetivo final queda recogido en palabras de su párroco P. Rolando Vera Rosas: "A Jesús por María, dice el adagio y es cierto, más aún, cuando nos dirigimos al Tercer Milenio del Cristianismo y necesitamos renovar nuestra fe y entusiasmo por Cristo. María es buen camino para ello".

 

Conclusión: ¿Por qué va la gente a Cayma?

 

1. La belleza de la imagen y atractivo de la advocación. Es de talla de regular tamaño y de rostro delicado y dulce. Muestra suave y encantadora sonrisa. Su mirar -en el sentir de los fieles y mentores de su culto- alcanza a herir las fibras más encallecidas de los más duros corazones, tal como revela la leyenda que circunda su hornacina: "Venid a mí todos los que estáis afligidos que os consolaré".

2. La paz y sosiego ambientales del santuario, protegidos por la antesala de la plaza y los recoletos ambientes interiores. Pocos miradores naturales disponen de tan privilegiados panoramas como los que se avistan desde los campanarios de Cayma.

 

3. Los milagros obrados y su conciencia histórica permanente avivada singularmente por párrocos insignes que fomentaron medios atractivos como los cuadros pictóricos.

4. El constante apoyo de la jerarquía que ha estimulado por todos los medios posibles esta devoción. Además de los citados M.Abad Illana, en el siglo XVIII, y M.Rodríguez Ballón con ocasión de la coronación pontificia, conviene no olvidar el singular afecto manifestado en todo momento por Mons. Fernando Vargas y el actual prelado Mons. Luis Sánchez-Moreno, quien laboró de lleno desde su puesto de secretario con motivo de la coronación pontificia en 1947 y quien no descuida momento alguno para acrecentar actualmente su devoción; ahí está ese detalle de entregar su imagen a todos los fieles de la arquidiócesis con motivo de su entrada como arzobispo en mayo de 1996, sus personales y casi diarias visitas al santuario o el presidir la solemne misa con motivo de la fiesta de la Candelaria en la que instó a todos a mirar a María como Modelo de Luz y Amor para servir caritativamente, sin fisuras, como el propio Cristo, auténticos y coherentes.

 

5. Devoción familiar. "A mí me llevó mi abuelita y yo ha jalado a mi nietecita"- me comentaba una caymeña neta. Son frecuentes las visitas de familias enteras en que padres e hijos acuden al santuario para rezar, confesarse, comulgar y participar en los actos organizados, particularmente la procesión. Muchos se quedan a comer, ver y escuchar las troyas, paseando y dedicando unas horas a "disfrutar" de la fiesta. La herencia tiene singular importancia pues la devoción se va traspasando de padres a hijos; tanto que incluso había topos de terreno cuyo fruto se dedicaba al culto. Allí acuden novios a prometerse, a casarse, a dar gracias por los hijos...; allá los padres enseñan a rezar a sus hijos...y todos se sienten cobijados por la presencia maternal de María.

6. Por su permanente actualidad. Coincide la celebración de las bodas de oro de la coronación canónica de Nuestra Señora de Caima con la preparación inmediata para el Jubileo del nacimiento de Cristo en el 2.000.

Frente a un mundo de violencia, María es la Señora de la Paz y la Reconciliación; en un mundo de odio y de impureza, Ella es la Madre del Amor Hermoso; en una civilización de muerte, Ella es la Madre de la Vida; en nuestra sociedad de injusticia y esclavitud, Ella es el Modelo de Libertad y Solidaridad... Con cuánta razón la Municipalidad de Cayma distinguió la misión de la Legión de María por su promoción de los derechos humanos de la mujer. Sin duda, María, la Mamita de Cayma, tiene mucho que decir aquí y ahora, es más actual que nunca. Los fieles que van a Cayma lo saben muy bien, por eso van a verla, a mirarla y a dejarse mirar, al tiempo que le susurran: "Tienen tus ojos, Madre, tanta bondad; que al mirarlos me inundo de gozo, me inundo de paz. Que tus ojos tan bellos, María, son fuente de vida, de luz y de amor".

 

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[1] Publicado en: "Cayma en la devoción popular" Revista del Archivo Arzobispal de Arequipa, 1997 nº4,Arequipa, pp.79-102.

 

[2] Cit. en Cabré, F. Crónica del Congreso Mariano y Coronación Pontificia de Nuestra Señora de la Candelaria de Caima Arequipa, 1949. pp.72-75.

[3] Municipalidad de Arequipa: Vida y obra de José Luis Bustamante y Rivero Arequipa, 1994, pp.21-41.

