sábado, 14 de junio de 2014

AMANECER EN HUANCAVELICA. Una experiencia pastoral en Perú. Alfredo Pérez Bustillo, Burgos, 2014, 269 pp

Delicioso testimonio misionero del sacerdote don Alfredo Pérez Bustillo, burgalés de nacimiento, incardinado en la diócesis de Burgos, quien nos narra sus vivencias pastorales en Huancavelica, desde octubre del 1989 hasta agosto del 2003. 
El autor, al escribir el libro, cumple con un deber de "justicia", devolver tanto bien recibido en esta década tan llena de gracias para su vida y para su diócesis. 
Dedica la obra a sus padres, ya en la vida eterna, y ofrece los beneficios que se puedan derivar de la lectura a su querida diócesis de Huancavelica. 
La presentación corre a cargo del actual prelado Monseñor Isidro Barrio Barrio, quien destaca la extraordinaria ordinaria Providencia ordinaria en Huancavelica que ha dispuesto de seminarios, comunidades religiosas, nuevas iglesias, vocaciones, obras sociales en un ambiente de pobreza, terrorismo, pero de gran celo apostólico. 
Tras dedicar el primer capítulo a dar gracias , especialmente por el  Colegio-Seminario "San Juan María Vianney", describe el lugar de misión como "alta, lejana, nevada", al tiempo que recuerda sus raíces burgaleses, su vocación, su paso por Lima.  
El tercer capítulo lo dedica a describir el colegio-seminario "nuestro hogar", hablándonos de Monseñor Demetrio Molloy, la fundación del seminario menor, el preseminario, el colegio-seminario. 
El cuarto se refiere a los "chicos", la vida cotidiana, los cursillos de vacaciones. el internado, la formación..
El quinto, el encuentro dramático con la pobreza viendo morir a "una niña anónima", los interrogantes de la gente y su deseo de un "padrecito"
Vienen después dos capítulos sobre la crisis económica y la atmósfera de terror
El capítulo más largo lo dedica a "conociendo el campo", vida cotidiana y pastoral con ocho notas de experiencias de misión. 
A continuación  se refiere a Cáritas, la lucha contra la desnutrición, el comedor popular.
Se dedica un capítulo al reto del Seminario Mayor y termina con la vida de familia de los sacerdotes, con tertulias, celebración de las Navidades y otras fiestas. 
"Una bendición de Dios" se refiere a la celebración del Corpus, la Eucaristía. Termina "a modo de reflexión" reconociendo que han sido años de escuela, de aprendizaje, de madurez, sacando de cada uno lo mejor."El sacerdote es para los demás, es un servicio, un ministerio, él no se pertenece. Esto, que es verdad siempre y en todo lugar, se veía todavía más claro en Huancavelica, donde la gente te buscaba constantemente, donde valoraba tu labor y donde uno se sentía muy útil" (p. 263)
Gracias, Padre Alfredo, por su testimonio escrito y fotográfico. Con su sencillez y familiaridad me ha recordado a María que "conservaba todas estas cosas, madurándolas en su interior". Su testimonio fortalece nuestra fe y sirve para conocer de primera mano que el servicio misionero sigue siendo el primero y más importante servicio al desarrollo de todo y de todos los hombres, porque lleva a Cristo, que es su felicidad plena.