[4] Mostajo, F.: San Gil de Cayma Arequipa, 1956. pp.32-35.

[5] N. Gallegos Sanz Caima Arequipa 1933, p.10.

[6] Es el caso del excelente historiador, Francisco Xavier de Echeverría, en su Descripción del pueblo e iglesia de Cayma (1804, 10 hojas; manuscrito conservado en el Archivo Parroquial de Cayma):"Y es tradición constante de los mayores ser una de las imágens originales con que el Señor Emperador Carlos V enriqueció estos reinos y con cuyo simulacro ha tenido una grande fe en todos tiempos Arequipa y sus provincias, acudiendo a su protección en todas sus necesidades espirituales y temporales como lo dan a entender los votos de los fieles en los muchos cuadros de pinturas que lo anuncian y se hallan colocados por las paredes de la misma iglesia". p.9 .

[7] E. MOROTE BEST Aldeas sumergidas (Cultura Popular y Sociedad en los Andes) CERBC, Cusco, 1988, dedica uno de sus estudios a estudiar el papel que juegan "Dios, la Virgen y los santos en los relatos populares" pp.1-37, incluye a Cayma, como la 11a. variedad -de las las 18- referente a las "imágenes que se quedan en un lugar por razón de aumentar repentinamente de peso"; cita la del Nazareno de Santa Clara de Ayacucho, el Señor de la Exaltación de Mollepata, el de Inkilpata, el de los Temblores de Cuzco, la Virgen de Chapi, san Mateo de Contumazá, el Señor de la Misericordia de Marcabalito y el Señor Cautivo de Ayabaca.

[8] Curiosamente esta expresión coincide, con la que en 1798, se escuchó en Chapi, al decidirse el traslado de esta popular imagen hacia Sogay, poco antes de llegar a la primera cuesta; varias mujeres quechuaparlantes escucharon una voz que ellas atribuyeron a la imagen y que decía: "¡Chaypi, chaypi!", que significa "¡Ahí!". Curiosamente, la Virgen de Cayma debe su nombre a otro vocablo quechua "Kayman" que significa "aquí" y que también lo habría pronunciado la imagen para expresar su deseo de morar en el templo que en la actualidad se le da culto. No hay que olvidar que parecida etimología es la atribuida a la Ciudad Blanca, según la cual se debe a la expresión de Mayta Cápac "Arí, qepay" (Quedaos aquí), cuando alguno de sus soldados, enamorados de la belleza del paisaje mistiano, le demandaron facultad para quedarse a vivir en este paraje. P. Darío IRUSTRA: La Virgen de Chapi: Su historia. Su Santuario Monasterio del Niño Dios, Arequipa, 1996, 2a. ed.

[9] Aunque en diversos escritos se habla de la curación milagrosa de este Prelado, parece que no tuvo lugar en este santuario sino en el de Characato: "Fue muy visible el (amor filial a la Soberna Reina en esta su imagen de Characato) Manuel Abad Illana, de buena memoria, que, sin embargo de su imposibilidad de cabalgar y de la incomodidad de dos leguas de distancia por camino, que aunque de población continua y chacras es en partes fragoso y molesto por la peñolería y acequias que lo atraveisan, se hacía conducir en silla de manos dos veces al año, la una para el día de la fiesta y en ella celebraba de Pontifical predicaba con la unción del Espíritu Santo, de que estaba lleno (y si no se lo permitía su salud, proporcionaba Predicador de su satisfacción) y costeba los gastos de la función. En este Santuario, en que hallaba sus delicias, se detenía a veces dos meses, aprovechándose del retiro para ejercitar su fervor con oración casi continua y en la frecuencia con que en este tiempo visitaba a la Señora, acreditaba muy bien la ternura y devoción con que la honraba, y su respetuoso amor y gratitud por los beneficios que confesaba haber recibido por su intercesión entre ellos, el restablecimiento de su salud en una larga y penosa enfermedad y la llegada a Arequipa: este recuerdo y reconocimiento hacían que no pudiese levantar los ojos a mirar a la Señora sin que los bajase llenos de lágrimas" Novena de la Candelaria de Characato Arequipa, 1903. pp.10-11.

 

[10] Historia de la fundación del nuevo pueblo de San Fernando de Socabaya Arequipa, 1954. Edición del P. V. Barriga, p.25. Lástima que se haya perdido la obra citada en este mismo texto: "como todo se refiere por extenso en el libro que escribí con el título de 'Historia de Nuestra Señora de Caima'". Ibídem.

[11] El P. Barriga incluye una nota muy interesante, ya que nos da cuenta de la devoción popular en la fecha que publica la obra, en 1941: "Se ha conservado con fervor crecinete, la piadosa devoción a la Virgen de Cayma, sus dos festividades son muy solemnes y concurridas y todos los sábados no faltan devotos en su Santuario". Memorias para la historia de Arequipa II La Colmena Arequipa 1946. p. 274.

[12] Banco Central de Reserva del Perú-Fondo del Libro del Banco Industrial del Perú, Lima, 1983, 5a.ed. pp.234-240.

[13] Iglesia y Cultura en América Latina Lima, Vida y Espiritualidad, 1990. pp.90-91.

[14] Ibídem.

[15] Revista con motivo del 50 aniversario de la Candelaria de Cayma UNSA, Arequipa 1997, pp.32-43. Se fija con la agudeza del crítico de arte, sabiduría del maestro conocedor de nuestra etnohistoria y celo de sacerdote, en la iconografía de los cuadros pintados por Carbajal así como en los relieves que adornan la fachada del templo.

[16] Cambio sociocultural en el pueblo tradicional de Cayma Tesis de la UNSA, Arequipa, 1982. p.107

[17] Ibídem p.91

[18] J. D. Zamácola: Vida de Monseñor Abad Illana. Arequipa, 1795. Transcrito del original inédito del Club Arequipa. Libro 1º, Cap.15.

[19] Ibídem. Libro IV, Cap.29.

[20] Para la redacción de este capítulo me he documentado en El Deber Extraordinario de octubre de 1940 "Las grandes devociones populares de Arequipa" (pp.24-26) y en el artículo del que fuese alcalde de Cayma José María Cuadros, sobre "La fiesta de la Candelaria de Cayma", publicado en El Pueblo de 10 de mayo de 1947, n° 14.127, pp.5-6. A ello se suma mi observación directa en la fiesta de 1997.

[21] Omito la descripción de la fiesta por haberse publicado ya en mi artículo "Religiosidad popular y devoción en Cayma" 50 aniversario. Candelaria de Cayma. Edición conmemorativa 1947-1997 UNSA, Arequipa 1997. pp.44-49 .

[22] Hojas sueltas cosidas en el documento "Pleito con el Dr. Delgado, cura de Tío", Arequipa 20 de julio de 1780, p.50v-51, custodiado en la Biblioteca del Club Arequipa, n° 40906.

[23] El Deber p.2, n° 19.703

[24] El Deber N° 19.716, p.3

[25] Especial de El Pueblo. 12 de octubre de 1940, p.20.

[26] Diario Correo Arequipa, domingo 13 de abril de 1997.

[27] "María y la religiosidad popular" pp.23-37 Carisma N° 22 Banco Central de Reserva del Perú-Fondo del Libro del Banco Industrial del Perú, Lima 1983, 5a.ed. p.28.

[28] CELAM: Santuarios, expresión de religiosidad popular Colección "Documentos CELAM" N° 113, Bogotá, 1989, pp.380-1.

[29] Así lo ha manifestado en repetidas ocasiones de palabra, en sus casi diarias visitas al santuario de Cayma y en la presentación de la revista con motivo del 50 aniversario: "En esta gratísima ocasión queremos renovar nuestro amor y devoción, nuestra confianza de hijos, a la mamita de Cayma, como lo hicieron nuestras gentes el día de la Coronación pontificia. Y queremos hacerlo mucho más hondamente". p.4.

[30] Hay que agradecer al Colegio Calienes y al Seminario Diocesano "San Jerónimo" de Arequipa las dos ediciones, cuyos datos son: Luis Sánchez-Moreno Lira Novena a Nuestra Señora de la Candelaria de Cayma Arequipa, 1997.

[31] En la Carta Pastoral con motivo del Congreso Mariano y de la Coronación de la Santísima Virgen de la Candelaria de Caima Arequipa, 1946, se confidenciará: "Nos, acostumbrando desde niño a visitar con gran consuelo de nuestra alma a esa veneranda Imagen en su devoto Santuario de Caima, la contemplaremos con inmenso júbilo ostentar la preciosa Corona con que el piadoso y mariano pueblo de Arequipa quiere honrarla con filial cariño". p.6.

[32] Gaceta Eclesiástica 1948, enero n°7 p.30-31.

[33] El Deber 26 de febrero de 1962. Arequipa